Pedro Sánchez, ya se sabe, es celoso de sus movimientos más personalísimos. Él decide los tiempos, mima los momentos, lanza mensajes a futuro y también a pasado, castiga a dirigentes a las tinieblas, otras veces los rehabilita. Nada en él es, ni puede ser, baldío. Y lo ha vuelto a demostrar con la última remodelación de su Gobierno —la quinta ya en esta legislatura—: quirúrgica, limitada a dos ministerios, exactamente como había prometido, y política, profundamente política. No se ha limitado a dejar correr el escalón, no ha querido promocionar a los sucesores naturales. Ha preferido reforzar el Ejecutivo con dos perfiles de gestión pero también preparados para el combate político contra el PP en la recta final de la legislatura, con las elecciones municipales y autonómicas a dos meses y a menos de nueve de las generales. Son el canario Héctor Gómez, exportavoz socialista en el Congreso, y el gallego José Manuel Miñones, hasta ahora delegado del Gobierno en Galicia. Ellos serán los nuevos ministros de Industria, Comercio y Turismo y de Sanidad, los sustitutos de las salientes Reyes Maroto y Carolina Darias, candidatas socialistas por Madrid y Las Palmas el 28-M. Ellos son los que encarnan este último recodo hacia las urnas y los que condensan las prioridades que el presidente ha querido poner sobre la mesa.

Y son varias. Cuidar al partido, refugiarse en él, y compensar dos federaciones importantes para el PSOE. De un lado, Canarias, que los socialistas gobiernan desde 2019 —tras 26 años ininterrumpidos de ejecutivos de Coalición Canaria—, y a cuyo presidente, Ángel Víctor Torres, la Moncloa quería apuntalar. Sus perspectivas electorales eran óptimas, pero de camino se cruzó el caso Mediador, cuyo impacto se ha logrado contener.

Sánchez quiere apuntalar a su partido en Canarias, donde cuenta con buenas perspectivas, y también tras el estallido de 'Mediador'. Gómez es además el primer ministro que procede de Tenerife

De otro, Galicia. La comunidad que celebrará elecciones autonómicas, si no hay adelanto, a mediados de 2024, justo a continuación de este vertiginoso 2023. La comunidad también, recuerdan en Ferraz, que presidió Alberto Núñez Feijóo 13 años y en la que firmó cuatro mayorías absolutas. El PSdeG está deshecho, cayó a la tercera posición, tras PP y BNG, en las últimas autonómicas, las de julio de 2020, y necesitaba una mayor presencia en Madrid. Tener un ministro con carné del partido, dado que la vicepresidenta primera, la coruñesa Nadia Calviño, es independiente.

Pasa de "no pintar nada a situar en primera línea a un hombre con buena trayectoria institucional" y arraigo municipal y que será "una herramienta muy positiva de trabajo", señalan en la cúpula de la federación gallega. Por lo pronto, Miñones se coloca en el escaparate, y aguardará desde Sanidad en la recámara, aunque a priori la candidatura para las autonómicas de 2024 las podría liderar José Ramón Gómez Besteiro, ex secretario general del PSdeG a quien este martes el Consejo de Ministros nombra nuevo delegado del Gobierno en Galicia y a quien Sánchez también recupera tras años de ostracismo, tras haber superado una decena de imputaciones judiciales por varios delitos, finalmente todos archivados.

En los movimientos acometidos este lunes, no hubo sorpresas y al mismo tiempo, las hubo. No es un mero oxímoron. Porque la crisis de gobierno se ciñó, en efecto, a los parámetros que él había dibujado —los relevos en Industria y Sanidad, y punto—, sin tocar el ala morada del Ejecutivo. Pero, y aunque no hubo nombramientos de relumbrón, con fanfarria, Sánchez sí sorprendió porque no eligió a quienes estaban en las quinielas internas, y demostró, una vez más, que con él no valen jamás las apuestas. Aviso a navegantes (de nuevo).

"Héctor nunca se fue: se reubicó"

El líder del PSOE repesca a Héctor Gómez (Santa Cruz de Tenerife, 1978) después de que fuera descabalgado de la portavocía del Grupo Socialista en el Congreso en julio de 2022, a la que había accedido apenas unos meses antes, en septiembre de 2021, en sustitución de Adriana Lastra. Su caída, el verano pasado, formó parte de una reestructuración profunda de la cúpula del partido, motivada por la salida de Lastra también de la vicesecretaría general. Gómez fue reemplazado por Patxi López como portavoz en el Congreso, y ascendieron la ministra María Jesús Montero como número dos y Pilar Alegría, como portavoz en el partido.

El dirigente canario, con quien Lastra se había enfrentado, acusó el golpe y estuvo cerca de renunciar a su escaño, pero la presión del partido —también de sus compañeros en Canarias— le hizo continuar en la Cámara, pero en un segundo plano, discreto. Como presidente de la Comisión Constitucional. En las últimas semanas, tras una baja por una intervención quirúrgica en su rodilla, volvía a los pasillos del Congreso. Y ahora salta de nuevo al Gobierno, en el que ya estuvo, como director general de Turespaña, organismo público adscrito al Ministerio de Industria, con Maroto como jefa, de 2018 a 2019. Ahora su regreso es por la puerta grande. Él es una apuesta personal de Sánchez, igual que cuando lo nombró portavoz parlamentario en 2021, cuando tampoco asomaba en las quinielas.

Miñones, exalcalde de Ames, es "solvente", "de enorme valía", con "perfil propio". Su elección pone el foco en Galicia, cuna de Feijóo y tierra fetiche para el PP

La satisfacción en el PSOE canario y en el entorno directo del presidente de las islas, Ángel Víctor Torres, era total. "Héctor nunca se fue: se reubicó temporalmente. Es uno de nuestros mejores valores, y además de Tenerife", señala a este diario un alto mando de la cúpula autonómica, que pone el acento en otro dato que muchos de sus compañeros reseñan: será la primera vez que la isla mayor de la provincia occidental, Tenerife, aúpe a un ministro, porque hasta ahora todos los ministros canarios de la democracia han saltado desde Gran Canaria. Sus compañeros en el archipiélago destacan su capacidad de trabajo —es "muy hormiguita"—, su talante "respetuoso".

El nuevo ministro de Industria, Héctor Gómez, interviene en el pleno del Congreso durante el último debate sobre el estado de la nación, cuando era portavoz del Grupo Socialista en el Cámara baja, el pasado 13 de julio de 2022. EUROPA PRESS / EDUARDO PARRA

"Estamos muy contentos", señalan desde el entorno directo de Torres, "nunca antes Canarias tuvo en la misma legislatura portavoz parlamentario y ministra [Carolina Darias], más dos secretarios de Estado, y ahora Héctor es el primer ministro de aquí que no es de Gran Canaria. Para agradecer, ¡y no poco!". Torres y Sánchez tienen además una comunicación muy fluida. El PSOE espera ahora revalidar el Gobierno del archipiélago y que la fuerza del caso Mediador sea mínima. "Teníamos que tener un gesto hacia Canarias, que es muy importante para nosotros, después de lo sucedido en esta legislatura, después de la erupción volcánica en La Palma, después del caso Tito Berni, y además Coalición Canaria va a echar el resto para recuperar las islas", alegan en Ferraz.

José Manuel Miñones (Santiago de Compostela, 1972) es, como Gómez, un dirigente con perfil técnico pero también poso político. Licenciado y doctor en Farmacia por la Universidade de Santiago, en la que ejerció la docencia, fue concejal de Ames, un municipio del área metropolitana de la capital gallega, y alcalde de la misma localidad entre 2015 y marzo de 2021, cuando Sánchez le nombró delegado del Gobierno en Galicia. Miñones siempre fue un apoyo fiel al hoy jefe del Ejecutivo y es apreciado por todos los sectores de una federación muy debilitada. "Solvente, muy disciplinado", indican en las alturas del PSdeG. "Un hombre muy educado, pausado, reflexivo y muy político en el mejor sentido de la palabra, y será un buen ministro", indican fuentes del partido más próximas a Abel Caballero, alcalde de Vigo por mayoría absolutísima y, como tal, máximo referente institucional de la federación. "No es un mandado, tiene perfil propio", describe otra dirigente gallega que lo ha tratado mucho.

Buena relación con el territorio y con la vida municipal

Aunque desconocido en la arena nacional, Miñones sí que se ha movido de manera intensiva por la comunidad en estos dos años como delegado, por lo que destacan su "magnífica relación con el territorio" y su condición de dirigente "muy apegado a la vida municipal". Además de su "buena relación con los medios". ¿Y puede convertirse ahora en el candidato autonómico? "Es un melón por abrir, no está testado a ese nivel", responden en la dirección del PSdeG. No se descarta que Miñones, aprovechando el escaparate que le brindará a partir de ahora el Gobierno, se convierta en el aspirante a la Xunta, como rival del popular Alfonso Rueda, sustituto de Feijóo desde hace menos de un año y con, en principio, menor tirón popular que él. Pero el nuevo ministro no tendría por qué ser, en todo caso, la primera opción.

El nuevo ministro de Sanidad no tendría por qué ser el candidato a la Xunta en 2024. Sánchez rehabilita a Besteiro, exlíder del PSdeG, ya limpio de causas judiciales y "uña y carne" del hoy jefe del partido, González Formoso

Porque Sánchez rehabilita este martes a otro dirigente muy próximo, al lucense Gómez Besteiro, líder del PSdeG entre 2013 y 2016, que tuvo que dimitir de su cargo investigado por la jueza Pilar de Lara por varios delitos. Entonces se apartó siete años de los focos y ahora regresa cuando se han levantado todas las causas contra él. Él es, además, "uña y carne" de quien es jefe los socialistas gallegos desde finales de 2021, Valentín González Formoso, alcalde de As Pontes y presidente de la Diputación de A Coruña. Este será de nuevo candidato por su localidad y quiere retener la institución provincial.

"Se podrá especular mucho con Miñones, pero todas las papeletas para la candidatura de 2024 irán para Besteiro, que quedó marcado por la persecución judicial, que vivió en silencio. Él tiene muchísima empatía, liderazgo natural, y el recuerdo de él es muy bueno, y fue generoso con el partido", apuntan en el entorno de González Formoso, que indican que la previsión es que el cabeza de cartel socialista contra Rueda deberá estar claro pronto, hacia el próximo otoño, por si los comicios se adelantaran.

El nuevo ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, atiende a los medios en la zona donde cayó el autobús al río Lérez, en Cercedo-Cotobade, el pasado 26 de diciembre de 2022, cuando era delegado del Gobierno en Galicia. EUROPA PRESS / GUSTAVO DE LA PAZ

Otras fuentes del PSdeG tienen la misma impresión, que Miñones ha sido elegido por su "enorme valía", pero que su nombramiento no está vinculado a las próximas elecciones autonómicas. Sea o no el aspirante a la Xunta, al auparlo como ministro, Sánchez señala Galicia como el próximo territorio de lucha política con el PP. Nada menos que la cuna de Feijóo, la comunidad fetiche de los conservadores, y en la que los socialistas aspiran a conservar el 28-M su poder municipal: tres diputaciones (las de A Coruña, Lugo y Pontevedra), 111 ayuntamientos y cinco de las siete grandes capitales —A Coruña, Santiago, Vigo (las más seguras), Lugo y Ferrol—.

El nuevo Consejo de Ministros de Pedro Sánchez, tras la quinta remodelación de su Gabinete de esta legislatura. EP

Sánchez había pensado en otra dirigente, peso pesado dentro del PSOE, para Sanidad: Adriana Lastra. Ella fue sondeada y rechazó la oferta, como adelantó el sábado The Objective. La propia Lastra confirmó a El País y ratificó a este diario que la propuesta le llegó del entorno del presidente, pero declinó porque salió de la primera línea política en julio pasado por su embarazo de alto riesgo y que ahora es madre de un bebé de tres meses, Alejandro. Esa es la razón por la que no quiere regresar a la primera línea de frente. Sin embargo, a no pocos dirigentes del partido les extrañó la diáfana confesión de Lastra justo el día en que se conocían los nombres de los nuevos ministros. "Habría sido una perversión que coincidieran en el Consejo de Ministros Adriana y Héctor", precisamente por su mala relación, reflexiona un responsable del PSdeG. Gómez culpaba a la ex número dos de su defenestración y ella creía que él no había aprovechado lo suficiente su plataforma como portavoz parlamentario, cargo que ella había ocupado previamente, desde 2018 a 2021.

Continuidad, pese a todo

En todo caso, el mensaje político del presidente con su minicrisis de gobierno es muy claro: refuerzo del Gobierno en un año decisivo pero, al mismo tiempo, continuidad. En varios aspectos. Primero, porque una remodelación en profundidad del Ejecutivo, tras el revulsivo de la reestructuración del verano de 2021, en la que prescindió de sus grandes tótems —Carmen Calvo, José Luis Ábalos, Iván Redondo—, habría sido entendida como una enmienda a sí mismo, además de como un "postureo", porque no hay tiempo ya hábil para asentar un organigrama completamente distinto. Dos, porque salen dos ministras de perfil político, aunque bajo, y entran otros dos dirigentes de similares características. No son técnicos, no son ascendidos los números dos o tres de Industria y Sanidad, y eso también es relevante. "Son gente seria, de partido. Muy bien", aplaude una veterana dirigente alejada de Ferraz.

Y tercer elemento: Sánchez reitera, una vez más, que quiere llegar al final de la legislatura con Unidas Podemos en coalición, pese a todas las tensiones ya acumuladas. Y pese a que hay dirigentes en el PSOE que le reclamaban soltar lastre y prescindir de las ministras moradas, especialmente Irene Montero, señalada por la ley del sí es sí, cuya reforma está en marcha con su explícito rechazo. El jefe del Ejecutivo sí opta, por cierto, por dos hombres para relevar a dos mujeres, con lo que el porcentaje de estas en el Gabinete pasa del 63,64% al 54,55%, así que se cumpliría la ley de paridad cuyo anteproyecto aprobó el Consejo de Ministros el pasado 7 de marzo.

Aunque la médula de la intervención sin preguntas del presidente [aquí en PDF] la componían los nombres de los dos nuevos ministros, realmente el líder dejó ver las vigas maestras de su discurso a partir de ahora, con el que comparecerá ante los ciudadanos el 28-M y en diciembre. Se explayó en los elogios a las salientes Maroto y Darias, alabando su gestión durante la pandemia y en la mitigación de las consecuencias de la guerra. Puso en valor la transformación de la industria, el despliegue de los PERTE, la resolución de las crisis industriales, la recuperación del turismo, la campaña de vacunación de España —"referente" mundial—, el refuerzo de la atención primaria, la inversión en tecnología sanitaria, la provisión de más plazas MIR. Es decir, reindustrialización, fondos Next Generation, fortalecimiento del Estado del bienestar. Vigas maestras que Sánchez utiliza y utilizará contra el PP.

El presidente lanza el mensaje de continuidad de la coalición y de reivindicación en la gestión del Ejecutivo frente a los "vendavales" de la legislatura: la pandemia y la guerra

Pero el jefe del Ejecutivo también reivindicó a la coalición en sí misma, consciente, como ha repetido en más ocasiones, que tras las próximas generales habrá un Gobierno de coalición: o del PSOE con el espacio que logre articular Yolanda Díaz, o el PP y Vox. Sánchez, de hecho, aprovechó la moción de censura de la ultraderecha de la semana pasada para exhibir su tique electoral con la vicepresidenta segunda. El presidente quiere presentar el bipartito como su gran activo para las urnas, pese a todos los achaques.

Sánchez recordó que el Gobierno ha logrado "avanzar con el viento en contra de dos vendavales", la pandemia y la guerra de Ucrania, que "no figuraban en las previsiones de nadie". Pero pretende seguir su hoja de ruta, y también para los próximos años si logra repetir su Ejecutivo, porque España necesita, a su juicio, de "una década de gobiernos progresistas para revertir los estragos sociales, económicos y medioambientales que dejó la década anterior". El jefe del Gobierno contrapone su gestión a la de los durísimos recortes que acometió Mariano Rajoy, pero también remite a los tijeretazos que tuvo que asumir José Luis Rodríguez Zapatero y que hundió electoralmente al PSOE. De ahí que el presidente reivindique tanto en las últimas semanas, también este lunes, la reforma de las pensiones, lograda con acuerdo con Bruselas y con "paz social", a diferencia de lo ocurrido en la vecina Francia y aquí también en España con Rajoy y con Zapatero.

El líder socialista pretende llegar con esta alineación remozada hasta las generales. Con este equipo, dijo, el Gobierno "afrontará la recta final de la legislatura". Pero en política la película pasa demasiado rápido y hasta diciembre todo el camino es un mundo.