La Policía Nacional localizó al hermano de Yassine Kanjaa, el terrorista que el pasado 25 de enero acabó con la vida de un sacristán en Algeciras, en el centro de menores de La Marchenilla. En la declaración del joven que obra en el sumario de la causa, a la que ha accedido El Independiente, no aparece los motivos por los que se encontraba en estas dependencias.
Y. K., siglas a la que responde el hermano del detenido, tiene 19 años en la actualidad. Cumplirá los 20 a finales del próximo mes de junio. Aunque no estaba obligado a declarar en contra de su hermano, manifestó que no tenía problema en que se le tomase declaración.
El pequeño de Kanjaa expresó que vivía en España sólo con el presunto terrorista, mientras que sus padres se encontraban en Tánger junto con dos de sus hermanos. Sin embargo, no tenía contacto con él desde hacía siete meses, el tiempo que llevaba en el centro de menores.
Aunque él no había detectado ningún cambio en Yassine, dijo al oficial que le tomó declaración que su madre sí había detectado actitudes distintas, que no hablaba con ella como siempre.
Su hermano no le había hecho referencia alguna al ataque que perpetró en varias iglesias de la localidad gaditana ni que tuviese intención de acabar con la vida de nadie por motivos religiosos. Tampoco vio actos violentos hacia sus amigos o vecinos ni comportamientos fuera de lo normal.
Declaración de los vecinos
Quienes sí detectaron cambios en Yassine Kanjaa fueron sus compañeros de piso. La Policía tomó declaración como testigos a varios de ellos, que coincidieron en explicar que meses atras consumía alcohol, celebraba fiestas y consumía hachís.
K. Z. declaró que "últimamente había cambiado su radicalmente su actitud" comenzando a practicar de manera "convulsiva" preceptos musulmanes. El 26 de enero, M. M. dijo que "hace unos tres meses" que Yassine había cambiado de actitud y que empezó a verle con chilaba, escuchando en su móvil el corán. A. H. explicó que semanas antes del atque había cambiado de amigos, que los de siempre no lo visitaban y que llegó a prohibir la entrada a su vivienda a quienes bebían o fumaban porque, asegura, decía que estaba "prohibido".
Estos tres testimonios cuadran con la hipótesis de los investigadores de que mla radicalización de Yassine Kanjaa se produjo muy rápidamente pocos meses antes de perpetrar su atache con un machete en el centro de Algeciras. Los agentes, tras analizar sus redes sociales, detectaron una "explosión" de actividad, llegando a publicar 70 mensajes en pocos días cuando llevaba años sin subir nada a su perfil de Facebook.
Todos los compañeros de piso conocían que Kanjaa tenía en su poder el machete con el que acabó con la vida de el sacristán Diego Valencia. Dormía con él debajo de la cama. Según relataron a la Policía, en alguna ocasión llegó a amenazar a algunas personas con él, pero nada que se fuera de control. Cuando le preguntaban que por qué lo tenía, respondía con vehemencia: "No es tu problema, eso es para algunas personas que se están metiendo en mi vida".
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