El PSOE llevaba arrastrando los pies en la última semana. Nada salió como se esperaba. Venía de deleitarse por el repunte en las encuestas, por el efecto balsámico de la mala digestión en una parte del electorado de los pactos de PP y Vox, había alimentado la expectativas de que el líder apuntalaría la aspiración de "remontada" con un cara a cara en el que batiría sin problemas a Alberto Núñez Feijóo. Pero el castillo de sueños fue colapsando poco a poco según avanzaba el debate de Atresmedia. Pedro Sánchez quedó sobrepasado por su oponente. Le batió en el terreno que se preveía más confortable para el presidente del Gobierno, el económico, y a partir de ahí no pudo recomponerse. La dirigencia socialista no daba crédito. Sánchez no parecía Sánchez, decían. Él explicó que no se esperaba un Feijóo tan "bronco". En el partido creen que simplemente no tuvo su mejor día, que le venció el nerviosismo y no supo responderle.
El debate hundió el ánimo del PSOE. Fue un "desastre", no salió "bien", se "perdió la oportunidad". La dirección intentó ganar el posdebate, haciendo hincapié en las "mentiras" que el líder del PP había desembuchado en directo, pero en los cuadros y las bases permaneció durante días un regusto amargo. El duelo en la tele les cortó en seco las alas, paralizó el espíritu de "remontada" de las últimas semanas. Enseguida Feijóo coló las dudas sobre el voto por correo —un espejo de lo que ocurrió el 28-M, un espejo de sus campañas pasadas en Galicia— y obligó al presidente y a su equipo, y a José Luis Rodríguez Zapatero, a rebatirle. Ferraz optó esta vez por responder y salir al combate, pero el efecto colateral es que penetraba en un marco favorable para el PP.
El presidente recurre a su 'Manual de resistencia' y recuerda que ganó dos primarias, una moción de censura y dos elecciones "contra todo pronóstico". "Tengo muchas ganas de continuar gobernando porque hay mucho todavía por hacer", dice
El ambiente se notaba enrarecido este caluroso sábado en Valencia, en el Palacio de Congresos, el lugar elegido por la cúpula para el segundo mitin de campaña del líder. La situación era "delicada", reconocía un veterano dirigente, con muchos trienios a sus espaldas en el corazón de la maquinaria socialista. El partido necesitaba reenchufarse.
Sánchez buscó sacarlo de la postración. Y le sometió a una terapia de shock. Evocó su propia biografía, su propia trayectoria política, para arengar a los suyos. Repasó su Manual de resistencia: dos primarias ganadas (las de 2014 y 2017) "contra todo pronóstico", una moción de censura (la de 2018) ganada "contra todo pronóstico", dos elecciones (las de abril y noviembre de 2019) ganadas también "contra todo pronóstico". Y estas generales, las del 23-J, las vencerá el PSOE igualmente "contra todo pronóstico", auguró.
"¡Presidente, presidente!", le coreó el auditorio. 2.200 personas, según la organización, entregadas al líder y al que ovacionaron en varias ocasiones durante un mitin en el que el acento se situaba, y era capital, en la emoción. "Tengo muchas ganas de continuar gobernando porque hay mucho todavía por hacer. Merece la pena", sostuvo, para recordar a los socialistas que pueden sacar pecho por la gestión. "Lo hemos hecho bien", repetía, para a continuación pasar revista a los avances conseguidos en esta legislatura.
El jefe del Ejecutivo se detuvo en las mujeres, tradicional pilar del electorado socialista. "Frente a la coalición contra las mujeres de Feijóo y [Santiago] Abascal, ¡aquí está el partido de las mujeres! Que ninguna mujer se quede en casa, todas a votar el 23 de julio al PSOE", clamó. Una apelación al voto femenino que también tocaron sus dos teloneros, el ya expresident de la Generalitat Ximo Puig y la ministra de Ciencia y cabeza de cartel por Valencia, Diana Morant.
Pero otro mensaje clave, en esta última semana de campaña, la decisiva, es la movilización. Sánchez, igual que Puig, fue muy enfático a la hora de pedir la máxima participación de los progresistas. "Una abstención es un retroceso como votar al PP y a Vox. Hay que ir a votar el 23 de julio y hay que votar al PSOE. Solo pedimos eso, un día votar y cuatro años más de avances en nuestro país", advirtió.
"Un último esfuerzo"
Los socialistas, explican fuentes de Ferraz, ruegan a los suyos un "último esfuerzo" para unas elecciones en las que se decide "mucho más" que la continuidad o no de un Gobierno. "Toda la organización es consciente de que el PSOE tiene la responsabilidad histórica de seguir construyendo un país de progreso y parar la alianza de ultraderecha que nos haría retroceder décadas". En el cuartel general subrayan que si el 23-J la movilización es "masiva", la izquierda "ganará". En la dirección creen que en las encuestas el bloque progresista sale muy por detrás de las derechas porque la participación que se estima sigue siendo "baja". GAD3, por ejemplo, la calcula en un 71%, similar a la de abril de 2019 (71,76%), y el propio presidente anticipó que se situaría entre el 73% y el 76%. "Los progresistas vamos a salir a votar en masa. Es tanto lo que nos jugamos que no votar no es una opción", repiten en el comité electoral.
Ferraz cree que el hecho de que gobierne el bloque progresista o las derechas "se va a decidir por siete u ocho diputados". "Vamos a recuperar la tendencia positiva que nos aportará la confianza mayoritaria", señalan
Según interpreta Ferraz, "que gobierne el bloque progresista o la alianza de ultraderecha se va a decidir por siete u ocho diputados". "Por eso vamos a seguir con la estrategia que nos está dando buenos resultados. Hace poco más de un mes, ningún sondeo daba al PSOE por encima de los 100 escaños. Ahora ninguno baja de esa cifra y vamos a recuperar la tendencia positiva que la última semana nos aportará la confianza mayoritaria", añaden, reconociendo, por tanto, que el cara a cara ha supuesto un contratiempo en las expectativas.
Sin embargo, el cálculo de esos siete u ocho diputados que cambian de bloque no parece suficiente, según las encuestas. GAD3 pinta al PP, en la última entrega de su tracking diario, en los 152 escaños (37,2%), por los 115 que otorga al PSOE (28,5%), los 29 de Vox (11,7%) y los 25 de Sumar (11,4%). Mayoría absoluta holgada para la derecha. 40dB, para El País y la SER, ubica al PP en los 133 diputados (32%), mientras que deja al PSOE en el 28,3% (109 asientos), a Vox en el 14,6% (39) y a Sumar en el 13,8% (38). En este caso, las derechas no llegan a la cifra mágica de 176 representantes. Sí la alcanzan según Sigma Dos, para El Mundo: asigna 145-148 escaños al PP y 33-35 a Vox y 104-107 al PSOE y 35-37 a la formación de Yolanda Díaz.
Sí que es cierto que si las derechas se alejan de la mayoría absoluta tendrán difícil gobernar, porque no podrían reclutar aliados. A lo que aspira Feijóo es a estirarse lo máximo posible (se ve en los 168 diputados, cifra que por ahora ninguna encuesta proyecta) para poder gobernar en solitario y completar su mayoría con el PNV y formaciones como Coalición Canaria, sin tener que depender de Vox.
Sánchez recala este domingo en Barcelona, enlaza con la cumbre UE-CELAC en Bruselas y el debate a tres el miércoles en RTVE
Esta última semana contendrá varios hitos. Este domingo, Sánchez recala en Barcelona, una plaza reconquistada tras el 28-M por el PSC, el partido hermano que está en plena forma y que con seguridad ganará en las generales en Cataluña. El lunes y martes viajará a Bruselas para ejercer de anfitrión de la cumbre UE-CELAC y el miércoles será otro día clave, por el debate a tres en RTVE con Díaz y Abascal y sin Feijóo. La dirección pretende recuperar por tanto la "tendencia positiva" de la precampaña, pero no desvela cómo, aunque el margen de maniobra ya sí que es muy estrecho porque el viernes se echará el telón de esta recta final hacia las urnas.
"Ha comprado el programa de Vox"
Sánchez ensayaba este sábado un cierto giro discursivo en línea con lo manifestado por Puig y, el viernes, por Zapatero. Giró la diana hacia el PP y hacia Feijóo. Denunció los perfiles antivacunas, antiabortistas y negacionistas de la violencia de género y del cambio climático de los presidentes de los parlamentos aupados por Vox en Baleares, Comunidad Valenciana y Aragón con los votos del PP. "Tan responsables son aquellos que proponen a esta gente, como aquellos que votan a esta gente para ocupar estos puestos de responsabilidad", reiteró. Los socialistas, siguió, buscan votos "hasta de debajo de las piedras" para aprobar derechos y libertades, mientras que el PP lo hace con Vox para "recortar libertades". El expresident fue más explícito: "Lo que ha pasado aquí es lo que va a pasar en España", porque "el problema no es ya Vox, es el PP". Justo la tesis de Zapatero. Y es que los barones siempre recelaban de la estrategia del miedo a la ultraderecha porque solo funcionó en las generales de abril de 2019 y porque se corre el riesgo, como ocurrió en las autonómicas andaluzas de junio de 2022, de que al final la ciudadanía perciba que el voto útil para parar a Vox es el PP.
Lo que ha pasado aquí es lo que va a pasar en España", porque "el problema no es ya Vox, es el PP", clama Puig
"Nosotros ya veníamos diciendo que el PP está absolutamente ultraderechizado —convienen en Ferraz—. Que no firma, que ha comprado el programa de Vox y su objetivo es volver a meter dentro del PP a los que hace cuatro días de salieron. Pero es que Vox en puridad es una escisión del PP. Por tanto, claro que el problema es un partido que se dice democristiano o liberal con la boca, y con la mano aplica medidas de censura, borra puntos de atención a mujeres maltratadas, niega el mismo término de la violencia de género… pero Sánchez ya lo venía diciendo hace tiempo". De hecho, en el debate del lunes, el presidente no dejó de repetir que "PP y Vox son lo mismo".
Tras el mitin en Valencia, el partido ha salido "animado" y los cuadros y bases, "bien dispuestos", según confesaba un veterano. "Pedro tiene resistencia y fortaleza, y hará todo lo posible para seguir gobernando y tendrá el respaldo del partido. Es necesario. Se intenta superar el bache y queda aún una semana. Todo es posible", añadía. "Estamos en tablas. Veo al PP nervioso y creo que hay partida hasta el final", coincidía un joven dirigente.
Tras el mitin en Valencia, el partido sale "animado" y los cuadros y bases, "bien dispuestos", según confiesa un veterano
Desde la cúpula del PSPV también aprecian "margen" para remontar en esta campaña. Primero, porque se han sobredimensionado los efectos del debate, que sí cambian los estados de ánimo pero tampoco mueven tanto electorado —eso es lo que de hecho creen sociólogos y politólogos—. "Están los nuestros mejor que los dirigentes", asegura un máximo cargo, y esta vez "no es el partido quien tira de las bases sino que son estas las que tiran del partido". Segunda razón, porque es probable que se acentúe la tendencia bipartidista. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, el equipo de Puig ve a Compromís —marca integrada en Sumar— más floja. "Va a ir mejor de lo que parece", auguran en el entorno del expresident. La clave, en este caso, será movilizar a los abstencionistas, y que la izquierda no se desfonde. En el PSPV creen que es posible que los dos bloques empaten o queden muy cerca. Los socialistas pelean por el quinto escaño en una provincia, Valencia, que reparte un diputado más (16) en esta convocatoria. En 2019 obtuvieron cuatro asientos.
Aún es pronto para saber si el antídoto utilizado por Sánchez este sábado es suficiente para revertir la tendencia. Pero el PSOE sabe que sus cartas son ya pocas y tiene que intentar sacar todo el partido que pueda de ellas. Hasta el final.
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