De la extinción que algunos le pronosticaron, en pleno “asalto a los cielos” de Podemos, a ser el armazón sobre el que nace Sumar, el partido instrumental que Yolanda Díaz arma estos días a contrarreloj y con la incógnita de su capacidad para culminar la alianza de hasta 15 formaciones con tendencia probada al canibalismo. El pasado domingo, en una noche electoral horribilis para el espacio a la izquierda del PSOE, las viejas siglas de Izquierda Unida (IU) emergieron como un valor refugio, el cuartel de los últimos resistentes.
“Es que el militante de IU es muy distinto al de Podemos. Somos gente con una ideología muy sólida y años de militancia. Estamos acostumbrados a una estructura y una disciplina. Hemos aguantado en momentos muy complicados y hemos mantenido abierta la sede”, evoca en conversación con El Independiente Francisco Guarido, el único alcalde de IU en una capital de provincias. El regidor de Zamora se ha convertido en una referencia interna, rostro de quienes en el seno de IU percibieron con recelos el abrazo de Podemos desde 2016. Y el tiempo, de algún modo, les ha otorgado cierta razón.
La anatomía que Guarido traza del militante adscrito a los círculos tiene cierta similitud a los “pop up” de una cadena de franquicias de moda, establecimientos temporales emplazados en ubicaciones estratégicas. “El de Podemos es un militante efímero. En lo ideológico van y vienen; son de dar clic en el ordenador, de la democracia virtual. No es que sean mejores o peores, pero nosotros somos un partido más clásico. No nos arrugamos. Ellos, cuando vinieron mal dadas, echaron el cierre a su sede en Zamora”, esboza el alcalde.
Resiliencia a prueba
Los resultados del 28M muestran la resiliencia de IU, la federación de partidos que surgió en 1986 al calor de las manifestaciones exigiendo la salida de España de la OTAN. Su capacidad de superar una década tormentosa resulta especialmente significativa en Andalucía y Asturias. Fuentes de la organización andaluza cifran en 808 los concejales obtenidos en la comunidad, como partido más votado en más de medio centenar de municipios. Unos datos que la sitúan como tercera fuerza, muy por delante de Vox y sus 232 ediles. La ecuación se repite en Asturias donde los 120 concejales la sitúan inmediatamente después de PSOE y PP. En otras regiones como Comunidad Valenciana, Cataluña, Madrid o Aragón, IU ha sido fagocitada por opciones locales como Compromís, los comunes, Más Madrid o Chunta Aragonesista.
“Se debe mucho a la existencia de una estructura organizativa, un programa y unos militantes. No estamos ante un proyecto digital o en el aire. IU tiene estructura y eso funciona para crear hegemonía. Sin organización no hay forma humana de convencer a la gente”, arguye en declaraciones a este diario Felipe Alcaraz, histórico de IU y del PCE. Alcaraz llegó a ser presidente ejecutivo del Partido Comunista y portavoz federal de Izquierda Unida. Fuentes de la organización nacional apuntan a este diario que IU cuenta con entre 77.000 y 80.000 afiliados y simpatizantes.
Buena parte del peso de Sumar va a recaer sobre la estructura de IU
Es precisamente sobre ese armazón sobre el que se asientan los pilares de Sumar, la marca registrada esta semana como partido en plena cuenta atrás hacia el 9 de junio, la fecha límite para la presentación de coaliciones, y que debe resolver aún la incógnita de la incorporación de Podemos. “Buena parte del peso de Sumar va a recaer sobre la estructura de IU, que con un tamaño mucho menor que la de PP o PSOE ha permanecido frente a la de Podemos, que se ha diluido”, constata el politólogo Eduardo Bayón.
La implantación territorial ha sido siempre una asignatura pendiente de los morados. Tras la irrupción inicial, los constantes conflictos y deserciones han ido minando los círculos y las direcciones autonómicas hasta reducirlos a su mínima expresión. El pasado domingo las urnas decretaron la desaparición de Unidas Podemos de las cámaras de Madrid y Valencia y una acusado descenso en el resto de plazas. IU y Podemos se presentaron juntas en diez de las doce autonomías, a excepción de Asturias y Aragón. La única subida se produjo en el parlamento asturiano y estuvo protagonizada por IU, que pasó de 2 a 3 parlamentarios.
“Las siglas de IU aguantan por dos factores: la debilidad de la marca Podemos, que ha quedado más clara en aquellos lugares donde ambas formaciones han ido por separado; y la presencia territorial porque IU sigue conservando la estructura de partido”, sostiene el analista. Un organigrama que, no obstante, ha padecido seriamente los envites de la llegada a escena de Podemos desde las elecciones europeas de 2014. “Al menos ha servido para salvar los muebles, en este caso, a lo largo y ancho de Andalucía”, apunta Alcaraz.
El ex líder comunista admite que IU y su red son “una de las mayores fortalezas de Yolanda Díaz”. “Tampoco estoy de acuerdo con que Podemos no exista, como han dicho algunos, pero es cierto que tiene menos fuerza de la que debería tener. IU aporta la estructura territorial más asentada, conjuntada y sólida”, agrega quien, no obstante, apuesta por la creación de un frente amplio. “La fortaleza de Yolanda pasa por la creación de un frente amplio donde a nadie se le pregunte de dónde viene sino adónde va y que sea capaz de conectar con una izquierda sumergida, potentísima y que está hoy un poco cabreada más allá de los espacios partidarios”.
En tres claves
Una marca que sobrevive. Izquierda Unida, fundada en 1986 al calor de las manifestaciones exigiendo la salida de España de la OTAN, protagoniza ahora la forja de Sumar, el movimiento de la vicepresidenta segunda del Gobierno de coalición, Yolanda Díaz.
Naufragio de Podemos. La debilidad de la marca Podemos y la implantación territorial de IU explican su relevancia en la reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE.
Maquinaria electoral. Las organizaciones autonómicas de IU han ofrecido a Yolanda su maquinaria para "vertebrar" el proyecto de unidad ante las elecciones anticipadas del próximo 23 de julio.
Entre quienes una vez integraron la coalición de izquierdas surgen dudas a la fórmula planteada por Guarido de resucitar la esencia de IU. Recuerdan los tiempos previos a la entrada en escena de los morados, marcados por la sangría de votos y el abandono de algunos de los partidos o corrientes que una vez militaron en su filas, en algunos casos, hacia el PSOE. “Estábamos bastante agotados. Sufríamos ya insuficiencias importantes y situaciones internas muy complicadas. No creo que IU pueda servir de ejemplo”, opina Llamazares, el ex coordinador general de IU que pasó de liderar la corriente interna Izquierda Abierta a abanderar sin éxito el partido Actúa. “IU tenía dificultades manifiestas para ensanchar su espacio político”, incide Bayón.
IU alcanzó su techo electoral en las generales de 1996 -10,54% y 21 diputados-, favorecida por la agonía y fin de Felipe González y el triunfo de Jose María Aznar. En su primera comparecencia en solitario, Podemos cosechó el 12,67% y los 42 diputados en las generales de finales de 2015. La confluencia de ambas fuerzas superó el 21% y los 71 diputados en los comicios de junio de 2016, propulsados por el clamor del movimiento del 15-M que estalló en 2011 y puso en jaque el bipartidismo. “Aquel no era el modelo pero tampoco el de un partido personalista y pretoriano que es fóbico hacia todo lo que no son ellos. A mí me parece peor que lo anterior”, desliza Llamazares en alusión abierta a la formación de Pablo Iglesias.
Sumar sería una fusión en frío en el plazo de una semana sin un proceso previo de buen rollo
Gaspar llamazares, ex coordinador general de iu
"Cada uno con su mochila"
A juicio de Llamazares, la premura de la convocatoria anticipada de las elecciones generales impone “una fusión en frío”, que -si se logra- será urdida en el tiempo de descuento. “Sería una fusión en frío en el plazo de una semana sin un proceso previo de buen rollo”, confiesa el ex líder de la coalición.
Uno de los puntos conflictivos en esa negociación agónica es la denominación, la inclusión de las siglas e incluso el listado final de candidatos por provincia. “Lo ideal es que cada partido lleve su mochila histórica y política, su seña de identidad y su bandera. Que no desaparezcan ni el PCE ni Podemos ni Compromís pero que tenga un programa común y la voluntad de durar más allá del 23J”, indica Alcaraz. Está por ver si el miedo a Vox consigue salvar las suspicacias actuales. “Es que la idea no es que venga el lobo. Es que el lobo, el neofascismo, está ya entre nosotros”, recalca.
IU ha tratado de allanar el camino a la artífice de Sumar. Le ha servido en bandeja a Yolanda Díaz -que no es afiliada- su maquinaria electoral y sus sedes. Dirigentes autonómicos se han ofrecido a “vertebrar” el movimiento desde sus territorios y la cúpula en Madrid ha llamado a la unidad para detener “la ola reaccionaria”, que –a su juicio- está siendo capaz de “canalizar la frustración ciudadana y la desafección política”.
Este pasado viernes su actual coordinador general y ministro de Consumo Alberto Garzón se hizo a un lado anunciando que no concurrirá a los comicios. Durante la semana, como una cascada, las federaciones autonómicas de IU habían ido expresando su respaldo cerrado a Sumar. Desde Andalucía, su coordinador general Toni Valero subrayó como clave el “arraigo” y la necesidad de “construir organización ligada al terreno y centrada en la propuesta política”, suplicando que se de por finiquitado “el ruido y el lío en el espacio de la izquierda alternativa”.
No solo vender gestión
Un retorno al mundo analógico, a la realidad de los barrios, que también propugna Llamazares. “Lo fundamental es que el partido tenga terminales en la sociedad”, aduce. Y una reivindicación, subrayan las voces consultadas, de librar “la batalla cultural”. “Es una guerra que está ganando la derecha y la derecha más extrema. No se puede vender solo gestión sino también ofrecer una forma distinta de vivir, más justa. No se trata solo de meterle 200 euros más a un ciudadano en su bolsillo. Está claro que eso no se valora”, añade Alcaraz.
La batalla cultural la están ganando la derecha y la derecha más extrema
FELIPE ALCARAZ, EX LÍDER DEL PCE
La estrategia de IU de contribuir a una unidad sin condiciones contrasta con las resistencias de Podemos, que – de forjarse finalmente la alianza- complican la percepción ciudadana de un frente cohesionado. “La política es capaz de digerir las peores dietas en menos tiempo. Yo espero que desde Podemos lo hagan”, apunta Llamazares sin olvidar que “hubo una apuesta muy fuerte por dejar a Izquierda Unida y sus aliados fuera de las instituciones”.
“Resulta evidente que los tiempos han sobrepasado a la articulación de Sumar y estamos estos días en una aceleración por necesidad. En estos momentos, la izquierda necesita el hilo emocional de la convergencia”, alega Bayón. “Pase lo que pase IU va a sobrevivir. El futuro dictará el resto”, concluye Guarido.
Lo que han perdido los integrantes de Sumar
El nacimiento de Sumar está precedido por la derrota que acompañó a las principales formaciones que se han adherido hasta la fecha al proyecto de Yolanda Díaz. En la las autonómicas valencianas, Compromís -liderado ahora por Joan Baldoví en sustitución de Mónica Oltra- se dejó más de 94.000 votos respecto a los comicios de 2019. Ada Colau, relegada a tercera opción en el consistorio de la ciudad condal, perdió cerca de 25.000 sufragios en comparación con la cita de hace cuatro años.
Más Madrid, en cambio, resiste con un apoyo muy similar en la Asamblea autonómica. En Aragón, Chunta Aragonesista mantiene tres diputados en el Parlamento autonómico -la bajada es de apenas 8.000 votos- y pierde 16 concejalías en los municipios de la región. En Ceuta, el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Fatima Hamed mejoró sus resultados en más de un millar de sufragios, lo que le otorgó un tercer edil. Nuevos actores como el Drago Verde Canarias, del ex número tres de Podemos Alberto Rodríguez, no ha logrado irrumpir en el parlamento canario y su único rédito son dos ediles en La Laguna, llave para formar mayoría junto a PSOE y Podemos.
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