Una comitiva del sindicato afín a Vox, Solidaridad, ha viajado este miércoles a la sede del Parlamento Europeo en Bruselas (Bélgica), según ha podido saber El Independiente por fuentes de Vox y de la propia organización, para exponer una hoja de ruta común frente al Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), primero, y desarrollar reuniones con cuatro sindicatos afines a sus socios europeos. El objetivo es tejer lazos internacionales y potenciar una agenda común de acción. Al frente de ella ha estado el secretario general de Solidaridad, Rodrigo Alonso, que también es portavoz adjunto y diputado regional de Vox en el Parlamento de Andalucía. Esta participación se va a prolongar hasta este jueves.
Presentado en sede parlamentaria por el vicepresidente de Vox y portavoz Jorge Buxadé, que ha acompañado a Solidaridad en su primera jornada, Alonso ha desplegado ante miembros de ECR los principales puntos que guiarán un manifiesto que hoy será refrendado por cuatro sindicatos de Italia, Hungría, Rumanía y Reino Unido, país ya ajeno a la Unión pero con quien Vox, con líderes como Nigel Farage de Reform UK, ha compartido reivindicaciones soberanistas. El discurso de Alonso ha girado en torno a los principales puntos de reivindicación de Vox en su Agenda España, como la "defensa de la soberanía de las naciones", el combate de "las posturas de las izquierdas europeas, sindicales, políticas y mediáticas (...) entregadas y vendidas a las élites globalistas". Asimismo, y como objetivo troncal, Alonso ha hecho un llamamiento de unión de todos los sindicatos europeos para denunciar, ha dicho, los "problemas estructurales de las naciones como la pérdida de la soberanía, la desindustrialización" o "la introducción de la inmigración masiva como mano de obra barata". En ello se centrará el pacto multilateral.
Sobre ello, fuentes de la cúpula nacional de Vox, partido que auspició el nacimiento de Solidaridad hace casi tres años, afirman que, éste "va a ser otro pasó más" como formación para la extensión de puentes con el partido de Giorgia Meloni, Fratelli d'Italia, y con la Fidezs de Viktor Orbán, ambos partidos de Gobierno en Italia y Hungría y con las que "hay muy buenas relaciones" políticas y en la Eurocámara.
Concretamente, las asociaciones sindicales con los que Solidaridad se ha reunido han sido la italiana Unión General de Trabajo (UGL, por sus siglas nativas), la húngara Federación Nacional de Consejos de Trabajadores (MOSz), la rumana Meridian y la inglesa Union Blue. Fuentes de la organización advierten que ya han tenido "varios encuentros" con antelación, especialmente con UGL, y que por ello, han promovido este encuentro entre todas en Bruselas, cuya enclave político "es el germen de muchas políticas que afectan a los trabajadores". Respecto al manifiesto, se explica, en conversaciones con fuentes allí presentes, que recoge "los mínimos que se consideran necesarios para mejorar las condiciones de los trabajadores". Al margen de las esbozadas por Alonso el miércoles, añaden la "relocalización de empresas" o "el fanatismo climático". El objetivo primordial, es dar pie a "una confederación de sindicatos europeos", que pugne con la que "actualmente hay": una unión de entidades "de corte comunista o socialista" como la UGT o CC.OO entre "otros de Europa".
El principal objetivo de Solidaridad y los otros cuatro sindicatos es conformar una confederación europea que compita como contrapeso a la actual unión de entidades asociadas a la izquierda
En el caso de UGL, con quien más lazos ha estrechado Solidaridad en paralelo con la cercanía que Abascal y Meloni mantienen desde su ascenso mediático y posteriormente electoral [unido a la ligera desvinculación de la Liga de Matteo Salvini como socio prioritario], destaca que en 2018, con la renovación de su dirección bajo el lema Italia fuerte, trabajo de verdad, la organización se acercó a Salvini. De hecho, su subsecretario Claudio Durigion fue designado como senador en las filas de los anteriormente independentistas padanos. Pero, recientemente, tras el cambio de equilibrios de la derecha más conservadora en el país, y el sorpasso de FdI a la Liga, UGL también ha tendido puentes con Meloni.
Ante la cuestión de si, como en España entre Solidaridad y Vox, hay vinculaciones entre esas plataformas y los liderazgos de los primeros ministros italiana y húngaro, fuentes de Solidaridad aseguran que "en Hungría MOSz tienen relación con Orbán", aunque no saben estimar "hasta qué punto". Pero, "desde luego, en ninguno de los casos es una relación como la nuestra con Vox, del que surgimos". "UGL es un sindicato que lleva cincuenta años [desde 1950 como CISNAL, pero desde 1996 con las siglas actuales], y FdI ha surgido hace poco más de un lustro. Entonces no se da el caso del que el partido promueve un sindicato, sino de que ya existe y luego se crean las relaciones". En Solidaridad sí aclaran que "UGL se lleva muy bien con FdI", pero mantiene diálogos con otros partidos. Y es que "es el tercer sindicato de Italia y cuenta con dos millones y medio de afiliados".
De las conversaciones, que ya se han mantenido de manera previa, Solidaridad no aclara si miembros del grupo ECR han estado presentes, pero sí explican a este diario que este jueves participarán algunos integrantes. Aunque desconocen quienes.
Solidaridad, sin datos de afiliación ni de las cuentas
Al cierre de 2021, como publicó este medio, Solidaridad contaba con 13.000 afiliados y con representación en 53 empresas entre las que se encontraban Cepsa, Proseguir, Trablisa o FCC. Hoy, según indican fuentes conocedoras, la tasa de afiliación ha aumentado a cerca de 15.000 miembros, aunque no hay datos exactos en la página web. Preguntado por ello, desde la organización guardan silencio. Igualmente, lo hacen cuando se les solicita información sobre el estado de las cuentas. Hace un mes, y tras poner Macarena Olona en duda la financiación de la Fundación Disenso, dependiente igualmente de Vox, El País se hizo eco de la ausencia de facilidades para acceder a acceder a las cuentas de Solidaridad, algo que incumpliría la Ley de Transparencia a la que están sujetos sindicatos y partidos.
Solidaridad proporciona en su web documentación como el código ético o los propios estatutos, que indican que se financia con "donaciones, subvenciones y aportaciones", pero no da datos sobre las últimas cuentas. Precisamente, Alonso reprochaba a UGT o CC.OO a principios de febrero no aportar "el presupuesto ni los ingresos de sus dirigentes ni las cuentas o la auditoría del último año cerrado. Los españoles tenemos todo el derecho a saber qué se hace con nuestro dinero".
Los polacos no entra en el acuerdo
Solidaridad fue creado en julio de 2020, en pleno contexto electoral de autonómicas en Galicia y País Vasco, y con el marco del coronavirus y el estado de alarma de fondo. El primero en trasladar el anuncio de su puesta a punto fue el presidente de Vox, Abascal, quien avanzó que las líneas generales de la entidad serían la "protección de los trabajadores", estar "al servicio de los españoles y no de los partidos" -pese a ser afín a los de Bambú e incluso integrar, como Alonso, sus listas-, y ser un vehículo de unión "anticomunista". Precisamente, este eje destaca y establece un nexo de unión con Polonia, cuyo actual gobierno del partido Ley y Justicia (PiS) del primer ministro Mateuz Morawiecki es uno de los principales socios de Vox. La organización escogió el mismo nombre que el sindicato dirigido por Lech Walesa, Solidarnosc, quien posteriormente accedió a la presidencia de la República. Una adopción medida y tomada a conciencia para un partido muy crítico y opuesto los partidos de izquierda. Especialmente con Unidas Podemos, donde se integra el PCE. Aunque cabe destacar que oficialmente está registrado como Sindicato para la Defensa de la Solidaridad de los Trabajadores de España.
El Solidaridad polaco fue promovido en la década de los ochenta, fruto de las luchas obreras y del campo por poder militar libremente en cualquier sindicato y poder crearlos. Por entonces, la hegemonía sindical la albergaba el Partido Obrero Unificado Polaco. La liberación de la URSS y la entrada al capitalismo liberal en los noventa, hizo a la organización convertirse en partido político y, posteriormente, acceder al gobierno nacional con el respaldo internacional de figuras como Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Reino Unido, así como de la Iglesia Católica. Posteriormente, su influencia se ha derrumbado.
La mitificación del movimiento democratizador que se dio en torno a Solidaridad en la fundación de la Polonia actual, ha intentado ser aprovechado por diversos sectores. PiS lo utiliza como elemento aglutinador de electorado muy plural. Tal y como declara Peter O. Loew en Deutsche Welle, historiador británico especializado en Polonia, "muchos tienen el derecho de verse como la continuación de Solidaridad (...), pero PiS reclama para sí ese derecho, se creen los únicos llamados a continuar con este legado". Aunque se ensalza al sindicato, su fundador Walesa, por la crítica a la deriva iliberal, ha quedado marginado.
Desde el ente español, se señala que, aunque en el acuerdo inicial no estará presente la corriente polaca, uno de los países componentes del Grupo de Visegrado, referente esencial del desarrollo de Vox sobre todo en cuestiones morales, pronto se extenderá y abrirá el circulo. "No tenemos una relación tan estrecha con ellos, una vez haya acuerdo, viajaremos o invitaremos a socios de Bulgaria o Polonia. Si aceptan los puntos básicos, crearemos grupos de trabajo".
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