Si ha habido un empeño para la nueva dirección del PP desde el desembarco de Alberto Núñez Feijóo en Génova ha sido la absorción completa del voto de Ciudadanos. Un sufragio ahora reducido a una cifra resiliente, fiel con el proyecto y que en ningún caso se plantea ir ya al nicho de los populares. Es por ello que la estrategia del partido, pese a golpes como el fichaje en plena campaña del ex eurodiputado de Ciudadanos Luis Garicano [algo que lleva negociándose casi un año], está ya solo focalizada al PSOE y al presidente del Gobierno. Así lo confirman fuentes de la dirección: "nuestro problema es Sánchez". Pese a ello, el propio líder Feijóo, así como el resto de candidatos del 28-M, siguen reivindicando la necesidad de ejercer un voto útil frente al extremismo de Vox y la inoperatividad del partido naranja.

El pasado domingo, desde Albacete y en un mitin con el candidato a la Junta de Castilla-La Mancha y el de la alcaldía, Santiago Abascal le afeó el intento de "atemorizar a la gente". Por su parte, Ciudadanos huye del reproche personal, pero se reivindica como la única opción "reformista" frente al bipartidismo. Con un balance de fugas en Vox de entorno al 20%, algo inamovible desde la moción de censura, el de Ciudadanos sigue siendo, con todo, el único ámbito en el que el PP puede tener alguna oportunidad de 'pescar' derribando el resistente muro electoral del 2%. Con las bajas perspectivas para los liberales como aliciente.

Ahora bien, en materia, ese voto global de dos puntos que estima el CIS en su última encuesta flash de municipales e implementado medio punto de media en las autonomías, con picos del 3% o el 4,5% en aquellas regiones con una barrera electoral de cinco puntos, solo tendrían relevancia en dos de las doce comunidades autónomas que concurren en este ciclo. No afectaría a Ceuta y Melilla, donde la presencia de los naranjas es prácticamente irrelevante. Serían en la Comunidad Valenciana y La Rioja, y aunque no daría directamente la mayoría absoluta, algo complicado también para el PSOE, sí despejaría con claridad las opciones del PP con Vox para lograr vuelcos políticos. Ello, cuando la polémica con EH Bildu permite a Génova justificar futuros pactos con los de Abascal.

Las últimas encuestas autonómicas publicadas antes del 23 de mayo [el límite establecido para la difusión de mediciones], caso de las de NC Report y Key Data, han revisado en batería todos los feudos que concurren, los cuales en su mayoría dejan escenarios abiertos. La primera demoscópica se muestra más rotunda sobre las posibilidades del PP, y le asigna directamente los ejecutivos de la Comunidad Valenciana, Aragón, La Rioja y Castilla-La Mancha mediante respectivos pactos con Vox [y España Vaciada en la región aragonesa]. Pero es KeyData quien deja abiertos esos enclaves a excepción del ámbito gestionado por el barón socialista Emiliano García-Page, a quien prevé de nuevo mayoría absoluta, aunque rebajada desde los 19 a los 17 representantes necesarios.

A diferencia de NC Report, KeyData ofrece en sus últimos sondeos territoriales una muestra detallada de la proyección de votos y participación que lograría cada fuerza que concurre. Mediante esas cifras, El Independiente ha comprobado con una simulación de atribución de escaños si la absorción del voto liberal garantiza cambios para el PP en las doce autonomías y Ceuta y Melilla. Pero ha sido solo en la Comunidad Valenciana y La Rioja donde, con un plano electoral abierto y de casi empate técnico entre bloques, el voto íntegro de Ciudadanos daría un impulso definitivo a la suma de PP y Vox.

En el caso valenciano, con un parlamento de 99 diputados a renovar y 50 necesarios para la mayoría absoluta, NC Report asigna al PP entre 37 y 38 (34,3%) sin contemplación alguna del papel de los de Patricia Guasp. Y con los 14-15 escaños de Vox (12,5%) tendría opciones de aglutinar entre 51 y 52 miembros en la cámara. Pero sorprende que las horquillas de la izquierda, de 28-29 (27,8%) del PSOE, 15-16 (13,5%) de Compromís y 0-5 (5,3%) de Unidas Podemos dejan opciones de obtener también los 50 escaños exactos en sus máximos. En este caso, KeyData proporciona números rotundos: 35 PP, 29 PSPV-PSOE, 16 Compromís, 14 Vox y 5 Unidas Podemos. Parte de una victoria de la izquierda por 50 a 49 de la derecha, pero de sumar los casi 70.000 votos (2,7%) que no darían a Ciudadanos representación, se traduciría en un escaño extra para el PP [a costa del PSPV-PSOE] que pasaría a 36 (34,5%). Los populares ascenderían de 816.527 a 885.855 votos. Junto a los 14 de Vox, Carlos Mazón y Carlos Flores sumarían medio centenar de cargos y el balance se invertiría con perjudico para el Botánico de Ximo Puig.

En La Rioja, gobernada actualmente por el PSOE y una tránsfuga de Podemos [con el apoyo externo de Izquierda Unida], hay un consenso en la medición entre ambas empresas demoscópicas. La horquilla para el PP es de 15 a 16 representantes, con el 43,1% para NC Report y el 42,5% para Key Data. Por su parte, la repetición de la actual fórmula darían a Concha Andreu un margen de 14 o 15 cargos en el parlamento. De producirse una absorción completa del voto de Ciudadanos en el PP, Gonzalo Capellán contaría con esos 16 diputados autonómicos exactos y el (44,72%) de acuerdo a la simulación de votos y participación de KeyData. Sumaría así más que toda la izquierda [15, con los 13 de PSOE y dos de Unidas Podemos], y podría condicionar un gobierno en solitario y mayoría simple junto a Vox, con dos electos y el 6,51% de los apoyos. El efecto colateral de este crecimiento del PP sería que el Partido Riojano no lograría entrar. La nueva escisión del PP, Por La Rioja, tampoco.

Refuerzo en Murcia, pero sin impacto general

La incorporación del voto de Ciudadanos en el resto de regiones no supondría cambios de facto generalizados, únicamente permitiría al PP de Fernando López Miras en la Región de Murcia sumar un representante, insuficiente para alcanzar la mayoría absoluta de 23 diputados. La candidatura popular pasaría a tener 21, y del 39,4% al 42,04% del voto frente al máximo de 18 al que llegarían el PSOE y Unidas Podemos. Si ya el barón popular tenía opciones de exigir una investidura en solitario con la abstención de Vox y una fórmula similar a la de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, esta senda se refuerza. Las mediciones en estos escenarios entre NC Report y KeyData coinciden.

En Aragón no tendría impacto la incorporación de las papeletas naranjas, ya que el PP conservaría los 27 con tan solo un ascenso del 34,7% al 38,06% de voto. Y es que es Aragón Existe el gran protagonista de estas elecciones, quien decidirá si inclina hacia la derecha un nuevo gobierno junto al PP y con Vox desde fuera [algo que se discutirá de tener la ocasión] o por el conservacionismo de Javier Lambán como jefe de Gobierno con el PSOE, Podemos, IU y la Chunta Aragonesista.

El PSOE conservaría Baleares, Extremadura, Asturias y Canarias con socios a su izquierda. El vuelco en Cantabria al centroderecha dependerá del PRC de Miguel Ángel Revilla, que de querer repetir como cabeza de Ejecutivo con el PSOE deberá incorporar a Unidas Podemos a un pacto de investidura. De rechazarlo, la vía alternativa para los cántabros es la de un gobierno con el PP al frente y el PRC como socio minoritario, y es que los de María José Sáenz de Buruaga ganarían los comicios con 13-14 escaños. Ayuso en Madrid no depende de los votos de Ciudadanos para garantizarse la independencia política, sino que está condicionada por que Unidas Podemos supere o no la barrera del 5%. De hacerlo, hay siete escaños [atribución de serie por entrar en juego que serían decisivos: aproximadamente tres irían del PP a los morados, dos desde PSOE-M y Más Madrid, respectivamente, y uno con Vox como emisor.