“No tiene tic toc”, responde el asesor de prensa de una conocida política española cuando se le interroga por la presencia de la candidata en la red social de moda. Una respuesta que ilustra la lejanía con la que la élite política patria observa la aplicación que se popularizó entre adolescentes y veinteañeros a golpe de bailes y en la que hoy triunfan desde Emmanuel Macron a Nicolás Maduro, en busca del esquivo voto juvenil.
Ni siquiera el escenario de la alta abstención entre el electorado joven en los comicios municipales y autonómicos del próximo mayo ha extendido el uso entre los aspirantes. “Pensaba que estas elecciones representarían el gran salto de la política española a Tik Tok, pero son pocos los que se están lanzando a la piscina”, reconoce Iago Moreno, sociólogo y consultor de partidos españoles. Una de sus misiones es precisamente asesorar a políticos en el manejo de la herramienta que ha convertido en prehistóricas Twitter, Facebook o Instagram, refugios ahora de otras generaciones precedentes.
En el universo de Tik Tok han aterrizado con éxito el actual alcalde de Valencia y candidato de Compromís, Joan Ribó; el popular Xavier García Albiol en su objetivo de recuperar el consistorio de Badalona; o el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, el último en desembarcar la semana pasada. Las formaciones que peinan canas, PSOE y PP, apenas tienen seguidores frente al empuje de Podemos, Vox, Esquerra Republicana de Catalunya o Más Madrid.
"Una línea muy fina"
“Son partidos nativos digitales que pillan las lógicas de Tiktok y las usan bastante bien. Luego están PSOE y PP, a los que les queda bastante trabajo por hacer”, reconoce el politólogo Jordi Sarrión. Con 16,6 millones de usuarios en España -una cifra que alcanza los 19 si se incluyen menores de edad-, es la plataforma social que ha experimentado mayor crecimiento en los últimos años. Un escaparate al que la clase política española se asoma con enormes reservas.
“Hay una línea muy fina entre ser divertido y explicar las cosas de manera informal y simpática y parecer idiota”, comenta Xavier Peitiby, consultor de comunicación política. El primer escollo es definir precisamente si el público joven es el público objetivo del candidato. “Si mi público potencial es joven, puedo usar Tik Tok. Si mi votante es mayor, no voy a perder ni tiempo ni energía ni dinero en hacer Tiktok cuando Facebook o Instagram son herramientas que me permiten llegar a mi público”, desgrana el politólogo.
Una acotación que suscribe Luis Arroyo, también consultor político. “Tik Tok llega a un público irrelevante y con un riesgo espectacular de hacer el ridículo”, advierte. “Puede suceder que no se entere nadie por Tik Tok y se entere todo el mundo por El Independiente o La Ser. Lo estamos viendo constantemente en chorradas que no se entera nadie en la propia red, dentro del propio público al que van dirigidas y, sin embargo, llegan a los demás con un sentido negativo”.
Tik Tok llega a un público irrelevante y con un riesgo espectacular de hacer el ridículo
Luis Arroyo, consultor político
El estreno en Tiktok de la vicepresidenta primera del Gobierno de España y ministra de Economía Nadia Calviño suscitó debate y provocó una cascada de memes. Desentonaba en el código de la red social. Moreno evoca también la intervención inaugural de Roger Torrent en la cuenta de Esquerra Republicana a propósito de un “challenge” en el que más de 230.000 usuarios compartieron sus pensamientos. “Se le veía sufriendo. El resto se sinceraba, compartía su humanidad. Estar en TikTok sirve de poco si rechazas los códigos que le son propios”, admite.
Era uno de los temores de Esther Herrero, responsable de comunicación digital al frente de las cuentas de Mónica García, candidata de Más Madrid. “Había mucho miedo a abrir la cuenta, todos tenemos la imagen de verguencita de 'me voy a hacer el joven'. Sabíamos que no queríamos vídeos de Mónica bailando pero queríamos hablar a los jóvenes de sus problemas”, explica. La necesidad de llegar al público más joven y a sus búsquedas en Tik Tok terminó desencadenando la aventura. “Lo que más nos gusta es el feedback del público joven, leemos los comentarios y Mónica contesta mucho vídeo que te permite hacer; nos parece la forma más franca de hacerlo. Lo que más nos ha funcionado son las intervenciones de Mónica en el pleno”.
La naturalidad es una de las claves del éxito de los contados osados que se han enrolado en el desafío. Ribó, de 75 años, abrió su cuenta el pasado diciembre y desde entonces es uno de los alcaldes españoles más celebrados en la red. Supera los 32.000 seguidores. Su inicio fue discreto hasta que la réplica a un humorista valenciano a propósito del alumbrado navideño disparó el contador hasta las 350.000 visualizaciones. “La naturalidad es su secreto. Nos propone grabar algo y le sale supernatural. No le da 20 vueltas. Si se traba, eso aparece”, comenta uno de los integrantes del equipo de comunicación de Compromís.
Tik Tok 'interruptus'
Tan fluido como el propio modo de consumir que impone Tik Tok: vídeos breves -algunos ni siquiera alcanzan los 20 segundos- y que son visionados uno detrás de otro, de manera aleatoria. “Los contenidos se consumen en cadena. Se ve el vídeo de una receta, otro de una mascota o de un baile. Y, de repente, el de un político. Si los políticos lo usan mal, lo que se produce es un Tik Tok interruptus”, bromea el consultor. “Tik Tok es una red social donde imperan estímulos muy cortos y nuevos formatos que están desplazando de alguna manera al resto de formatos y que se están trasladando a otras redes sociales”, detalla Sarrión.
Unas características que condicionan el mensaje y también los asuntos.“Para la política local viene de lujo porque los problemas del día a día se pueden tratar”, apuntan desde Compromís. Las dificultades en el acceso a la vivienda, el desempleo o las zozobras por el futuro marcan la agenda en Tik Tok. Con una premisa: si es una simple adaptación al formato desde otras redes no funcionará. “El uso de la música es importantísimo. Hay que darle musicalidad y es algo que premia el algoritmo con más visibilidad”, subraya Peytibi. En el caso de Ribó, los artífices de la cuenta han acudido a grupos valencianos para acompañar los mensajes del regidor.
“A veces se peca de acercarse a la plataforma sin pensar mucho los contenidos. De nada sirve que aparezcan por Tik Tok si aquello que están difundiendo realmente no ha sido elaborado teniendo en cuenta a la juventud”, replica Elsa Arnaiz, presidenta de Talento con futuro, una organización que trata de alentar la incidencia política joven y estrechar la brecha intergeneracional. “Si no se hace una reflexión previa, se puede lanzar un mensaje completamente vacío y entenderse como que se busca cubrir la cuota de todas las redes sociales y que parezca ridículo. A algunos políticos se les ve muy forzados”.
El político se tiene que dejar hacer, es decir, debe confíar en esa persona que gestiona su cuenta de Tik Tok y que normalmente es usuario personal de esa red
XAVIER PEYTIBI, CONSULTOR POLÍTICO
Cementerio de intervenciones parlamentarias
“Cuando se emplea como una suerte de cementerio de intervenciones parlamentarias subtituladas realmente no suma mucho”, alerta Moreno. Tik Tok ofrece, sostiene Peytibi, lo que en la década de 1970 consiguió la televisión: humanizar al político y construir una marca personal más allá de las declaraciones en prensa. “Desde que hay redes sociales existe el concepto de celebrificación. Con sus contenidos, el político no necesita la intermediación de los medios”, comenta. “El hándicap es que en Tik Tok el público tiene menos de 27 años, que son también los que menos votan. A menudo el uso de la red es más para darse a conocer a un público que, aunque te vaya a votar, lo hará tal vez en el futuro”.
Para Moreno, ese desapego que muestran las encuestas “no tiene que ver con no conocer las propuestas políticas, sino con no sentirse identificado con ellas”. “La participación se consigue interpelando políticamente a esa generación”, agrega. Un riesgo, el de aproximarse a una franja de edad invisible, cuyas consecuencias algunos muestran como la regla de oro para evitar la exposición en la red del momento. “El político se tiene que dejar hacer, es decir, debe confíar en esa persona que gestiona su cuenta de Tik Tok y que normalmente es usuario personal de esa red”, subraya Peytibi.
“Las dos preguntas que un candidato debe hacerse es: ¿quiere tener Tik Tok y se va a sentir cómodo? ¿Está dispuesto a dejarse asesorar por el equipo especialmente si no comprende bien las lógicas de esa red?”, esboza Sarrión. “Es una oportunidad para alcanzar a todos esos jóvenes que se sienten fuera de la representación política y del espectáculo que ocurre en el Congreso de los Diputados”, concluye.
Del Aló Presidente al Elíseo
Nicolás Maduro, entrenado en sus maratonianas soflamas televisivas, arrasa en Tik Tok. Tiene cerca de un millón de seguidores y más de siete millones de likes. “Es una superestrella”, apunta Peytibi. En uno de sus últimos vídeos juega a simular cómo le ve la inteligencia artificial en diferentes facetas, de concursante de Masterchef a cantante de rap. “En América Latina se ha entendido muy bien cómo se utiliza. Y no es algo de derecha o izquierda”, agrega Moreno. “El tema es el contenido y que tenga sentido”.
Otro de los ejemplos es Horacio Antonio Rodríguez Larreta, actual jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y precandidato a la presidencia del país. “Es conocido por ser extremadamente frío e inexpresivo. Es parte de las bromas que hace en Tik Tok sobre él mismo. Su equipo sabe perfectamente que es el lugar para mostrar su lado más cercano”, resalta Moreno.
En Oriente Próximo, destaca el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, con más de medio millón de seguidores. Y en Europa el cetro lo tiene Emmanuel Macron, con 4 millones de seguidores y 28 millones de likes. En su Tik Tok alterna los mensajes más institucionales con otros más informales, sin el traje protocolario. “Al final Tik Tok implica compartir cierto grado de intimidad, aunque sea calculada”, reconoce Moreno.
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