La política está encarada por los grandes líderes… y estructurada por quienes los construyen y ayudan a vertebrar sus proyectos. Son auténticos cerebros que pasan más inadvertidos para el gran público pero que mueven los hilos en la sombra. Mi protagonista de hoy, el geógrafo catalán Fran Hervías, ha sido, durante muchos años secretario de organización de Ciudadanos, el proyecto político que lideró Albert Rivera y que llegó a acariciar con la punta de los dedos el poder. Sin embargo, el viento caprichoso de la vida y de la política apartó a esta formación, en el último momento, del foco principal de la escena. Desde aquel día, en el que Rivera dimitió tras el desastre electoral de la repetición electoral de 2019, todo cambió y la formación naranja no ha cesado en su agonía.
Hervías es protagonista estos días porque acaba de publicar un libro que dará que hablar: Ciudadanos. la historia jamás contada. Con él, pretende poner punto y final al que fue su partido, dejar las cosas claras y arrojar luz sobre todas las sombras que han rodeado a un valeroso grupo de hombres y mujeres que un día ambicionaban regenerar España y que han acabado viendo como aquella formación se ha convertido en irrelevante, descompuestos en luchas intestinas, y con rupturas personales de imposible reconciliación.
Pregunta: Ciudadanos. La historia jamás contada. Este es el título del libro que acabas de publicar y que dará que hablar. ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Se trata de lo que yo he vivido, en primera persona. Había que hacer justicia. Lo he hecho también por mi hijo
Respuesta: Se han dicho y escrito muchas barbaridades sobre mí, llegando casi al insulto personal. Creí que había llegado el momento de arrojar luz sobre lo que realmente ha pasado en Ciudadanos, sobre todo en la última etapa. Es la historia de todo el partido, contada por mí y vivida por mí, en primera persona. Se trata de lo que yo he vivido, en primera persona. Había que hacer justicia. Lo he hecho también por mi hijo, que ahora tiene dos años. He ido viendo las cosas que se publicaban en los medios, desde que dejé mi acta de senador y entré a trabajar para el partido popular y cómo, desde mi antiguo partido, se lanzaron en tromba contra mí. Pero no un día, ni dos, se han tirado dos años machacándome en redes sociales, atacándome con sus cuentas fake. Ha sido una barbaridad, lo nunca visto. Pensé en mi hijo, cuando fuera mayor y leyera lo que se ha publicado sobre mí. En este libro, he dejado escrita la verdad, lo que ocurrió en Ciudadanos y qué me llevó a dejarlo e irme al PP a trabajar.
P: ¿Cuál ha sido tu sentimiento al ir escribiendo este libro? ¿Has sentido odio o pena? ¿Rencor y despecho o nostalgia de lo que podía haber sido y que, probablemente, nunca será? Es un libro autobiográfico y por tanto, habrás experimentado un recorrido de emociones y sentimientos que me gustaría conocer.
R: Lo escribía por las noches, para estar más tranquilo y relajado. Muchas veces hasta las cinco de la mañana, e iba haciendo correcciones, meditando mucho. En algunos momentos, al rememorar la dimisión de Albert Rivera, al recordar como renegaban de él muchos de los que estaban en su equipo o decían ser amigos suyos, he llegado a llorar de rabia y de tristeza. Ha sido una suerte de montaña rusa porque para mí, Ciudadanos era como mi hijo. Lo mimaba, lo educaba, lo cuidaba, y le daba lo mejor de mí, con mis errores y mis aciertos. En el momento en el que he rememorado todo, lo he ordenado y lo he escrito, se me ha hecho duro. Al terminar el libro me sentí liberado, con sensación de paz interior. Ha sido como una terapia y ha representado el cierre de una etapa, de lo que ha representado para mí Ciudadanos. ¡Espero que la gente de Ciudadanos y la dirección de Ciudadanos no sigan dos años más atacándome por redes y me dejen en paz!.
P: ¿Cuáles han sido, en tu opinión, las causas de ese ataque hacia ti? ¿Odio, despecho, tal vez rencor y venganza?
R: Creo que el motivo principal fue que, lo que hice yo, es lo que querían hacer todos: irse al PP. Al percibir que su carrera política peligraba o que a lo mejor no iban a conseguir revalidar su escaño, pudieron ver al PP como su salvavidas. Yo dejé mi acta, cosa que no ha hecho nadie, antes de irme al PP a trabajar, y ellos piensan: 'A ver si Fran, ahora que está ahí, nos va a vetar'. Una auténtica chorrada. Si pensaban esto es porque sabían que a lo mejor habían hecho algo malo conmigo durante esos años y por eso tenían ese miedo, cuando yo lo que he querido siempre es que estén los mejores. Este es el principal motivo. Cuando entré en Génova y voy hablando con dirigentes territoriales del PP, me trasladan que cargos públicos de Ciudadanos y miembros de su dirección ya habían contactado con ellos para insinuar que lo que tenían que hacer era ir juntos, de la mano, y que ellos tenían que sumarse al PP. Les entró el pánico a que se acabara su carrera política, porque muchos no tienen dónde ir. Estratégica y comunicativamente lo que hicieron fue un desastre, un horror. Ciudadanos se iba hundiendo en las encuestas mientras el PP iba subiendo. Hace pocos días le preguntaron a la actual portavoz, Patricia Guasp, y no contestó. Lo hizo perfectamente. Espero que siga así porque este libro cierra esa etapa.
P: En el libro vas recorriendo las distintas etapas del partido. Curiosamente, cuando mucha gente ve a Ciudadanos en la actualidad puede tender a pensar que es una formación que tiene un montón de años, pero en realidad es una historia mucho más corta, más reciente. Comencemos si te parece, desde la primera etapa, cuando tú entras en un partido que estaba entonces casi en pañales.
R: Yo estaba en Gerona estudiando mi licenciatura en geografía, y de golpe leí en la prensa que, en un acto, en Gerona capital, habían intentado agredir a Arcadi Espada. Me interesé por el proyecto, estudié el manifiesto, en principio por la asociación de ‘Ciutadans’, y cuando se constituyó el partido político acabé por afiliarme. De repente se da la campanada y se obtienen 3 escaños en el parlamento de Cataluña. Fue el 1 de noviembre de 2006. Contra todo pronóstico sacamos 89.000 votos, un 3,4 por ciento en la provincia de Barcelona y conseguimos aquellos tres diputados autonómicos. En ese momento todo era ilusión, pero enseguida se empiezan a ver las peleas por el poder. Llegaban las elecciones municipales y apareció un aluvión de gente, de afiliados, y con el éxito los primeros problemas. Yo era aún un afiliado de base y ayudaba al partido desde la provincia de Gerona. Tomando nota de esas peleas por el poder.
Yo creo que el poder no da de comer ni otorga felicidad pero hay gente a la que le pierde. Es un síndrome de mediocridad
P: ¿Entre quiénes se producían esas peleas?
R: Estamos hablando de la época en la que el secretario de organización era Antonio Robres, otro diputado era José Domingo, y todo siempre era por lo mismo: por hacerse con la presidencia del partido. El poder. Siempre el poder. Yo creo que el poder no da de comer ni otorga la felicidad, pero hay gente a la que le pierde. Gente que se monta en un coche oficial y se creen ya semidioses, casi como los señores feudales del territorio. Es un síndrome de mediocridad. Yo he tenido mucho poder, he tenido la oportunidad de negociar gobiernos, de quitar y poner alcaldes, de hacer muchas cosas. Nunca he pedido nada para mí.
P: Es curioso porque a Albert Rivera, al que hemos conocido todos los españoles, siempre ha trasladado la idea de que Ciudadanos era todo lo contrario de lo que estás describiendo. Sin duda él sí tenía esa visión pero, por lo que comentas, muchos otros no.
R: Así es. Ciudadanos nació para todo lo contrario a lo que significaban esas luchas por el poder. Era un partido impulsado desde la sociedad civil por personalidades que veíamos la política con vocación de servicio, primero en Cataluña y luego para todos los españoles. Así lo concebíamos: Albert, Villegas, yo mismo, De Páramo o Juan Carlos Girauta. Nuestro objetivo era regenerar España, dejar una España mejor. Que España se pudiese regenerar y transformar. No lo conseguimos. Fracasamos en el intento. Pero era la ilusión que tuvimos.
De golpe, cuando dimitió Albert y nos fuimos unos cuantos, aquel Ciudadanos desapareció. ¡Con la lección que dio Albert! Tras su primer fracaso se fue. Otros, al pasar de 36 diputados a 6, poniendo a Carlos Carrizosa de candidato a dedo y suprimiendo las primarias, no es que se agarren a la silla es que siguen culpando al que se fue hace dos años.
P: Fuiste el 'descubridor' de Inés Arrimadas cuando era una desconocida. ¿Qué viste en ella?
Inés Arrimadas era una persona humilde, simpática, amiga, escuchaba... era buena persona. A partir de 2015 cambió
R: Fiché a unos cuantos. A ella, a Begoña Villacís... Inés era simpatizante y estaba en Barcelona por temas personales, tenía una relación con Félix Ovejero, uno de los fundadores intelectuales de Ciudadanos y acudió a la cena del cierre de la campaña autonómica de 2010. Recuerdo la exposición que hizo en la sede de Paseo de Gracia para la Junta Directiva de jóvenes. Forcé que entrara en el Comité Ejecutivo de 2011 cuando no la querían. Existía cierto miedo porque algunos fichajes habían salido mal, como Esperanza García, que se había ido al PP. Al final conseguí que fuera a la Ejecutiva, la conocieron, vieron ese potencial y después se presentó como número cuatro en las primarias de Ciudadanos en las que la apoyamos. Así comenzó su carrera política. Recuerdo que Albert me pidió que fuera yo y yo le cedí a Inés esa visibilidad porque consideré que lo hacía mejor que yo. Inés era una persona humilde, simpática, amiga, escuchaba... era una buena persona. A partir de 2015 cambió.
P: Una de las decisiones más cuestionadas de Arrimadas fue la de no presentarse a la investidura, tras el éxito de las elecciones autonómicas del año 2015. ¿Fue aquello una de las claves del posterior deterioro del partido?
R: Nuestro votante, tras la victoria, esperaba que hiciéramos ese gesto para que no pareciera que, como no sumábamos, no hacíamos nada. Había una parte que pensaba que, tras haber triunfado, si Inés se presentaba a la investidura, como los números no daban, se iba a 'manchar' con un fracaso en su currículum que sería el de no haber sido apoyada para ser presidenta. En mi opinión, estratégicamente, nos interesaba porque retrataba al PSC y a Podemos porque si no apoyaban a un partido que, además de ser el más votado era constitucionalista, una formación que defendía que Cataluña debe seguir siendo parte de España, estaban apoyando a los otros. Ese debate se libró y ganaron quienes defendían que no había que presentarse. Luego se percibió una cierta agenda personal por parte de Inés o de su entorno. Una agenda en la que primaba su imagen, o lo que se dijera de ella, en vez del interés de lo mejor para España.
P: ¿De quién fue la decisión de que Inés Arrimadas dejara Cataluña para venir a Madrid?
R: Ella llevaba mucho tiempo diciendo que quería dejar Cataluña y que no estaba cómoda. Al final ella forzó su salida de Cataluña y lo hizo de forma rápida. Hay diferentes teorías que no quiero detallar porque sería entrar en temas personales. En mi opinión fue un error. Cuando tú ganas eres una líder nacional porque estás haciendo una buena labor en Cataluña. Aunque discreparas estratégicamente con cuestiones como, oye, no quiero sacar el pasaporte, o no quiero retirar lazos amarillos, pero después lo hacía, a regañadientes pero lo hacía, y pronunciaba unos discursos brillantes defendiendo la unidad de España en Cataluña.
Yo cuento cómo me sentía orgulloso en aquellos días tan duros viendo a Inés, a Espejo o a Carrizosa defendiendo la unidad de España en Cataluña. De hecho, me desplacé allí porque quería estar con ellos en unos momentos tan duros. Pero después cambia todo. Es lo que decía sobre algunas personas en cuanto les ponen un coche oficial.
P: Seguimos con la historia, en cuanto a Albert Rivera, a dos momentos, cercanos en el tiempo, pero bien distintos, ambos en 2019. De un éxito extraordinario en las primeras elecciones de abril, con 57 escaños y a 200.000 votos del PP, llegando a hablarse de sorpasso, al fracaso total en las siguientes de noviembre en las cuales Ciudadanos cae a 10 escaños. ¿Cómo evolucionaban las relaciones entre los distintos sectores del partido en esta montaña rusa de resultados electorales?
R: Fue un año apasionante. Lo que queríamos construir estaba a punto de dar fruto y llegaba el momento en el que Ciudadanos entrara en gobiernos y pudiera aplicar sus políticas desde el gobierno porque llevábamos cuatro años preparándonos para ello. Años buscando a gente, preparando equipos para tener a los mejores en puestos institucionales. Lo íbamos a conseguir, pero internamente, a la vez que llegaba el éxito, surgieron voces críticas desde dentro. Se produjo una moción de censura contra Rajoy y cometimos nuestro primer error al retirarle el apoyo. Es gracioso recordar cómo las cosas que haces no se corresponden con lo que la gente percibe que haces. Hubo muchos que pensaron que la moción la impulsamos nosotros cuando fue Pedro Sánchez, y nosotros fuimos muy duros. Lo cierto es que comenzamos a caer en las encuestas y conseguimos amortiguar la caída con la estrategia que diseñamos.
¿Había realmente una conspiración organizada para apartar a Albert de la Presidencia? ¿Se sabrá algún día o no? Había indicios
De hecho, con la foto de Colón, en un acto que organizamos nosotros para pedir elecciones, Ciudadanos deja de caer en las encuestas. Electoralmente fue un acierto. En aquel acto no estuvo Inés y mucha gente, muy crítica con la foto de Colón, sin embargo otros muchos corrieron y dieron codazos para salir en aquella imagen. ¡A mí me llegaron a dar codazos en el escenario para apartarme y ponerse ellos! Me acuerdo de un par de ellos. Gente como Roldán, Garicano o Prendes, comenzaron a afirmar que teníamos que tener un perfil más socialdemócrata. Esa inestabilidad nos perjudicó mucho porque llegó en el peor momento porque llegaban las elecciones en abril. Aquella noche, tras el éxito rotundo, había caras largas de gente que no estaba feliz con el resultado. La gran pregunta, está en el libro, es qué no les encajaba. ¿Había realmente una conspiración organizada para apartar a Albert de la Presidencia? ¿Se sabrá algún día o no? Había indicios.
P: ¿Tan dividido estaba el partido como para que algunos se permitieran no alegrarse del resultado electoral espectacular en abril?
R: Había algunos que estaban buscando quitar a Albert como presidente porque no hacía lo que algunos creían que debía hacer. Son esas corrientes que creen que le pueden decir al líder cómo debe obrar porque si no se enfadan. Esto no va así. También están los que juegan a la política, desde fuera, sin ser políticos. 'Hombres de negro' que levantan el teléfono y a los que les dejas de interesar si les dices que no. Es legítimo que dentro de un partido haya quienes quieran quitar al presidente para ponerse ellos, ya las formas es un tema más de respeto. Lo que me sorprende es que si, lo que se planteaba era un debate ideológico, alguno que eran partidarios de entrar en un gobierno con Rajoy y ser ministro con Rajoy luego lo fueran de entrar en un gobierno y ser ministros con Sánchez. Cuando Feijóo sea presidente pedirán ser ministros con él, de hecho, me consta que algunos ya lo están pidiendo. Hay gente que entra en política para hacer carrera, para conseguir ser ministros con este partido o con el otro. Me parece bien, ¿eh?, pero entonces no lo vistas de otra cosa. La política no va así.
P: Tras los resultados de mayo, de las elecciones autonómicas y municipales, se produce un apoyo masivo a gobiernos del Partido Popular, de dijo que fuiste una autentica muleta del PP. ¿De quién fue aquella decisión de apoyar a una formación a la que se quería adelantar?
R: Ciudadanos nación para defender unos valores constitucionales que estaban en peligro y para poner 'pie en pared' contra aquellos socios de los separatistas y de los que quieren romper España, y lejos de esconderse lo dicen en público.
Sánchez es un chollo para el separatismo e hizo una moción de censura, con toda la morralla parlamentaria, si se me permite la expresión, sólo para ser presidente. Sin escrúpulos. No podíamos, por amor a España, hacer presidente a una persona que sabíamos cómo era y lo que estaba haciendo. En Navarra decidió pactar con los nacionalistas, en Barcelona con los separatistas. nadie le obligó. Él decidía, y sus compañeros de viaje eran lo peor. Nosotros, con la palabra que habíamos dado a los españoles, no íbamos a hacer presidente a una persona que era lo peor que le podía pasar a España. España es un sistema presidencialista y el presidente es plenipotenciario. Quita y pone ministros y hace lo que le da la gana. Si Ciudadanos hubiera entrado en el gobierno, a los dos meses hubiera estado fuera, tras la primera cacicada, porque sumaba mayoría con el resto. Lo explico en el libro. Sumaba con Ciudadanos, pero también con los de la moción y si hubiera querido indultar en aquel momento ya tenía mayoría alternativa.
P: Quieres decir que, en ningún momento, Pedro Sánchez hubiera querido gobernar con vosotros.
El PSOE formalmente nunca llamó a Ciudadanos para llegar a un acuerdo
R: Lo dijo claramente. El PSOE formalmente nunca llamó a Ciudadanos para llegar a un acuerdo. Él tenía un acuerdo con Podemos. Tras las segundas elecciones generales de 2019, en pocas horas cerró el acuerdo abrazándose con Pablo Iglesias. No se cierra un gobierno de un país como España en un día. Como dijo Albert Ribera en julio de aquel año, 2019, el plan de Sánchez se cumplió al pie de la letra.
P: Lo que no estaba en el guión era la repetición de elecciones.
R: Nosotros éramos conocedores de que tenía cerrado el pacto con 'la banda'. La repetición electoral se hizo con el objetivo de destruir a Ciudadanos. Nada más. Se hizo para destruir a Albert Ribera. En 24 horas tenían ya un gobierno perfectamente constituido.
P: ¿Cómo viviste el final político de Albert?
R: Con tristeza. Era algo esperado, porque ya sabíamos que iba a haber un mal resultado y Albert ya llevaba días preparando notas para su dimisión, pero lo viví con mucha pena. No sólo porque soy muy amigo de Albert y soy lo que soy gracias a él y a Villegas, personas a las que guardo gratitud eterna, sino porque España perdió a un gran presidente, el mejor que podíamos tener. España hoy no estaría como está. Cuando se ve lo que está pasando, cómo está el Congreso, cómo los delincuentes han dado un golpe de Estado, me da mucha pena.
P: Cuando un líder toma la decisión de dimitir es porque lo tiene meditado y pocos son los consejos que pide. ¿Si te hubiera pedido opinión qué le hubieras dicho?
R: No me pidió opinión. Sabía que había marcado la línea de los 20 diputados, pero no más. Le hubiera dicho que hiciera lo que él considerara. Son decisiones que, los que hemos dimitido o hemos dejado un escaño, sabemos lo que suponen. Cuando redacté mi carta de dimisión y me fui al PP no lo sabía nadie. Aquel mismo día llamé a mis padres. Es una decisión tan dura, tan difícil, que lo único que puedes decir a la persona es: 'Sé feliz'.
P: ¿Fue la mejor decisión dejarle el partido a Inés Arrimadas?
R: A toro pasado es muy fácil. Yo fui de los que apoyó a Inés. Sin mi apoyo, y el de la gente que estaba en la organización, es probable que no hubiera ganado.
P: ¿Por qué la apoyaste?
R: Porque consideraba que era la mejor opción de entre lo que había. A pesar de todo. Había que anteponer Ciudadanos, el proyecto, a las cuestiones personales. A mi equipo de organización se lo decía siempre. España está siempre por encima del interés personal de cada uno. La apoyé, la defendí, recorrí España y di la cara en las asambleas de afiliados, cuando yo no estaba ya en el comité de estrategia de campaña y poco podía responsabilizarme de un fracaso electoral del que no había sido partícipe. Pero di la cara por lealtad y pedí perdón. Me ofrecí a echar una mano a Inés y en la primera reunión que tuvimos me encontré a una Inés soberbia, déspota, maleducada... irreconocible. Me fui a casa unos días y cuando regresé le dije que lo dejaba; cambió y me pidió que permaneciera y volvió a ser la Inés que yo conocía. Me convenció y pensé que podía seguir echando una mano, pero vi el entorno que estaba construyendo a su alrededor y no me gustó. Yo trabajo con unos valores y si no los comparte la gente que me rodea no puedo dar todo de mí.
P: ¿Cuáles son esos valores?
R: Trabajo desde la humildad y desde la generosidad, la lealtad y la confianza. Si la gente con la que trabajo no lo hace con gratitud, siendo agradecida con la gente que te ayuda, con humildad, con confianza para decirle a tu equipo lo que te gusta y lo que no, se me hace muy difícil.
P: Tras los últimos desastres electorales de Ciudadanos, de quedarse en Cataluña o en Andalucía, ¿el partido está acabado y debe echar el telón?
R: El Ciudadanos auténtico desapareció cuando Albert Ribera se fue. Queda otro Ciudadanos distinto. Entregamos un partido gobernando para veinte millones de españoles, con tres mil concejales, diez diputados nacionales, ocho senadores, pero fue incapaz de gestionarlo. 'Tela 'el ejército que le dejamos... y lo dilapidó todo. Hay casos de gente que daba lecciones. Cuando ocurre esto, se ve que el Ciudadanos de ahora no es el que se construyó. El Ciudadanos de Inés no es el de Albert. Para el bien de España es bueno que Ciudadanos desaparezca porque es un partido que se alinea con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que votó a favor de la ley del 'Sí es sí', que quiso quitar a Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid, y que en la moción de censura apoyó a Sánchez.
P: ¿Begoña Villacís es la última oportunidad?
R: Ya no. Cuando te pillan 'con el carrito de los helados', negociando durante meses con el PP, y después la recogen en Ciudadanos, pues en fin. La tengo un cariño especial, la fiché yo, y me hubiese gustado que estuviese conmigo en el PP, pero se equivocó. No se dio cuenta que estaba en un barco que ha naufragado, creyó que tenía un salvavidas azul y se equivocó.
P: ¿Cómo ves ese 'salvavidas' azul, el PP?
R: Espero que gane, por el bien de España y de todos.
P: ¿Cómo estás siguiendo la gestión de Feijóo, tras el fracaso de Casado?
R: Al no estar en Génova no puedo seguirla muy de cerca, pero veo que hace la estrategia que algunos queríamos, de reivindicar el centro derecha, y me parece buena señal. Es lo ideal para coger fuerza y ganar las elecciones. Hay gente muy buena también en la sociedad civil que puede aportar mucho y que puede construir el gobierno de los mejores, de personas que antepongan el interés de España al propio.
P. Hazme un balance personal de todos estos años en Ciudadanos. ¿Te ha hecho la política más feliz o infeliz?
R: Tengo bonitos recuerdos de esta etapa, pero también he vivido lo peor. La política saca lo peor de las personas y he vivido también esa cara negra. gente que es capaz de desear la muerte de alguien o de hacer campañas de acoso. Cuando vives eso en primera persona y te transmiten odio, te dice mucho. No tengo intención de volver a la política.
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