Hace escasamente un mes, habría sido difícil anticipar este ambiente, este ánimo. Pero lo reconocen múltiples cargos, se aprecia en los rostros de los militantes y simpatizantes. El clima en el PSOE, es una evidencia, ha cambiado. Mucho. De la profunda depresión que siguió al shock de las autonómicas y municipales del 28-M a la inyección de energía y de optimismo con los que el partido arranca la campaña de las generales del 23 de julio, a la esperanza de que Pedro Sánchez logre una difícil "remontada". Una electricidad poderosa que se podía percibir este jueves en Madrid, en una plaza siempre tan complicada para el PSOE. "¡Ni un paso atrás, ni un paso atrás!", coreaba el auditorio —1.400 personas, más 300 fuera, según la organización—, en un grito iniciado por la vicepresidenta tercera (y número dos de la lista), Teresa Ribera, y llamado a convertirse en el clamor de las bases en las próximas dos semanas.
Porque de eso va la campaña socialista, cuyos cimientos se comenzaron a construir hace semanas, y la dirección no ha sentido la necesidad de corregir la trayectoria porque el viento ha ido soplando a favor, hasta el punto de que las encuestas dibujan una consistente tendencia al alza de Sánchez, aunque aún insuficiente para pegar un vuelco y vencer al candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo. El PSOE lo achaca al desgaste que para los populares suponen sus pactos con Vox, que han copado la actualidad prácticamente desde que se abrieron las urnas del 28-M, y por eso no quiere desprenderse de ese marco que juzga óptimo.
El PSOE plantea la campaña con una idea central: se trata de "avanzar" o "retroceder". De ahí el lema del 23-J: 'Adelante. España avanza'
Un marco que se ha visto reforzado en las últimas horas por el goteo de censuras, cancelaciones de eventos o vetos a artistas en ayuntamientos gobernados por el PP y con presencia de la ultraderecha de Santiago Abascal. Desde la retirada de la película infantil Buzz Lightyear en Bezana (Cantabria) por el fugaz beso de dos mujeres, la anulación de Orlando, de Virginia Woolf, en Valdemorillo (Madrid), por ser una obra que aborda la homosexualidad o la sexualidad femenina, o la cancelación de un espectáculo en Briviesca (Burgos) sobre la historia de un maestro republicano fusilado en 1936. Incluso Vox exigió al Ayuntamiento de Getafe, liderado por el PSOE, que retirase las "insinuaciones sexuales" de la obra La villana de Getafe, de Lope de Vega.
El PSOE ha ido introduciendo la censura cultural como uno de los ingredientes de su discurso, como una muestra más de que lo que está en juego es "avanzar" o "retroceder". Porque esa disyuntiva vertebra esta campaña, como ejemplifica el eslogan oficial del 23-J, Adelante. España avanza. "En 20 días, hemos retrocedido en el debate público 20 años, Feijóo y Abascal son el túnel del tiempo: 10 años de retroceso en los derechos de los trabajadores y de los pensionistas, 20 años en derechos LGTBI, 4o años en derechos de las mujeres y 80 años en censura a la cultura en nuestro país", clamó el presidente desde su mitin de apertura en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo de la capital.
"No son unas elecciones más"
Poco después, en una entrevista en Informativos Telecinco, coló desde el primerísimo minuto el mensaje a favor del mundo de la cultura, que ya se está organizando y uniendo en una acción coordinada contra "el retorno de la censura": "Estas no son unas elecciones más, unas elecciones en las que sea una mera contienda entre partidos políticos. Estamos hablando de qué dirección toma el país: si queremos cuatro años de avances o queremos este túnel del tiempo que representan Feijóo y Abascal, donde hoy volvimos a tener una prueba con un sector de la cultura que está viendo amenazada, nada más y nada menos que con la censura, su actividad económica. Ayer fue el colectivo LGTBI, anteayer fueron las mujeres, el día anterior fueron los sindicatos con el debilitamiento de las estructuras del diálogo social como en Castilla y León". La cultura, pues, como un objetivo más a batir por lo que el PSOE llama "coalición PPVox". La cultura como un elemento movilizador para las izquierdas.
En el equipo del líder están convencidos de que la censura ayuda a "movilizar" a los progresistas, sobre todo los jóvenes, porque el mundo de la cultura "tiene mucho tirón". "Estos pactos son actos", recuerda el presidente
En el equipo del líder están convencidos de que el goteo de casos de censura que se han ido conociendo en los últimos días, cuando no se ha cumplido ni un mes desde la constitución de los ayuntamientos, ayuda a "movilizar" al electorado progresista, especialmente "a los jóvenes", porque "la gente de la cultura tiene mucho tirón", y en anteriores convocatorias estaba más apática y distante de los socialistas. Y consideran que es eficaz ese hilo porque no se habla de intenciones o de futuribles, sino de hechos consumados.
Así, tras avisar una y otra vez de las consecuencias de los pactos de PP y Vox, tras denunciar el "intercambio impúdico de votos por derechos y de principios por sillones" tras las autonómicas y municipales del 28-M, Sánchez, en su mitin en Madrid, insistió en que ya se trata de cuestiones tangibles: "Estos pactos son actos. No sé qué pensarán los ciudadanos de nuestro país, pero mi deber como secretario general del PSOE y presidente del Gobierno es alertar de la involución y el retroceso que representan. Lo voy a hacer del primer día al último de campaña". Ferraz tenía dudas, al comienzo del viaje del 23-J, sobre si convenía agitar mucho el miedo a la ultraderecha, porque ese recurso solo le funcionó al partido en las generales de abril de 2019, pero finalmente lo ha abrazado de nuevo porque cree que ahora sí que le funciona dado que los ejemplos de "retroceso" son constantes y se suceden a diario.
La del 23-J, indudablemente, será para los socialistas una campaña mucho más emocional. Radicalmente distinta a la del 28-M. No solo porque no se sucedan los anuncios de medidas, sino porque el foco seguirá puesto en PP-Vox y la humanización del presidente, en la desarticulación del antisanchismo, la fuerza que la cúpula no quiso ver en los anteriores comicios y que castigó sobremanera a sus candidatos.
El ánimo ha crecido en el partido en las últimas semanas. Hay sensación de que la disputa con el PP está reñida y ha sorprendido que mostrase "sus cartas" con Vox tan pronto
Por eso mismo la primera tarea de la dirección era recuperar el ánimo del partido. Y eso, como se comprobó este jueves en el mitin en la Casa de Campo, sí se ha conseguido. Por el tono de la militancia y su respuesta al jefe, y también por los comentarios que en privado hacían diversos cuadros socialistas, que insistían en que ahora "sí hay partido" y hay una posibilidad no tanto de ganar, pero sí de gobernar. "Ha sorprendido que PP y Vox mostrasen sus cartas tan pronto, que fuesen tan poco prudentes", indicaba una veterana dirigente.
Las bases se fueron calentando según avanzaba el acto. "Como el PP y Vox ganen el 23 de julio, en 20 días vamos a retroceder varias eras", aseguró la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, quien pidió a los socialistas que no lo permitan: "Por vosotras, por vuestras madres, por vuestras hijas y nietas. Ni un paso atrás". "¡Ni un paso atrás, ni un paso atrás!", corearon los simpatizantes congregados en el Pabellón de Convenciones. En primera fila, algunos de los ministros del Ejecutivo: María Jesús Montero (Hacienda y vicesecretaria general del partido), José Manuel Albares (Exteriores), Margarita Robles (Defensa), Félix Bolaños (Presidencia) o Héctor Gómez (Industria).
El 'spoiler' del líder
Sánchez saltó el último al escenario, agradeció el trabajo de las "extraordinarias mujeres" de su Gabinete, especialmente las que estaban allí —Ribera, Montero, Robles— y calentó más la banda: "Os voy a hacer un spoiler: ¡Vamos a ganar las elecciones el 23 de julio y el 24 España seguirá siendo gobernada por el PSOE! ¡Vamos a ganar las elecciones!". El público se puso en pie, estalló en aplausos, le gritó "¡presidente, presidente!". "¡Vamos a ganar por los trabajadores, por los pensionistas, por la cultura, por las mujeres, por los jóvenes, por aquellos que quieren convivir, respetar! —arengó—. ¡Vamos a ganar para que España avance cuatro años más y van a perder aquellos que lo único que proponen es retroceder!".
Sánchez se dirige también a los que "nunca" han votado al PSOE pero quieren que España siga adelante. Y advierte de que los votantes de PP y Vox son "mucho mejor que sus dirigentes"
El presidente pidió la confianza el 23-J a una "amplia mayoría de españoles", incluso a los que "no han votado al PSOE nunca" pero creen que "merece la pena seguir avanzando" y a los que "no les gusta ni un pelo el tráiler de la película tenebrosa de Feijóo con Abascal". Ese era un mensaje nuevo del líder: no solo se dirigía al electorado progresista, sino a los que no habiendo apostado antes por la papeleta del PSOE creen que hace falta movilizarse para que España no dé pasos atrás. Un aviso que después repitió en Informativos Telecinco. La disyuntiva, explicó, no es "Sánchez o España", como asegura el PP, sino "Sánchez o Feijóo y Abascal". El jefe del Ejecutivo no quiere que se olvide que el candidato del PP tendría como vicepresidente al presidente de Vox, porque él mismo dijo además en Ana Rosa que si necesitaba su apoyo lo metería en el Gobierno. Incluso aseguró que los votantes de PP y Vox son "mucho mejor que sus dirigentes", en un claro guiño a los electores templados, que no comparten que al frente de instituciones se sitúen responsables antivacunas, antiabortistas o negacionistas de la violencia de género o del cambio climático.
La dirección socialista cree que el PP "ya ha tocado techo", que pasará por picos pero que su crecimiento no da para más, algo que creen que es coherente con lo que pasó el 28-M: la derecha está "hipermovilizada", mientras ahora el PSOE está "subiendo y muy rápido", porque está logrando despertar a su electorado. Y lo consigue, creen, gracias al efecto de los pactos PP-Vox, a la estrategia mediática desplegada por el líder socialista e incluso al potencial movilizador de una figura cada día más imprescindible en esta campaña: José Luis Rodríguez Zapatero. Los cargos consultados no cesan de reconocerle su activo papel en apoyo del partido y del presidente.
Hay, por ahora, solo tres mítines más programados: en Valencia el 15, en Barcelona el 16 y en Madrid el 21. Lo capital serán los debates, las entrevistas y la agenda internacional
En Ferraz no creen que el PP llegue a tocar la cumbre de los 150 diputados que pintan las encuestas, porque aunque haya comunidades en las que quede por delante, hay otras, como en Cataluña o Euskadi, donde los socialistas quedarán por delante. Y en un granero capital como Andalucía, recuerdan, el PSOE perdió 130.000 votos. La consigna, pues, es movilizar a todos los que apostaron por Sánchez en 2019, pero también por aquellos que pudieron no votar a la izquierda. La movilización, coligen, es la clave: "Si los nuestros van a votar, ganamos. Quedamos primeros. La derecha está en su tope. Ahora faltamos nosotros". Y aunque hay ciudadanos enfadados por los pactos parlamentarios con Bildu, añaden, también los hay ahora por las alianzas del PP con Vox. Y recuerdan que ya hay traducción: desde la retirada de banderas LGTBI de las fachadas de los edificios municipales hasta estos episodios de censura en la cultura.
Pero esta campaña del PSOE también será muy distinta por otro elemento: apenas habrá mítines. Este viernes por la mañana, Sánchez presenta el programa en la capital en un acto con sus ministros, y ya no reaparecerá hasta el lunes, hasta el cara a cara con Feijóo en Atresmedia. Para el segundo y tercer mitin, tras la apertura en Madrid de este jueves, habrá que esperar al sábado 15 y al domingo 16, el ecuador, días en los que se desplazará a Valencia y a Barcelona. Y el último será de nuevo en Madrid, probablemente en Fuenlabrada, el viernes 21.
No se descarta que se vayan abriendo más huecos en la agenda —como el viernes 14, dado que se canceló el debate a tres en Prisa—, pero tampoco da para mucha más holgura, ya que el martes 11 y el miércoles 12 Sánchez estará en Vilna (Lituania), en la cumbre de la OTAN, y el lunes 17 y el martes 18 ejercerá de anfitrión del encuentro UE-CELAC en Bruselas. La dirección cree que es mucho más "eficaz" rentabilizar cada uno de esos días de campaña acudiendo a una entrevista en un medio masivo, porque puede llevar su mensaje a más público, mientras que un mitin llega a los simpatizantes y militantes y solo se cuelan unos segundos en el informativo de cada tele y radio. El 23-J es la campaña de la sobreexposición mediática del líder. Máxima. Con Zapatero, por cierto, como lugarteniente.
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