El candidato del PP a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, ha presentado este martes el programa electoral con el que concurrirá a las generales del 23-J. 365 medidas caracterizadas, a su decir, por la "fiabilidad, moderación, unidad, diálogo, humildad, mayoría y sobre todo regreso al respeto". Pero quizá lo más llamativo de su discurso en la Casa de América ha sido la referencia a cuál será su primer paso si resulta ganador de la contienda electoral, esto es, dirigirse "a quien sea el líder del PSOE para que me deje gobernar y, si no, llamaré a todos y cada uno su barones para que le convenzan". "Os puedo asegurar-ha agregado- que tiene algunos sensatos, aunque ya quedan pocos".
En pleno debate de los pactos autonómicos con Vox, formación a la que no ha aludido explícitamente en ningún momento, pero a la que deben haber pitado los oídos cuando ha denunciado que "el Pacto contra la Violencia de Género sigue sin ejecutarse en su integridad", ha explicado a su auditorio -donde había ex ministros como Fátima Báñez, Íñigo Méndez de Vigo o los históricos Marcelino Oreja y Javier Rupérez-, que se presenta a estas elecciones "para ganar a Sánchez contundentemente, pero no para vengarme. Seremos un gobierno justo no revanchista, sereno, no vengativo... el cambio es también ese".
Pretendo que las vendettas, el sectarismo y los egos se vayan también con el actual presidente"
"Pretendo que las vendettas, el sectarismo y los egos se vayan también con el actual presidente y el actual gobierno. No he llegado aquí para actuar contra nadie. Quiero ser el presidente de todos los españoles y reconstruir la España que somos". En este sentido ha anunciado que acabará con el "autoritarismo" de gobernar a base de decretos leyes, también con la pléyade de asesores y ministerios para buscar un gobierno más pequeño. Se ha comprometido asimismo a hacer más transparente el gasto público así como publicitar los viajes del Ejecutivo para acabar comprometiéndose con que "nunca usaré los los aviones del Estado para actos personales y de partido".
Presentado por Cuca Gamarra como "el hombre tranquilo", ha dicho no pedir "un cheque en blanco si no un contrato" para superar "la mentira, la maldad y la manipulación". Ha llegado a hablar del "otoño del sanchismo", de "poder declinante que apunta a enemigos imaginarios", de "banalidad" y todo ello "sin arrepentimiento ni propósito de enmienda".
Con los sondeos a favor, aunque "tocado" por sus pactos territoriales con Vox, ha apelado a una trayectoria "de diálogo y acuerdos". Intentará pactos de Estado con otros partidos y con los agentes sociales y económicos, ha anunciado. Su intención es "poner de acuerdo a una gran mayoría de españoles, consciente de que tenemos grandes desafíos como blindar la sanidad, alcanzar un pacto estable por la calidad educativa, impedir que los jóvenes vivan peor, aprovechar con eficacia los fondos europeos, mejorar la productividad, responder a la tragedia demográfica y desarrollar políticas de medio ambiente y de lucha contra el cambio climático", ha enumerado.
Pago de "hipotecas" a Bildu
En un discurso más centrado en cuestiones generales que en la concreción de las 365 medidas del programa, de las que no ha dejado de citar algunas, entiende el candidato popular que "hay una España que dice basta y quiere un cambio de verdad, para eso estamos aquí, para darles la alternativa que merecen. Estamos dispuestos a pasar página y recuperar el sosiego. Se les ha hecho pagar a los españoles hipotecas que solo han beneficiado al sanchismo", momento aprovechado para asegurar que "en lo que a mí dependa" Bildu no va a ser determinante para gobernar en ningún lugar de España.
Feijóo quiere afrontar los retos "con más diálogo y menos soflamas. Mi gobierno, aún con la mayoría suficiente para gobernar en solitario, tenderá la mano para grandes reformas y pactos de Estado", ha proseguido mientras que por el auditorio de Casa América sobrevolaba el gran elefante que es la formación de Santiago Abascal.
Tras anunciar que una de las primeras medidas de su Consejo de Ministros será cesar al presidente del CIS, José Félix Tezanos, -"para ir liberando de sanchismo a las instituciones. El Estado no le pertenece a Sánchez ni tampoco a mi"- ha apelado a un Gobierno "decidido a trabajar como adultos, comenzando por mí mismo, que sólo serán ministros si acreditan máxima preparación y cero sectarismo". Que "nadie cuente para otorgar responsabilidades a quien nunca ha demostrado nada, a quien cometa aberraciones como la ley del 'sí o sí' o españoles contrarios a la UE, la OTAN, Ucrania o defensa de la soberanía nacional", en referencia casi explícita a los socios de Gobierno de Sánchez.
Amancio Ortega y Juan Roig
Junto a la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, que ha coordinado el programa electoral y cuyo nombre ha tomado impulso como futura vicepresidenta política del Gobierno, Feijóo ha querido contraponer su discurso al del Ejecutivo de coalición afirmando que "ningún gobierno está para señalar a empresarios, periodistas o jueces". Dicho esto, ha dicho no compartir insultar a Amancio Ortega, "pero no le voy a pagar el cine con los impuestos de los españoles. No comparto insultar a Juan Roig, pero no veo razonable pagarle el tren de cercanías o a un futbolista, al que no voy a a dar 20.000 euros para empezar un negocio", uno de los momentos en que ha arrancado aplausos de los asistentes.
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