Es un tablero sólido, apenas se mueve desde hace años. Lo hace con pequeñas variaciones pero nada que haga temblar cimientos. La previsión es que esta vez tampoco ocurra. El foco está puesto más en ver la evolución de la diferencia entre quienes ocupan los primeros lugares y en medir la intensidad de la recuperación o la ausencia de ella entre los últimos. Nada de sorpassos ni hundimientos. De cara a los próximos comicios, en Euskadi no se percibe contagio del grado de tensión política que atraviesa la política nacional y que marcará la cita electoral. El muro de contención viene determinado por la alianza PNV-PSE que apuntala las principales instituciones y por la condición compartida de socios del Gobierno Sánchez que tienen PNV y EH Bildu y que, pese a generar los principales reproches recíprocos, contiene el impacto y daño de sus críticas cruzadas.
El camino hacia el 28-M teatralizará las diferencias, nada más. El ámbito municipal y foral que se resolverá en las urnas –en el País Vasco no hay elecciones autonómicas- hace mucho tiempo que permanece casi inalterable. El mapa municipal vasco actual es eminentemente nacionalista y así seguirá tras la cita con las urnas. De los 251 municipios vascos, el 80% de las alcaldías -205- está en manos de alguna de las dos formaciones nacionalistas por excelencia, el PNV o EH Bildu. Entre las dos marcas constitucionalista, el PSE y el PP, sólo suman 13 alcaldías, el 5% del total.
La previsión de los últimos sondeos no augura grandes cambios en ese escenario municipal. El PNV no sufre apenas desgaste por la gestión de los últimos años, no al menos en las localidades más relevantes. Ni siquiera los casos de corrupción que afecta a algunos de sus exdirigentes, como el llamado 'caso De Miguel' , y cuyos principales condenados están a puertas de ingresar en prisión, parece afectar sus expectativas electorales. La reedición de sus alianzas con el PSE le permitirá mantener la cuota de poder actual, tanto en el ámbito municipal como en las tres diputaciones forales.
Por su parte, la izquierda abertzale ha logrado consolidar e incluso mejorar sus previsiones. Sin embargo, en algunas localidades la igualdad que PNV y Bildu registran, -donde un escaso margen de votos puede determinar la victoria-, convertirá en esenciales sus alianzas. El evidente entendimiento entre Bildu y Podemos por un lado y entre el PNV y el PSE por otro serán determinantes. Esa balanza ya decantó el reparto de algunas alcaldías hace cuatro años. Ocurrió en las localidades vizcaínas de Durango y Galdakao, donde el PNV venció en las urnas pero el apoyo de Podemos en la primera y de una plataforma local en la segunda les arrebató la alcaldía en favor de la izquierda abertzale. En Gipuzkoa los jeltzales les pagaron con la misma moneda al disponer de los votos del PSE en Andoain, que pasaría a manos socialistas, y en Pasaia para arrebatar la alcaldía a Bildu.
Esta vez las parejas de las alianzas no se alterarán. Elkarrekin Podemos y la izquierda abertzale han reforzado estos años su sintonía. Un entendimiento de algún modo mortal para la formación morada, que según avanzan los sondeos pierde apoyo en el País Vasco que capitalizan los de Otegi. En el caso de los socialistas, la pérdida de peso municipal que arrastran les fuerza a mantener su sintonía con el PNV para asegurarse los gobiernos de coalición en los que están y que le dan entrada a una importante cuota de poder que las urnas les hacen esquiva.
Los feudos de PNV y EH Bildu
El PSE se enfrenta el próximo 28-M al complicado reto de intentar recuperar parte de las localidades de la Margen Izquierda que históricamente ha gobernado, como Barakaldo o Santurtzi, hoy en manos del PNV. En Bizkaia su único bastión es hoy Portugalete y en Gipuzkoa se amplía a municipios como Irún Zumárraga o Lasarte, donde podría revalidar alcaldías.
El partido con más poder municipal en Euskadi es el PNV. Los de Ortuzar gobiernan en 122 municipios, gran parte de ellos en Bizkaia, y los de Otegi en 83, fundamentalmente en Gipuzkoa. Son los feudos que el nacionalismo se reparten con un gran control y escaso trasvase de votos entre unos y otros. EH Bildu controla la mitad de los municipios guipuzcoanos, 44 de los 88 ayuntamientos. Entre ellos figuran localidades como Errenteria, Orio, Hernani o Azpeitia. En esta provincia el PNV ostenta mucho menos poder municipal, apenas 18 consistorios, entre ellos Elgoibar, Azkoitia, Zarauz o Tolosa.
En la vecina Bizkaia el escenario es el opuesto. El PNV gobierna 72 de los 112 municipios frente a los 29 de la izquierda abertzale. La hegemonía de los consistorios también es de Sabin Etxea en Alava, donde gobierna 31 localidades por una decena de EH Bildu.
Además, el PNV gobierna en los Ayuntamientos de las tres capitales y las tres diputaciones forales. Se trata de la mayor cuota de poder de su historia y que los sondeos no creen que vaya a debilitarse. La única leve incertidumbre se sitúa en Vitoria, donde la formación jeltzale concurre con nueva candidatura, liderada por Beatriz Artolazabal, exconsejera de Justicia y que aspira a recoger el sillón de alcaldía de Gorka Urtaran. La capital alavesa sigue siendo un objetivo disputado en el que PNV y EH Bildu podrían disputarse la victoria por un puñado de votos. Ciudad en la que en otro tiempo el PP vencía sin dificultad y que hoy se ha visto relegado por las opciones nacionalistas.
El reto del PP vasco
Los populares se enfrentan al reto de ganar peso en la política local vasca. Hoy la formación que preside Carlos Iturgaiz es prácticamente irrelevante con dos alcaldías. En Alava ocupó la alcaldía en 2019 de Baños de Ebro y Navaridas. En total el PP concurre el 28-M en 184 de las 251 localidades, lo que supone una docena de listas más que hace cuatro años.
La dificultad para conformar listas que arrastra la formación desde los años duros del terrorismo de ETA no han desaparecido tras el final de la violencia. Aún hoy la formación necesita recurrir a afiliados de otras provincias para completar muchas de sus listas. Uno de los nombres más relevantes para las próximas elecciones es el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que cerrará la lista por Bilbao, o el de Miguel Ángel Rodríguez, que hará lo propio en Durango.
Iturgaiz llegó por designación directa del anterior presidente del Partido, Pablo Casado y sigue pendiente de ser ratificado por un congreso del PP vasco, que se aplazó hasta después del 28-M. Sin duda el resultado de las elecciones puede influir de modo importante en el futuro del actual líder del PP en Euskadi que tiene situado el techo municipal de su predecesor, Alfonso Alonso, en los 78.676 votos y los 55 concejales en el conjunto del País Vasco.
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