La sola imagen valía por sí misma. La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, en la sala de prensa de Ferraz, la sede federal del PSOE. Compareciendo ante los periodistas. Pero ella no es diputada, ni lo será, ni tiene carné de militante. Pero su "compromiso" con el partido y con el presidente, Pedro Sánchez, es incuestionable, como ella misma dice. Y está dispuesta a remar a favor en el turbulento mar de las elecciones del 23 de julio. Con un papel protagónico: lograr que la economía entre definitivamente en campaña. Algo que no ocurrió en las autonómicas y municipales del 28 de mayo. El Ejecutivo y el PSOE se afanaron en exhibir gestión, en repasar los positivos números macro, en repetir que los pronósticos trágicos que tan solo hacía unos meses Alberto Núñez Feijóo había dibujado eran falsos, rotundamente falsos. Pero no sirvió. El 28-M se condujo por otros derroteros. Todos adversos para los socialistas. Las listas de Bildu con exetarras en ellas, las sospechas de compra de votos, el marco de la "derogación del sanchismo" que el PP logró imponer.
Sánchez no está dispuesto a que el 23-J la buena marcha de la economía, y la mejora de las previsiones, avalada por los grandes organismos internacionales, ni pasen de puntillas por la conversación pública. Y por eso quiere tirar de una baza que entiende potente, una bala de oro no desgastada: Nadia Calviño, su ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital desde el principio, desde 2018, desde hace cinco años. Ella será la que defienda la gestión del Gobierno en los debates económicos con el PP —si es que los hay—, y la que se implique a fondo en la explicación de lo hecho por el Ejecutivo en esta materia. Gestión casi puramente socialista, como ya ella misma se ha encargado de recalcar, porque la influencia de Unidas Podemos era "prácticamente ninguna".
Nosotros tenemos un plan y ellos no tienen nada. Nosotros tenemos a Nadia y ellos no tienen a nadie", resumió gráficamente Sánchez en el comité del sábado
Tras el shock inicial por la debacle del 28-M, Sánchez convocó elecciones y el partido recurrió discursivamente al comodín del miedo a la ultraderecha. Pero en la última semana el presidente ha ido corrigiendo la trayectoria. Sensiblemente. La advertencia de lo que puede ocurrir con un Gobierno de PP-Vox seguirá estando presente, pero no será el nutriente principal. Tampoco renunciará a sacar pecho por lo logrado en esta legislatura, especialmente en el terreno económico.
Ya lo manifestó el sábado el líder socialista ante los suyos en el comité federal: el partido puede lucir un balance "excepcional", con "orgullo", recalcar que "la economía va como una moto". Y enfrente, la "nada". "Solo el PP sigue aferrado al viejo dogma neoliberal. Por eso no quieren hablar de economía. Porque no saben qué decir. Todo lo que se les ocurre es balbucear viejas recetas. En definitiva, nosotros tenemos un plan y ellos no tienen nada. Nosotros tenemos a Nadia y ellos no tienen a nadie", remató Sánchez, con una frase deliberadamente redonda.
"Nadia o nadie". Esa es la disyuntiva que quiere grabar el PSOE a los electores el 23-J. Y para lograrlo, tira de la protagonista, de Calviño, una de las más conocidas y valoradas del Ejecutivo, según el CIS (4,93 de nota, solo por debajo de Yolanda Díaz y Margarita Robles). Bien evaluada, además, y no es un dato menor, por el electorado más templado, como ocurre con la titular de Defensa. Ella, además, se ha fajado haciendo de dique de contención frente a las peticiones de los ministros morados.
Calviño había participado en reuniones del partido, pero no había comparecido ante los medios en Ferraz
Sánchez se reunió este lunes con los coordinadores del programa electoral y, tras la cita, compareció la propia vicepresidenta en la sede del PSOE. La ministra sí había participado en el cuartel general del partido de otras reuniones, y ha salido en rueda de prensa en incontables ocasiones desde la Moncloa, tras los Consejos de Ministros. En los últimos meses, de hecho, con muchísima asiduidad —igual que el titular de Inclusión, José Luis Escrivá, independiente como ella—, señal inequívoca de que el presidente quería proyectarla y rentabilizar su figura.
Referente también político
Pero hasta ahora Calviño no había dado una rueda de prensa en Ferraz. La de este lunes era su primera vez. Un paso más en su crecimiento y consolidación como referente también político del Gobierno y del presidente y candidato, un papel que ella también ha cultivado semana tras semana en el Congreso, en las sesiones de control al Ejecutivo.
Nuestra agenda funciona", saca pecho la ministra, para pedir al PP un debate contra ella: "Con las cosas de comer no se juega. Es importante que cuanto antes conozcamos el programa de política económica del PP"
Se esperaba que Calviño presentara este lunes ante los periodistas la parte económica del programa del 23-J, pero no fue así. Por tres razones básicas. Uno, porque prefiere reservarse la venta de los detalles para los siguientes días y semanas, y que los capitalice, sobre todo, Sánchez. Dos, porque los socialistas creen que su mejor tarjeta de presentación es su gestión de estos cinco años, y lo que ofrecen es continuidad de una "política económica responsable, que funciona", con "avances sociales" que llegan "al conjunto de la ciudadanía española" y que es aprobada por la mayoría. Una tripleta que se compone de "responsabilidad fiscal, justicia social y reformas estructurales modernizadoras". Hay que "consolidar el proceso de modernización puesto en marcha", sostuvo Calviño, y "no es el momento de parar o de volver atrás".
Y tres, porque el partido quiere apretar a Feijóo con los debates. Justo cuando el PP quiere poner en sordina esta cuestión para centrarse en explotar el brochazo de la "derogación del sanchismo". Si la política económica afecta a "todos los ámbitos de la vida de los ciudadanos", esgrimió Calviño, entonces "cuanto antes" tiene que celebrarse un debate específico sobre este asunto con quien Feijóo designe como escudero económico. "Los ciudadanos conocen bien nuestra política económica, saben que nuestra agenda funciona, que es responsable y trae prosperidad", defendió.
Y frente a la política económica del Gobierno, "responsable y coherente", "la nada", expresó. "Con las cosas de comer no se juega. Es importante que cuanto antes conozcamos el programa de política económica del PP, en estos momento no sabemos ni qué, ni quién ni para qué", indicó la vicepresidenta. Feijóo no ha desvelado aún quién formará parte de su equipo económico, ni ha detallado su programa en esta parcela. Por eso los socialistas quieren atornillar a los populares. "¿Qué piensa hacer Feijóo con las pensiones, significa que las quiere volver a congelar porque ha dicho que quiera derogar su reforma? ¿Va a congelar la subida de los salarios? El PP votó en contra de la reforma laboral y ha recurrido reformas estructurales, ¿va a derogar la reforma laboral?", se preguntó.
El PSOE, por tanto, no entra todavía a la concreción del programa. Este lunes, según expresó la ministra de Economía, se identificaron las "líneas directrices y prioridades" para los primeros cien días de Gobierno, con el objetivo de "consolidar los avances en materia económica y social".
Calviño sí confirmó, por cierto, que en el siguiente paquete anticrisis, el que se apruebe por el Consejo de Ministros antes de que acabe junio —y que la Diputación Permanente del Congreso deberá convalidar en el plazo de 30 días—, se prorrogará la rebaja del IVA de los alimentos ahora en vigor, y será así hasta que los niveles de precios sean "más adecuados". Entonces aprovechó para recordar que una de las medidas "estrella" en vigor es la gratuidad de Renfe y Cercanías, que estará operativa todo el año.
Los periodistas le preguntaron por qué no milita en el PSOE y por qué renunció a ir en las listas del 23-J como independiente —tampoco van Escrivá y la titular de Justicia, Pilar Llop—. La vicepresidenta respondió que nada "tiene que ver" ese hecho con su "compromiso" con el Gobierno de Sánchez y su proyecto, que es total. La ministra recalcó que él es la persona que tiene "liderazgo", "visión", "orgullo de la mejor España" y capaz de "construir un futuro mejor". "Estoy encantada de colaborar y seguir adelante al lado del presidente", enfatizó.
"Muy alejado de esa imagen que quieren construir"
Calviño no quiso explicitar si el presidente le había pedido ir en las candidaturas del 23-J. "El presidente es una persona tremendamente respetuosa. Hemos trabajado muy juntos durante estos cinco años, nos conocemos los dos bien. Él está muy alejado de esa imagen que algunos quieren construir en el ámbito público. Tenemos un alineamiento total desde el punto de vista político y económico en nuestro país, y eso hace que estemos los dos muy cómodos trabajando juntos ahora y en el futuro", replicó, en todo momento cómoda y desenvuelta en Ferraz.
Tenemos un alineamiento total desde el punto de vista político y económico, y los dos estamos muy cómodos trabajando juntos ahora y en el futuro"
NADIA CALVIÑO, VICEPRESIDENTA PRIMERA DEL GOBIERNO Y MINISTRA DE ASUNTOS ECONÓMICOS Y TRANSFORMACIÓN DIGITAL
La vicepresidenta resaltó el "gran esfuerzo" del Gobierno para "garantizar la estabilidad económica y política del país", en un contexto europeo en cambio más convulso y que está viviendo el "auge de la ultraderecha", razón por la que es "importante", sostuvo, que España demuestre que esa no es una "tendencia" mundial generalizada.
Ella misma, siguiendo además el mensaje desplegado por los socialistas tras el 28-M, minimizó el peso de Podemos en la dinámica del Ejecutivo en su área. Es decir, que aunque el balance del Gobierno de coalición en su conjunto sea "muy positivo", el socio minoritario "no ha tenido prácticamente ninguna influencia en la política económica".
Una afirmación que calcaba otras palabras suyas de hace solo unos días y que supone ningunear la aportación del ala morada del Gabinete, en la que ha tenido especial protagonismo la gestión de Trabajo, encabezada por Yolanda Díaz, líder de Sumar y responsable, por tanto, de los más de 3,6 millones de personas que pudieron cobijarse en lo peor de la pandemia gracias a los ERTE e impulsora de la reforma laboral, que ha traído más contratos indefinidos —una parte de ellos, cierto, fijos discontinuos— y una clara caída de la tasa de temporalidad.
Calviño no irá en las listas del 23-J (tampoco fue en las de 2019), pero insiste en su "compromiso" con Sánchez, de quien resalta su "liderazgo" y "orgullo de la mejor España"
Calviño estará, pues, muy presente en la campaña. Muy activa. En la del 28-M ya participó en mítines en distintos territorios. En la del 23-J, el partido la recluta para las comparecencias en la sede, para presencia en medios y debates. Por ahora, al menos, a falta de saber la planificación de actos de campaña, que en todo caso tendrán menor peso que en las autonómicas y municipales, dado que la batalla se librará más en los medios.
El aperitivo fue la cita de este lunes y la rueda de prensa posterior en Ferraz. Reunión que compartió con Sánchez y en la que participaron la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera; los ministros María Jesús Montero, Félix Bolaños y José Luis Escrivá; la presidenta del PSOE, Cristina Narbona; la secretaria de Estudios y Programas de la ejecutiva, Idoia Mendia, y la eurodiputada Lina Gálvez. Todos posaron después para un selfi que colgó la propia Calviño en redes sociales con los hashtags #Equipo #OrgulloDePaís y #España. La vicepresidenta, pues, será uno de los puntales de la campaña socialista. Y su misión es meter la economía en el debate y dirigirse a un electorado moderado, el que el PSOE se disputa con el PP.
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