En su canción Las simples cosas Chavela Vargas apunta que "uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida". En el caso de Santiago Abascal, el presidente de Vox, él vuelve al sitio que le encumbró electoralmente y que ha marcado momentos clave de su formación: la Plaza de Colón en Madrid. Los ultraconservadores se juegan un importante momento de su trayectoria en el primer nivel político, que estará determinado o bien por la resistencia electoral o un importante descenso de representación en consecuencia a la estrategia de voto útil que está desarrollando el PP de Alberto Núñez Feijóo.
Lo que sí está claro, salvo sorpresa electoral como se produjo en Andalucía, una confrontación similar cuyos tintes se están transfiriendo a esta campaña, es que Vox, con menor implementación en el Congreso de los Diputados, puede abrir una etapa nueva en la que ser crucial para la configuración de un nuevo Ejecutivo. Ello a la par que lo ha hecho -y queda por ver si lo consigue en puntos como Murcia o Aragón, donde las negociaciones están paralizadas- en varios puntos territoriales con gobiernos de coalición o externos-programáticos para despuntar. El vértigo está en la posibilidad de que la suma ajustada de los bloques no deje margen a la derecha por un par de escaños y se instale el bloqueo como en la pasada convocatoria o las de 2015 y 2016.
El mantra patriótico al que apela Vox en cada discurso, intervención y mitin; en su programa o en los debates electorales, toma mayor emotividad si acaba complementándose con un escenario lógico a vincular. Y en Madrid, donde asiduamente Vox poner el broche a las carreras electorales más relevantes, no hay enclave que evoque mayor contenido patriótico que esa Plaza de Colón. Primero por homenajear al descubridor de América y segundo, entre otros muchos elementos, por ser uno de los lugares recurrentes para la celebración del Día de la Hispanidad y donde se encuentra la bandera nacional más grande del país. Igualmente, es un guiño al electorado potencial de Vox en su enfrentamiento particular con el PP: conecta Castellana y Recoletos con Goya, Génova, Serrano y Jorge Juan. En todas esas zonas el PP ganó con más del 35-40% de los votos frente a un 25% de media de Vox.
El precedente de los de Abascal y el primer nexo de unión con Colón se remonta a la convocatoria hecha por asociaciones constitucionalista [aunque la presencia de grupos ultras como Falange u Hogar Social Madrid], que derivó en la famosa 'foto' entre Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera -entre otros- para denunciar el establecimiento de la Mesa de Diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, que sirvió de excusa a Sánchez para convocar elecciones generales en vista de buenos resultados.
Los cierres en Colón han sido sinónimo de aumento de representación. Desde el incremento de 24 a 52 diputados para el Congreso entre el 28-A y el 10-N, a condicionar el segundo gobierno de Ayuso en Madrid"
Precisamente, de cara a esa campaña, la de los comicios del 28 de abril, Vox escogió la estatua de Blas de Lezo ubicada en los alrededores de la plaza para dar inicio a su primera gran campaña ante un millar de personas y con opciones de obtener representación [logró 24 escaños]. Lo hizo acompañado de sus números 'dos' y 'tres', el entonces secretario general Javier Ortega Smith, ahora vicepresidente, e Iván Espinosa de los Monteros, entre otros como la líder de Vox en Madrid Rocío Monasterio. El término de la campaña también se selló allí con las mismas figuras, aunque de manera multitudinaria, apelando a combatir a "la anti España", y sobre el escenario de la plaza y con una asistencia de cerca de 20.000 personas.
Con anterioridad, el cierre de la campaña de 2016, las mismas figuras, junto a José Antonio Ortega Lara, escogieron la zona de Lista en Madrid para ese cierre. Concretamente en la calle Juan Bravo, y sobre el Peirón de la Virgen del Pilar frente a la parroquia que lleva el mismo nombre. Todo de una manera más discreta y humilde, sin superar la centena de asistentes y recién iniciado el proceso de calco del estilo trumpista y de sus socios en Europa, caso de la Hungría de Viktor Orbán o Polonia. Un Grupo de Visegrado del que el partido ha bebido a goteo en todo lo que se refiere a la defensa de los valores tradicionales, la natalidad o la restricción de los flujos migratorios.
Vox volvió a optar por Colón en la repetición de elecciones del 10-N. El resultado: una misma afluencia de en torno a 20.000 personas en pleno noviembre, y un discurso cimentado sobre el desafío independentista. Tras ese acto, dos días más tarde Vox amplió a 52 su número de representantes parlamentarios. Y desde entonces, el lugar ha sido recurrente para protestar contra el Gobierno. Desde junio de 2021, de forma más dispersa junto a PP o Ciudadanos y sin ser el convocante, a la última de finales de 2022 contra la derogación del delito de sedición [reunió a unas 25.000 personas].
Como previa a la moción de censura liderada por Tamames en representación de Vox, numerosas asociaciones conservadoras como NEOS, que lidera el exministro del PP Jaime Mayor Oreja, promocionaron una concentración "por España, la democracia y la Constitución". Un ambiente que aprovechó Abascal para capitalizar el descontento de cara a esa cita parlamentaria. El propósito era volver a llenar Colón, peor la Delegación del Gobierno declinó la petición por haber ya una convocatoria para ese lugar. Se trasladó a Cibeles.
El cierre de campaña de la Comunidad de Madrid en el adelanto electoral de 2021 también fue Colón el lugar elegido. Ello les permitió pasar de 12 a 13 parlamentarios y condicionar su primer segundo gobierno autonómico desde fuera bajo un pacto programático tras Andalucía. La última, del 28-M, se cerró en Aluche, tras lo que se perdieron tres escaños a consecuencia del voto útil a Ayuso y el PP.
En busca de la épica frente a los sondeos
La campaña no se ha distinguido de otras anteriores en grandes rasgos. Los principales ejes que ha promovido Vox son los ya conocidos: el rechazo de la inmigración ilegal [lo ha vehiculado con los disturbios recientes en Francia], la dureza contra las "leyes de género" que determinan y especialmente contra las consecuencias de la ley del 'solo sí es sí', y la defensa de la "soberanía energética" frente al dictamen de la Agenda 2030, dicen.
Vox insiste en la idea de que solo su presencia en el Gobierno puede garantizar la derogación de las políticas de Sánchez"
Pero ha sido el intento de distinción del PP la línea electoral más importante como contraofensiva a su discurso del voto útil. Los sondeos dan una bajada a la treintena de media, aunque manteniendo un porcentaje de voto parecido. Vox argumenta frente a ello, primero que no cree en las encuestas. Y segundo, que el voto útil es el de Vox, porque es "el único" que puede velar por que se derogue la legislación aprobada por el PSOE estos años.
Y es que el marco utilizado desde Bambú, que empezó como prueba piloto a comienzos de año tras el pronunciamiento del TC a cuenta del recurso popular de 2010 contra la ley del aborto, es alinear a PP y PSOE en la misma senda política: ante Bruselas, ante las políticas "ideológicas" como la ley de violencia de género, señalan, entre otras. Con la indicación de que el PP "es el PSOE con trece años de retaso" que Abascal enarboló en la presentación de candidaturas desde Murcia para el 28-M, se sembró una semilla que ahora ha eclosionado. Se insiste, bajo propuesta de pacto hecha por Feijóo a Sánchez en el cara a cara, que el PP busca una coalición con el PSOE. Algo que no se producirá salvo sorpresa. También se vende a Vox como garante de los valores y de cambios más allá de los económicos y se recuerda a los orígenes de la formación en pleno gobierno de Rajoy con mayoría absoluta. Un modo de justificar la necesidad de entrar en el Ejecutivo.
Tras el debate a tres del miércoles, y ante la ausencia de Feijóo, en Vox insisten en este marco de importancia frente al PP. Lo ha hecho el portavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros desde Ciudad Real en un acto de partido. "Solo hay una persona y solo queda un partido para hacer frente a las ideas y propuestas de la izquierda que han contribuido al hundimiento económico de España. Y no solo eso, sino que también están minando la moral y la unidad de nuestra nación. Solo queda uno, Santiago Abascal, y solo queda Vox para confrontar con la izquierda", ha determinado el número tres, de nuevo, por Madrid al Congreso. De ser necesarios para la investidura, Vox no cederá ante una propuesta de pacto programático. "Si somos decisivos, estaremos", indican desde el partido.
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