La inopinada convocatoria adelantada de comicios generales para el 23 de julio ha obligado a acelerar la agenda de contactos entre Sumar y Podemos para intentar llegar a una fórmula de colaboración que no dinamite aún más las posibilidades electorales de la izquierda. No obstante, nada está escrito sobre si esos contactos llegarán a buen puerto y de fondo subyace otra cuestión no menor, esto es, si el gobierno de coalición llegará unido, vivo, a la cita del 23.
En el entorno de Sumar aseguran que "para nada, en absoluto, no hay nada de eso" en respuesta a la posibilidad de que Podemos dé una patada a la mesa y rompa el Gobierno para ir a las elecciones con las manos libres. De hecho, es el comportamiento habitual de las coaliciones, romperse antes de acudir a las urnas al objeto de escenificar una suerte de enfrentamiento que les permita afianzarse ante su base electoral.
Dicen detectar todo lo contrario por parte de los morados. De hecho, aseguran que hay "buena predisposición a hablar y a cerrar acuerdos pronto, no porque queremos -admiten respecto a los plazos electorales-, sino porque el día 9 de junio hay que presentar coaliciones. Tan sencillo como eso". La vicepresidenta segunda nunca se ha planteado poner fin al gobierno de coalición como estrategia electoral, Pedro Sánchez, tampoco. Quizá hubiera sido el último truco de prestidigitador ante la indisimulable hecatombe del 28-M.
Sánchez comunicó a Díaz el adelanto electoral antes de anunciarlo en Moncloa
Conocida la convocatoria electoral se produjo el primer contacto telefónico entre Díaz y la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, para desbloquear las negociaciones. Van a ser conversaciones constantes, a varias bandas, aunque el plazo de presentación de listas da un poco más de tregua pues es hasta el 19 de junio. Sánchez comunicó a Díaz su intención de disolver las Cámaras antes de su declaración institucional sin preguntas.
Apenas unos minutos después Díaz dijo a través de su cuenta de Twitter haber recibido el mensaje de las urnas de este domingo, muy desfavorable para ella y el resto de los partidos que conforman la incpiente Sumar. "El mensaje recibido anoche fue muy claro: hay que hacer las cosas de otra manera. Sin distracciones. Desde este mismo momento estamos trabajando para ganar el próximo 23 de julio. Asumo el reto", escribió.
Belarra convocó rueda de prensa para expresar su preocupación por la "ola reaccionaria" que, a su juicio, representa el triunfo del PP y apostó por el diálogo con Sumar "para que este espacio político se presente unido a las elecciones y salga a ganar". Todo permitiría aventurar un nuevo clima de concordia tras los enfrentamientos de hace mes y medio, pero, de nuevo, Pablo Iglesias puso el contrapunto.
Porque si bien apostó por la unidad, reiteró las exigencias que imposibilitaron un acercamiento antes del 2 de abril pasado, día en que la vicepresidenta anunció su pretensión de aspirar a la Moncloa, al defender un proceso de primarias abiertas con el que confeccionar las listas ante el temor de que Díaz pretenda preterirlos en las candidaturas.
«Toca trabajar con muchísima humildad», dice Iglesias
«Toca trabajar con muchísima humildad», dijo, en alusión no sólo a la gallega sino también respecto a los malos resultados de Unidas Podemos, expulsada por decisión de los ciudadanos de la Asamblea de Madrid y del Parlamento valenciano. El ex vicepresidente del Gobierno y ex líder de Podemos cree que «nuestro espacio político debe asumir que las divisiones no ayudan y que ir divididos y con un nivel de confusión notable ha tenido consecuencias dramáticas para nuestro partido y la ciudadanía".
No va haber reuniones como las previas el acto casi fundacional del polideportivo de Magariños. "El tiempo no permite dilaciones de este tipo, todo va a ser acelerado con multitud de reuniones", dicen las fuentes consultadas más allá de las que mantuvieron en su momento el director de gabinete de Díaz, Josep Vendrell y la secretaria de Estado de Agenda 2030 y número dos de Podemos, Lilith Verstrynge. Lo cierto es que Sánchez ha pillado a su socio de Gobierno con el pie cambiado, obligado a intentar un acuerdo contrarreloj que a él también le interesa si todavía cree posible mantener el poder y la mayoría de investidura.
Pocos creen que el Ejeutivo de coalición se vaya a romper, pero nadie es capaz de asegurar al cien por ciento que, en caso de descarrilamiento de las conversaciones entre Sumar y Podemos, los morados no se sientan tentados a un posible escenario de ruptura para acrecentar sus posibilidades electorales, ya muy escasas.
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