En el Partido Popular siguen aspirando a algo que se antoja una quimera, esto es, intentar romper al Grupo Socialista en el Congreso en caso de que puedan evitar, bien un gobierno de coalición de Alberto Núñez Feijóo con Santiago Abascal o una nueva repetición electoral. Un miembro el equipo del candidato popular es muy elocuente al afirmar que "alguien tiene que salvar la situación, alguien tiene que ser un héroe y plantear este tema" en el PSOE.

Lo que parece más la construcción de un relato para justificar un acuerdo con Vox en el Gobierno de la nación, -y más habida cuenta que ya la han incorporado en ejecutivos autonómicos como Valencia o Extremadura-, parece ser el anhelo que alberga el propio Feijóo y no pocos miembros de su entorno para evitar una "cohabitación" tanto o más difícil que la del PSOE con Podemos estos últimos cuatro años.

Feijóo ya comentó durante el acto de presentación del programa electoral popular su intención de hablar con el PSOE tras el 23-J en caso de necesitar la abstención de algún grupo para su investidura y que, del mismo modo, lo haría con las baronías socialistas. Aquello provocó una reacción airada de los barones que se dieron por aludidos como de el castellano-manchego Emiliano García Page y el aragonés Javier Lambán, todavía presidente autonómico en funciones. Pero aún así Génova alberga cierta esperanza en que diputados de esos territorios abran el debate sobre una abstención para evitarle depender de Vox.

El 23-J es para Génova "una especie de segunda vuelta de las presidenciales a la francesa"

El 23-J es para Génova "una especie de segunda vuelta de las presidenciales a la francesa", lo que conduce a concentrar el voto más allá de adscripciones ideológicas y facilitar la investidura al ganador siempre y cuando su resultado sea incontestable, tanto por número de escaños como por ventaja respecto a la segunda formación política.

A fin de cuentas, recuerdan como el ex presidente del Gobierno Felipe González "se ha apuntado a la tesis de dejar gobernar al más votado". También sacan a colación otros nombres del socialismo que han vuelto a reiterar sus críticas contra Pedro Sánchez como Alfonso Guerra -alérgico a los pactos de su partido con ERC y Bildu- y Juan Alberto Belloch, para el que leit motiv de Sánchez "sólo es el poder".

Otros, directamente, se han pasado a las filas populares, es el caso de César Antonio Molina, ex ministro de Cultura con Zapatero, que participó recientemente en un acto sectorial junto a Feijóo y su número dos de la lista madrileña, Marta Rivera de la Cruz. Todo ello sin olvidar, subrayan, a uno de los referentes del feminismo en este país, Amalia Valcárcel, quien aún declarándose socialista, respaldó las políticas de Feijóo ante la ley de "sólo sí es sí" y la trans.

Creen que este tipo de antecedentes demuestran la existencia de una brecha "anti-Sánchez" en el propio PSOE, a punto de abrirse en canal si pierden las elecciones y no pueden conformar una mayoría alternativa. Esta misma situación abocó a los socialistas a una de sus peores crisis en 2016 y ni siquiera los críticos desean volver a aquellos tiempos. Además, el inquilino de la Moncloa se ha cuidado muy mucho de tener un futuro Grupo Socialista fiel a su persona.

Sánchez ha elaborado las listas para tener un Grupo Parlamentario fiel a su persona

Quizá el principal problema para Núñez Feijóo resida en que no sabe gobernar sin mayoría absoluta y, mucho menos, en coalición. Así lo admitía el coordinador general popular y responsable de la campaña, Elías Bendodo, en entrevista con El Independiente. "Ni Feijóo ni la parte andaluza de la dirección nacional del partido vamos a renunciar a nuestra trayectoria política, sobre todo Feijóo. Feijoo sólo sabe gobernar con mayorías absolutas. No tiene porqué renunciar a su trayectoria. (...) Si en Andalucía se consiguió una mayoría absoluta, todo es posible. El PP no tiene techo".

Pero una cosa son las declaraciones públicas y otra la realidad, y asumen que si bien no es un imposible llegar a los 176 escaños, "es muy improbable". Ni siquiera el responsable de Gad3, Narciso Michavila, que les da por encima de los 150 diputados, contempla esa posibilidad. De momento el líder popular lanza una advertencia para quien le quiera oír: "no seré herén de ningún partido, ni siquiera del mío. Quien pretenda imponerme algo, se equivocará; quien crea que me puede imponer cualquier cosa, que se olvide. Me lo impiden mis compromisos y el pueblo que me vota".