El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, baraja la posibilidad de no repetir como líder de la formación una vez concluya su actual mandato. Según ha podido saber ‘El Independiente’, el máximo responsable de la formación considera que tras tres mandatos ha llegado el momento de plantear un "cambio generacional" en la presidencia del partido para afrontar un nuevo ciclo. Fuentes de la dirección del EBB reconocen que el máximo dirigente de la formación sondea no continuar al frente de la Ejecutiva y facilitar así un relevo para un nuevo tiempo que se abriría tras las elecciones autonómicas en Euskadi, previstas para mayo o junio del próximo año.
Ortuzar, tras una década al frente de la formación, no tendría aún tomada la decisión de modo definitivo pero sí ha comenzado a trasladar a sus colaboradores más cercanos que lo recomendable en la situación en la que se encuentra el partido sería afrontar un proceso de renovación y de actualización generacional en la dirección. Entre los motivos que le habrían llevado a apostar por el cambio estarían no sólo razones de edad y de adecuación generacional sino también de adaptación al nuevo contexto social por el que atraviesa Euskadi. Ortuzar habría expresado que hay momentos como el actual en el que “los cambios son buenos”. Será el partido quien tendrá que hacer la última reflexión sobre la idoneidad o no de su continuidad para el nuevo ciclo que se iniciará tras este periodo electoral. Por ahora, las ‘quinielas’ con nombres que pudieran sustituirle no están muy activas.
Ortuzar lleva diez años como presidente del PNV. El actual es su tercer mandato, después de que en enero de 2013 sustituyó a Iñigo Urkullu como presidente, quien dejó la dirección del PNV para asumir el cargo de lehendakari. Será el próximo otoño, tras el periodo estival, cuando el PNV comience a preparar el ciclo electoral que se abrirá en Euskadi y que también tendrá sobre la mesa la idoneidad o no de la continuidad del propio Urkullu como cabeza de cartel para las autonómicas de 2024.
Urkullu ya aceptó, más por petición del partido que por voluntad propia, ocupar el cargo un tercer mandato. Su pretensión inicial siempre fue no estar más de dos legislaturas. Sin embargo, Urkullu siempre se ha presentado como “hombre del partido” y a disposición de la formación, si bien concurrir como candidato para un cuarto mandato no se correspondería con las apelaciones a renovar cargos que ha comenzado a trasladar Ortuzar.
¿Relevo en la candidatura a lehendakari?
Por el momento apenas se barajan nombres para posibles relevos. Los sucesivos ciclos electorales han aparcado la cuestión. Una de las asignaturas pendientes del PNV, las candidaturas femeninas, se ha saldado en gran medida en las pasadas elecciones municipales y forales. Hoy el PNV cuenta con dos diputadas forales, la de Bizkaia y la de Gipuzkoa, mujeres. Sin embargo, en los máximos puestos de dirección orgánicos del partido aún son mayoría los hombres. Itxaso Atutxa es la única mujer en presidir una Ejecutiva, la vizcaína, y en el EBB los hombres duplican en número a las mujeres.
Tanto Ortuzar como Urkullu pertenecen a una misma generación. El presidente del PNV y el lehendakari cuentan con 62 años. Su trayectoria política en el seno del partido ha discurrido de manera paralela. Ortuzar sustituyó a Urkullu al frente de la presidencia del partido en Bizkaia y después hizo lo propio con la presidencia del partido. Ambos pertenecen, junto a otros nombres significados del partido, a la generación que tomó el relevo de la formación a la salida de Xabier Arzalluz en 2004. Una generación a la que también pertenecen otros nombres importantes del partido como Aitor Esteban, Joseba Aurrekoetxea o Koldo Mediavilla. Una generación a la que también perteneció en su momento el hoy Consejero Delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, quien sustituyó a Arzalluz como presidente hasta 2008, cuando Urkullu tomó el control.
La decisión de un posible cambio en la tradicional ‘bicefalia’ del PNV, -la presidencia del partido y la de la lehendakaritza-, supondría una transformación de calado y llegaría en un momento delicado en el partido. A la espera de lo que suceda mañana en las elecciones, el PNV acusa un significativo desgaste en las urnas, incapaz de frenar la mayor penetración social de EH Bildu, en particular entre las generaciones más jóvenes, el talón de Aquiles del PNV. Es en esta dificultad donde Ortuzar ubicaría la necesidad de cambio y de adecuación generacional para el nuevo ciclo político.
Formalmente el proceso interno del PNV establece que para la designación de aspirantes a presidir el partido la candidatura no parte del aspirante sino de las organizaciones locales, que deben proponerlos. El proceso a dos vueltas entre los aspirantes es el que determina finalmente quién dirigirá el partido. En la última reelección, la tercera de Ortuzar, fue el único candidato. En el caso del aspirante a lehendakari es la Ejecutiva Nacional, el Euzkadi Buru Batzar (EBB), quien propone un candidato que debe ser votado por las bases.
Nuevo ciclo social y político
Los estatutos del PNV establecen que los cargos internos sólo podrán ser reelegidos una vez. El artículo 98 abre la posibilidad de que de manera “expresa e individualizada” la asamblea correspondiente pueda autorizar nuevas prórrogas. Además de Ortuzar, otro presidente territorial como es Joseba Egibar, que dirige el partido en Gipuzkoa, ha excedido los mandatos al sumar ya ocho. Egibar, quien fuera considerado ‘delfín’ de Arzalluz, preside el GBB desde hace más de tres décadas.
El PNV perdió 86.000 votos en las pasadas elecciones municipales y forales, uno de cado cinco apoyos obtenidos en 2019. Pérdida que el partido achaca fundamentalmente al desgaste del gobierno, al malestar social instalado tras la pandemia y a ciertos cambios sociales que son necesarios incorporar al ‘termómetro político’ del partido. Una transformación que se produce en un contexto de incremento de apoyo de EH Bildu, que ha absorbido la mayor parte del voto de Unidas Podemos, y de recuperación del PSE.
Fue Urkullu quien tuvo que asumir como presidente el revés que supuso la pérdida del Gobierno Vasco en 2009 y la marcha de Juan José Ibarretxe. Terminado el ciclo del pulso que el entonces lehendakari libró con su ‘plan’, Urkullu sometió el partido a una profunda actualización y puesta al día, además de una unificación interna. La renovación permitió regresar al poder en 2012 con él como lehendakari. Ahí se inició un nuevo periodo bajo el timón de Ortuzar que llevó al PNV al mayor periodo de poder de su historia. En la década en la que ha estado dirigiendo la formación su primer mandato fue el de la recuperación, el siguiente el de la consolidación y el tercero que ahora aborda su final debería ser el de su actualización en la nueva política postpandemia.
Trayectoria política
En estos años el partido ha logrado el gobierno de las tres diputaciones y los ayuntamientos de las tres capitales vascas, además de decenas de ayuntamientos. Un periodo en el que el PNV ha sabido combinar los acuerdos con el PP en tiempos de Rajoy con las alianzas con el PSE en las principales instituciones vascas. El último lustro, sin embargo, se ha caracterizado por el pulso que PNV y Bildu han librado por reforzar su peso político en Euskadi. Una competencia que ha tenido el Congreso y la alianza con Pedro Sánchez el centro de actuación.
Militante desde muy joven, con apenas 14 años Ortuzar se afilió a EGI -las juventudes del PNV- y dos después, en 1978, a partido. Su trayectoria política incluye responsabilidades en el Gobierno vasco en el área de Acción Exterior o en el área de comunicación. Fue director de la Radio Televisión Pública Vasca (EiTB), dirigió el diario ‘Deia’ y antes de asumir la presidencia del PNV ocupó la presidencia de la dirección vizcaína del partido. Ortuzar es gran aficionado a la pala, “modalidad paleta-cuero”. Padre de dos hijas, es aficionado a la recogida de setas y hongos, la música de Sabina, Phil Collins, Benito Lertxundi y Fito, y amante de la cocina y a la buena mesa.
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