"Ya lo sabes, el PSOE es un partido que se transparenta". La reflexión la hila una ministra en Valencia, y algunas horas después, ya de vuelta en el AVE hacia Madrid, otra compañera de Gabinete hace la misma observación. No les falta razón a ambas. La afirmación de que el PSOE es un partido ciclotímico, "intenso para todo", que acusa el torbellino de emociones que le recorren, es cierta. Los últimos meses de 2022 y los primeros de 2023 fueron duros, muy duros para el partido. Los dirigentes no podían, no querían ocultar su preocupación por los sucesivos pantanos que ahogaban a Ferraz y la Moncloa. El pesimismo se había apoderado del partido, de arriba abajo. Pero ahora las tornas han cambiado, muy a las claras. Y se podía tocar en los dos días de conferencia municipal, en Valencia, este fin de semana. El poder territorial del PSOE se siente rearmado, enchufado, ha recobrado la confianza. Y defiende que la gestión del Gobierno sí le suma y le ayuda de cara a las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Cree que las medidas impulsadas por Pedro Sánchez sí calan en la ciudadanía. Desde la subida de las pensiones y del salario mínimo hasta la reforma laboral o la ley que abrocha esta conflictiva legislatura, la de vivienda, convertida en un potente reclamo ante los votantes.
El reconocimiento a la labor del Ejecutivo estaba muy presente en las charlas informales con los periodistas de alcaldes y candidatos socialistas en la convención municipal de Valencia y en los discursos públicos. "Se ha logrado salir del círculo vicioso", observa un secretario de Organización de una federación muy potente, "y desde hace unas semanas se ve que se valora más la gestión del Gobierno". "Yo estoy convencido de que nuestra gente cree que el Gobierno suma, y que cada día se nota más", añade un presidente de una diputación provincial, tesis que respalda un importante presidente regional. "Estamos volviendo a subir claramente y yo diría que en toda España es arrastre de Pedro", apostilla una baronesa autonómica. "El PSOE está bien vivo y con mucho orgullo de las políticas que se están poniendo en marcha. Los militantes se reconocen en lo que hace el Gobierno, y cuando se rectifica, también", apunta una portavoz de una cúpula territorial.
El partido comenzó a respirar cuando se decidió la reforma del 'sí es sí' y se vio que la malversación quedó en nada. "Yo diría que en toda España el arrastre es de Pedro", observa una presidenta regional
Precisamente ahí está una de las explicaciones del giro, del punto de inflexión: el partido comenzó a respirar una vez que Sánchez decidió la reforma de la ley del sí es sí incluso sin Podemos y los socios. A partir de entonces, el Gobierno fue encadenando semanas en verde: datos económicos positivos (crecimiento del PIB, empleo, cierre de déficit, recaudación, bajada de la inflación o el tercer desembolso de los fondos europeos), la moción de censura de Vox, la intensa agenda internacional del presidente... y finalmente el cierre de la ley de vivienda. "El cambio se produce por varias cuestiones", continúa la portavoz regional, "la reforma del sí es sí fue un acierto sumado a otros aciertos, y que cuando se acercan las elecciones, la maquinaria se activa y la militancia la pone en marcha y salimos a por todas".
En el Ejecutivo de Sánchez y en Ferraz son conscientes de que los cargos y los militantes han reconectado con ellos, aunque han tardado en hacerlo. "Ha pesado el sí es sí, claro, pero también que nos hemos puesto a la ofensiva, que hemos retomado la iniciativa, que no estamos a remolque", sentencia una ministra del núcleo duro del líder. Esa es otra lectura muy extendida en el partido: que el presidente no solo no se ha rendido, sino que se ha crecido en las últimas semanas. Y su tirón ha espoleado al partido y ha hecho que salga a defender su gestión. "Creo que el esperpento de la moción de censura de Ramón Tamames y Vox y lo anodino de [Alberto Núñez] Feijóo y por contra algunas medidas de Pedro le están haciendo remontar. El tormentón del sí es sí ha pasado, y la reforma de la malversación quedó en nada", opina un alcalde de una capital muy relevante para el PSOE. "Nunca he tenido dudas de que el Gobierno nos suma —sanciona otro regidor de peso—, pero ahora hay más valentía para defender al Gobierno tras unos meses malos".
En el círculo más próximo a Sánchez subrayan el "buen ambiente" que se percibe en el PSOE, y que ahora se nota que los alcaldes y presidentes "perciben que la gestión del Gobierno tira y en sus discursos ya hacen referencia a medidas como las pensiones, el ingreso mínimo vital, la ley de vivienda...". En la dirección señalan que otro síntoma claro de sintonía es que los territorios demandan la presencia de Sánchez, ministros y miembros de la ejecutiva federal.
"España está en marcha"
La convención se abría este sábado, precisamente, con la reivindicación de la gestión del Ejecutivo. Lo hizo primero, lógicamente, la vicesecretaria general y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pero a fondo se empleó el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. No solo pidió al PSOE que sacara pecho por la política de distensión con Cataluña y elogió a Sánchez por su "valentía" y "acierto" con los indultos a los líderes independentistas —llevando al primer plano un tema que llevaba tiempo fuera del primer plano—, sino que les demandó que lucieran con orgullo la gestión del Ejecutivo. "Hemos respondido a los españoles haciendo un gran esfuerzo para sostener el país y para poder decir hoy que España está en marcha y con un futuro de progreso", subrayó.
Puig elige un tono conciliador con Sánchez, aunque no se olvida de pedir financiación "justa" y de repetir que el trasvase Tajo-Segura es "irrenunciable"
Pero esa confianza, esa autoestima de nuevo alta, se trasladó también en los discursos públicos que siguieron a continuación. Y en la clausura, este domingo. Abel Caballero, regidor de Vigo por mayoría absolutísima —"Todos vais a ganar y yo en Vigo voy a arrasar", "Voy a ser alcalde de Vigo 25 años más, porque la edad no es un factor limitativo"—, alabó también la gestión del presidente y, en especial, su pelea por los fondos europeos de recuperación por la pandemia, "en favor de la calidad de vida de la gente". "Estamos encantados, y la gente con nosotros también [...]. Tenemos una buena situación económica porque un día Pedro Sánchez dijo que quería un plan Marshall, y el PP se rió, y hoy tenemos 77.000 millones de euros que estamos recibiendo".
Caballero también puso en valor la ley de vivienda, como había hecho la víspera Zapatero, como también hicieron el president de la Generalitat, Ximo Puig, y la candidata a la alcaldía de Valencia, Sandra Gómez. Ambos incidieron en que el acuerdo demuestra que el PSOE es "el futuro", sobre todo para los jóvenes, y que "cumple" con lo prometido. El propio Puig, que había tomado distancia con Sánchez en los últimos meses, reivindicó la labor del Gobierno y su modelo contrapuesto al de la derecha. E incluso en su referencia a los dos temas con los que ha chocado con la Moncloa fue "elegante", como advertían en su equipo: pidió una "financiación justa" y reiteró que el trasvase Tajo-Segura es "irrenunciable", aunque con "respeto medioambiental". Rehusó elevar el tono de la confrontación.
La vivienda será uno de los ejes seguros de la campaña socialista. En los territorios reconocen que el acuerdo sobre la ley insufla energía a los suyos y sirve como ariete contra el PP. Sánchez se reservó para la clausura otro anuncio de calado: la movilización de 50.000 viviendas de la Sareb destinadas al alquiler, sobre todo para jóvenes, que aprobará el martes el Consejo de Ministros. No será la última gran medida antes de las urnas, porque la Moncloa tiene diseñado el camino hasta el 28-M, dosificando sus anuncios. Por eso la sensación que cunde en el partido es que se ha logrado entrar en una espiral virtuosa... aunque nada asegura que la escalera se pueda truncar en cualquier momento.
Ferraz quiere que cale el mensaje de que no habrá "ni sorpaso ni paseo militar del PP", que "todo está abierto"
El objetivo que se ha marcado la dirección es que cale el mensaje de que no habrá "ni sorpaso ni paseo militar para el PP, que todo está abierto". Que hay disputa y que el PSOE aguanta mejor de lo previsto inicialmente.
A su favor tiene, indican en Ferraz, que la movilización de los votantes progresistas no ha llegado a su máximo —la fidelidad se acerca al 70%, y la del PP al 80%—, mientras que la derecha no puede crecer más.
La batalla ajustadísima por Valencia
La Comunitat Valenciana es el territorio en el que libran su pulso los dos grandes partidos. Es la cuarta región por PIB, la cuarta también por población, la más importante en poder de los socialistas. Puig, reconocen en su equipo, ha elegido entrar en campaña tarde, para estirar al máximo su agenda institucional.
En Ferraz crece ahora la inquietud por Baleares, aunque en las islas dicen que lo que baja Podemos lo compensan los socialistas y Més
El president ha optado por asumir ese riesgo para eclipsar a su rival, Carlos Mazón, mucho menos conocido pero al que le ayuda su marca, el PP. Pero ahora sabe que tiene que poner toda la leña en el fuego y que la máquina rinda a tope. En su equipo creen que la batalla se decantará a su favor, porque además ya parece claro que Unidas Podemos, tras firmar de nuevo su alianza, y con cierto tiempo, podrá mantenerse en Les Corts, mientras que Compromís, pese al relevo de Mónica Oltra, resiste. En Valencia capital, la disputa es aún más ajustada y los bloques parten muy igualados, aunque la dirección espera que la ciudad siga liderada por la izquierda. Las encuestas de los socialistas, además, apuntan que Sandra Gómez podría superar al regidor, Joan Ribó, y hacerse con la alcaldía si la suma supera a la derecha. En 2019, el bloque progresista superó en las autonómicas a la derecha por 40.000 votos, y en las locales, en Valencia, el empate fue casi total: apenas 355 papeletas separaron a Compromís-PSOE y a PP-Cs-Vox.
En Ferraz también apuestan por que Puig mantendrá el Consell y por que la izquierda retendrá la capital. Y, en general, creen que el partido conservará el poder territorial, que no habrá vuelco en el mapa. No obstante, en la dirección de Sánchez admiten ahora cierta preocupación por Baleares, por la bajada de los morados. En el entorno más próximo a la presidenta autonómica, Francina Armengol, señalan a este diario que la situación no es ahora más difícil, y que aunque Unidas Podemos cae, su descenso es compensado por la subida de los socialistas y de sus socios nacionalistas de Més. Y añaden que, en caso extremo, la llave la pueden tener los regionalistas de El Pi, a los que no ven cediendo el Govern al PP por su alianza con Vox.
En Sevilla, preocupa la división en la izquierda, entre Podemos-IU y Adelante, ya que concurren por separado
En Aragón, la gobernabilidad recaerá en otro partido bisagra, Aragón Existe, y la esperanza de los socialistas es que la formación de la España Vaciada no invista al candidato del PP, Jorge Azcón, que también necesitaría a la ultraderecha. En La Rioja, feudo conservador, persiste la duda pero creen que la presidenta, Concha Andreu, va por delante y que le beneficia la fractura en la derecha. Los presidentes autonómicos, salvo Puig, anfitrión, no estuvieron en la convención de este fin de semana. Por su cariz puramente local: los protagonistas eran los alcaldes y los candidatos. Los presidentes prefirieron continuar con sus campañas en sus territorios.
En el terreno municipal, Sevilla es la plaza más disputada. El partido cree que podrá mantener la vara de mando Antonio Muñoz, el actual alcalde, aunque inquieta la situación a su izquierda, ya que concurren por separado la alianza de Podemos e IU y Adelante, la plataforma de Teresa Rodríguez. "Esperamos que los primeros alcancen el 5% necesario y, por tanto, dos o tres concejales. Con los de Teresa integrados, tendríamos seguridad al 100%", aseguran fuentes muy próximas al regidor.
Expectativas al alza en Barcelona
Las expectativas se han elevado, sin embargo, en Barcelona. El PSC de Jaume Collboni observa que está recibiendo votos de descontentos con Ada Colau, de ex de Ciudadanos y de electores templados y de orden, mientras que el tirón de Xavier Trias, el candidato de Junts, se ha desinflado. El PSC está en buen estado de forma y le ayuda la política de distensión con Cataluña practicada por Sánchez.
El partido va a llegar a los 500 actos semanales y la implicación de Sánchez en la campaña va a crecer. La movilización también ha ido aumentando: 4.000 personas este domingo en Valencia
De todos modos, la carrera se va a acelerar a partir de ahora. De los 200 actos semanales que el PSOE organiza irá subiendo paso a paso hasta llegar a 500. Y la implicación de Sánchez va a crecer. El 29 de abril hará doblete, entre Navarra y La Rioja, y no será el último. En mayo, protagonizará mítines sábados y domingos y parte de la semana, salvo en los días con más agenda institucional. Las tres últimas semanas antes de las urnas su actividad se situará en el máximo. En Ferraz presumen de movilización del partido: frente a actos del PP que ven más deslucidos, ellos exhiben músculo en mítines multitudinarios —4.000 el domingo en Valencia, 2.000 la víspera allí también, 1.500 en Cáceres el jueves, por citar los últimos—, "y sin forzar demasiado el aparato". "La gran fortaleza del PSOE es su implantación territorial y Pedro ha sido capaz de llegar a cada rincón. Hay mucho orgullo identitario en este momento", valora una dirigente regional.
El primer titular que buscan los socialistas el 28-M es una victoria en votos. Saben que no se reproducirá su ventaja de 2019, cuando sacaron al PP un millón y medio de papeletas y 6,77 puntos, pero están convencidos de que un triunfo ayudará a cambiar el ambiente de cara a las generales de manera definitiva. Y ven posible alcanzar ese objetivo. Parten de una posición más favorable: 2.500 alcaldes, 22.500 concejales, 22 de las 50 capitales de provincia y 23 de 41 diputaciones provinciales en sus manos. Y nueve presidentes autonómicos más un vicepresidente regional en las 12 comunidades que se someten a las urnas.
Nada está hecho y aún faltan seis semanas. "Siempre es difícil, pero vamos hacia arriba", asevera un barón autonómico. Y ese optimismo contenido es el que se oía en las esquinas de la convención. Como añade otro cargo regional, "hay moral de victoria". Al menos por ahora.
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