El domingo acudirán a las urnas por millones. Tradicionalmente han sido el caladero de votos más deseado de los partidos: los pensionistas. Los mayores son un 'banco de votos' cada vez más numeroso y con capacidad para decantar unas elecciones. En un país envejecido, la población con más de 65 años no deja de aumentar al ritmo que marca una natalidad decadente y una esperanza de vida que sigue prolongándose. El País Vasco es la comunidad más envejecida y donde residen los pensionistas con las prestaciones más altas de España. Representan un tercio del censo electoral llamado a votar este domingo en Euskadi. Son un bloque electoral históricamente estable pero que con los años ha demostrado que no es inamovible. ¿A quién votan los pensionistas ‘más ricos’ de España?
En estas elecciones del 28-M los pensionistas no han protagonizado ninguno de los focos de debate electoral. Las listas de EH Bildu, el racismo y la compra de votos no ha dejado apenas asomar un discurso que aflora siempre en campaña. Pese a ello el PSOE no ha evitado recordar cómo gracias a sus acuerdos y leyes se han revalorizado de modo histórico las pensiones en España. Una revalorización del 8,5% que ha convertido a los pensionistas en uno de los pocos colectivos que no ha perdido poder adquisitivo en estos años de zozobra económica. Sánchez también ha protagonizado guiños como la rebaja a dos euros del cine los martes para los mayores, propuesta pendiente de aprobar.
Según las encuestas, la medida no parece que en Euskadi vaya a traducirse en un repunte electoral para las candidaturas socialistas. Más aún, todo apunta a que pueda ser el PNV, y en menor medida la izquierda abertzale, quienes mejor capitalicen ese avance.
Estos días en Euskadi colectivos de jubilados siguen movilizándose en demanda de mejoras. Llevan cinco años haciéndolo. La última iniciativa ha tenido lugar en plena campaña electoral con una marcha hasta Vitoria protagonizada por el Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria para reclamar que se complementen hasta los 1.080 euros las pensiones mínimas. Este movimiento comenzó como una protesta al margen de formaciones políticas pero ha ido virando de modo progresivo hacia posiciones más afines a la izquierda, identificadas más con Podemos o EH Bildu que con el PNV o el PSE.
Mayores de 65 años, un tercio del censo
El término globales para el conjunto de la sociedad vasca las pensiones han dejado de ser un problema de primer orden. No figura entre los más relevantes, según reflejan las sucesivas encuestas. En el último Sociómetro vasco sólo el 3% de los mayores de 65 años lo cita entre sus tres principales preocupaciones. Una de las causas quizá se deba encontrar en que los pensionistas vascos son los que gozan de una mejor situación en el conjunto del país. La última revalorización ha incrementado, de media, 115 euros sus pensiones, dejándolas de media en los 1.480 euros al mes. La modalidad de pensión principal, las prestaciones por jubilación, se sitúan en el País Vasco en los 1.674 euros de media. Existen 42.000 jubilados vascos que perciben la prestación más alta, 3.058 euros al mes.
Mejoras que también han disparado sobremanera la factura a financiar por las Administraciones. El pago de algo más de 571.000 pensiones en Euskadi supone un desembolso mensual de más de 846 millones de euros. Un pago que debe ser compensado de modo muy sustancioso por las arcas del Estado ante el saldo insuficiente de cotizaciones que reporta el menguante mercado laboral vasco. Nadie en campaña ha abierto el debate sobre la sostenibilidad de las pensiones sabedor del riesgo que en campaña supone cuestionar un aspecto esencial para amplios colectivos.
Actualmente uno de cada cuatro ciudadanos del País Vasco supera los 65 años. Representan un tercio del censo electoral. El PNV es el que ha logrado en los últimos años consolidar y ampliar más ese perfil de votante. De los 505.000 habitantes que superan esa edad, entre un 33% y 35% asegura que el PNV sería su primera opción electoral, lo que se podría traducir en casi 168.000 votos en caso de acudir todos a depositar la papeleta este domingo. La formación que lidera Andoni Ortuzar logró en las anteriores elecciones municipales algo más de 400.000 votos, lo que da muestra del peso tan relevante que tienen los mayores en el electorado jeltzale.
Una cuestión que supone una garantía y una amenaza al mismo tiempo. Desde hace años Sabin Etxea intenta revertir el progresivo envejecimiento de su electorado que no logra compensar con la incorporación en el mismo nivel de las nuevas generaciones de votantes, entre los que la izquierda abertzale sí tiene una mayor penetración.
PNV y Bildu capitalizan los avances
La coalición EH Bildu en cambio ha logrado en los últimos años no sólo una mayor entrada entre los más jóvenes sino mejorar su aceptación entre los ciudadanos de más edad. Los últimos sondeos revelaban que los mayores de 65 años ya la sitúan como su segunda opción, al mismo nivel que el PSE en territorios como Gipuzkoa y Bizkaia, según el último sondeo de Vocento. En ambos, el EH Bildu es la primera opción para el 9% de electorado mayor de 65 años pero llega a ampliar la horquilla hasta el 15%. El PSE, en cambio, muestra una preferencia del voto entre el 8 y 9% En Álava, en cambio, la prevalencia del PSE sigue siendo muy superior para el PSE, con un 20% de la población mayor que la cita como su primera opción a la hora de votar.
El socialismo vasco ha ido perdiendo adeptos entre el electorado de más edad. La muestra más clara de esa pérdida la padeció en la Margen Izquierda vizcaína, su histórico feudo hoy en manos del PNV. La pérdida de localidades como Barakaldo, Sestao o Santurtzi no fueron puntuales. La gestión del PNV en esos consistorios ha sido revalidada y parece que seguirá siéndolo en este 28-M. Municipios con poblaciones envejecidas en las que la gestión social para los mayores parece haber sido avalada por las urnas.
Todos han agitado la bandera de las pensiones pero no todos han logrado capitalizarla del mismo modo. El PSOE alegando haber impulsado las revalorizaciones más altas de la historia, el PNV haber sido quien ha permitido las reformas más relevantes en los últimos años y EH Bildu por considerarse clave para sacar adelante las mejoras.
Y su peso electoral seguirá creciendo. La baja natalidad que se arrastra en los últimos años y que no se logra revertir ha convertido al votante senior y de más edad en un músculo electoral más fuerte. Si hoy uno de cada cuatro votantes tiene más de 65 años, las proyecciones demográficas para dentro de 15 años lo acercan ya a un tercio de la población. Un escenario que obligará a potenciar la gestión y los discursos más allá de las pensiones. La atención sanitaria, las prestaciones sociales y el bienestar de los más mayores adquirirán un peso esencial en los programas electorales de quienes quieran pescar en el caladero de los pensionistas ‘más ricos’ de España.
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