Los populares comienzan a dibujar un mapa post 28-M poco halagüeño y no porque descarten recuperar buena parte del terreno electoral que perdieron tanto en los comicios locales y autonómicos de 2015 como en las de 2019 , sino porque "una cosa es ganar y otra gobernar", matizan, cautas, fuentes del primer partido de la oposición. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya advirtió el pasado lunes ante la Junta Directiva Nacional de su partido que los socialistas "aguantarán mejor" la meta volante del 28 de mayo que las generales de diciembre, dando por hecho que los barones socialistas y muchos de sus alcaldes gozan de mayor salud política que su jefe de filas, Pedro Sánchez.
Aún así, creen poder duplicar los gobiernos de capitales de provincia, de las 12 que tienen actualmente -incluyendo Ceuta- a unas 22, y ganar en votos totales a los socialistas, convirtiendo ese dato en el gran titular de la noche electoral. En muchos otros ayuntamientos y gobiernos autonómicos dan por seguro el triunfo, pero no así la posibilidad de hacerse finalmente con los bastones de mando respectivos.
"En la Comunidad valenciana ganamos seguro", afirman con todas las esperanzas puestas en su candidato, Carlos Mazón, que el pasado miércoles anunció una ambiciosa bajada de impuestos. Si consigue atraerse el voto huérfano de Ciudadanos y Podemos no alcanza el 5 por ciento de las papeletas, se podría allanar su camino hacia el palacio de la Generalitat valenciana, pero todo son cautelas respecto a la posibilidad de sumar mayorías alternativas, aunque sea con la acción o inacción de Vox.
Precisamente Mazón subrayó este jueves en un desayuno de El Mundo su aspiración a gobernar en solitario, a configurar un ejecutivo monocolor en réplica al tripartito del Pacto del Botánico, pero en caso de necesitar llegar a algún acuerdo con el partido de Santiago Abascal los límites, dijo, los marcará el Estatuto, el autonomismo, la bajada de impuestos, la defensa del agua o "entender que hay una cosa que se llama cambio climático", informa Europa Press.
La desaparición de Ciudadanos y la debilidad de Podemos refuerza las opciones del Partido Popular en Valencia y Aragón
La Rioja es otra de las plazas que esperan recuperar "porque no se debiera haber pedido nunca", dicen fuentes de la dirección popular respecto al que es, además, el territorio de la secretaria general popular y portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra. En este caso la continuidad de la socialista Concha Andreu va a depender en muy buena medida de la solidez de sus socios, sobre todo de un Podemos en horas bajas.
Baleares también está en el radar del PP donde todo vuelve a depender de la capacidad para rentabilizar el hundimiento de Ciudadanos, aunque la fragmentación del parlamento autonómico dificulta la estrategia de alianzas postelectorales. Algo similar ocurre en Aragón, donde el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, se medirá con el socialista Javier Lambán. Azcón ha firmado una coalición prelectoral con Aragoneses, una formación escindida del Partido Aragonés Regionalista, en plena implosión interna, condenado a desaparecer del parlamento regional. El resto de las fuerzas sentadas en la cámara autonómica son Podemos-Equo, Izquierda Unida, la Chunta y Vox, en total, ocho.
"El PSOE tendrá más voto en municipales que en generales", dicen en Génova
Génova no alberga dudas respecto a su crecimiento tras los varapalos de 2015 y 2019. "Llevamos siete años sin ganar unas elecciones de convocatoria nacional", lamentó Feijóo el lunes. Pero todos saben que, a fin de cuentas, "ganar es gobernar". Y esta máxima, que nunca operó para las generales, -dado que, salvo por la moción de censura de 2018, nunca llegó a Moncloa nadie que no fuera el primero en las urnas- ya comienza a verse con naturalidad, hasta el punto de valorarse las encuestas en función de cuál de los dos bloques, el de izquierda o el de centro-derecha, suman más votos y escaños.
"El PSOE tendrá más voto en municipales que en generales", analizan en el cuartel general de los populares donde han optado por rebajar el optimismo y exorcizar el exceso de confianza de sus cuadros políticos y de sus votantes. Creen que "la marca Sánchez es más débil que la de sus dirigentes territoriales" y será el secretario general socialista el que tocará "el suelo histórico del PSOE" incluso gobernando.
La ausencia además de Sumar como marca electoral el 28-M y el hecho de que parte del voto descontento no se dirija tanto contra los barones territoriales y alcaldes socialistas como contra el propio Sánchez cuando convoque generales, les hace pensar que la recuperación de ejecutivos autonómicos no resultará sencilla.
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