Querían en el PP celebrar su triunfo de este domingo, saborear el buen resultado de los comicios locales y autonómicos, festejar el "regalo" que les ha hecho Ciudadanos retirándose de la contienda de las generales del 23-J, pero la disolución de las Cámaras les obliga a poner de nuevo su maquinaria electoral en marcha, con la vista puesta muy especialmente en el voto por correo y en el riesgo de desmovilización por la fecha escogida para volver a convocar a los españoles a las urnas.
Este es un asunto en el que ha incidido Alberto Núñez Feijóo tanto durante la reunión de la Junta Directiva Nacional de su partido, en la parte a puerta cerrada, como posteriormente, durante el almuerzo con sus barones territoriales, una costumbre que inauguró Pablo Casado, eliminada por el propio Feijóo y recuperada este martes. Pero ese ambiente de euforia por el 28-M se ha visto ensombrecido por un debate clave para las próximas generales, esto es, la doble importancia del voto por correo, que se puede comenzar a solicitar desde ayer.
El PP augura un crecimiento exponencial del voto por correo al celebrase los comicios en plenas vacaciones
Por un lado, auguran los populares un crecimiento exponencial del mismo al celebrase los comicios en pleno periodo vacacional y en el Puente de Santiago, lo que ya de por sí puede ser bastante desmovilizador. A ello se unen las fisuras y faltas de control que ha demostrado el actual modelo con los casos acaecidos en territorios como Melilla o Mojácar, que acabaron marcando la campaña electoral de las elecciones locales y autonómicas y "tocando" seriamente al PSOE, desmontado la que se demostró campaña fallida del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La polémica y las sombras de sospecha sobre un sistema siempre considerado muy garantista, obligó a las juntas electorales de zona exigir la identificación de los votantes a la hora de depositar su voto en las oficinas de Correos, algo no contemplado en la LOREG, e incluso, a anular papeletas que llegaran por correo ordinario.
La cuestión la ha suscitado, según ha podido sabe El Independiente, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, cuando se ha quejado de la fecha de los comicios elegida por Pedro Sánchez para recordar que incluso la ley electoral andaluza -que no opera en caso de generales- prohíbe expresamente la celebración de comicios autonómicos en verano, dada la climatología de este territorito, por entender que puede disuadir a muchos electores de ejercer su derecho al voto.
En concreto, el artículo 14.2 señala que el decreto de convocatoria "fijará la fecha de la votación, que no podrá estar comprendida entre los días 1 de julio a 31 de agosto, y la de la sesión constitutiva del Parlamento, que tendrá lugar dentro de los veinticinco días siguiente al de la celebración de las elecciones".
Además, ha habido práctica coincidencia entre las baronías populares respecto a que "se tienen que incrementar los controles sobre el proceso del voto por correo", pero, al tiempo, "no dificultar las cosas a los votantes". "Es algo complicado -admite uno de los barones asistentes a ese almuerzo de manera harto gráfica- porque se trata de soplar y sorber al mismo tiempo". La preocupación, en todo caso, es "total". "El voto por correo va a requerir de una atención especial para que el PSOE no nos la meta doblada", añade.
Un problema más local que de generales
No obstante, uno de los futuribles presidentes autonómicos, el aragonés Jorge Azcón, ha apuntado a que los casos de compra de voto por correo tienen un ámbito más local, donde apenas un puñado de papeletas puede cambiar el signo político de un ayuntamiento, y no tanto de generales. En todo caso, esperan que tanto las Juntas Electorales como las oficinas de Correos estén preparadas para lo que entienden de "aluvión" de peticiones de voto, de modo que el sistema se agilice, se dote de medios y, al tiempo, incremente los controles para que no haya dudas sobre la limpieza del inopinado proceso electoral.
En el primer partido de la oposición se malician que la fecha escogida por Sánchez responde a su deseo de "desmovilizar al votante". Interpretan que puesto que son los electores del bloque de la izquierda los más desmotivados, busca el mismo efecto en los del centro-derecha. Y es que salvo las últimas elecciones gallegas y vascas, que se aplazaron de abril de 2020 a julio de ese mismo año "porque los expertos sanitarios nos dijeron que era el mes de menos incidencia de la pandemia del Covid", narra un miembro del equipo de Feijóo que estuvo con él en la Xunta de Galicia, nunca se habían celebrado elecciones en un mes de julio.
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