Isabel Díaz Ayuso siempre es sinónimo de terreno pantanoso para la Moncloa y para el PSOE. Un fenómeno inextricable, de difícil combate. Y por eso intentan ponerse a resguardo, evitar un cuerpo a cuerpo en el que juzgan que ella tiene más sencillo ganar. Ahora ha ocurrido de nuevo. Librado el pulso el Dos de Mayo, a la vista de todos, los socialistas quieren "pasar página", retornar a la campaña del 28 de mayo tratando de imponer su agenda, y no estirando más una polémica que creen que la presidenta madrileña usa y usará en su propio beneficio.
Ya en los últimos días, cuando se estaba larvando el enfrentamiento, cuando el Ejecutivo de Ayuso acusaba al ministro Félix Bolaños de buscar la "provocación" al "autoinvitarse" a los fastos del Dos de Mayo, Día de la Comunidad de Madrid, la Moncloa rehusó entrar en el "juego". Pero sí mantuvo el pulso: aunque el titular de la Presidencia era rechazado por Sol, el Gobierno defendió que era él quien decidía qué representantes mandaba a los actos institucionales. Y Bolaños fue junto con la ministra de Defensa, Margarita Robles, que había solicitado ir al retomarse el desfile militar. Antes de que la jefa de Protocolo del Ejecutivo autonómico le cerrara el paso a la tribuna de autoridades, el responsable de la Presidencia intentó pasar de puntillas sobre la polémica. Una vez vetado, el Gobierno sí cargó muy duramente contra Ayuso por "incumplir" la normativa, por saltarse el real decreto 2099/1983, el que ordena el protocolo en los eventos institucionales, por creer que Madrid es su "cortijo". Pero desde entonces se vio que ni la Moncloa ni Ferraz querían dar más combustible de la cuenta, ni sobredimensionar el choque.
La única respuesta del Gobierno la canaliza la portavoz, pero el propio ministro rehúsa alimentar la polémica. Rodríguez denuncia una "campaña del PP" para "deslegitimar" al Ejecutivo de Sánchez
El propio Pedro Sánchez, en su mitin en Málaga del martes 2 por la tarde, ni citó el asunto de pasada. Y en el cuartel general insistían en que el foco tenía que desplazarse a Alberto Núñez Feijóo por su cita con los fiscales conservadores. Pero este miércoles los movimientos del PSOE para salir de lo que algunos dirigentes llaman "trampa" de Ayuso fueron más nítidos. Bolaños rehusó hacer declaraciones a los medios, la número dos del partido y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, insistió en que el Gobierno está volcado en "los problemas de los ciudadanos".
La única respuesta pública del Ejecutivo descansó en la portavoz, Isabel Rodríguez. Ella fue la que empaquetó el mensaje oficial: el veto a un ministro es un capítulo "inédito", que nunca había ocurrido, y que se trata de "un paso más en una campaña de deslegitimación del Gobierno de España". Una campaña, dijo, "del PP", semejante a las que dirigen formaciones "extremistas o antisistema". Esta "campaña de ataque" al Gobierno "empezó" con Pablo Casado cuando estaba al frente del PP, "sigue" con Alberto Núñez Feijóo y "Ayuso siempre en medio", sancionó. En todo momento, la titular de Política Territorial recalcó que la ordenación del protocolo está por escrito en el real decreto de 1983 y desde entonces jamás hubo "problemas".
A partir de ahí, Rodríguez esquivó las preguntas. Ni autocrítica, ni valoración del papel de Robles —que sí permaneció en la tribuna de autoridades—, ni si habrá más actuaciones contra la Comunidad de Madrid. "No hay nada más que decir", se justificó. La ministra argumentó que la "preocupación y la ocupación del Gobierno el 3 de mayo no es un real decreto de 1983". Lo son asuntos como los aprobados este miércoles, dijo, por el Consejo de Ministros, como los 1.307 millones destinados a Formación Profesional, o al impulso a sectores como el turismo o la ciencia.
"No provoca quien quiere, sino quien puede"
"Ahí están nuestras ocupaciones, en atender la realidad de la gente en nuestro país como entendemos que las preocupaciones en la Comunidad de Madrid tendrían que estar también ahí", sostuvo, lanzando un mensaje directo a Ayuso. Y es que en el PSOE le reprochan que busque la "confrontación por la confrontación", el enfrentamiento directo con Sánchez como vía para no dar cuentas de su gestión. Como modo de escape para no atender los problemas de los madrileños. Problemas, citó la portavoz, como la atención primaria, la vivienda o la falta de plazas en FP. Y, como respuesta a la acusación de Ayuso en la SER de que Bolaños fue a "reventar" el acto y a "provocar", Rodríguez zanjó: "No provoca quien quiere sino quien puede".
El Ejecutivo remarca que el acto institucional no es "la fiesta de cumpleaños" de Ayuso y que ella cae en el "populismo" y en el "trumpismo"
En la Moncloa defienden lo hecho, desde la decisión de que Bolaños fuera —"¿Acaso el Gobierno se va a amedrentar por lo que ella diga?"— hasta el comportamiento de Robles, que excusan porque todo ocurrió en cuestión de segundos cuando la parada militar estaba arrancando. Pero no quieren ahondar más. Una respuesta ya más en frío que prueba que el PSOE tiene interiorizada la lección desde la campaña autonómica de mayo de 2021: en aquel momento, Sánchez sí confrontó directamente con Ayuso (también con la intención de anular a Casado), le sirvió en bandeja una reunión en Sol ante un tapiz de 24 banderas... pero al comprobar que ella se victimizaba, el partido corrigió la estrategia. Desde entonces, el presidente ha rehuido el choque frontal con la presidenta y ha delegado en sus escuderos.
Ahora, el Gobierno reivindica su postura, sí, pero tampoco quiere estirar más la polémica. Recuerda que los actos del Dos de Mayo son de carácter institucional, en los que la Comunidad de Madrid no tiene reservado el derecho de admisión —"no es la fiesta de cumpleaños de Ayuso"— y que la presidenta ha demostrado su "falta de respeto institucional", una actitud que, a juicio de la Moncloa, raya en el "populismo", en el "trumpismo".
Pero hasta ahí. "Este tema se ha agotado. Fin. Ni siquiera hay motivos. Es lo que dijo la portavoz este miércoles: nos preocupa lo que Ayuso no hace en Madrid: sanidad, FP... no un acto protocolario. Nosotros hemos pasado página. Estamos en otra casilla", explican fuentes de Ferraz. Y aunque son conscientes en el partido y en el Ejecutivo de que la presidenta buscará alargar la polémica —ya lo hizo este miércoles al cargar durísimamente contra el ministro de la Presidencia y al acusar al Gobierno de querer "avasallarlo todo"—, los socialistas no responderán. "Nosotros, nada. Que ella siga. Nosotros no le hacemos el juego a nadie", inciden. Creen en la Moncloa además que Génova tampoco está muy satisfecha con la estrategia de su baronesa. Los socialistas prefieren mirar a Feijóo, sobre los "hechos gravísimos" que le rodean: para que explique a qué se comprometió con los fiscales conservadores, si habló con ellos "de algo más relacionado con los poderes del Estado, en los que el PP tiene intereses en bloqueos como el Poder Judicial".
No forzó "nada"
"Queremos salir de este tema ya porque queremos hablar de lo nuestro: vivienda, pensiones, becas... Pero ella ha quedado como lo que es. Los suyos la defienden, pero los nuestros se espabilan", añaden fuentes de la Moncloa, que reconocen que aunque Bolaños no forzó "nada" —"el ministro fue, le interceptaron y se dio la vuelta"—, sí convino visibilizar la actitud "autoritaria" de Ayuso, porque puede ayudar a "movilizar" a los votantes progresistas.
Algunos cargos sí creen que pudo caerse en un error, pero para otros se puso "en evidencia" la actitud de la presidenta y puede "movilizar" a los votantes progresistas
"Creo que había que poner en evidencia la exclusión", tercia un miembro del núcleo duro de Sánchez, que niega, como la mayoría de los consultados, que pudiera haber "error" o "torpeza" en la respuesta de Bolaños: "Ha quedado clara la patrimonialización de las instituciones y el carácter excluyente que preside la Comunidad de Madrid. Las imágenes [de la jefa de Protocolo parando al ministro] hablan por sí solas, no hace falta más".
En el PSOE-M, la primera línea de frente contra Ayuso, advierte de que hay que intentar no entrar en el juego de la presidenta. Porque ella "aprovecha todo, incluida la institución, para generar polémica siempre. Pero Moncloa —admiten en el círculo del secretario regional, Juan Lobato— poco podía hacer diferente". Dirigentes de la federación y de otros territorios comparten esa opinión: hay comportamientos, los de Ayuso, "que no son admisibles", que ella actuó de manera "premeditada", que Bolaños "lo hizo bien" y "la dejó en evidencia". No obstante, hay quienes creen que pudo cometerse un "error", al picar en la "trampa" que la dirigente popular había tendido. Igual que algunos cargos medios entienden que Robles "debió de haberse bajado de la tribuna" en solidaridad con su compañero de Gabinete.
¿Quería presidir el desfile?
En la Comunidad de Madrid quieren poner también fin a esta polémica, aunque siguen dirigiendo el dedo acusador contra Bolaños como el responsable de desencadenar todo del desencuentro y "forzar" una escena al pie de la escalinata que califican de "totalmente innecesaria. Todavía no entendemos lo que quiso hacer". Justifican que si este año no se cursó una invitación a Sánchez, es porque "el año pasado no vino", pero no quieren hablar de "plantón" del presidente para justificar que este año sólo recibieran invitación Robles —lo pidió ella—, y Rodríguez, quien declinó asistir y "delegó" en su compañero de Gabinete. En la Moncloa responden que no delegó, que simplemente el Ejecutivo decidió que fuera Bolaños, además de Robles.
No se invitó este año a Sánchez a la conmemoración del Dos de Mayo porque en 2022 "no vino" a la Puerta del Sol
Insisten mucho desde la Comunidad, como parte de su mensaje, en que Bolaños quería "presidir" el desfile. "Se le sienta en primera fila. Ahora bien, ¿porque te dé la gana vas a presidir la parada militar?", se preguntan. La propia presidenta autonómica se manifestó en estos términos en su entrevista a la Cadena SER, aunque a continuación las fuentes consultadas matizan que se refieren a su insistencia en subir a una tribuna principal "donde el Gobierno estaba representado en la figura de la ministra de Defensa" y le corresponde presidir a la jefa del Ejecutivo autonómico. La Moncloa subraya que Bolaños nunca se planteó "presidir" el acto. Solo se habló de asistencia.
Génova incluyó este asunto en el argumentario repartido ayer a sus cuadros y dirigentes en el que defiende que el ministro "perdió las formas para intentar llamar la atención y lo que hizo fue faltar el respeto a una presidenta elegida democráticamente por sus vecinos y a todos los ciudadanos de Madrid en su día grande". También exigen que Sánchez "desautorice inmediatamente a su ministro y que el Gobierno pida disculpas a los madrileños".
"El problema que tiene el Gobierno de Sánchez es que cada vez son peor recibidos en todos los sitios, especialmente entre los suyos", en alusión velada a las reticencias que creen ver en algunos barones socialistas para hacerse acompañar de su jefe de filas en los actos de campaña del 28-M.
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