Mientras Sumar y Podemos siguen enfangados en los rifirrafes que parecen condenados a continuar al menos hasta el 28-M, el PSOE hace estimaciones sobre las cifras que necesita para que Pedro Sánchez siga en Moncloa. Ferraz, como ha publicado este medio, es consciente de que Yolanda Díaz "no tiene estructura para un gran resultado" que pueda perjudicarles, pero sí estiman que mientras el PSOE aspira a en torno treinta puntos porcentuales, Sumar puede moverse alrededor del 15%. Porcentajes, ambos, muy lejos de los que actualmente les confiere la media de encuestas a ambos espacios.
El planteamiento que hace el PSOE cuenta con que Sumar crezca lo suficiente como para ser tercera fuerza, adelantando a Vox y llevándose de paso los últimos escaños de las circunscripciones medianas, lo que podría propiciar un gran salto de diputados del bloque de la derecha al de la izquierda. ¿Pero puede producirse ese crecimiento a la izquierda del PSOE sin que el propio PSOE quede por el camino? El reto es una navaja de doble filo para la izquierda.
Ferraz no deja de insistir en la idea de que Yolanda Díaz tiene opciones de quedar por encima de Santiago Abascal y Vox en un juego de "dos ligas", la de Sumar y Voz por un lado, y la que se disputan Sánchez y Alberto Núñez Feijóo por la victoria. Un resultado aproximado al 15% que el PSOE profetiza para Sumar, un 14,31%, fue el cosechado por Pablo Iglesias en la primera convocatoria electoral de abril de 2019, antes de la repetición del 10-N, que dio a Unidas Podemos 42 escaños parlamentarios. Y ni siquiera eso sirvió para superar a Ciudadanos como tercera fuerza, pese a que ya contaba con la competencia de Vox, que superó el 10%. El plan de la izquierda parece complicado sobre el papel.
En base a las encuestas publicadas en el último mes y recogidas en la media elaborada por El Independiente, el PSOE obtendría un 25,87% de intención de voto y Unidas Podemos un 10,36%. Añadido a la atribución de Más País, de un 2,37%, el total del espacio se quedaría en el 12,73% actualmente. Es decir, el PSOE estaría a más de cuatro puntos de su objetivo del 30%, y el espacio a su izquierda a más de 2 puntos del ansiado 15%. Ello, sin contar con que la actual división entre Sumar y Podemos parte por la mitad esas cifras de no integrar a los morados a la confluencia.
Las mareas, los comunes e Izquierda Unida (IU) dejarían de dar oxígeno a Podemos en las distintas provincias, rebajando más la influencia ya perdida en las anteriores generales [con mayor división del voto y fracturas electorales como la de Errejón, que arrastró a Equo y algo más de medio millón de votos de la izquierda]. El impacto sería notable en las grandes ciudades, donde la izquierda aglutina el mayor número de simpatizantes. Excepción podría ser el País Vasco, pero Asturias, Galicia o Cataluña dejarían de ser bastiones preferentes.
En el resto de España, la diferencia que supuso la adhesión de IU en la confluencia morada entre 2015 y 2016, en la primera repetición electoral de la democracia fue de un nicho de casi medio millón de votos, un 3,67% en el escrutinio. Teniendo en cuenta esta cantidad de sufragios, y comparándolo con los últimos resultados de Unidas Podemos en lugares como Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura, que reparten un cúmulo importante de escaños, la media de apoyo en las urnas a Podemos es de entre un 6 y un 11%.
A priori, la pérdida de electores que transiten hacia Sumar puede suponer entre un cuarto y un tercio del sustento morado. Además, teniendo en cuenta que el respaldo a Vox que estiman las encuestas es de un 14,84%, un par de décimas menos que en 2019, aspirar a la tercera posición se hace muy complicado. En provincias donde Unidas Podemos alcanzó en torno a los nueve u once puntos, caso de León, Valladolid, Guadalajara, Toledo, Badajoz o Cáceres; Vox duplicó en porcentaje de votos a la extrema izquierda. Por tanto, en estos nichos, donde se reparten hasta 62 escaños, la previsión del PSOE respecto a Sumar no sería viable...salvo que Sumar creciese a costa del propio PSOE, lo que acabaría regalando la primera plaza al PP en prácticamente todas las provincias, con el efecto compensatorio que eso tendría.
Díaz y Podemos solo tendrían opciones en los grandes feudos que reparten amplias horquillas de escaños. Es el caso de Madrid, Barcelona o Valencia, que dan hasta 84 diputados. La división hace pender de un hilo el único escaño logrado en Aragón, Asturias, Murcia y Navarra. En País Vasco Podemos tiene opciones de afianzar sus tres diputados, así como parte de los seis de Andalucía, de los cuatro de la Comunidad Valenciana y de los cinco madrileños. Mientras que Díaz puede aglutinar los dos de Íñigo Errejón por Madrid, parte de los andaluces, valencianos, y el conjunto de los siete escaños logrados en Cataluña y los dos de Galicia. La suma de Proyecto Drago en Canarias pone a su disposición dos escaños, y el rechazo del aparato de Baleares a la cerrazón de Madrid da opciones de aglutinar otros dos.
La única encuestadora que por el momento ha analizado esta situación es Data10. Esboza tres escenarios distintos. El primero, al que parece abocada la izquierda a la izquierda del PSOE, es el de la no unidad. Para la demoscópica, en solitario Sumar obtendría 23 escaños y Podemos 12. A ellos se uniría un PSOE que pasaría de 120 escaños a 95. En total verían mermada la alianza en 28 parlamentarios y a un PP sólido con 133 diputados a los que se añadirían 43 de Vox. En contraste, y de ir en coalición con Podemos, Sumar alcanzaría 50 escaños y los socialistas, con 82, se situarían en el peor resultado de su historia en democracia. En este caso, la coalición daría 132 escaños. Advierte Data10, que la única alternativa para resistir es que la izquierda opte por un ticket electoral único entre PSOE y Sumar; una apuesta de sacrificio de siglas al que Sánchez y los suyos al menos no están dispuestos.
La premisa del PSOE, incompatible con los datos
En conversaciones con este medio, la directora de Comunicación de la demoscópica GAD3, María Martín Revuelta afirma que la premisa de la que parte el PSOE es "errónea". El motivo es que para alcanzar "esos porcentajes, tendríamos que estar hablando de que PSOE y Sumar roban voto a la derecha, y eso no es así" por el momento. Antes de abordar el asunto, advierte de que "hay que ir midiendo el 'efecto Sumar'", porque la información con la que cuentan aún es mínima. Martín Revuelta señala que hay mucha estabilidad en el voto, sobre todo entre bloques. Y de la única transferencia a la que se puede hacer alusión es a la propia entre partidos de un mismo bloque.
No hay garantías de que, con un sistema electoral como el nuestro (D'Hondt), Sumar y Podemos no vayan a verse perjudicados en solitario
Daniel V. Guisado, politólogo y analista político
A la derecha, alude a la de Vox hacia el PP, y no al revés; mientras que a la izquierda sí que perciben transferencias del PSOE a sus izquierdas y viceversa. "PSOE, Sumar y Podemos son competencia" al fin y al cabo. "Si uno sube, es a costa del otro", pero cualquier cambio, pese a todo, "es muy pequeño", matiza mencionando que todo lo demás "es ciencia ficción". Por añadir una excepción, hace referencia a que entre bloques, el único traslado directo ha sido el de un 8% de votos del PSOE al PP, pero a Feijóo quien lo ha aupado hasta convertirlo en primera fuerza es "la absorción de Ciudadanos".
En Ferraz también se agarran a que Díaz y Sumar puedan atraer a gente inmersa en la abstención, algo que tampoco garantiza un implemento sustancial según la representante de GAD3. "La izquierda ha bajado por el efecto de desgaste en el Gobierno. Lo que podrían llegar a controlar [PSOE, Sumar y Podemos] es la fidelización de sus votantes y que no se fuese tanta gente a la abstención (...), pero eso solo valdría para reconfigurar el bloque".
"Es verdad que Sumar permite que el electorado descontento tenga una opción extra para no ir a la abstención", pero aquí es clave que el elector te vea como una propuesta diferente a Podemos, a Sánchez y a Errejón. Ahora bien, apostar por esto es un arma de doble filo, dado que, como recuerda Martín Revuelta, las tres propuestas de centroderecha movilizaron al electorado tras la 'foto de Colón' en 2019, pero a pesar de ello, la existencia de tres marcas hizo que en el reparto de escaños "la izquierda optimizara mejor". Y esto, a la inversa, "es lo que puede pasar ahora".
En base a los pronósticos, GAD3 ve que "hay estabilidad desde hace meses", y eso queda patente al ver las encuestas: al PSOE se le da de media 104-111 escaños y a Unidas Podemos 20-22, a lo que se añaden los 2-3 de Más País. El límite máximo al que puede aspirar de momento la izquierda a la izquierda del PSOE, es a los 38 diputados que obtuvieron en las últimas generales en conjunto [Podemos, los comunes e IU dentro de la confluencia, y Más País-Equo-Compromís por separado]. Una suma distante, pese a todo tras el desgaste de la legislatura. Pero, evidentemente, esa meta se antoja más difícil si Sumar y Podemos van por separado, una decisión crucial que determinará el volumen de representación. Sobre el reparto de escaños que se menciona al principio de este texto, Martín Revuelta concluye que "puede pasar que Sumar y Podemos no se lleven ningún diputado en las circunscripciones pequeñas, solo en las grandes". Y en el hipotético caso de arrebatar voto considerable al PSOE que le haga ponerse por delante de Vox, si "el PP duplica al tercero, se lleva el diputado [en las provincias que reparten cinco, por ejemplo] si es primera fuerza", lo que perjudica más a los socialistas en su pugna particular con Génova.
Si Sumar alcanza hipotéticamente el 15%, será a costa del PSOE. De duplicar el voto al tercero, el PP se lleva el diputado"
María Martín Revuelta, GAD3
Las primeras impresiones que la demoscópica presidida por Narciso Michavila vislumbra en las últimas semanas es que Podemos sigue por delante de Sumar. El partido morado "nos baja a 19-20 escaños", mientras que Sumar "duplica el porcentaje de voto que sacó Más País, pero la optimización en cuanto a escaños es bajísima". Se le estiman un par de escaños más que los tres actuales de los verdes. "Pero todo esto es provisional, el elector todavía no sabe lo que hay. Y el 28-M lo va a cambiar todo. Lo que se vea es lo que va a decantar la precampaña de las generales".
Sobre estas valoraciones hay coincidencia con el politólogo Daniel V. Guisado. Éste expresa que la izquierda del PSOE es "un espacio sociológico diverso y amplio", pero no hay garantías de que, de acuerdo a nuestro sistema electoral, basado en la ley D'Hondt para el reparto, Sumar y Podemos no vayan a verse penalizados si concurren separados. Añade que "estamos lejos de ver cómo se comportaría el electorado ante la coyuntura" de tener que decidir entre "dos papeletas" [de Sumar y Podemos], "pero sí podemos decir que sería más difícil para la izquierda arrebatar escaños a la derecha en las circunscripciones más pequeñas y medianas" por la dispersión de un porcentaje de voto [a Unidas Podemos en 2019] que está lejos de poder lidiar con Vox por la tercera plaza, que lo supera. El PSOE sabe que "el 15% es una cifra efectiva para ser competitivo, y si hay división habrá más dificultades para llegar a ella".
Distinción de Yolanda entre la oferta electoral
A priori, la oferta electoral a nivel programático no dista de lo que ya ha defendido Podemos o de algunas banderas del PSOE. Incluso puede considerarse como un híbrido. Ante todo, Sumar ofrece un nuevo liderazgo progresista frente al déficit de carisma que la salida de Iglesias dejó al ala izquierda de los socialistas y que Belarra no ha podido compensar. Y nuevamente, la fórmula empleada para aglutinar a las izquierdas es vertical: del liderazgo mesiánico a la base. No hay programa, solo líneas generales y un rostro conocido, amable y que puede gustar a diferentes nichos de votantes, y avalado ya por experiencia de gestión.
Sumar y Díaz ofrecen una nueva integración de todas las aristas de la izquierda que Iglesias fue centrifugando de Unidas Podemos, así como de las aún existentes: desde el tradicionalismo del PCE que aporta Garzón e IU, hasta el errejonismo denostado. Asimismo, introduce nuevas metas políticas. El panorama ya no es el de crisis financiera provocada por la mala gestión de las altas esferas, ya no hay un descontento similar como el del 15-M que recoger y enfrentar a los partidos tradicionales. Ahora el momento crítico responde a una pandemia y requiere del consenso social y no del enfrentamiento. También cabe percibir que, mientras Podemos suponía una base que aspiraba a gestionar, Sumar recoge demandas de un partido que ya cuenta con rodaje al frente de la administración.
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