La imagen que utilizó la ya ex directora de la Guardia Civil, María Gámez, para presentar su "renuncia" al cargo estaba cargada de simbolismo. No lo hizo sola. Se rodeó de cuatro de los cinco tenientes generales que tiene el cuerpo, los mandos más altos justo por debajo del director. La guardia pretoriana con la que ha trabajado codo con codo los tres años en los que ha estado al frente del Instituto Armado.
La imagen tiene dos lecturas: la primera, una en la que la cúpula del Cuerpo respaldaba a su directora en un momento duro. Su dimisión viene dada por la reciente imputación de su marido -era la misma Gámez la que daba cuenta de ello ante los medios- en una pieza separada de los ERE de Andalucía. Se le investiga por prevaricación, malversación y blanqueo.
La segunda, la que hacen algunos mandos de la Benemérita, es que ha "utilizado" a los altos cargos para dar una imagen de honestidad, pulcritud y decencia. Las fuentes consultadas por El Independiente muestran su "fuerte malestar" por la imagen de despedida de Gámez. Más cuando el motivo ha sido la corrupción, el mismo que asola el Cuerpo desde hace semanas por distintos "garbanzos negros" por unos u otros casos.
Junto a ella aparecían cuatro uniformes con tres estrellas de cuatro puntas sobre sus hombros: eran el director adjunto operativo, Pablo Salas, el jefe del Mando de Operaciones, Félix Jesús Blázquez, el jefe del Mando de Personal, Manuel Llamas y el jefe del Mando de Apoyo, Arturo Espejo.
Paradójicamente, el ausente es un teniente general al que Gámez ascendió. Se trata de Juan Luis Pérez, jefe del Mando de Fronteras y Policía Marítima. Hasta su llegada, en la Guardia Civil había cuatro uniformados con tres estrellas. Tal y como publicó este periódico, a los pocos meses de su llegada a la sede de Guzmán el Bueno, en Madrid, amplió el número a cinco ascendiendo a Pérez.
La decisión de Gámez
Gámez ha tomado la decisión de renunciar a su cargo movida por "proteger" a su familia y al Cuerpo. La idea de que alguien utilizase un caso personal, aunque no le toque a ella directamente, para hacerle daño es lo que la ha empujado a dar un paso al lado
"No lo ha dudado", dicen fuentes de Interior. La hasta este miércoles jefa de los guardias civiles ha puesto tierra de por medio antes de que el caso de su marido pudiese unirse a los también judicializados 'Mediador' y 'Cuarteles' como arma arrojadiza de la oposición.
El ministro del Interior, en una comparecencia horas más tarde, no ha dudado en arropar a su directora general, calificándola en varias ocasiones como la "mejor de la historia" de la Guardia Civil. Por encima del duque de Ahumada, fundador de la Benemérita.
Fernando Grande-Marlaska ha subrayado que la decisión nada tiene que ver con el caso Cuarteles. La postura del Ministerio en la última semana ha sido la de alegar que fue con el Partido Popular, hace dos legislaturas, cuando la Guardia Civil archivó internamente la investigación sobre las obras a medio hacer en 13 comandancias.
La dimisión coincide inevitablemente con las investigaciones judiciales por las presuntas irregularidades de los dos citados casos, afectando a dos generales retirados, Pedro Vázquez Jarava y Francisco Espinosa Navas, este último en prisión por las mordidas en las que también está imputado el exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias ‘Tito Berni’.
María Gámez sustituyó a Félix Azón al frente de la Guardia Civil en enero de 2020, ambos con Fernando Grande-Marlaska como ministro del Interior. Anteriormente, fue subdelegada del Gobierno en la provincia de Málaga y concejal en el Ayuntamiento de Málaga.
Hija de un farero
Hija de un farero, nació en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en 1969. Es la menor de 11 hermanos y ha estado ligada a Málaga desde bien pequeña, donde se licenció en Derecho.
Fue delegada de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía en la capital de la Costa del Sol en 2004. Cuatro años más tarde ascendió a máxima representante del Gobierno andaluz en la provincia. Fue candidata del PSOE a la Alcaldía de la capital en 2011 y 2015.
Tuvo un impasse fuera de la política, volviendo a su puesto de funcionaria, hasta que en 2018, tras la moción de censura que aupó a Pedro Sánchez a la Moncloa, fue nombrada subdelegada del Gobierno en Málaga. Allí entablo una fuerte relación con Marlaska, sobre todo a raíz del caso de Julen, el pequeño que quedó atrapado en un estrecho pozo en la localidad de Totalán. Ha sido la primera mujer en dirigir la Guardia Civil en 179 años de historia. Su sucesora, Mercedes González, será la segunda.
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