El giro es evidente. Y Pedro Sánchez no ha querido que pase inadvertido. Sabe que el 28-M los votantes castigaron severamente a su partido en parte por su relación con Podemos y, en concreto, por el ruido constante que emitía la coalición y por la ley del solo sí es sí. En parte también por sus alianzas parlamentarias con ERC y Bildu. Por eso ha perseguido un cierto reseteo. Explicar los pactos concretos con las fuerzas nacionalistas e independentistas y también distanciarse de los morados tanto para concentrar el voto de la izquierda en el PSOE como para recuperar los apoyos de lo que denomina "feminismo integrador", el de ciudadanos que se sienten feministas, hombres y mujeres, pero que han recelado de las formas empleadas por Irene Montero y su equipo en el Ministerio de Igualdad.
El presidente recondujo su discurso en sendas entrevistas en Onda Cero y La Sexta este lunes y martes. Pero realmente los primeros pasos de desautorización de Podemos vinieron mucho antes. Tras inclinarse casi sistemáticamente del lado de Igualdad en todas las grandes batallas de la legislatura —batallas libradas entre Irene Montero y Carmen Calvo hasta que esta fue apeada del Gobierno en julio de 2021—, Sánchez dio un golpe en la mesa a comienzos de año y decidió reformar la ley del sí es sí, con o sin los morados. Al final, la modificó con el apoyo del PP y pidió disculpas por lo que calificó como un "error". Pero no cesó a la titular de Igualdad porque prefirió "primar la estabilidad institucional y política".
Sánchez dijo que hombres e incluso amigos suyos se habían sentido "incómodos" con los discursos excluyentes de Montero, pero después se matizó y ya habló de hombres y mujeres
Ahora, tras el 28-M, y con Montero fuera de las listas de Sumar por el veto de Yolanda Díaz, Sánchez se ha aplicado una enmienda a sí mismo. En Onda Cero, ante Carlos Alsina, alegó que hay hombres de entre 40 y 50 años que se han sentido "incómodos" con algunos discursos feministas —no las políticas, precisaba— dirigidos desde Igualdad, "y eso es un error". El jefe del Ejecutivo coincidió con su vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en defender un "feminismo integrador", en el que sientan implicados mujeres y también hombres. Así que esa apelación al "feminismo integrador" es la tarea que tiene a su juicio pendiente "la España progresista" en los próximos años. "Y sí creo que es donde algo hemos retrocedido, y eso es una constatación, un dato objetivo, porque yo tengo también amigos que se han sentido incómodos con algún discurso que se ha planteado más de confrontación que de integración", remachó en la radio de Atresmedia.
El presidente aludía, por tanto, a ese voto masculino que ha podido pasar al PP porque no comparte el estilo de choque de Montero y su equipo. Una apreciación que tiene su reflejo demoscópico. En febrero de 2020, según el CIS, el 23,8% de los hombres aseguraban que votarían al PSOE, y apenas un 12,1% al PP. En junio de 2023, en la última encuesta del organismo público, el porcentaje de varones que seguían apostando por los socialistas había bajado al 19,9%, mientras que por el PP se inclinaba el 21,9%. En el barómetro de mayo, anterior a las autonómicas y municipales del 28-M, el 18,7% de ellos preferían la papeleta del PSOE, por el 21,4% que optaría por la de los populares. Las cifras hablan por sí mismas.
24 horas después, no obstante, Sánchez corrigió sus palabras en El intermedio (La Sexta). Ya no habló de hombres solo, ni de sus amigos. Y se explicó "mejor", según reconocían en su cúpula. Señaló que se refería a "distintos estudios demoscópicos" que demuestran que "no solo hay hombres, sino también mujeres, que se sienten incómodos con algunos discursos feministas". "Y abogué por un feminismo integrador, de mayorías. Yo creo que en estas últimas tres, cuatro décadas, el feminismo ha sido seguro la fuerza social más transformadora de nuestro país. Desde el PSOE lo tenemos claro y en estos últimos cuatro años hemos hecho muchísimas cosas en favor de esa igualdad efectiva entre hombres y mujeres", señaló, y puso como ejemplo que cuando llegó al Ejecutivo el presupuesto destinado a la lucha contra la violencia de género era de 80 millones, y ahora es de 320.
El presidente aboga por discursos más "amplios", de "mayorías", que trasciendan lo ideológico
"Pero creo", añadió, "que no en el fondo de las políticas, pero sí en la forma de expresar algunas de las posiciones políticas feministas por parte de la ministra de Igualdad han hecho que haya gente que se siente incómoda, y tenemos que contar con todo el mundo: las mujeres, los hombres de 20, de 30, de 40, de 50, de 60 años, en una causa que nos interpela a todos, fundamentalmente a los hombres, y en ese avance debemos estar todos, hombres y mujeres".
Combustible para Vox
Sánchez se refería explícitamente, ya sí, a Montero, sin subterfugios. Pero fue más allá. "El feminismo es una causa que trasciende lo ideológico, es una causa que toca de lleno los derechos humanos, hablamos de la igualdad real y efectiva del 51% de la población española y mundial. Desde los discursos feministas que podamos hacer, en este caso las distintas fuerzas de izquierdas que componemos el Gobierno de coalición progresista, creo que contribuiríamos mejor y más a esa causa si hiciéramos discursos más amplios y más integradores. Esto es lo que he dicho y por lo que abogo. Y cuando escucho a [Santiago] Abascal [líder de Vox] decir que el género es ideología, hablamos de un retroceso. Pues no demos argumentos a estas personas y a estos líderes políticos y hagamos discursos mucho más integradores". Ahí el presidente culpaba con nitidez a Podemos y a Montero de haber dado combustible a la ultraderecha, que precisamente carga contra las políticas de igualdad porque no cree en ellas y las rechaza.
Las encuestas sí dicen que factores como las alianzas con Bildu o la coalición con Podemos han castigado al PSOE
El presidente completaba así su giro e intentaba reconectar con la tradición feminista de su partido. "El feminismo que defendemos no es excluyente, es el que sabe que hay que seguir peleando porque la agenda de la igualdad efectiva está incompleta. Nuestro feminismo y el de Podemos no se parece. Pedro ha vuelto al feminismo de siempre, trata de decir que retornamos a nuestras posiciones, aunque lo incongruente es que Irene siga en el Gobierno y que no la haya echado", asegura una figura relevante del sector feminista del PSOE. "Volvemos al sitio... como ya decíamos nosotras", añade otra cabeza muy reputada de las feministas socialistas.
De nuevo, las encuestas ayudan a entender los cambios. Según el último sondeo de 40dB para El País y la SER de este pasado lunes, entre los que votaron al PSOE en 2019 y no apostarán por él el 23-J, el 37,2% argumenta que no le ha gustado cómo ha gobernado Sánchez; el 34,5%, por sus pactos con Bildu y los independentistas; el 22,5%, porque le convence más otro partido, y el 21%, por su coalición con Podemos, mientras que a otro 15,9% no le gusta el propio presidente.
Esos números vienen a mostrar, apunta uno de los interlocutores de Sánchez, que los exelectores socialistas desaprueban tanto los pactos con Bildu —razón por la que el candidato se está volcando en la explicación de que no ha gobernado con la formación abertzale, que solo ha tejido acuerdos para leyes concretas— como el matrimonio con los morados y, en particular, la gestión de Igualdad. Dos factores, no obstante, que en el partido ya se habían interiorizado como lastres para el 28-M, al igual que los indultos del procés. Tres elementos en los que, de hecho, se detuvo el líder del Ejecutivo en su entrevista con Alsina.
Y, como él mismo recordaba la víspera en el rotativo de Prisa, "los principales votantes del PSOE siguen siendo las mujeres, son las que sustentan la base electoral del PSOE". La lectura es, por tanto, que Sánchez ha decidido devolver al partido a una posición de mayorías, más transversal, y no de combate, para recuperar voto de hombres y mujeres con convicciones feministas pero que se han sentido agredidos con las tesis de Podemos. El presidente, conviene una dirigente conocida, ha ido hablando también a través de otras decisiones, como la recuperación de la exvicepresidenta Carmen Calvo, finalmente número uno por Granada para el Congreso el 23-J, o su reconocimiento explícito del "error" de la ley del sí es sí, que ha provocado, hasta el pasado 1 de junio, 1.127 reducciones de pena de agresores sexuales, que han supuesto al menos 115 excarcelaciones, según los últimos datos del Poder Judicial. El pasado domingo, en el primer acto de precampaña con militantes y simpatizantes, en Dos Hermanas (Sevilla), no por casualidad Calvo fue sentada justo detrás del presidente.
Ferraz cree que uno de sus fuertes es su abanico de mujeres en posiciones de poder, como la propia vicepresidenta Calviño
En esta primera fase hacia las generales, Sánchez se está volcando con las entrevistas en medios —el viernes graba Lo de Évole para La Sexta, que se emitirá el domingo, se publicará otra el fin de semana en un periódico nacional y el martes 27 acude a El hormiguero (Antena 3)—, y con los diálogos con ministros del área económica. Este miércoles debutó con el titular de Inclusión, José Luis Escrivá, y hoy jueves seguirá con el responsable de Agricultura, Luis Planas. No se descarta un clásico en las campañas socialistas, un acto con mujeres. Como confirman en el aparato del partido, aún se está diseñando la agenda de actos. "Evidentemente, va a ser un tema que tocaremos. Pero no nos hacen falta de forma estricta referentes del activismo feminista: Nadia es la mujer más poderosa de este país, y ahí la tenías este miércoles poniendo firme a Susanna Griso en su defensa de [Alberto Núñez] Feijóo. Y tienes a Pilar Alegría, Teresa Ribera, Isabel Rodríguez...", indican fuentes de Ferraz.
El viento a favor gracias al PP
"Habrá que hacer un acto para, entre otras cosas, recuperar a muchas mujeres que se han sentido abandonadas por el PSOE", reflexiona otra veterana con muchos galones en la lucha feminista del partido. La responsabilidad, en ese caso, recaería en la secretaria de Igualdad, Andrea Fernández, número dos al Congreso por León. Desde su área subrayan que el PSOE puede sacar pecho por muchos avances feministas conquistados en estos años, como la recuperación del derecho al aborto sin consentimiento paterno de las menores de 16 a 18 años, la mejora del control y la protección de las víctimas de la violencia de género o el desarrollo del pacto de Estado. No se pudo aprobar, en cambio, la ley de abolición de la prostitución, una iniciativa en la que hay un consenso interno absoluto.
En el partido recuerdan que el Ejecutivo puede sacar pecho de muchos avances feministas de esta legislatura tan dura
"Y normas como la Ley Trans también son muy positivas —señalan una responsable de la dirección federal—, aunque generó mucho malestar en el feminismo por cómo fue rematada por el empeño de Podemos en hacer de todo una guerra cultural, como por otro lado hacen siempre los populismos. Nosotros, los socialistas, hacemos leyes para la mayoría, mientras que Podemos ha utilizado el feminismo". El problema, agrega esta fuente de primer nivel, no han sido las políticas, los temas, las leyes, sino la "actitud" de Montero, "su gestión comunicativa y dialéctica" y su decisión de establecer "casi un debate académico entre el feminismo tradicional y la teoría queer". Su cerrazón y su escasa voluntad de rectificación, apostilla, porque hasta el manotazo en la mesa del sí es sí, "había ganado todos los órdagos dentro del Gobierno".
En el área de Igualdad del PSOE creen que el giro del presidente permitirá "resetear" las relaciones del partido con el movimiento feminista, que ha sufrido un desgarro como nunca, como lo prueba que en los últimos años acudiera dividido a las manifestaciones del 8-M. La vuelta a la esencia no significará, en absoluto, la asunción de posiciones que no defiendan al colectivo LGTBI, también referente del PSOE.
Por eso también las feministas socialistas han salido al quite para criticar la participación de la filósofa Amelia Valcárcel —una mujer siempre muy vinculada al partido— en un acto con Feijóo. Amonestación tras la que la propia Valcárcel reconoció que sigue siendo una feminista socialista, aunque agradeciera el apoyo del líder del PP a la modificación de la ley del sí es sí. También la cineasta Mabel Lozano explicó en redes sociales que acudió a la convocatoria de los populares como hiciera hace dos años para hablar de trata y explotación sexual y como también participó en unas jornadas del PSOE para disertar sobre lo mismo, porque es su área de trabajo.
Pero además Sánchez tiene a su favor la intensa polvareda que están dejando los pactos poselectorales de PP y Vox, que en muchos casos reducen la violencia de género a violencia intrafamiliar o doméstica y que están suponiendo la eliminación de concejalías de la Mujer o de Igualdad en toda España. Como también son terreno fértil para los socialistas las palabras de Feijóo de este pasado lunes en la SER, cuando aseguró que la violencia machista "es una obviedad" —invisibilizarla no es el camino, recordó el Gobierno— o que el diputado valenciano de la ultraderecha Carlos Flores Juberías, vetado por el PP para la Generalitat, "tuvo un divorcio duro", una especie de "justificación", a juicio del PSOE, de la violencia que cometió contra su exmujer y por la que fue condenado en 2002. Los socialistas regresan a su tradición, a su historia, ayudados también por un PP enredado en una materia muy sensible, aunque con las encuestas, eso sí, aún a la contra.
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