En un país en el que los políticos conjugan con cierta dificultad el verbo dimitir, Guillermo Fernández Vara (Olivenza, Badajoz, 1958) dudó poco aquella noche del 28-M. El escrutinio dejaba a la izquierda sin opciones de gobernar, ni aun sumando sus 28 diputados —seis menos que los que obtuvo en 2019— a los cuatro de Unidas por Extremadura (Podemos-IU-Alianza Verde). Las dos fuerzas se quedaban en 32 escaños, uno por debajo de la mayoría absoluta que sí reunían PP (28) y Vox (5). El presidente de la Junta solicitó enseguida, en la mañana del lunes 29, su reingreso en su plaza de médico forense en el Instituto de Medicina Legal de Badajoz.
Vara ya estaba de salida. Pero Pedro Sánchez le obligó a cambiar sus planes. Ese mismo lunes 29, convocó elecciones generales para el 23 de julio, con lo que la petición de reingreso quedaba en stand by, no se ejecutaría "de forma inmediata".
Está previsto que la ejecutiva de Vara y su comité regional se reúnan el viernes para analizar el nuevo escenario tras la voladura de puentes entre PP y Vox
Y ahora, quizá, Vara tampoco se pueda marchar tan rápidamente. Porque la amenaza de nuevas elecciones autonómicas en Extremadura está sobre la mesa por el desacuerdo de PP y Vox y, si ninguno de los dos recula, si ninguno cede, la comunidad puede ir de nuevo a las urnas en el otoño, probablemente hacia noviembre. Y en ese escenario, el todavía secretario regional del PSOE y presidente de la Junta en funciones podría ser de nuevo el candidato. Porque, como advierten en su partido, él es el mayor "activo" político que tiene la federación. Pero también existe la sensación, entre quienes le conocen mucho, de que no se le puede someter al estrés de otra campaña cuando aún guarda el duelo por una dolorosísima derrota, la del 28-M, que no esperaba.
El propio Vara aún no ha hablado en las últimas horas, aunque se espera que pueda hacerlo este mismo miércoles, y entonces quizá pueda arrojar más pistas de su futuro. El viernes, se reunirá de nuevo su ejecutiva y el máximo órgano de dirección del partido en Extremadura, el comité regional. Para ir tomando decisiones.
Ahora el PSOE también entra al juego. Al reventarse, al menos por ahora, los puentes entre el PP y su candidata a la presidencia de la Junta, María Guardiola, y la ultraderecha, la izquierda pudo hacerse con el control de la Mesa de la Asamblea autonómica, que se constituyó este martes. El PSOE consiguió la presidencia de la Cámara —fue reelegida Blanca Martín—, más una vicepresidencia y una secretaría, y cedió una secretaría a Podemos-IU. El PP logró una vicepresidencia y una secretaría, y Vox quedó fuera del órgano rector. Un 4-2 a favor de la izquierda que le da la capacidad de administrar los tiempos a partir de ahora.
El control de los tiempos
La presidenta de la Asamblea, según el reglamento, dispone de 15 días para, después de consultar a los grupos, proponer un candidato a la presidencia de la Junta. Y este deberá presentar su programa a la Cámara en los 15 días siguientes a su designación. Es decir, que como máximo el 20 de julio el pleno del Parlamento extremeño ha de acoger el debate de investidura. A las puertas de las generales del 23-J.
Guardiola insiste en que no meterá a los ultras en su Ejecutivo, ni antes ni después de las generales, por lo que aguantará su pulso hasta el final
Pero Martín podrá acortar los tiempos. Y deberá decidir si postula a Vara, que aunque empató en 28 escaños con Guardiola ganó las elecciones del 28-M —aventajó a la aspirante del PP en 6.843 papeletas— y podría atraer a los cuatro diputados morados, o bien propone a Guardiola. Si al cabo de dos meses de la primera votación fallida de investidura la Asamblea no ha elegido nuevo jefe del Ejecutivo, la Cámara se disuelve y se convocan nuevas elecciones, que se celebrarían 54 días después. Los comicios, si se apuran los plazos, llegarían a mediados de noviembre. Guardiola está dispuesta a llevar su pulso hasta el final con la ultraderecha, ni antes ni después del 23-J, aunque le suponga abrir las urnas otra vez: "Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a quienes niegan la violencia machista". No quiere gobernar con quienes "como premisa principal quieren tirar la Extremadura que no le gusta a un cubo de basura", aseguró por la noche en Hora 25, en la SER.
A la dirección del PSOE extremeño le pilló por sorpresa el desacuerdo de PP y Vox. Esperaba que la cuerda se tensase pero que no acabara por romperse. "Tenemos que sentarnos y pensar porque no somos capaces todavía de identificar todas las claves. Pero parece que María Guardiola va en serio", apuntaba un miembro destacado de la cúpula regional. Distintos dirigentes consultados, tanto de la federación extremeña como de Ferraz, prevén que PP y Vox puedan avenirse al acuerdo después del 23-J, por el riesgo de una nueva convocatoria electoral, aunque a la vez son conscientes de que la amenaza de otros comicios está más presente que nunca.
El PSOE hace valer su fuerza en el territorio: de los 388 municipios de la comunidad, gobierna en 212, y también dirige las dos diputaciones
"Por lo pronto", asegura un dirigente regional que conoce muy bien a Vara, "hay que creerse el órdago de Guardiola como táctica, para que así la presión de Vox sea menor, para que afloje al menos hasta el 23-J, porque ir a unas nuevas elecciones es una moneda al aire". Una maniobra, conviene, que le interesa a Génova para plantarse ante los de Santiago Abascal después de haber pactado en toda España con ellos. En el partido creen que hay un punto en la argumentación de la candidata del PP que flaquea, y es que ella no quiere que los ultras entren en el Gobierno, pero sin embargo este lunes les ofreció la presidencia de la Mesa y un senador autonómico, además de un acuerdo programático de 15 puntos, que incluye desde rebajas de impuestos, ataques a las leyes ambientales o derogación de la ley extremeña de memoria democrática. La líder regional de los conservadores alegó en la SER que la presidencia del Parlamento no afecta a la vida cotidiana de los extremeños, algo de lo que se encarga el Ejecutivo.
"Gestión magnífica"
Ante la hipótesis de nuevos comicios, en el PSOE extremeño aseguran que la partida en modo alguno está ganada para el PP. Los socialistas hacen valer que de los 388 municipios de la región, gobiernan en 122, en 12 de las 22 entidades locales menores y en las dos diputaciones provinciales. Es decir, que mantienen su fortaleza en el territorio, a diferencia de lo que le ha ocurrido al partido en Andalucía, donde se ha desfondado.
Si hay elecciones, será Guillermo el candidato", aseguran en Ferraz, donde remarcan su interlocución frecuente con él. En la cúpula regional piden respetar su reflexión, se ha ganado el "respeto" para decidir por sí mismo
¿Vara sería el candidato? "Guillermo se ha ganado el respeto de los compañeros para decidir por sí mismo, pero tiene muchas cosas que valorar", asegura una responsable de su ejecutiva. Todos los dirigentes consultados, de la federación extremeña y de Ferraz, dicen desconocer sus planes, porque es hermético respecto a ellos, pero destacan su compromiso ineludible con el partido, su sentido de la lealtad y de la responsabilidad. Vara es, sin lugar a dudas, un peso pesado del PSOE, muy respetado dentro y fuera de su federación, y con hilo directo con Pedro Sánchez.
"Si hay elecciones, será Guillermo el candidato", subrayan con contundencia a este diario en Ferraz. "Él está bien y fuerte. Y él, como el resto, estamos viendo sus disputas [las de PP y Vox] y no podemos hacer otra cosa que esperar. Pero hablamos mucho con él. Y quien diga que dejaría al partido tirado no lo conoce", señala esta misma fuente del máximo nivel. "No tengo ni idea de qué hará Guillermo —añade otro alto mando que tiene interlocución constante con el presidente de la Junta en funciones—, pero el partido no tiene a otro que no sea él para batirse el cobre y ganar. Cualquier otro sería renunciar a la victoria. Yo sí creo que él podrá levantar la moral".
Otros compañeros de la ejecutiva federal de Sánchez, a la que Vara pertenece —es, de hecho, secretario de Política Autonómica—, confirman que lo ven "bien" pese al duro golpe del 28-M, y coinciden en que es "el mayor activo del PSOE extremeño", porque a fin de cuentas él ganó las elecciones "y ha hecho una gestión magnífica, con proyectos reindustrializadores".
En la federación, sin embargo, hay responsables que aunque reconocen que Vara "está dándole vueltas a todo y pensando qué es lo mejor para el partido", insisten en que está muy "tocado", "grogui" después del batacazo del 28-M. La derrota en Extremadura fue muy grave y simbólica para el PSOE, porque comunidad siempre había sido un granero fiel de votantes, pero también muy dura en lo personal para él. Ya le costó recomponerse después de verse obligado a pasar a la oposición en 2011, por la pinza de PP e IU que hizo presidente al popular José Antonio Monago, pero el hachazo ahora ha sido más fuerte. "Sabiendo lo que sufrió, es excesivo someterle ahora a un tercer grado, hacerle pasar por una nueva campaña", indica este alto cargo próximo, que pone el acento en la componente estrictamente personal, no de partido.
Un dirigente que lo conoce bien asegura que sigue muy "tocado" por el 28-M y que quizá sea "excesivo" someterle a una nueva campaña. El problema es que apenas habría tiempo para preparar la sucesión
El lenguaje corporal de Vara, de hecho, transparenta su estado de ánimo, admiten varios dirigentes, y se le ve todavía abatido. "Pero también tiene capacidad de recomponerse rápidamente", añaden desde su ejecutiva. Si Vara diera un paso atrás, el mayor problema lo tendría su partido a la hora de encontrar un sucesor, porque no tiene el recambio previsto. En campaña, el presidente adelantó que este sería su último mandato, pero no dejó planificado el relevo. Los nombres que han circulado en el partido son los del vicepresidente segundo y consejero de Sanidad, José María Vergeles, y el del presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo. Pero ninguno tiene el conocimiento social de Vara. "Pero nunca sabes: quizá pones un candidato nuevo y pegas el pelotazo", anticipa un responsable regional. En la dirección autonómica ya avanzan que el inconveniente principal es que no habría tiempo para lanzar a un candidato y darlo a conocer.
Aún es pronto para anticipar los siguientes pasos. Pero, si finalmente hay elecciones, quizá el presidente de la Junta tiene que aparcar de nuevo su propósito de salir de la política para afrontar una última competición electoral, con la esperanza de lograr repetir en el Gobierno.
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