Unos 20.000 dirhams (unos 1.800 euros). Es el precio por una plaza en la arriesgada ruta canaria que parte de las costas del Sáhara Occidental y el sur de Marruecos en busca del sueño europeo. Una condiciones climatológicas excepcionales y un control menos férreo de las autoridades marroquíes han impulsado las llegadas a las aguas de Canarias, en un junio marcado por dos naufragios, el de una neumática que la semana pasada se cobró la vida de 36 inmigrantes a 163 kilómetros al sur de Gran Canaria y el de otra embarcación este sábado en el que perecieron 51 personas, entre ellas once mujeres y tres niños.
La primera tragedia, llena de interrogantes, ha dejado al descubierto la voluntad española de confiar el rescate a las autoridades marroquíes, que tardaron más de diez horas en alcanzar una zona marítima de búsqueda y salvamento marítimo que se ha convertido en el último escenario de la cesión de España a Marruecos, un año y medio después del cambio de posición en el contencioso del Sáhara Occidental.
“Si el tiempo sigue siendo tan bueno, seguiremos viendo partir muchas embarcaciones desde las costas del Sáhara y el sur de Marruecos”, pronostica en conversación con El Independiente un traficante desde El Aaiún, la capital de los territorios ocupados del Sáhara Occidental y uno de los puntos de origen de la ruta canaria. Sabe de lo que habla. Forma parte de una de las redes dedicadas a la organización de las lanchas y admite que, aunque se han producido algunos arrestos, “las fuerzas auxiliares [una institución perteneciente al ministerio del Interior marroquí pero con régimen castrense] están facilitando sistemáticamente la migración ilegal”.
Un segundo naufragio este sábado provocó que el balance de víctimas en apenas una semana supere el centenar de víctimas. "Pasaron ocho días de horror en una neumática a la deriva. De la embarcación que salió de Tan Tan sólo hay cuatro supervivientes que se encuentran hospitalizados. La muerte en la frontera se instala por falta de medios de rescate y la escasa colaboración entre los países para defender el derecho a la vida", denunció a última hora de ayer Helena Maleno, activista de la ONG Caminando Fronteras. Hay, además, varias embarcaciones desaparecidas.
Combinación de factores
Una realidad que desde Canarias también se cuenta como uno de los factores que dibujan la tendencia al alza de las llegadas, a falta de los datos quincenales que publica el Ministerio del Interior. “Hay factores combinados que están haciendo que las personas vuelvan a salir a la mar: la situación socioeconómica en Senegal que ha supuesto el retorno de los cayucos; el incremento de las neumáticas desde el sur de Marruecos y el Sáhara y un clima idóneo, con un estado de la mar y los vientos favorables para las travesías”, relata a este diario Txema Santana, experto en una ruta, la canaria, que recibió la primera embarcación en 1994 y desde entonces acumula tragedias. “Tiene una tasa de mortalidad altísima. El 10% de las personas que lo han intentado han muerto”. remacha.
El incremento también proyecta nuevas dudas sobre el papel oscilante de Marruecos, según la coyuntura. "Hay una serie de elementos de la política exterior marroquí que históricamente terminan afectado a la ruta canaria", advierte Santana. Ahora, la situación está marcada por unas elecciones generales en España a la vuelta de la esquina y el fin del acuerdo pesquero entre Marruecos y la Unión Europea que no puede ser prorrogado tras ser declarado ilegal por la justicia comunitaria y a la espera de que los tribunales resuelvan la apelación presentada por la Comisión.
Es un ruta con una tasa de mortalidad altísima. El 10% de las personas que lo han intentado han muerto
En mitad de ese aumento de llegadas, el último episodio de la lista negra de tragedias ocurrió la semana pasada. 36 de las 60 personas que iban a bordo de una neumática murieron a 163 kilómetros al sur de Gran Canaria. Habían esperado durante horas un rescate que solo llegó diez horas después de que un avión de Salvamento Marítimo localizara la neumática a la deriva. El piloto recibió la orden del centro de coordinación de Las Palmas de penetrar lo mínimo en la zona SAR "de Marruecos". Las SAR son zonas marítimas de responsabilidad en materia de búsqueda y salvamento marítimo (regiones SAR) trazadas por la Organización Marítima Internacional.
Salvamento Marítimo no ha respondido a la solicitud de información cursada por este diario. Durante años, el organismo ha reconocido tener a su cargo “un mar de responsabilidad”, una superficie marina de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, “lo que equivale a tres veces el territorio nacional” subdividida en cuatro subzonas: Atlántico, Estrecho, Mediterráneo y Canarias. En el caso de esta última, la franja incluye todas las aguas situadas frente a la ex colonia española, un territorio no autónomo pendiente de descolonización según la ONU. Una inmensidad sobre la que la gestión migratoria actual arroja dudas.
La coordinación migratoria está dando carta de naturaleza a la ocupación del Sáhara por parte de Marruecos
Preguntas sin responder
El naufragio se localizó en esa zona SAR que los documentos de Salvamento consideran como propia. El día en el que el avión del organismo avistó la neumática una de las embarcaciones de rescate españolas, la Guardamar Calíope, se hallaba a una hora de navegación pero desde el centro de operaciones se optó por entregar la tarea a Marruecos alegando que “la alerta del siniestro se produjo en una zona SAR (zona de responsabilidad de búsqueda y salvamento) compartida entre España y Marruecos tal como se recoge en el Global SAR Plan de la Organización Marítima Internacional”.
“Marruecos asumió expresamente la coordinación y movilizó medios para proceder al rescate, máxime teniendo en cuenta que la embarcación, según había confirmado el avión Sasemar 101 tras su avistamiento, se encontraba a flote y no había personas en el agua”, agrega la nota, a la que remiten desde el organismo para evitar proporcionar respuestas a los interrogantes que suscita el episodio, que investiga de oficio el Defensor del Pueblo. El drama alumbró un término, el de “zonas solapadas”, que ha causado consternación y abierto el debate sobre una derivada hasta ahora desconocida del giro copernicano en el Sáhara.
"Zonas solapadas", un concepto de nuevo cuño
La imagen que acompaña estas líneas pertenece a la presentación en junio de la campaña estival de Salvamento Marítimo. El director del organismo, José Luis García Lena, explicó la zona de responsabilidad española sin mencionar las supuestas áreas solapadas con Marruecos. Un concepto que tampoco aparece en las publicaciones en redes sociales ni en los anuarios de Salvamento, pero que, en cambio, sí recoge desde hace más de una década la Organización Marítima Internacional en los anexos que indican la responsabilidad de cada país en las zonas de rescate, que no siempre están ligadas a la titularidad de unas aguas que, en este caso, se hallan sujetas al proceso de descolonización pendiente.
Salvamento asegura que desde 2020 y hasta finales de mayo de 2023, España ha rescatado a 6.243 personas en la zona SAR de solape y Marruecos a 3.748. Lo hace en el comunicado en el que defiende su actuación en el naufragio y emplea por primera vez el concepto de solape. Entre los asuntos pendientes que enfrentan a España y Marruecos, figura precisamente la delimitación de las fronteras marítimas de ambos países. En 2020 el régimen alauí aprobó unilateralmente una legislación que establece sus aguas, incluida la del Sáhara Occidental.
“Desde el acuerdo para restablecer relaciones con España, Marruecos está siendo más activo”, admite Santana. “En el último mes se ha visto cierta coordinación entre ambos países. Si es informada de una neumática en riesgo en una zona próxima a las aguas SAR españolas o cercana a esas zonas solapadas, España informa a Marruecos. A veces el país vecino tarda en responder pero, si lo hace y tiene embarcaciones disponibles aunque no sean las más adecuadas para un rescate de este tipo, acude. Esto ha generado en varias ocasiones disfunciones y la última ha costado la vida de decenas de personas”, detalla el experto.
Un cambio que también preocupa a las organizaciones que proporcionan asistencia a los recién llegados. “Nos estamos dando cuenta de que Marruecos participa cada vez más en el rescate de personas cerca de la costa del Sáhara. Habría que garantizar que cualquier país que interviene lo hace con eficiencia en tiempo y medios. Esos espacios de coordinación deben ser correctos. No puede suceder lo que ocurrió la semana pasada”, denuncia en conversación con este diario Juan Carlos Lorenzo, coordinador territorial de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) en Canarias.
"No resulta coherente que un país como Marruecos, que actúa así con los derechos de las personas, pueda participar más activamente en el rescate"
JUAN CARLOS LORENZO, CEAR CANARIAS
Migrantes con heridas de bala
La ausencia de escrutinio público de los acuerdos en virtud de los que Rabat ha reforzado su papel de guardián migratorio también ha merecido la censura de organizaciones como Amnistía Internacional, muy crítica con el hecho de que en “la Reunión de Alto Nivel celebrada en febrero de 2023 los dos países mantuvieran su falta de transparencia en relación a sus acuerdos para el control migratorio”. “Se ha informado de ellos a través de notas de prensa, sin ofrecer detalles sobre cómo operan en realidad ni qué posibles garantías hay de cumplimiento de los derechos humanos a ambos lados de la frontera”, enumera Amnistía. La opacidad también alcanza a los datos de llegadas irregulares que proporciona Interior cada quince días y en los que se obvian detalles como la nacionalidad, las edades o el género de las personas registradas en el recuento.
Con la cercanía del primer aniversario del salto a la valla de Melilla que dejó 37 muertos y alrededor de 80 desaparecidos, activistas y organizaciones de auxilio cuestionan la implicación marroquí. “El papel de Marruecos siempre nos preocupa, en el sentido de que hemos experimentado en más de una ocasión situaciones de vulneración de derechos humanos, el control férreo y agresivo en los puntos de salida, el maltrato a las personas migrantes, enviadas a zonas desérticas con total indefensión”, argumenta Lorenzo. “No resulta coherente que un país que actúa así con los derechos de las personas pueda participar más activamente en el rescate”, agrega.
Las víctimas relataron que habían recibido disparos por parte de policías o militares marroquíes cuando se hallaban a bordo de las embarcaciones
El flujo migratorio que arriba a Canarias también levanta acta de esas vejaciones. En las últimas semanas algunos de los migrantes atendidos a su llegada presentaban heridas de bala recientes. Las víctimas relataron que habían recibido disparos por parte de policías o militares marroquíes cuando se hallaban a bordo de las embarcaciones. Otra de las prácticas ya documentadas y que padecieron algunos de los supervivientes de la tragedia de Melilla, incluso aquellos que habían resultado heridos, fue los traslados forzosos a zonas desérticas del país, donde eran abandonados a su suerte con el propósito de alejar cualquier intento de abordar una embarcación.
Unas reservas que se suman a las propias dudas que proyecta el concepto de “zonas solapadas” en un momento en el que Moncloa negocia la cogestión con Rabat del espacio aéreo del Sáhara, hasta ahora en manos españolas. “La ruta migratoria está estrechando la relación de Marruecos y España con respecto al Sáhara Occidental y la visión que España está teniendo sobre este territorio aún por descolonizar”, comenta Santana. “Esa coordinación migratoria está dando carta de naturaleza a la ocupación del Sáhara por parte de Marruecos. ¿Cómo es posible que España devuelva personas a El Aaiún, capital de de un territorio por descolonizar según la ONU, admitiendo que es territorio marroquí? Ese reconocimiento de soberanía se está produciendo por la vía de los hechos”, concluye.
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