Las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y las generales que se celebrarán en noviembre o diciembre están cargadas de incertidumbre. El ciclo de Pedro Sánchez en la Moncloa está en juego y puede ser determinante la papeleta de los nuevos votantes el que se prolongue o que empiece un nuevo tiempo para Alberto Núñez Feijóo.
Los cerca de tres millones de electores de entre 18 y 24 años -generación Z- que pueden votar por primera vez en las elecciones de 2013 pueden marcar la diferencia. Las previsiones demoscópicas apuntan a que la mitad de estos electores se quedará en casa y en un momento en el que cada voto cuenta ante los ajustados resultados de las predicciones para la generales, conseguir la movilización de los votantes nuevos puede ser determinante.
A esta movilización parcial hay que sumar la indecisión del voto joven, así que esforzarse en captar su voto puede ser más rentable que cambiar posiciones más claras de otros grupos de edad. La cuestión es si los grupos de la oposición con promesas y el PSOE con promesas y el BOE conseguirán llevarse a su terreno sus preciados votos.
La Ley de Vivienda, la nueva partida presupuestaria para la Formación Profesional, la promesa de construcción de decenas de miles de viviendas, los descuentos del 50% del precio de Interrail en Europa y de la Alta Velocidad (AVE) en España que será gratis este verano son la muestra de cómo Moncloa está trabajando este nicho de votos.
Los jóvenes existen
Los partidos políticos se acuerdan ahora de los jóvenes pero han estado fuera de la agenda política durante la legislatura y los gobiernos a todos los niveles. “Los partidos políticos se han centrado excesivamente en atraer el voto más mayor, el voto de los pensionistas”, considera el politólogo Jordi Sarrión-Carbonell.
“Lo que ha pasado es que muchos spin doctors se han dado cuenta de que los jóvenes también contamos, que pese a que vivimos en un país muy envejecido, en un país donde cada vez los jóvenes representamos menor porcentaje, hay muchos nuevos jóvenes que votan, esto Pedro Sánchez por ejemplo lo sabe muy bien y por eso todas estas medidas”, asevera el politólogo.
¿Serán capaces de movilizar el voto juvenil? “Es una cuestión de credibilidad, que todas estas nuevas propuestas puedan ser creíbles para el votante. La clave es la credibilidad y la verosimilitud que puedan tener estas propuestas cuando se ponen encima de la mesa”, considera.
Elsa Arnaiz, de la organización juvenil Talento con futuro diferencia entre la movilización de los jóvenes en la política local y la nacional. “Puede ser más fácil de movilizar en el ámbito autonómico y local porque los políticos pueden ser más concretos”. Lo que cambia, desde su punto de vista, en la escala de las generales. “Las promesas electorales no movilizan a casi nadie, movilizan a los que ya saben que van a votar y a los que se miran con antelación los programas electorales, que son los que no hace falta convencer, porque esos ya tienes un voto asegurado”, afirma.
La generación Z, lejos de ser una juventud desinteresada es una generación con intereses cristalinamente claros en gran cantidad de temáticas políticas
Iago moreno, sociólogo
“Si quieren realmente utilizar esas promesas electorales para movilizar a la juventud, lo tienen que convertir en un mensaje muy potente, que sea el líder el que lo comparta, el que lo distribuya, el que le resuene a los jóvenes. Si quieres movilizarlos con tus promesas, tienes que tenerlos en cuenta desde el principio”, considera. “Para captar a ese voto joven con las promesas electorales, van a tener que saber comunicarlo muy bien por redes sociales, a través de los canales en los que realmente están los jóvenes y va a ser una cuestión desgraciadamente de cómo lo vendas, de marketing. La juventud ahora mismo es muy crítica y ya hemos visto que lo que se promete -no solo en un programa electoral, sino en las Cumbres del Clima- no se acaba cumpliendo realmente”, añade.
La juventud ahora mismo es muy crítica y ya hemos visto que lo que se promete no se acaba cumpliendo
Elsa Arnaiz
Para el sociólogo Iago Moreno los jóvenes tienen actitudes e intereses políticos pero no siempre vinculados a depositar una papeleta. “Los intereses políticos de la generación Z, nos dicen que lejos de ser una juventud desinteresada, la nuestra- yo tengo 24 años- es una generación con intereses cristalinamente claros en gran cantidad de temáticas políticas”, afirma. “Lo que sí que es cierto es que los partidos no están siendo capaces de activar esos reclamos, esas demandas y convertirlas en una movilización electoral, porque la gente joven sigue siendo de la que menos vota, la que menos se siente representada y eso es un problema que no se está sabiendo atajar”, añade.
Según este sociólogo no se apela a las preocupaciones que son importantes para las nuevas generaciones “como el alquiler, la ecología, el feminismo”. En el contexto español “los partidos no están haciendo suyas esas demandas, no están sabiendo interpelar a la gente joven o no lo están volviendo un eje prioritario de su agenda”, concluye.
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