Con 33 diputados de los 135 que componen en pleno del Parlamento catalán Pere Aragonès sabe que su posición es extremadamente frágil desde el mismo momento en JxCat abandonó el Govern de la Generalitat, hace nueve meses. Pero esa debilidad se hizo especialmente perentoria el 28M. Esquerra constató ese día la pérdida de 300.000 votos en las municipales en Cataluña. El PSOE perdió 400.000 en toda España y Pedro Sánchez convocó elecciones.

Aragonès respondió a ese resultado reclamando un retorno a la unidad independentista, que hizo aguas a las pocas horas, cuando JxCat pactaba con el PSC la alcaldía de Roses (Girona). Poco después eran los republicanos los que ahogaban las esperanzas de Junts pactando con los socialistas las diputaciones de Tarragona y Lleida.

Pero esa dinámica de pactos cruzados que parecía acabar con los bloques políticos impuestos por el procés ha quedado en suspenso tras la constitución del Ayuntamiento de Barcelona, que Jaume Collboni arrebató en el último minuto a Xavier Trias con el apoyo de Comunes y PP. La operación de Barcelona ha desatado todas las alarmas en Esquerra. Y Aragonès ha explicitado por primera vez el riesgo de una moción de censura en el Parlament.

Pinza PSC-Junts

"No tengo duda de que si les salen los números" a socialistas, comunes y populares, repetirán la operación de Barcelona en el Parlament, aseguraba el president este martes en Catalunya Ràdio. "Si no lo han hecho es porque no les salen los números". Efectivamente, el PSC necesitaría el concurso de Junts para sumar una mayoría absoluta en el Parlament que le permitiera descabalgar a Aragonès de la presidencia.

JxCat y PSC han ensayado la pinza puntualmente en los últimos meses. En el debate de la sequía de forma especialmente evidente, pero también en otros debates como la gestión de los Mossos d'Esquadra. Están lejos de plantearse una moción de censura conjunta, pero sí podrían hacer imposible la gestión del Govern impidiendo la aprobación de cualquier medida de gobierno.

Por eso Aragonès ahora en la necesidad de buscar un "mínimo común" que permita recuperar el frente común independentista en momentos clave. Como la investidura del próximo presidente del Gobierno. O la supervivencia de su Govern.

Negociación presupuestaria

En este contexto, la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, abogaba este martes por abrir la negociación del próximo presupuesto de la Generalitat con JxCat. "Necesitamos apoyos parlamentarios y Junts siempre es el socio prioritario", aseguraba, reconociendo que la negociación del último presupuestos, marcada por la salida de Junts del Govern, fue imposible.

"Necesitamos encontrar espacios de consenso" con los de Carles Puigdemont, añadía, en la línea de lo defendido horas antes por Aragonès. Un discurso conciliador que ha llevado a Vilagrà que no ha evitado las críticas de la consellera a la actuación de JxCat en Ripoll, donde la abstención del partido de Puigdemont facilitó la elección de Sílvia Orriols como alcaldesa.

Diputación de Barcelona

Paralelamente, arrecian las presiones en el seno de Junts para romper el acuerdo con los socialistas en la Diputación de Barcelona. PSC ya presidió esta diputación los últimos cuatro años con el apoyo de JxCat, y hasta el sábado se daba por supuesta la repetición.

Tras perder la alcaldía, el propio Xavier Trias defendía mantener el acuerdo, que supone entrar en el gobierno de la administración que gestiona el segundo presupuesto de Cataluña por volumen: 1.250 millones de euros a repartir entre los municipios de la provincia. Pero los sectores más radicales del partido exigen romper el acuerdo en respuesta a la elección de Collboni en el Ayuntamiento.

En el mismo sentido les presionan desde ERC, alegando que podrían gobernar el ente supramunicipal con una improbable alianza de republicanos, comunes y junteros, aunque el PSC es el partido mayoritario con 17 diputados provinciales. "Si Junts quiere regalar la presidencia de la Diputación a Núria Marin es su problema, ya lo hicieron en 2019" les recriminaba Oriol Junqueras el lunes. Aunque se guardó de anunciar que ERC vaya a romper sus acuerdos con el PSC en Lleida y Tarragona.

Mientras, el nuevo fichaje del PP por Barcelona, Nacho Martín Blanco, se mostraba favorable a repetir la experiencia de Barcelona en otros ámbitos. "Soy muy partidario de acuerdos transaccionales, los acuerdos que se conduzcan entre partidos con sentido de estado son imprescindibles".