El desastre del 28-M y el lanzamiento del 23-J ha cambiado también la relación del PSOE con su socio en el Ejecutivo. Con Podemos, pero también con Yolanda Díaz. La dirección sigue apostando, obviamente, por una alianza entre los morados y Sumar, porque de lo contrario Pedro Sánchez no podrá repetir en la Moncloa. Pero, directamente, los socialistas han pasado página. Están en la siguiente pantalla. El presidente ha decidido tirar hacia delante sin preocuparse por Díaz y sin mimarla. Ese tiempo acabó. El PSOE quiere absorber todo el voto útil posible, tanto para aspirar a un mejor resultado del previsto en las generales como para, en caso de poder reeditar el Ejecutivo, depender menos de sus socios. La lectura en el seno del partido es que Podemos "resta", que en buena medida por ellos y por el ruido constante en el Gobierno los ciudadanos también han castigado a Sánchez.
El giro fue muy evidente desde el mismo 29 de mayo, con la resaca del mazazo de las autonómicas y municipales. El líder socialista optó por adelantar las elecciones generales cuando ni estaba mínimamente tejido un acercamiento entre Sumar y Podemos, y con su decisión forzó a ambos a intentar una coalición en apenas diez días, antes del 9 de junio, y que cuaje ese acuerdo no será sencillo. Pero además, desde el primer minuto, en la cúpula del partido ya lanzaron la idea de que esta vez sí se apelará al voto útil, a "concentrar" los apoyos de la izquierda en torno al PSOE.
El PSOE será el único voto útil de la izquierda para parar a las derechas. Habrá voto útil, pero luego todos los progresistas nos entenderemos", subraya un miembro del núcleo duro del presidente
Podemos, coaligado con IU en 10 de las 12 autonomías en juego, firmó un mal resultado el domingo. Quedaron fuera de tres parlamentos (Comunidad Valenciana, Madrid y Canarias), bajaron en casi todas las CCAA y tampoco llegaron a rebasar el 5% necesario para acceder al Ayuntamiento de Madrid y al de Valencia. Los morados pueden ser necesarios para la conformación de Gobierno en Asturias y sí se mantendrán, previsiblemente, en el Ejecutivo de Navarra. A su vez, Ada Colau, líder de los comunes, perderá la alcaldía de Barcelona y el PP desplazará a Compromís en el Consistorio valenciano. El brutal retroceso de Podemos en las Cortes Valencianas —no llegó al 5%— o en el Parlamento balear (pierde cinco de sus seis diputados) hace imposible la reedición de los ejecutivos progresistas en ambas autonomías.
Pero quizá el ejemplo más claro del daño de la división de la izquierda este 28-M se obtiene mirando a lo ocurrido en las elecciones en Huesca capital. Cuatro formaciones se quedaron a las puertas del 5% y, por tanto, no obtuvieron representación: Podemos-Alianza Verde (4,68%), Cambiar Huesca (4,47%), Chunta Aragonesista (4,43%) y Equo (4,30%). Un 17,88% de los sufragios tirados a la basura. El resultado es que el municipio pasará a ser gobernado por la derecha: por el PP, fuerza más votada (12 ediles), y Vox (3), por delante del PSOE (10), que hasta ahora lideraba el Ayuntamiento.
Aunque en Ferraz siempre se ha sido consciente de que una parte del electorado progresista no llegará a apostar por la papeleta socialista, ahora en el equipo de Sánchez están convencidos de que "evidentemente sí" funcionará esta vez el llamamiento al voto útil, dado el hundimiento absoluto de Podemos el 28-M. "Es que ellos se diluyen, lo que hacen es robar porcentajes que solo engordan a la derecha", alerta un alto cargo de la Moncloa. "Lo que hay a nuestra izquierda es arriesgarte a tirar el voto a la basura. El PSOE será el único voto útil de la izquierda para parar a las derechas", subraya un miembro del núcleo duro del presidente. "Habrá voto útil —insiste esta misma fuente de primer nivel—, pero luego todos los progresistas nos entenderemos". Es decir, que ni Ferraz ni la Moncloa renuncian obviamente a repetir la fórmula de la coalición con su izquierda, liderada ahora por Díaz, aunque no han avanzado sobre qué mimbres. Es una de las preguntas pendientes para esta campaña.
"Ambicionamos una mayoría"
En las declaraciones públicas, también los socialistas han ido reforzando ese mensaje de que en las generales el voto progresista ha de aglutinarse en torno a unas mismas siglas, las suyas. Este jueves, en una entrevista en Más de uno (Onda Cero), la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, insistió en que "el voto ha de concentrarse en torno al PSOE". "Ambicionamos una mayoría", el aval de ciudadanos que "seguramente" no apoyarían "al PSOE en otras ocasiones". La ministra recalcó que su formación hará un llamamiento a los votantes "de otras posiciones políticas, que sientan que este es su partido, el que les puede representar para seguir avanzando en este proyecto de país".
Ya el presidente pidió a los ciudadanos un "respaldo fuerte y rotundo" para este 23-J porque "España se juega mucho". No habla de "Gobierno de coalición progresista"
El propio presidente, en su discurso-arenga ante sus diputados y senadores el pasado miércoles, ya pidió a los ciudadanos un apoyo masivo. "Para los próximos cuatro años necesito contar con un respaldo fuerte y rotundo, porque los retos que tiene España ante sí son formidables. Porque España se juega mucho", sostuvo.
Sánchez, en esa misma intervención, habló en todo momento del Gobierno. No del "Gobierno de coalición progresista", del que tanta bandera hacía antes del 28-M. Es más, en la moción de censura de Vox, el último gran hito antes de la recta final de la precampaña de las autonómicas y municipales, el presidente quiso visibilizar su tándem con Díaz, cediéndole a ella protagonismo para que pudiera vender su plataforma Sumar, para señalarla a ella y elevarla sobre Podemos. El Gobierno quería comparecer, por tanto, como un tique.
Pero eso se enterró tras el batacazo del domingo. "¿Hemos cometido errores?", se preguntó el jefe del Ejecutivo el miércoles. "Sin duda alguna —se respondió—. ¿Hemos tropezado algunas veces? Claro que sí. Es imposible no hacerlo cuando avanzas y además abres camino en situaciones tan inéditas como las vividas en estos últimos cuatro años. Pero, humildemente, creo que los aciertos han sido mayores que los tropiezos". No quiso bajar al detalle de qué errores reconocía, y esa es otra pregunta pendiente para la campaña.
Sánchez buscará más los cara a cara con Feijóo, un formato que, creen en la Moncloa, le "beneficia". Tanto Atresmedia como RTVE han ofrecido ese formato a PSOE y PP
"La coalición, a efectos prácticos, acabó —cuenta una fuente muy cercana a Sánchez—. Pero no solo para el PSOE. También para el PP, porque no le interesa agitar este asunto porque sabe que el presidente enseguida le sacará Vox. A ambos les interesa polarizar, que sea un duelo PSOE-PP. La idea de dobles parejas para estas generales no va a funcionar. [Alberto Núñez] Feijóo ni loco la va a usar".
Esta fuente avanza que en todo caso, cuando sea preguntado, el presidente podrá admitir errores concretos, "aislados", del funcionamiento de la coalición, pero no podrá abjurar de ella. Primero, porque el Ejecutivo ha "funcionado bien" —se han sacado adelante 213 leyes, que serán 214 cuando la Diputación Permanente del Congreso convalide el real decreto ley de medidas frente a la sequía, recordó el presidente ante los suyos—, y segundo porque, en caso de que dé la suma, ambas partes tendrán que ponerse de acuerdo.
Por la misma razón, Sánchez buscará más los cara a cara con Feijóo en este corto trayecto hacia el 23-J. Aún falta por definir el planteamiento de la campaña y la elección de debates, pero sí está claro ya que la Moncloa quiere un duelo entre los dos líderes, porque entiende que le "beneficia" ese formato al presidente. Tanto Atresmedia, primero, como RTVE, después, han ofrecido esa fórmula a los dos principales partidos.
"Le permitió todo a Podemos"
Pero en la decisión del PSOE de lanzarse a por los votantes de Podemos opera otra razón: la convicción, muy extendida en el partido, de que el ruido interno dentro del Gobierno ha debilitado a Sánchez y a las siglas. Numerosos dirigentes, de dentro y fuera de la dirección federal, creen que la queja constante de los morados ha lastrado al Ejecutivo, y que el punto de inflexión en el rosario de desencuentros fue la ley del sí es sí. Hay quienes creen que Sánchez consintió demasiado a sus socios —"le permitió todo, criticar al PSOE, hacernos todas las puñetas del mundo", expresa una responsable muy cercana al líder—, y que incluso debió haber echado del Gabinete a la ministra Irene Montero o, al menos, a su número dos, a Ángela Rodríguez Pam, secretaria de Estado de Igualdad.
Los socialistas prefieren que Podemos y Sumar vayan juntos, pero se desentienden de su suerte. "Ahora vamos a ir por todo el voto", aseguran desde la cúpula del partido en Baleares, comunidad en la que los morados se hundieron
En el sanedrín socialista tienen claro, por tanto, que ahora cada espacio debe seguir su camino. "Queremos y confiamos en que Podemos y Sumar se unan y no hagan tonterías como presentar una sopa de siglas indigerible. Pero nosotros apelaremos a todos los votos", recalca una dirigente de la máxima confianza de Sánchez. "Nosotros no le vamos a hacer la campaña a Yolanda. Cada uno, a lo suyo". Es decir, el PSOE aplaude y anhela la unidad a su izquierda, pero punto. Se desentiende de la suerte de sus socios. Su objetivo ahora es otro.
También lo ven así en los territorios. En Baleares, por ejemplo. "Nosotros no quisimos ser agresivos con Podemos porque nos hacían falta sus votos para llegar a la mayoría. Pero es que han bajado de seis diputados a solo uno. No vimos venir el calado del plebiscito a Pedro y no vimos el hundimiento de Podemos. Pues bien, ahora vamos a ir a por todo el voto y vamos a jugar en el marco de la derecha, pero ahora todos con las cartas boca arriba. Ya sabemos que esto no va de programa". En las islas se reparten ocho escaños al Congreso: si ahora se distribuyen entre PSOE (2), PP (2), Podemos (2) y Vox (2), ahora creen en la cúpula de Francina Armengol que podría llegarse a un 3-3-2 (de PP, PSOE y Vox) o bien a un 3-3-1-1 (de PP, PSOE, Vox y Podemos).
El llamamiento al voto útil y un discurso más emocional, al ataque, de combate ideológico frente al "trumpismo" que representan, a juicio de los socialistas —así lo dijo Sánchez— la "derecha extrema y la extrema derecha" de PP y Vox, son los dos pilares que, por ahora, cimentan esta parte de la precampaña socialista. Muy distintos a los ejes sobre los que pivotaba el viaje del PSOE hacia el 28-M, mucho más desapasionado y frío, más centrado en la gestión y con una apelación muy postrera al voto útil. El 23-J será muy distinto para Sánchez del 28-M. Se está viendo en estos primeros compases y, probablemente, se verá en más señales.
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