Un nuevo paquete de medidas y nuevamente adelantado por Pedro Sánchez, tal y como se esperaba. El Gobierno se compromete a construir 20.000 nuevas viviendas públicas en terrenos propiedad del Ministerio de Defensa, a través de SEPES (Sociedad Pública Empresarial de Suelo). Y es que el departamento encabezado por Margarita Robles es "uno de los principales propietarios de suelo", de ahí que ahora se tire de sus terrenos para edificar vivienda pública.
El anuncio lo trasladó el presidente del Gobierno este 25 de abril en su comparecencia extraordinaria en el Senado, en el cuarto y último careo en formato largo —fuera de las sesiones de control— frente a Alberto Núñez Feijóo antes de las elecciones del 28 de mayo. Vivienda es una materia clave para el Gobierno, un arma poderosa para intentar reconquistar el voto joven, junto con la preocupación por la emergencia climática y la supervivencia de Doñana. De ahí que los últimos discursos del presidente, en mítines y en las Cámaras, se vertebren a través de ese doble eje, que le permite además contraponer su gestión con el modelo "neoliberal" del PP.
Sánchez alegó que es consciente de que su Ejecutivo aún debe hacer más para aliviar un problema grave como es el acceso a la vivienda. Por eso, además de la primera ley estatal de la democracia —que este jueves aprobará el Congreso y que pasará entonces al Senado—, del bono joven de 250 euros al mes por dos años de ayuda al alquiler, de la rehabilitación de 500.000 pisos, el Gobierno suma la "mayor ampliación del parque de vivienda pública en régimen de alquiler". El propio Sánchez ya anunció previamente dos paquetes de acción "contundentes": la movilización de 50.000 inmuebles del banco malo (la Sareb) y la financiación de 43.000 viviendas públicas y de alquiler a través de una línea ICO de 4.000 millones de euros.
Sánchez presume de que su Ejecutivo multiplica por 115 la apuesta por la vivienda pública de los gobiernos del PP, que proyectaron apenas "1.600 viviendas"
Pero la acción del Ejecutivo, dijo, "no debe acabar ahí". "Se necesita suelo", subrayó. Y de ahí colgó el anuncio de este martes: la construcción de 20.000 nuevas viviendas públicas en terrenos de Defensa, adicionales a las 12.000 de la denominada operación Campamento, en el suroeste de Madrid, que ya se ha activado. Junto a las 50.000 viviendas acordadas con la Sareb y las otras 43.000 que se financiarán con créditos ICO, la movilización avanzada por el Gobierno en las últimas dos semanas, señaló, asciende a 113.000 inmuebles para el parque público, para "jóvenes y para familias que no pueden pagarse un piso y un alquiler". "Vamos a poner en marcha la mayor promoción de vivienda pública de las últimas décadas, mucho más que el PP", defendió.
El presidente añadió que, si se tienen en cuenta las viviendas públicas ya proyectadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana con el plan de Vivienda para el Alquiler Asequible —unas 70.000 de diferentes planes (más de 60.000 de ellas ya movilizadas), en las que se incluyen las de la operación Campamento—, en los próximos años el Ejecutivo habilitará "unos 183.000 inmuebles". Enseguida, contrastó sus números con los del PP: en las dos últimas legislaturas de los conservadores "apenas se proyectaron 1.600 viviendas". Así que ahora el Gobierno "multiplica por 115 la apuesta por la vivienda pública de alquiler a precios asequibles". "Es un empeño ambicioso, pero lo vamos a lograr", subrayó, enfático.
La "cultura del pelotazo"
El jefe del Ejecutivo insistió en que la vivienda "se ha convertido en un bien de lujo", y su dificultad de acceso explica el 70% de la desigualdad. Y eso "no es fruto del azar", sino de una filosofía económica, el "modelo neoliberal", que consiste, contrastó, en "dejar de construir viviendas públicas", "venderlas" a fondos buitre, "liberalizar terrenos" y "dar rienda suelta a las grandes constructoras". Es decir, que mientras el PP calentó "la cultura del pelotazo", "vórtice del dolor social", su Gobierno apuesta por un modelo radicalmente distinto, porque los españoles "han aprendido de la burbuja y de su pinchazo". El objetivo es que la vivienda se convierta en el "quinto pilar del Estado del bienestar", junto a la educación, la sanidad, las pensiones y la dependencia.
Sánchez pide a Moreno que salga de su "enroque" y retire de manera "inmediata" la iniciativa con Vox para ampliar los regadíos en el parque de Doñana
El otro centro de atención de la comparecencia de Sánchez fue Doñana, como también se esperaba. De nuevo, el presidente exigió a la Junta de Andalucía que salga de su "enroque" y retire de manera "inmediata" el "atropello" de la proposición de ley que amplía las hectáreas de regadío del parque nacional. Tras el "rotundo" rechazo de Bruselas a los planes del Ejecutivo andaluz, entiende que no hay "excusas" y que Juanma Moreno debe dar marcha atrás en su "ilegalidad". La mayoría absoluta de la que disfruta "no les legitima para saltarse la ley, la sentencias europeas y cargarse un tesoro medioambiental" como es Doñana, subrayó.
Pero su Gobierno lo va a "frenar", advirtió, para salvar un "ecosistema único en el mundo" y ayudar a unos regantes legales que están preocupados por el daño reputacional de la iniciativa de PP y Vox, suscitada por "cálculos electoralistas".
Sánchez evitó construir un balance triunfalista en lo posible: el Gobierno "se alegra de la buena marcha de la economía", pero es consciente de que "quedan muchas cosas por hacer", como la subida de los salarios de los trabajadores, y en ese punto volvió a pedir a la patronal que se siente con los sindicatos en la mesa de la negociación colectiva y llegue a un pacto de rentas.
"El Gobierno no ha bajado la guardia"
Asimismo, se reafirmó en el compromiso de su Gabinete de crear un observatorio de márgenes empresariales para facilitar el reparto de rentas y favorecer la transparencia, y reconoció que los precios de los alimentos "siguen siendo altos" y que las hipotecas se han "encarecido drásticamente en los últimos meses". "El Gobierno no ha bajado la guardia ni la va a bajar. Hemos renovado más del 70% de medidas puestas en marcha desde el año pasado", desde el estallido de la guerra de Ucrania, y el Ejecutivo seguirá "trabajando para proteger la mayoría social". Pero no dio más detalles ni avanzó más medidas.
El presidente le lanza duros reproches: "No sé si le viene grande o esto le queda lejos", "su salto a la política nacional ha sido un chasco"
Y es que el corazón de la comparecencia del presidente era el anuncio de 20.000 nuevas viviendas en terrenos propiedad de Defensa. Porque la réplica a Feijóo no aportó más novedades. El presidente intentó desarmar la argumentación esgrimida por el jefe del PP, rescatando el juicio sobre él que blandió en el primer careo en el Senado contra él, en septiembre pasado: peca de "poca solvencia" y "mala fe". Al final, lanzó una constatación pretendidamente demoledora sobre el liderazgo del dirigente gallego: "No sé si le viene grande o a usted esto le queda lejos, dele una vuelta a lo que le digo". Era la frase que presentó como resumen al término de sus dos réplicas, deslizando por tanto que su rival no está preparado para gobernar, que le falta fuste, "conocimiento de los asuntos", cuajo.
No fue el único reproche que le lanzó: ironizó sobre la "política para adultos" que Feijóo quería representar, le dijo que "su salto a la política nacional ha sido un chasco, una decepción", y con ese salto "han ganado los gallegos y han perdido todos los españoles". Sánchez cargó contra el jefe del PP por desacreditar las reformas del Gobierno en Bruselas, por no plantear una "política constructiva". Pero en el último intercambio de mandobles se llegó a lo más personal, a la elección de ambos como líderes. Cuando Feijóo presumió de haber llegado a la cima del PP aupado por sus "compañeros", obviando que antes había participado en el derribo de Pablo Casado, se escuchaba una carcajada del presidente y de la bancada socialista.
"Usted cae en charcos y los pisa con fruición", se burló, recordándole que él fue elegido en 2017 secretario general del PSOE por el voto de la militancia, mientras que a Feijóo lo nombraron "para tapar el escándalo de corrupción de una dirigente del PP", de Isabel Díaz Ayuso, dijo sin mentarla. "No sé qué pasará en mi organización, pero nunca se derrocará a un dirigente para tapar un caso de corrupción", remachó. Nunca hubo puentes entre los dos, pero ahora, a un mes escaso de las elecciones del 28-M, menos que nunca.
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