El 28 de mayo no se celebran elecciones solo en 8.131 municipios de toda España y en 12 de las 17 comunidades autónomas. La partida es más amplia y alcanza a los líderes de una competición que previsiblemente revitalizará el bipartidismo. Alcanza a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Porque ambos se juegan mucho en estos comicios. El presidente del Gobierno necesita un buen resultado, mantener en líneas generales el poder territorial de su partido, para afrontar con garantías unas legislativas a final de año con las que revalidar la Moncloa. Necesita desmontar lo que su rival pretende construir: la idea de un cambio de ciclo. El líder del PP sabe que para que le funcione la bala de las generales, la única de la que dispone, tiene que rendir en estos comicios de mayo, y eso significa no solo vencer en las locales sino arrebatar plazas importantes a los socialistas, territorios como Comunitat Valenciana o Aragón o capitales como Sevilla y Valencia. La disputa es, para los dos, durísima. Muy apretada, según convienen todas las encuestas. Y queda por calibrar los efectos de lo que suceda en la campaña, que ha arrancado con Bildu y sus listas con condenados por pertenencia o colaboración con ETA en el centro de la escena.
Los socialistas creen que hay mucho partido por delante y que nada está dicho, y apuntan a los datos del macrosondeo del CIS, que pinta un escenario abierto aunque favorable a sus expectativas. Están convencidos de que la izquierda podrá resistir, que lo hará mejor de lo previsto, porque los ciudadanos valoran las medidas del Ejecutivo por encima del "ruido", porque la economía acompaña y no se ha producido el "apocalipsis" que la derecha preconizaba y en el que ya ni insiste ante la evidencia, enfatizan, de que los números de empleo, crecimiento o inflación marchan bien.
Lo que era un plebiscito contra Sánchez acabará siéndolo contra Feijóo", dice un ministro. El PP quiere que el 28-M marque el fin del Gobierno de Sánchez
El PP ha fiado su estrategia a una idea fuerza que replica en cada punto de la geografía nacional: hay que "derogar el sanchismo". Que el 28-M sea el principio del fin de Sánchez en el poder, que hay que castigar a sus candidatos para que el Gobierno de coalición, "roto", implosione y se abra paso el ciclo de la derecha. En la Moncloa y en Ferraz defienden, sin embargo, que una campaña en negativo, sin "propuestas", centrada en la "destrucción" del adversario, no será rentable al final para el jefe de los populares. Y lanzan este aviso, en palabras de un ministro: "Lo que era un plebiscito contra Sánchez acabará siéndolo contra Feijóo". El PP, mientras, se agarra a la denuncia de los "pactos" del presidente con Bildu como un arma de campaña muy poderosa para movilizar a su parroquia electoral y que no piensa dejar escapar.
Sánchez o el relato de la resistencia de la izquierda
El PSOE defiende este 28-M un poder territorial atesorado tras la excepcional cosecha de 2019 que difícilmente se podrá repetir ahora. Preside nueve comunidades autónomas (y cogobierna en una décima, Cantabria), 23 de las 41 diputaciones provinciales, tres cabildos canarios, tres consells baleares y ejerce la vicepresidencia de Melilla. Capitanea 22 de las 50 capitales de provincia, sienta a 2.500 alcaldes y casi 22.500 concejales. Su diferencia con el PP hace cuatro años en las municipales fue amplísima, de 6,77 puntos y 1,5 millones de papeletas.
El presidente se está implicando a fondo en la campaña con mítines diarios para "culminar" su estrategia de "desnudar a Feijóo"
En Ferraz reconocen que esa "gran victoria" de 2019 no se reeditará en dos semanas, y que por tanto tiene "más que perder", ya que el PP solo tiene dos comunidades en juego, Madrid y Murcia, sus feudos inexpugnables y en los que sigue muy fuerte. Pero añaden que, a la luz de la macroencuesta del CIS y de otros estudios privados, están "en condiciones de poder revalidar" todos sus gobiernos —la comunidad más débil es La Rioja—, e incluso conquistar ciudades como Barcelona —la más a tiro de todas—, Zaragoza, Palencia o Vitoria, con la duda también de si la izquierda podrá recuperar la capital, Madrid, en este caso quizá con Más Madrid por delante. Hasta sueña con Málaga, donde hace cuatro años se quedó a un solo escaño de haber dado la vuelta al consistorio.
La cúpula esgrime que "siempre" ha enfocado estas elecciones como lo que son, "el momento de los pueblos, las ciudades y las comunidades autónomas", frente a un Feijóo que las planteó como un "plebiscito" y una "moción de censura" al Gobierno de Sánchez. "Él mismo se puso los deberes, y de sus palabras responderá ante los suyos la noche del 28-M —esgrimen en el cuartel general del partido—. Porque al final Feijóo es esclavo de sus palabras, de Isabel Díaz Ayuso y de un PP que cerró su gran crisis en falso con una entronización no una elección de un nuevo líder".
Pese a ese cariz territorial, Sánchez se ha decidido a echar el resto en este viaje hacia las urnas, también porque "todas las federaciones piden que vaya" a sus territorios. Desde su vuelta de Washington, donde abrió campaña —apertura deslucida por las preguntas sobre Bildu que le persiguieron hasta la Casa Blanca—, tiene programados mítines a diario. Ayer lunes, en Vitoria. Este martes, en Alcalá de Henares (Madrid); el miércoles, en Baleares; el jueves, en Zaragoza; el viernes, en Badajoz, y el sábado, el acto central en Valencia. Y suma y sigue.
La precampaña había ido bien para el PSOE. Pero llegó Bildu. En el Gobierno hay quien cree que faltaron "reflejos" y se calibró mal el impacto de las listas con exetarras
En el comité electoral destacan que la implicación tan activa del presidente busca "culminar" la estrategia que emprendió tras las vacaciones de verano, la de "desnudar a Feijóo", ponerle frente al espejo. Estrategia que creen que ha funcionado, a juzgar por la caída de la valoración del jefe del PP, como convienen "todos los sondeos". Un miembro del sanedrín traza un símil taurino: "Al toro se le pica para ver si es manso o es bravo. Y este ha resultado ser manso. Camina sobre el agua".
Los socialistas habían finalizado la precampaña entusiasmados por la marcha de las últimas semanas. Habían logrado dominar la agenda, centrando el debate en temas fuertes para ellos: vivienda, Doñana, jóvenes, sequía, mayores. El presidente encadenaba un anuncio tras otro. Sin parar. Así reactivaba a los suyos y obligaba al PP a ir "a rebufo". Pero llegó Bildu. Llegaron sus listas electorales con 44 condenados por vinculación con ETA, siete de ellos por asesinato.
En el Gobierno hay quien cree que no se "calibró" bien la importancia de este hecho, que no se tuvieron "reflejos" para salir al paso desde el principio y parar los pies al PP. Sánchez intentó calmar el fuego, no en el Congreso, el pasado miércoles, sino desde Washington, dos días más tarde, tras su reunión con Joe Biden. Tampoco sirvió. El fin de semana el incendio se hacía más espeso, también porque los dos barones críticos socialistas, Emiliano García-Page y Javier Lambán, presidentes de Castilla-La Mancha y Aragón, ponían tierra de por medio y se desmarcaban de los "pactos" de su partido con Bildu. Este lunes, Ferraz desconvocó la rueda de prensa prevista pero envió unas declaraciones de su portavoz, Pilar Alegría, con las que elevaba el tono de reproche hacia el PP, al acusarle de "agarrarse de forma indecente al terrorismo para arañar votos".
"Cada vez que da por perdidas las elecciones, ETA"
Por la tarde, en Vitoria, Sánchez redobló las críticas contra los populares: cada vez que la derecha "da por perdidas las elecciones, utiliza el mismo argumento, ETA". "¿Qué tiene que decir el PP ante esta realidad económica y de empleo? ETA. ¿Qué tiene que decir la derecha sobre la reforma laboral que ha traído mejor empleo? ETA. ¿Qué tiene que decir la derecha cuando hemos revalorizado las pensiones y reconstruido el pacto de Toledo? ETA". Era su manera de rebelarse contra los aguijonazos del PP. "Eso es lo único que les vamos a conceder", explicaban fuentes de la cúpula federal, "y no merecen más por meter a ETA en una campaña en el año 2023".
En Ferraz señalan que la crítica al PP que lanzó Sánchez en Vitoria es "lo único" que le van a conceder, porque quieren continuar con su campaña "en positivo", con medidas y anuncios
Pero a la vez el presidente continuó con su cadena de anuncios. Dos más: que las personas con una discapacidad igual o superior al 45% puedan acceder a la jubilación anticipada —se reduce de 15 a 5 los años obligatorios de cotización—, que aprueba este martes el Consejo de Ministros, y la ampliación del derecho al olvido oncológico, anticipado el sábado en Sevilla: se suprimirá a partir de ahora la limitación de la renovación del carné de conducir cada tres años para las personas con antecedentes de cáncer, y se hará cada diez, como ocurre con el resto de conductores. El domingo, desde Puertollano, avanzó que el Consejo de Ministros de este 16 de mayo aprobará entradas de cine por dos euros a los mayores de 65 años. Es lo que Sánchez llama "política útil".
Este martes en el Senado habrá nuevo cara a cara de Sánchez y Feijóo en formato corto (una pregunta en la sesión de control), pero a buen seguro emergerán las listas de Bildu y los pactos con la formación de Arnaldo Otegi. El presidente podría responder con las palabras en el pasado de dirigentes del PP como Javier Maroto, hoy portavoz en el Senado, o Borja Sémper, portavoz de campaña, en las que defendían los acuerdos y el diálogo con la izquierda abertzale. Pero es difícil que sirva para cerrar una página que los populares no quieren pasar. El Gobierno tiene una complicada escapatoria porque no puede deshacer los acuerdos que sobre políticas concretas ha tejido con Bildu, socio habitual de legislatura, estatus que probablemente repetiría si se reeditara la coalición.
Por el momento, en los territorios no cunde la alarma. Dirigentes de Ferraz y de las federaciones insisten en que la derecha ya está "muy movilizada" y que por tanto esto nada añade, y que fuera de Madrid la campaña sigue su curso alejada de estos temas. Siguen confiando en que funcionará su estrategia "en positivo". "Típica bomba de humo del PP, y así no hablan de las municipales. Pero no me preocupa, no compro el marco del PP", asegura un barón socialista a este diario. "Si están con esto hasta el 28-M, nos harán un favor: demuestran que no tienen nada —apunta un ministro—. ETA no moviliza más que a los convencidos. Más a Vox que al PP, por cierto. Nosotros seguimos al alza y el PP estancado. Y se juega más Feijóo porque ya es notorio que no tira. La derecha se ha equivocado con este tema tan viejuno y pasado. Nuestras medidas se van vendiendo. Y ellos, ¿qué venden? ¿ETA, que dejó las armas hace casi 12 años y desapareció hace cinco? Es una campaña perdedora". "Es un dislate hablar de ETA en municipales. La realidad por un lado y los extraterrestres viviendo en otra realidad", resume un alto cargo territorial.
Típica bomba de humo del PP, y así no hablan de las municipales", dice un barón. "ETA no moviliza más que a los convencidos. Más a Vox que al PP, por cierto", subraya un ministro
Ferraz no quiere anticipar números. No quiere precisar por cuántos votos cree que se impondrá sobre el PP en las municipales, aunque insiste en que ganarlas es posible. En el partido reina un optimismo prudente, pero queda campaña y de momento no ha comenzado de la mejor manera para los socialistas por la colonización del debate público por Bildu. Si Sánchez supera la estación del 28-M, cogerá oxígeno de cara a unas generales que no obstante se presentan adversas, según los sondeos, que conceden una ventaja importante a la suma de PP y Vox, aunque el espacio a la izquierda del PSOE, con Sumar y Podemos aún desunidos, tiene que decidir su futuro.
Feijóo o la importancia de instalar el cambio de ciclo
Quien gane estas elecciones locales y autonómicas no tiene desde luego garantizado gobernar, pero augura los movimientos de voto de las generales. A este principio se aferran en el cuartel general de los populares convencidos de que, independientemente de quién acabe haciéndose con el poder en los más de 8.000 ayuntamientos de España, en las doce comunidades y en las dos ciudades autónomas, la noche electoral esperan comparecer en la sala de prensa de Génova para anunciar su triunfo electoral, estimado en 500.000 votos municipales de ventaja de Feijóo sobre Sánchez.
El PP se ha marcado el objetivo de superar al PSOE por 500.000 votos en las municipales
Significa que el líder del primer partido de la oposición debería nada menos que revertir el millón y medio de papeletas que les sacó de distancia el PSOE en 2019 en las municipales (1.540.825) y, además, adelantarle en ese medio millón de votos que extraen de sus cálculos demoscópicos con permiso de la cocina de José Félix Tezanos en el CIS. Unas cuentas posibles por la absorción de los casi dos millones de papeletas de Ciudadanos obtenidos hace cuatro años, que van a perder a chorros por todos sus poros.
Feijó es consciente de que la etapa volante del 28-M determina su capacidad para afrontar las generales con mayor o menor impulso. Y aunque han optado por bajar el diapasón, por intentar no convertir esta cita en una especie de plebiscito sobre su persona, ha apretado las tuercas a sus candidatos para que no solo ganen, sino también gobiernen. De ello dependerá la continuidad de muchos de ellos. La independencia otorgada a sus baronías para hacer y deshacer sus listas y estrategia electoral es un regalo envenenado, ay de aquel que no cumpla los objetivos marcados. "Después hablaremos", les han advertido.
Pero en Génova apuntan a un triunfo seguro en número total de votos. No albergan dudas al respecto, por lo que no hay lugar para un descalabro, dicen, que comprometa la hoja de ruta de su líder. Y contra la tesis extendida por la izquierda respecto a que un triunfo incontestable de la madrileña Isabel Díaz Ayuso haría peligrar la candidatura del gallego para finales de año, por convertirla en el principal referente del PP antisanchista a nivel nacional, insisten en la sede nacional en que todo lo que engorde la cuenta de resultados del partido en el cómputo global será muy bien recibido.
"Política ficción"
De momento, el gallego no se siente amenazado por la larga sombra de Ayuso mientras refuerza su alianza con el andaluz Juan Manuel Moreno, que no todo tiene que pasar por Madrid, apuntan en el PP. Solo un hipotético descalabro el 28-M podría llevar a que las cartas se repartieran de nuevo en el primer partido de la oposición, pero es una hipótesis tan lejana, aducen, que parece más propio de la "política ficción".
El lunes de la semana pasada, el departamento de prensa del PP difundió una imagen del comité de dirección popular ante un mapa con las comunidades que celebran elecciones teñidas de color azul. Aseguraron después no tratarse de un vaticinio electoral sino, simplemente eso, marcar los territorios donde los ciudadanos tendrán dos urnas, las de las autonómicas y las de la locales —sin contar los cabildos canarios y los consejos insulares de Baleares ni las Juntas Generales del País Vasco—. Pero lo cierto es que en la planta séptima de Génova están convencidos de que "vamos a a ganar en todas las comunidades y en 2019 no lo hicimos en ninguna", situación que no dudan en calificar de "cambio de ciclo".
Feijóo se ha volcado en la campaña, de hecho, no ha dejado de hacer territorio desde que llegó al liderazgo del partido. Además ha recibido el "regalo" inopinado de una EH Bildu —socio parlamentario de Pedro Sánchez— que se siente lo suficientemente fuerte como para presentar a 44 condenados por su pertenencia a ETA, entre ellos, con delitos de sangre. Un argumento que los populares no van a dejar escapar.
Ahora hablamos de ganar. A partir del 29 hablaremos de gobernar", dicen en Génova
"Ahora hablamos de ganar. A partir del 29 hablaremos de gobernar", apuntan los mismos medios consultados sin querer entrar en el siempre espinoso tema de los posibles pactos con el partido de Santiago Abascal. Esa es una mochila que Feijóo no quiere llevar a las generales y podrá sortear en algunos territorios. En otros, no, se temen.
Porque se trata de ganar pero con una "mayoría suficiente", como de forma explícita dijo el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en una entrevista con El Independiente. Una "mayoría suficiente" para no sentar a Javier Ortega Smith en la Junta de Gobierno, pesadilla recurrente en la plaza de Cibeles y de no pocos candidatos populares.
Algo ha cambiado en Génova sobre esa política de pactos postelectorales. Si la tesis inicial era dar a los barones territoriales libertad de movimientos en función de sus necesidades, la dirección nacional admite deberá "valorar si hay una estrategia global o se ve sitio a sitio". En realidad todos saben que eso dependerá del objetivo final marcado en la sede nacional del primer partido de la oposición, que no es otra que llevar a Núñez Feijóo a la Presidencia el Gobierno en la mejor de las condiciones posibles, y todo el partido se la juega en ese envite.
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