Una de las incógnitas que puede empezar a ser despejada la noche del 23J es la dirección que toma la política exterior española, marcada en los últimos años por una sucesión de sobresaltos con los vecinos de la frontera sur, Marruecos y Argelia, rivales entre sí. En los despachos de ambos países se sigue con expectación un adelanto electoral que podría desembocar en un cambio de Gobierno tras un final de legislatura monopolizada por el giro del Ejecutivo en el contencioso del Sáhara Occidental.
“Lo primero que quiere el Partido Popular es restablecer nuestra posición en el norte de África”, reconoce en conversación con El Independiente Esteban González Pons, vicesecretario general en asuntos institucionales e internacionales del PP y eurodiputado desde 2014. “España siempre ha tenido una relación muy especial y privilegiada con Marruecos, pero eso nunca ha supuesto un problema con Argelia. Y ahora mismo tenemos que recuperar una posición en el norte de África que nos permita ocupar el papel que desempeñamos tradicionalmente”, alega.
El giro del Ejecutivo en el litigio de la ex colonia española, comunicado en marzo de 2022 a través de una carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI difundida por la Casa Real marroquí, ha situado a España en una encrucijada de difícil resolución, atrapada en el rifirrafe de Marruecos y Argelia. “Nos hemos alineado con Marruecos, nos hemos metido en mitad del conflicto y Argelia se ha enfadado. Era previsible”, reconoció gráficamente el veterano diplomático español Jorge Dezcállar en declaraciones a este diario el año pasado.
Un nudo gordiano en el que sigue enredada la diplomacia española, con la crisis desatada con Argelia tras el volantazo en el Sáhara. Es uno de los legados que deberá gestionar el nuevo Gabinete, sea cual sea el resultado de las urnas y los pactos posteriores. “José Manuel Albares ha sido un gran ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos”, desliza González Pons. Alberto Núñez Feijóo ha prometido recomponer unos lazos con Argel que permitan restablecer las relaciones comerciales con el país tras un año de parálisis que arroja más de 1.000 millones de euros en pérdidas para las empresas españolas.
España siempre ha tenido una relación muy especial y privilegiada con Marruecos, pero eso nunca ha supuesto un problema con Argelia
La fórmula para recuperar a Argel
“Hay que hacerlo no menospreciando a Argelia ni tratándola como un socio de segunda. España juega un papel en el eje de Argelia y Marruecos y debe de volver a jugarlo. Y nuestra buena relación con Argelia no debe en absoluto ensombrecer o dificultar nuestra amistad fraternal con Marruecos”, detalla González Pons. A diferencia del PSOE, Génova ha mantenido la interlocución con el Frente Polisario y ha asistido a los encuentros que el movimiento saharaui celebra con los principales grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados.
Fuentes próximas al régimen argelino matizan, no obstante, que reclamarán gestos que reviertan, de algún modo, el cambio de posición en el contencioso del Sáhara. Desde el PP evitan detallar cómo resolverán la ecuación de acercarse a Argelia sin causar una nueva crisis con Rabat. “Es posible volver a la posición que mantuvo tradicionalmente España en la que la fraternidad con Marruecos no impedía la buena relación con Argelia. Siempre hemos estado en esa posición, nunca debimos perderla. Simplemente se trata de recuperar nuestra posición tradicional”, insiste González Pons.
“El PP se mantendrá en el marco de las resoluciones de Naciones Unidas”, agrega cuando se le interroga directamente por si el nuevo Gobierno debería rectificar el apoyo al plan de autonomía marroquí al Sáhara, considerado por Sánchez como “la base más realista, seria y creíble” para la resolución del diferendo. En sus declaraciones en Twitter, González Pons ha pedido al actual gobierno “responder diplomáticamente a esta provocación” en alusión a la queja presentada por Rabat por las manifestaciones en un vicepresidente de la Comisión Europea defendía la españolidad de Ceuta y Melilla. “Quedarse callado es no defender a España”, resolvía.
“No creo que la cuestión pase por ser contundente o no con Rabat. La cuestión es que resulte indudable para todo el mundo que Ceuta y Melilla son parte de España, como puede ser cualquier otra provincia, y que España las va a defender en todos los foros y en esa condición”, responde el popular.
La cuestión es que resulte indudable para todo el mundo que Ceuta y Melilla son parte de España
En contra del ingreso exprés de Ucrania en la UE
A juicio de González Pons, la política exterior que debería aplicar el PP si recupera Moncloa se vertebra en tres ejes: “Uno es Marruecos, sin olvidar a Argelia; otro es la Unión Europea con especial atención a la seguridad en el este y a la ampliación; y un tercero en Hispanoamérica, con especial atención a Mercosur y al incremento de nuestras relaciones comerciales con estos países. Todos los espacios que España y Europa dejan libres siempre son ocupados por otros, últimamente en particular por China”, aduce el popular, cuyo nombre suena en las quinielas como futuro ministro de Asuntos Exteriores. “Es algo que le compete exclusivamente a Feijóo. Yo en estos momentos solo estoy ayudando a que sea presidente del Gobierno”, replica escuetamente.
En una coyuntura marcada por la invasión rusa a gran escala en Ucrania, el vicesecretario del PP admite que se “puede hacer más por Ucrania, aunque estamos haciendo mucho”. Más escéptico le resulta una adhesión exprés del país a la Unión Europea. “Somos partidarios de que Ucrania ingrese en la UE igual que los Balcanes y Moldavia, pero esos procesos tienen que seguir su curso y no solo conllevan reformas dentro de los países que pueden llegar a ser miembros sino también reformas de la propia UE”, aduce.
“El proceso de ampliación debe disociarse de la guerra de Ucrania y ser considerado como un asunto en sí mismo. Y el ingreso de Ucrania en la Unión Europea debe producirse porque Ucrania es Europa y no porque esté en guerra. Y por lo tanto, no hay que saltarse ningún paso ni en el ingreso de Ucrania ni en el resto de países que están a la cola”, agrega.
El ingreso de Ucrania en la Unión Europea debe producirse porque Ucrania es Europa y no porque esté en guerra
Gobernar sin Vox, el objetivo de Génova
Las elecciones autonómicas y municipales del pasado 28M alumbraron la necesidad del PP de pactar con Vox, que está decidido a hacer valer sus votos para condicionar desde dentro los gobiernos. Un escenario similar al que podrían arrojar las generales, según pronostican los sondeos. “Nosotros aspiramos a gobernar en solitario. La experiencia en los últimos años demuestra que son mejores los gobiernos en solitario de partidos grandes de centro, que cuando esos partidos se ven condicionados por partidos alejados del centro político. Es verdad que al PP nos diferencia de Vox que nosotros somos pro europeos”, arguye González Pons.
Quizás tener un presidente del Gobierno al que nadie le haya robado información personal de su móvil con Pegasus signifique tener un presidente libre en política internacional
En el programa de las generales de 2019, la formación de Santiago Abascal apostó en política exterior por “reducir el gasto político europeo”, “abandonar organismos supranacionales si son contrarios a los intereses de España” e “impulsar en Bruselas un nuevo tratado europeo en la línea que defienden los países del grupo de Visegrado -formado por Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa-”. Vox niega, además, la emergencia climática y los acuerdos internacionales relativos al calentamiento global así como los principios de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible adoptada por la Asamblea General de la ONU en 2015.
A principios del pasado febrero, al abrigo de la Reunión de Alto Nivel España-Marruecos y el plantón de Mohamed VI a Sánchez, González Pons sostenía vía Twitter que “no cabe mayor humillación que ceder todo ante Marruecos”. “¿Es libre Sánchez frente a Marruecos que tanto se deja ningunear?”, se interrogó. En conversación con este diario, asegura estar convencido de que el cambio de posición en el Sáhara “tiene que ver con el móvil del presidente de Gobierno y del ministro de Interior”. “No digo que fuera Marruecos pero al presidente le robaron casi tres gigas del móvil, según el Centro Criptológico Nacional. Si fue información oficial, malo. Si es información privada, peor. En cualquier país, en cualquier democracia madura, el Congreso habría exigido saber qué robaron el móvil hasta qué punto la independencia estaba comprometida”.
“Creo que una de las primeras cosas que debe hacer el PP cuando llegue al Gobierno es aclarar qué robaron el móvil de Sánchez y del de Marlaska y si fueron libres durante los últimos años al tomar decisiones relativas a política internacional”, añade. Preguntado si un Ejecutivo popular podría evitar el “ninguneo” de Rabat, el vicesecretario responde: “Quizá tener un presidente del Gobierno al que nadie le haya robado la información personal de su móvil a través de Pegasus, signifique tener un presidente del Gobierno libre en política internacional”.
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