Su estrategia era condicionar desde dentro los gobiernos municipales y autonómicos del PP. Los resultados de este domingo convierten a Vox en tercera fuerza nacional, triplicando el número de concejales de 2019. Tiene la llave en plazas municipales hasta ahora icónicas del PSOE como Sevilla o Valladolid. También en seis gobiernos autonómicos, entre ellos, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón o Baleares. Los de Abascal advierten, sin embargo, que "nadie espere regalos". No aceptará, dice, "ningún tipo de chantaje o trágala" y avanza unas negociaciones exigentes "para hacer valer sus votos" y compartir el poder con los populares, condicionando sus políticas de género, medioambientales o migratorias.
"Hoy se produce la consolidación del proyecto político de Vox como proyecto nacional, que está llegando al último rincón de España", ha declarado Santiago Abascal, presidente nacional de Vox. "Se produce la consolidación del papel de Vox como partido absolutamente necesario para construir la alternativa al socialismo, el comunismo y sus socios separatistas y terroristas", ha agregado, subrayando que se trata de la formación que más crece en los comicios. "Hemos doblado el porcentaje de votos y hemos pasado de tener 500 a más de 1.700; de 47 diputados regionales a 119 y con un discurso que pone en tela de juicio la deriva de un Estado que lastra el proyecto común de España".
Especialmente preciado es su avance a orillas del Turia. "Vox tiene una magnífica noticia que dar a los valencianos: el pacto del Botànic ya es historia", ha proclamado entre el aplauso de los suyos Carlos Flores, candidato de Vox a la Generalitat. "Mañana por la mañana Ximo Puig se bajará del coche oficial al que se subió hace 41 años. Baldoví se sentará en los escaños de la oposición. Unides Podem pasará a ser un chiste sin gracia que todos olvidaremos muy pronto y Ciudadanos aprenderá la dura lección de que la lealtad se paga con el olvido", ha agregado. En la Comunidad Valenciana, los diputados de PP (40) y Vox (13) superan en tres el umbral de la mayoría absoluta.
Un escenario que se repite para el partido de ultraderecha en Aragón, donde PP (28) y Vox (7) suman 35, uno por encima de la mayoría absoluta; Extremadura, donde los 28 del PP -empatados con el PSOE de Fernández Vara- y los 5 de Vox ganan por uno al bloque de socialistas y morados (4); Islas Baleares, donde el PP (25) rebasa la mayoría absoluta (30) con los 8 de Vox; Cantabria, donde populares (15) y verdes (4) superan por uno la mayoría absoluta que sepulta la era Revilla; Murcia, donde con el recuerdo de la fallida moción de censura de Ciudadanos y PSOE, el PP (21) necesita a Vox (9) para alcanzar una mayoría situada en los 23 escaños. "Somos decisivos para cambiar las políticas de la izquierda, también en un tercio de las capitales de provincia", se ha jactado Abascal.
Modelo García-Gallardo
"Vox ha venido para ser decisivo en la construcción de la alternativa que España necesita", ha recalcado el líder, quien le ha afeado a Feijóo su supuesto acercamiento a Pedro Sánchez. "Nuestra promesa es que Vox va a defender a sus votantes", ha deslizado anticipando unas negociaciones complicadas. En Vox no ocultan que el modelo que van a ofrecer a partir de este lunes a Génova es el de Castilla y León, donde gobiernan desde abril de 2022 en coalición con el PP. "La siembra continúa. Se necesita un modelo como el de Castilla y León", ha proclamado este domingo Juan García-Gallardo, el vicepresidente de Castilla y León y rostro de un Gobierno de coalición con el PP que ha superado sonadas tensiones.
Somos decisivos para conformar nuevos gobiernos para acabar con las políticas de la izquierda
García-Gallardo ha comparecido desde Valladolid junto a su candidata municipal, Irene Carvajal, que con sus 3 concejales -2 más que en 2019- suma mayoría absoluta con el PP y arrebataría la alcaldía al socialista Óscar Puente. También tienen la llave en Burgos y Segovia. Una situación que se repite en Sevilla, donde el PP, con 14 concejales, desbanca al PSOE con la ayuda de los 3 de los de Abascal. Volverá a gobernar la capital andaluza, un territorio que se le resistía desde los tiempos de Juan Ignacio Zoido, alcalde popular entre 2011 y 2015. "Vox es decisivo en el gobierno futuro de Sevilla. Nos vamos a comprometer a defenderlo en el gobierno de Sevilla", ha manifestado su cabeza de lista, Cristina Peláez, dejando claras sus intenciones.
Desde Bambú, la madrileña sede de Vox, el partido ha insistido en que allá donde tengan suficiente fuerza harán que "se respeten sus ideas y principios" bajo la consigna de que "no se van a regalar los votos a otras formaciones". Una consigna que ha repetido el candidato de Vox en las Islas Baleares, Jorge Campos. "Somos decisivos para conformar nuevos gobiernos para acabar con las políticas de la izquierda".
Duplica votos en las municipales
En las elecciones locales de 2019, las candidaturas de Vox obtuvieron 813.282 votos, apenas el 3,57% de los sufragios emitidos. Este domingo ha duplicado ese resultado, cosechando cerca de 1,6 millones de votos. Hace cuatro años no se había producido por aquel entonces la verdadera eclosión del partido ultra, que se convirtió en tercera fuerza tras la repetición de las elecciones generales en noviembre de aquel año, logrando 3,6 millones de votos -un incremento del 36% en apenas siete meses- y logrando 52 diputados en la Cámara Baja, 28 escaños más que en los comicios de abril.
La cúpula de Vox ha subrayado que su misión es condicionar desde dentro los gobiernos del PP allá donde la aritmética los convierta en imprescindibles. Buscan imitar el modelo de Castilla y León, donde su candidato García-Gallardo ocupa la vicepresidencia y donde los desavenencias con el ala popular han sido constantes desde que se constituyera el Ejecutivo en abril del pasado año. García-Gallardo fue precisamente el detonante de la principal crisis que se vivió en Valladolid cuando en enero anunció la aplicación de un presunto protocolo antiabortista que figuraba en el pacto de gobierno, una afirmación desmentida más tarde por el presidente de la Junta, el popular Alfonso Fernández Mañueco tras un rifirrafe con Moncloa.
"No saldrán gratis"
Durante la campaña electoral Abascal ha reconocido que sus votos no saldrán “gratis” a Génova. Alegan que el modelo de Castilla y León está funcionando “muy bien”. En Bambú están preparados para unas negociaciones duras e incluso agónicas, como ya sucediera hace cuatro años en la Comunidad de Madrid, pero admiten que, en ningún caso, permitirán la formación de gobiernos “socialistas y comunistas”. “No vamos a renunciar a combatir a la izquierda”, ha indicado Abascal en alguno de los mítines, pese a la insistencia del PP de no pactar con Vox. Su formación, declaró en el cierre de campaña, no va a aceptar “ni regalos ni chantajes, ni uno”.
En estas dos últimas semanas, Abascal no ha evitado las críticas contra Feijóo y los suyos. Así, le ha recriminado que "todavía se atreva a presentarse como voto útil" cuando "no hay nada más inútil". A su juicio, Génova ha promovido junto a los socialistas “la inmigración ilegal”, "la dictadura de la Agenda 2030, una condena para todos que nos pone un sello en la frente por el CO" y, al igual que el PSOE, por tener "diecisiete discursos del agua", en función de la región donde se hable.
En cambio, Abascal ha presumido de tener el mismo mensaje en toda España, "en Cartagena, Alicante, Albacete o Aragón". "El que no apoye el Plan Hidrológico y el trasvase se va de Vox", manifestó tras explicar que su política hídrica pasa por la interconexión de todas las cuencas hidrográficas para que no se “tire” agua al mar sino que se aproveche para beber y regar los campos agrícolas, en busca de apoyos en Murcia, uno de sus principales caladeros de votos.
La campaña electoral de Vox ha estado marcada por sus llamadas recurrentes a la seguridad bajo el lema “Cuida de lo tuyo” en las municipales y “Vota Seguro” en las autonómicas. Sus reclamos antiinmigración han sido uno de los pilares de la campaña. “Los ilegales, a su país y a los narcos, plomo o cárcel”, lanzó esta misma semana desde Ceuta.
En el caso de Vox, la cita de las urnas de este 28-M -con doce comunidades autónomas, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y más de 8.000 localidades en juego- debía medir la capacidad de la formación de ultraderecha de resistir a las críticas que Macarena Olonoa, su ex diputada y candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, había lanzado contra la dirección tras su salida abrupta el pasado julio, apenas un mes después de que Vox no cumpliera las expectativas electorales en el sur y, lejos de condicionar la gobernabilidad del Partido Popular como sucedió en tierras castellanoleonesas, fuera un convidado de piedra de la arrollada mayoría absoluta de Moreno Bonilla.
Sin efecto Olona
En los resultados del 28-M no ha hecho mella la crisis interna que sufrió el partido tras las elecciones andaluzas del pasado junio, cuando su candidata Olona -uno de los activos más importantes de la formación que llegó a ser portavoz y secretaria general de Vox en el Congreso de los Diputados- anunció su retirada de la vida política tras haber logrado cerca de medio millón de votos y 14 parlamentarios, solo dos más que en las anteriores.
Desde entonces, en sus apariciones públicas ha ido aumentado el nivel de críticas hacia sus ya ex compañeros, a los que acusa de machismo, haber orquestado “una campaña feroz” contra ella y de protagonizar “la actual deriva” del partido. Una cadena de andanadas en las que ha deslizado también sus sospechas sobre la financiación irregular de Disenso, la fundación del partido, la apropiación indebida de fondos de los grupos parlamentarios o los supuestos flirteos de sus dirigentes con la ideología nazi.
Quien fuera un valor en alza del partido, enfrentada al vicesecretario del partido y candidato a la alcaldía de Madrid Javier Ortega Smith, no ha despejado aún la incógnita de si formará un partido para rivalizar con sus ex compañeros. Mientras deshoja la margarita, ha convertido las redes en su altavoz. “Me duele España. 'Conmigo, no'”, tuiteó este pasado viernes al hacerse eco de la denuncia presentada ante la Fiscalía por un ex concejal de Vox en Valencia por financiación ilegal, malversación y banda criminal contra la formación de Abascal.
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