"En el PP están recogiendo tanto cable que ya no saben qué hacer con él". En Ferraz no paran de recordar, con cierta indisimulada insatisfacción, que los populares ya no hablan de que las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo sean una primera vuelta de las generales de fin de año, ni un plebiscito sobre Pedro Sánchez. Que ya no dan por hecho que habrá un seguro volteo al mapa de poder territorial. Y si Génova rebaja expectativas, aducen en la cúpula socialista, es por algo. Es "porque algo está pasando", señalan. Sus números les indican que el partido resiste y resistirá mejor de lo esperado el 28-M. En la dirección de Sánchez y en los territorios llevan meses reiterando que aunque la competición con el PP será muy apretada, no hay peligro de derrumbe. Están convencidos de que nada se asemejarán estos comicios a aquellos de 2011, en los que alcaldes y presidentes socialistas fueron castigados severamente por los ciudadanos y desalojados de sus cargos como penalización anticipada al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero por los mordiscos al Estado del bienestar y el descontrol en el manejo de la crisis financiera que había estallado en 2008.
Pero más allá de las expectativas, la noche del 28-M habrá que fijarse en una serie de indicadores claves para saber si el PSOE ha aguantado el vendaval o se ha visto rozado o incluso derrotado. Retener Sevilla y la Comunidad Valenciana, conquistar Barcelona, conservar la mayoría de sus ejecutivos autonómicos y alcaldías, y ganar (o perder por poco) las municipales son los objetivos fundamentales que se marcan los socialistas en unas elecciones para las que ya solo quedan 49 días.
"Tenemos una media de 200 actos por todo el país cada semana. Y esta es una señal de que el PSOE está movilizado en toda España, y esa es una condición indispensable —señala un alto cargo del comité electoral—. Pero además en Ferraz recibimos un aluvión de peticiones para la participación en mítines de Pedro, de miembros del Gobierno y de la dirección federal, una señal de que la gente está animada y tira de nosotros. Y los datos que nos llegan de los territorios son por ahora muy buenos. Ahora bien, hay que seguir trabajando".
En la cúpula de Sánchez no perciben, por tanto, signos de alarma, pese a que los últimos meses han sido duros para cargos y bases socialistas, por la concatenación de polémicas que han agitado al partido —reforma de la sedición y la malversación, la ley del sí es sí, el caso Mediador...—. Eso sí, todos los dirigentes inciden en que nada se puede dar por hecho, porque el colchón es estrecho y un puñado de votos puede cambiarlo todo. Y además el PSOE no depende de sí mismo, sino de las formaciones a su izquierda con las que gobierna en muchos territorios. La inquietud principal se llama Podemos, ahora además sumergido en una guerra de indescifrable final con Sumar, la plataforma de Yolanda Díaz que no concurre este 28-M pero cuyo apoyo a ciertos candidatos puede ayudar a decantar la balanza en la izquierda del PSOE.
De las 12 autonomías que tienen urnas el 28-M, nueve están presididas por el PSOE, que también cogobierna una décima, Cantabria
En menos de dos meses, el poder territorial que se pone en juego es, mayoritariamente, del PSOE. De las 12 comunidades que celebran autonómicas, nueve están presididas por los socialistas —Asturias, Navarra, Aragón, Comunitat Valenciana, Extremadura, Castilla-La Mancha, Baleares, Canarias y La Rioja— y una décima, Cantabria, está vicepresidida por ellos. El PSOE preside 23 de las 41 diputaciones provinciales, tres cabildos canarios (Tenerife, Lanzarote y El Hierro), tres consells insulares baleares (Mallorca, Menorca y Formentera) y ocupa la vicepresidencia de Melilla. Y dirige 22 de las 5o capitales de provincia. Tiene 2.500 alcaldes y casi 22.500 concejales. En 2019 venció con holgura al PP, por 6,77 puntos y 1,5 millones de papeletas. Un margen que salvo sorpresa mayúscula no se repetirá el 28-M.
La principal ciudad en manos del PSOE es Sevilla (682.000 habitantes). Es su capital fetiche y la que está seguro de que podrá mantener —vía pactos—, por su arraigo en ella y por la rápida consolidación de su alcalde, Antonio Muñoz, que accedió al cargo en enero de 2021, como relevo de Juan Espadas, que tras ganar las primarias a Susana Díaz compitió por la Junta de Andalucía el pasado junio, con un resultado catastrófico por la histórica mayoría absoluta que consiguió Juanma Moreno.
El peligro de un tercer 'Botànic' por Unides Podem
Tanto Ferraz como la cúpula regional creen que Sevilla aguantará como gran estandarte municipal del partido, y perderla, además de ser un durísimo golpe a escala nacional, hundiría una federación cada día más desmayada y desubicada tras pasar a la oposición en 2019. El PSOE cree que no se reproducirá el efecto Juanma el 28-M, y por ello confía en conservar Sevilla, además de Huelva y Jaén. Granada sí es una plaza más complicada de retener, por su corazón más conservador y porque el jefe de la Junta ha destinado allí a su pieza más valiosa, su ya exconsejera Marifrán Carazo.
Sevilla es la principal ciudad que controlan los socialistas, hoy pilotada por Antonio Muñoz. En Valencia, Podemos e IU lograron sellar su acuerdo esta semana
Si Sevilla es el icono del poder municipal socialista, la Comunitat Valenciana (5,1 millones) es su joya autonómica indiscutible. La que ansía reconquistar el PP después de ocho años, porque de hacerlo asestaría un varapalo anímico al PSOE de incalculables dimensiones. Tanto en la cúpula autonómica como en Ferraz esperan que Ximo Puig crezca y revalide su Gobierno, aunque dependerá también del desempeño de sus socios de Compromís y de la suma de Podemos y Esquerra Unida (la marca autonómica de IU), que esta misma semana sellaron un acuerdo que hace candidato al vicepresidente Héctor Illueca y como número dos a la consellera Rosa Pérez Garijo, de EU. Unides Podem tendrá como reto superar la barrera del 5% para poder obtener representación, y lograr ese umbral facilitaría un tercer Botànic.
Los socialistas valencianos creen incluso que Puig podría repetir como president incluso si Unides Podem no entrara en Les Corts y Compromís quedara tercero, pero el escenario sería mucho más arriesgado. El jefe del Consell ha acentuado en los últimos meses su perfil propio, marcando más distancias con el Ejecutivo de Sánchez, especialmente en cuestiones de fiscalidad y con relación al trasvase Tajo-Segura, cuyo recorte ha recurrido ya ante el Supremo, impugnación admitida a trámite.
La capital autonómica está pilotada desde 2015 por Joan Ribó, de Compromís. El bastón se lo disputan su vicealcaldesa, la socialista Sandra Gómez, y la popular María José Catalá. La pugna será reñida pero ahí la clave es que el Ayuntamiento de Valencia quede en manos de la izquierda y no retorne a la derecha, que lo sentiría como un triunfo después de la abrupta caída de la fallecida Rita Barberá.
Los socialistas también creen que el 28-M pueden retomar el control de Barcelona, ciudad que gobernaron hasta 2011, cuando cedieron el testigo a Xavier Trias, y este a su vez se lo pasó, en 2015, a Ada Colau. Hoy, las encuestas dibujan un escenario de triple empate en la lucha por la capital catalana entre el PSC (con Jaume Collboni como cabeza de cartel), Junts —precisamente con Trias como candidato— y Colau, con ERC y Ernest Maragall más descolgados. Cataluña es la comunidad que emerge de nuevo como el principal granero de votos para los socialistas, como también demostró esta semana el CEO, el CIS catalán.
Por eso, coronar su ascenso con la recuperación de Barcelona, al alcance de la mano, sería leído como un triunfo también para el líder del PSC, el exministro Salvador Illa, y también para un Sánchez que ha situado su estrategia de distensión con Cataluña como uno de los ejes de su política. Ferraz maneja, y no por casualidad, que el presidente pueda cerrar la campaña del 28-M en Barcelona, mensaje inequívoco de la apuesta del partido por la segunda ciudad española. Como lo es, sin duda, que la convención municipal del próximo fin de semana, último gran acto de partido antes del 28-M, se celebre en Valencia, y que la apertura oficial de campaña, la tarde del jueves 11 de mayo, sea en Sevilla.
En Barcelona, Collboni se disputa la primera plaza con Trias y, por detrás, Colau. Cataluña es de nuevo el granero de votos socialista
El asalto en Madrid, en cambio, se ve como infinitamente más lejano. El partido defiende que el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, es mucho más vulnerable que la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, pero ambas plazas, son conscientes en el PSOE, son muy firmes para el PP. Que Ayuso se acerque a la mayoría absoluta —en 2021 se quedó a cuatro diputados de ella— dependerá de su capacidad para ampliar su electorado y también de si Unidas Podemos aguanta y rebasa el mural del 5%, que hace dos años Pablo Iglesias superó por poco (tuvo un 7,24%).
¿Son un plebiscito sobre Sánchez?
El PSOE-M aspira, al menos, a recuperar su hegemonía en la izquierda, que según los cálculos tiene más a tiro Juan Lobato en la Comunidad —por el empuje de los alcaldes socialistas en el voto autonómico— que la exministra Reyes Maroto en el Ayuntamiento. Más Madrid es, en ambas urnas, un rival muy fuerte para el PSOE-M. La perspectiva, en todo caso, es mejorar los dos resultados, aunque el suelo es bajísimo: tercera fuerza en la región y cuarta en la capital. Pero Madrid no es un punto menor en la estrategia del presidente: es su federación, en la que siempre ha hecho sus apuestas, con dispar éxito: Ángel Gabilondo se quedó cerca de gobernar en 2015 y 2019, pero Pepu Hernández fracasó estrepitosamente en la competición municipal de hace cuatro años. Murcia también se percibe como un feudo casi imposible de arrebatar al PP, también por la pujanza allí de Vox, aunque en 2019 los socialistas, igual que en Madrid, quedaron primeros por la fragmentación de la derecha en tres marcas, que hoy no se da por la absoluta desaparición de Ciudadanos.
La dirección está convencida de que sus alcaldes y presidentes están fuertes y de que Feijóo no logrará dar la vuelta al tablero, razón por la que el PP está rebajando expectativas
Ferraz subraya que sí puede vencer en las locales del 28-M. Es más, confiere a ese dato una importancia capital, pues al celebrarse elecciones en todo el territorio es el anticipo más fiable del comportamiento de las generales. La dirección esgrime que sus alcaldes están fuertes y que resistirán el pabellón pese al crecimiento del PP. Una victoria o una derrota por un margen escaso (200.000-300.000 votos) serviría a Sánchez para recalcar que su partido está vivo y que Alberto Núñez Feijóo se ha quedado corto en su intento de tumbarlo. La cúpula sabe que la ventaja de 1,5 millón de papeletas de 2019 no se volverá a reeditar porque entonces el PP estaba en su peor momento y con Ciudadanos al acecho, pero remarca que ni mucho menos Génova dará por completo la vuelta al resultado y este será, en todo caso, más ajustado y por debajo de las expectativas de Feijóo. Si el PSOE gana las locales, entiende que habría conseguido pulverizar la aspiración del jefe del PP de convertir el 28-M en un gran referéndum sobre el presidente. Su objetivo se habría vuelto contra él como un bumerán.
Pero por encima de los votos importarán los gobiernos. Como siempre. El PP se estrelló en 2019, pero logró retener Madrid —su autonomía de mayor peso—, además de Murcia y Castilla y León, y recuperó la capital, y con ello pudo combatir la sensación de desastre. Por eso el 28-M será fundamental de qué lado caen comunidades y ayuntamientos.
Ferraz sostiene que está en disposición de revalidar sus nueve gobiernos regionales. Los presidentes que a priori parecen más afianzados son, según insisten a este diario fuentes del comité electoral, Adrián Barbón (Asturias), María Chivite (Navarra), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Francina Armengol (Baleares) y Ángel Víctor Torres (Canarias), que habría resistido el embate del caso Mediador. Y también suman a este grupo Ximo Puig (Comunitat Valenciana). La Rioja es una autonomía eminentemente conservadora, y hasta ahora era la que se veía más en peligro, pero en la dirección defienden que su presidenta, Concha Andreu, se ha asentado bien y podría estar cerca de la absoluta si desaparece Unidas Podemos y el Parlamento se torna bipartidista. Le ayuda la división en la derecha, por el lanzamiento de un nuevo partido impulsado por el ex del PP Alberto Bretón, Por La Rioja. Page está obligado, mientras, a repetir su mayoría absoluta porque en las Cortes no entrarán de nuevo los morados, mientras que Vara puede apoyarse en ellos en Extremadura si no revalida su absoluta.
Ferraz cree que podrá conservar sus gobiernos regionales. La lucha está más "ajustada" en Aragón, por la implosión del PAR, y ahí la llave la tendrá Aragón Existe, que rechaza a Vox
La comunidad que en Ferraz ven más "ajustada" es Aragón, en este caso por la implosión del Partido Aragonés (PAR), uno de los cuatro partidos que forman parte del Gobierno regional (junto a PSOE, Chunta Aragonesista y Podemos), que ha apoyado desde fuera en esta legislatura IU. Pese a todo, creen que el presidente autonómico desde 2015, Javier Lambán, a años luz de la cúpula de Sánchez, podrá salvarla dada la dificultad del PP de sumar aliados una vez se aproxime a Vox. Pero, por lo pronto, el candidato conservador, Jorge Azcón, todavía alcalde de Zaragoza, ha logrado trenzar una alianza con una escisión del PAR, la que lidera Elena Allué, presidenta de Aragoneses-Plataforma Aragonesista. La llave de la gobernabilidad la tendría, como apuntaba este viernes una encuesta de Sigma Dos para El Mundo, Aragón Existe, la marca con la que Teruel Existe se lanzará a las autonómicas, y que no pone pegas a gobernar con PP o PSOE pero que sí rechaza a Vox.
"El partido está muy movilizado", los candidatos socialistas "no generan rechazo", subrayan en Ferraz. "Cada uno está en su baldosita" y dispuesto a la batalla del 28-M. Pero que la maquinaria ya esté a pleno rendimiento no determina el resultado de las urnas. Y casi dos meses son, para todos los partidos, mucho tiempo, aunque la partida llega a su momento decisivo. Ya sí.
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