Bildu entra en campaña. Otra vez. Pero en este caso no por la decisión del PP de introducir un tema que se ha probado corrosivo para los socialistas —según reconocen ellos mismos—, sino por un patinazo del propio Ejecutivo. Del delegado del Gobierno en Madrid, Fran Martín Aguirre. Bildu y los independentistas, aseguró este jueves, "han hecho mucho más por los españoles que lo que han hecho todos los patrioteros de pulsera juntos". La derecha de PP y Vox estalló enseguida y pidió su cese automático, y el propio delegado, al cabo de unas horas, acabó pidiendo disculpas "a las personas que se hayan podido sentir ofendidas" por sus palabras.
El acto de contrición del propio Martín (Madrid, 1981) era revelador de la incomodidad evidente de la Moncloa tras sus declaraciones en un desayuno informativo en la capital. Porque no se encajó bien que un miembro del Ejecutivo, en plena precampaña de las generales del 23-J, reintrodujera por error la polémica por los pactos con Bildu que cubrieron más de la mitad de la campaña del 28-M y que sirvieron de combustible de la derecha contra el PSOE.
Esos supuestos enemigos de España", dice, ayudaron al Ejecutivo con la pandemia, o "han contribuido a dignificar la vida de millones de pensionistas" o a posibilitar Presupuestos
Martín, durante el desayuno informativo en Madrid —en el que fue presentado por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska—, fue preguntado por si son comparables los acuerdos alcanzados por el Ejecutivo central con algunos de sus socios con los de PP y Vox. "Seguramente importe menos el con quién se pacta que el para qué se pacta. Y esto es lo que a mí me preocupa de los acuerdos que está alcanzando la derecha con la extrema derecha". Y aprovechando la pregunta sobre la "equiparación" con los pactos con Bildu, el delegado compartió una "reflexión personal".
"Esos supuestos enemigos de la patria a lo largo de estos últimos cinco años han hecho mucho más por todos los españoles y españolas, es decir, por España, de lo que han hecho todos los patrioteros de pulsera juntos", defendió. Martín argumentó que "esos supuestos enemigos de España" ayudaron al Ejecutivo con la pandemia, apoyándole en la prórroga de varios estados de alarma, o "han contribuido a dignificar la vida de millones de pensionistas españoles, a mejorar las condiciones laborales de millones de ciudadanos de todo nuestro país o a posibilitar la aprobación presupuestaria que materializaba todas las anteriores cuestiones".
"Por tanto, mi pregunta ya no es con quién se ha pactado, sino ¿cómo es posible que esos patrioteros de pulsera no estuvieran remando a favor de España durante todos estos años? Esto tendría que estar encima de la mesa de cara a las próximas elecciones", remachó durante el desayuno, al que asistieron numerosos representantes del Ejecutivo, entre ellos su padre político, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.
El PP pide su cese
Las palabras causaron indignación en la derecha. Una "aberración", un "insulto", un "disparate", y con ellas ha ofendido "profundamente" a la memoria de las víctimas del terrorismo y de sus familias y al conjunto de la sociedad española, sentenció Miguel Tellado, vicesecretario de Organización del PP y hombre de la máxima confianza de Alberto Núñez Feijóo. Él mismo pidió, por boca de su partido, el cese del delegado. Luego lo hizo el propio Feijóo. "Decir que EH Bildu ha salvado muchas vidas en España es algo que lo inhabilita para seguir siendo un alto cargo del Gobierno de España", sostuvo el jefe del PP desde Palma.
El PP pide a Sánchez el cese automático del delegado porque sus palabras le "inhabilitan" para continuar en el cargo
Otros dirigentes del PP siguieron la misma estela. Para el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, las declaraciones de Martín "incapacitan" para el cargo y son "el mejor motivo" para echar al Gobierno en las elecciones generales del 23 de julio. La presidenta de la Comunidad en funciones, Isabel Díaz Ayuso, también reclamó a Pedro Sánchez la destitución "inmediata" de su delegado en Madrid o que este dimita "si tiene decencia". El Ejecutivo está tratando "a la desesperada", aseguró, de "blanquear a Bildu", hasta el punto de "llegar a olvidar lo que ha supuesto Bildu y lo que ha supuesto ETA a lo largo de los años en nuestro país". Ayuso llegó a afirmar, en la campaña del 28-M, que ETA "está viva" y "en el poder", pese a que dejó las armas hace casi 12 años y anunció su disolución hace cinco. Vox tachó en Twitter de "miserable" a Martín y cargó contra los socialistas por "alabar como si fuesen héroes" a "los asesinos de ETA".
Las palabras no gustaron en la Moncloa, sobre todo porque el foco en los últimos días se situaba en los pactos del PP con Vox y, en concreto, en su alianza ya cerrada en la Comunidad Valenciana, que supondrá que será vicepresidente primero y conseller de Cultura el torero Vicente Barrera y que asume el lenguaje negacionista de los ultras de la violencia de género al hablar de "violencia intrafamiliar". Tras el 28-M, aunque aún no hay una lectura oficial de qué ocurrió para que el PSOE cediera 400.000 papeletas y, sobre todo, perdiera un enorme poder institucional, incluso en el equipo de colaboradores más cercano al presidente se asumía que había hecho muchísimo "daño" la política de alianzas del Ejecutivo, y en concreto su entendimiento con la izquierda abertzale. Nunca firmó con Bildu ni pacto de investidura ni de gobernabilidad —tampoco lo hubo en la última legislatura en Navarra ni lo habrá en esta, y tampoco en Euskadi—, pero sí sacó con ella varias medidas. Una de las últimas, y muy relevante, fue la ley de vivienda, que la formación de Arnaldo Otegi y ERC presentaron juntas en el Congreso.
Durante la campaña, mientras se expandía la polémica por las listas de Bildu, que contenían a 44 condenados por pertenencia o colaboración con ETA, siete de ellos por delitos de sangre, la cúpula socialista insistía en que la controversia no heriría demasiado al partido el 28-M. Pero las urnas les hicieron asumir que sí, que había impactado negativamente al movilizar más a la derecha y desanimar a los propios electores.
Sánchez ha pasado página de la coalición con Podemos y ha puesto tierra de por medios con sus socios parlamentarios
Por eso, en las últimas semanas se han repetido los gestos de distanciamiento con la izquierda abertzale en Navarra y en Euskadi. Sánchez, no obstante, tiene pendiente responder aún la pregunta de cómo gobernaría una segunda legislatura si le dieran los números. Pero, por lo pronto, ha pasado página de la coalición con Podemos y ha puesto tierra de por medio con sus socios parlamentarios, salvo el PNV, su aliado más fiable. De ahí que sorprendieran las manifestaciones de Martín, que en Ferraz, no obstante, intentaban minimizar, alegando que todavía quedan semanas hasta la campaña oficial —arranca el 7 de julio— y hay, por tanto, tiempo para enderezar la trayectoria y para matar el tema.
La comparación con Zapatero
Fuentes próximas al delegado insistían, pocas horas después de lo ocurrido, que no pretendió devolver Bildu a la campaña, sino que era necesario hacer pedagogía, sobre todo de cara a los votantes, y también porque José Luis Rodríguez Zapatero abrió camino el pasado lunes en la Cope "al llamar a las cosas por su nombre". El expresidente se mostró orgulloso de que su Gobierno acabara con ETA en 2011 y defendió que la izquierda abertzale participe en el "juego democrático", que quienes estuvieron en la violencia la hayan dejado y reconozcan el dolor causado.
Vista la Comunidad Valenciana y lo que se viene el sábado [con la constitución de los ayuntamientos], el tema es Vox", sostiene un ministro del núcleo de confianza del presidente
Pero, ya por la tarde, Martín dio un paso atrás. En declaraciones a EFE, pidió disculpas por sus palabras de la mañana. "A la vista de las informaciones" que se habían venido publicando, entendió que no se había expresado "adecuadamente". "Lo que quería es recordar la continua deslealtad con la que las derechas han venido actuando desde el inicio de la legislatura, especialmente en los momentos más complicados", sostuvo.
Desde su entorno más próximo, explicaban que aunque "es verdad que la pregunta" que la prensa le dirigió en el desayuno informativo "y la comparativa con PP-Vox estaba viva", a la luz de lo ocurrido, "sin duda tenía que haberlo esquivado" para no dar más pábulo a la derecha. "Vista la Comunidad Valenciana y lo que se viene el sábado [con la constitución de los ayuntamientos], el tema es Vox", apuntaba un ministro del núcleo duro de Sánchez. Porque ahí está la dirección del partido: en denunciar cómo el PP pacta sin empacho con la ultraderecha en toda España, como se verá el 17 de junio. Miembros del PSOE-M se lamentaban de la "torpeza" del delegado en un tema que ha hecho "mucho daño" al partido el 28-M. En la cúpula autonómica, aun reconociendo el error, consideraban que no había sido "para tanto". Pero, en general, se percibía la incomodidad en la dirigencia del partido.
Martín tomó posesión de su cargo el pasado 30 de marzo, en un acto en el que fue presentado por su mentor político, Félix Bolaños. El ministro fue, de hecho, quien le promocionó para el cargo, porque ambos han trabajado juntos estrechamente en los últimos cinco años. Cuando Bolaños fue nombrado por Sánchez secretario general de la Presidencia del Gobierno —o sea, número dos de la Moncloa—, en junio de 2018, Martín se convirtió en el director de su Gabinete Técnico.
Martín era número dos de Bolaños en la Moncloa hasta que este ascendió a ministro, cuando se convirtió en secretario general de la Presidencia, y en marzo de 2023 pasó a la Delegación del Gobierno
Tras formarse el Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos, el dirigente madrileño fue ascendido a director del Departamento de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental de la Presidencia del Gobierno. Al saltar Bolaños al Consejo de Ministros, en julio de 2021, Martín dio un paso adelante y heredó el cargo de su antiguo jefe, el de secretario general de la Presidencia del Gobierno. Desde su responsabilidad, se encargó de los informes de seguimiento del cumplimiento de los compromisos del Ejecutivo y también asumió las riendas, en la Moncloa, de la logística de la cumbre de la OTAN en Madrid, cerrada con éxito. En marzo de 2023, el antiguo fontanero de Bolaños dio el siguiente salto.
Al dimitir María Gámez como directora general de la Guardia Civil, ocupó su puesto la que era desde marzo de 2021 delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González. En ese momento, el ministro de la Presidencia apostó por Martín como sustituto de González, en coordinación con el líder regional de los socialistas, Juan Lobato, que también lo había incorporado a su ejecutiva como secretario de Estrategia y Acción Electoral en el XIV Congreso del partido, en noviembre de 2021.
Martín pasó, desde finales del pasado marzo, a un puesto de mayor visibilidad, el de representante del Ejecutivo de Sánchez en la Comunidad de Madrid, el rostro de oposición al de Ayuso. Un cargo que tiene difícil emerger en una región en la que prácticamente todo el espacio político lo ocupan la presidenta autonómica y el alcalde de la capital. Este jueves, el delegado atrajo los titulares, pero tocó una fibra demasiado sensible para el Gobierno del que forma parte y en un momento extremadamente delicado, a poco más de un mes de las elecciones generales del 23-J en las que Sánchez se la juega a todo o nada.
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