El Partido Popular y Vox se encuentran inmersos en un proceso de demarcación de posiciones, con la Región de Murcia como epicentro inesperado. Por un lado, los populares intentan apelar a la utilidad del voto de cara a los comicios generales, indicando que, al borde de la mayoría absoluta y como lista más votada, Vox debería apoyar la investidura de Fernando López Miras a cambio y exclusivamente de un pacto programático de legislatura. Ello, para acabar con el sanchismo. Por su parte, la formación de Santiago Abascal, que se ha visto reforzada interna y externamente después de su incorporación a los gobiernos de la Comunidad Valenciana y Extremadura, así como en capas inferiores de la administración de Baleares, aboga por recibir lo que considera justo.
Un enrocamiento que tiene dos puntos de vista de análisis: primero, que la cesión en Extremadura, con menor número de proporción de voto [poco más del 8% frente a casi el 18%], permite justificar nuevas exigencias en el enclave murciano como en Aragón; y, segundo, que en su principal granero electoral, una investidura sin exigencias sería dejar el camino libre a Feijóo ante un electorado que no vería diferencias entre una u otra opción. Y por ello, al margen de condicionar con dureza y hacer valer sus votos, en Vox se empieza a recalcar la necesidad de componente ideológico [el suyo y antes en el PP previo] frente a un candidato popular que consideran se asemeja al perfil de gestión por el que abogó Mariano Rajoy en la etapa anterior.
En plena pugna del relato para conquistar al público potencial del bloque de la derecha, en la que la variación y el distinto criterio para los pactos ha generado contradicciones en Génova, las principales encuestas publicadas recientemente dan un ligero favorecimiento a Vox, que sube entre tres y cinco escaños de media hasta los 35 [actualmente tiene 52 en la cámara baja]. Son las de SigmaDos, NC Report y 40dB. Pese a todo, el componente de porcentual penaliza con notoriedad al partido ultraconservador, que con 1,7 puntos por debajo de los anteriores comicios generales, lograría 17 escaños menos.
Y frente a éste, limitado exclusivamente al grueso de votantes que puedan salir del PP, Feijóo mantiene un porcentaje superior al 31% y más de 135 escaños por la capacidad de recepción múltiple desde focos como la abstención, la mayoría de voto de Ciudadanos y casi uno de cada diez electores del PSOE de su cuota más moderada, entre otros ámbitos menores.
¿Por qué Vox pierde 17 escaños con un 1,7% menos de voto?
La proporcionalidad de la Ley D'Hondt es la responsable. El PP, desde la incorporación de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia se ha visto beneficiado por ella. El declive de Ciudadanos ha hecho retornar a una mayoría de electores que con anterioridad venían respaldando las siglas populares De media, nuevamente en base a los datos de las últimas encuestas de NC Report, SigmaDos y 40dB, aluden una transferencia directa de casi 800.000 votos naranjas ahora huérfanos [CS no concurre a las generales] para el PP y solo 153.500 para Vox. La cifra de trasvase al PP, además, puede alcanzar los 1,2 millones, dado que hay más de 422.000 indecisos moderados que podrían apostar por Feijóo frente a Sánchez para no quedarse en casa. A ello se añade la posibilidad de arañar voto entre los más de 10% de indecisos del PSOE, que, no obstante, pueden virar a Sumar u otras terceras opciones.
Otro frente que fortalece al PP es la adhesión de público abstencionista en la pasada convocatoria. De los 12.493.664 electores que no participaron en las anteriores elecciones, Feijóo logra incorporar al nicho de los populares en torno a un 12% [es la candidatura que más público arrastra en esta franja]. Ello se traduce en 1.500.000 nuevos votantes que compensan las fugas a terceras formaciones. Dentro del grupo abstencionista general, dos de cada diez personas que no votaron ahora dudan en hacerlo, lo que supone un marco de oportunidad para los principales partidos.
Feijóo sacaría de la abstención a 1,5 millones de votantes y a entre 750.000 y 900.000 electores socialistas que Sánchez compensa con la movilización del resto de la izquierda"
Un tercer frente que permite a Feijóo prosperar sin la dependencia del electorado de Vox es el del PSOE más moderado. Sánchez, aunque retiene de media al 65% de sus votantes, pierde entorno a los 750.000 electores [el PP lo amplifica a 900.000]; cerca del 9%. En la evolución de suma de votantes procedentes de la abstención o del PSOE, tras una caída en abril y mayo, junio y julio han logrado cotas alta. En definitiva, Feijóo aspira a incorporar 3.016.380 votantes nuevos sumado a una retención de voto del 79% de media, superaría los 7 millones de electores.
Precisamente, ese incremento, de cara al reparto provincial de escaños, permite a PP escalar posiciones frente a Vox mientras éste queda reducido con un porcentaje casi parecido al de las anteriores elecciones pero menos determinante. Le ocurre al propio PSOE, que pierde 20 escaños con unos dos puntos menos del 28% logrado en 2019.
Tablas en el trasvase de PP y Vox
Frente a la competencia de escaños entre populares y ultraconservadores, destaca el dato de transferencia de voto entre los dos partidos de la derecha. Por primera vez desde enero, cuando Vox consiguió el mejor dato medio de porcentaje y escaños [46 y 15,5%], las salidas de PP hacia Vox y viceversa han quedado prácticamente en tablas, aunque los de Feijóo se benefician ligeramente. Si bien Abascal ahora tiene un superávit de 2.524 votos tras las negociaciones de los pactos territoriales, el mes pasado era de casi 18.000 en favor de Vox. Ello, precisamente, al calor de unas elecciones, y con el escrutinio de municipales y autonómicas y post pactos territoriales. La lecturas al respecto pueden ser variadas. Desde el PP, no obstante, no lo marcan como reacción a las negociaciones de los pactos regionales. Es más, recalcan que es usual este tipo de flujo de 500.000 votos de media según sus mediciones internas, que sufren alteraciones con regularidad pero muestran una tendencia estable a la larga.
Sobre este dato, de trasvase, concretamente, de media y según cifras de 40dB y SigmaDos, las fugas de Vox al PP se fijan en unos 575.363 papeletas, mientras que al contrario, Feijóo pierde 572.839 votos. NC Report, frente a un 12,3% de media de fugas de Bambú a Génova, lo implementa a 811.849 sufragios [44.000 menos desde Vox al PP en un mes], aunque no ofrece cifras de retorno de los populares a Vox, lo que deja la medición algo limitada. A destacar que para la demoscópica el PP retiene más del 95% de su electorado, lo que contrasta notablemente del grueso de otras mediciones, que lo rebajan a en torno a los 80 puntos.
Para este cambio de balance, destacar que las dos encuestadoras reflejan una reducción del número de indecisos, en lo que, en cambio, sí podría haber ayudado el periodo de negociaciones. La tendencia habría sido la de reafirmar el voto de Vox, con tasas superiores al 6% reducidas a ahora sobre un 3%. Ahora Vox contaría solo con 100.000 indecisos y 250.000 en el caso del PP, las menores cifras entre los cuatro grande partidos. De hecho, hay más electores en Vox, 220.000 que afirman que votarán a partes iguales a PSOE y Sumar. 180.000 irán del PP al PSOE y otros 100.000 a diferentes opciones. En cuanto retención, Vox oscila en un 78,86%, lo que supone 2,88 millones de votos frente a los 3,65 millones de 2019.
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