Pedro Sánchez lo volvió a hacer. Venció todos los pronósticos. Todas las encuestas. Todo el pesimismo. Todo lo que tenía en contra. Todo. Logró el 23-J lo impensable para muchos: la remontada frente a Alberto Núñez Feijóo. Logró derrotar a la suma de las derechas y sigue vivo con opciones de mantenerse en el Ejecutivo del lado de Sumar y con sus socios, aunque necesitaría de la abstención de Junts. Abstención muy improbable, por lo que España podría caminar, por ahora, hacia el bloqueo político. Las "buenas vibraciones" que el líder socialista decía tener por la mañana, tras emitir su voto en su colegio electoral, las confirmaron las urnas. Por encima de lo previsto. Sánchez, una vez más, resistió. Mejor que sus barones y alcaldes en las autonómicas y municipales del 28-M. Y desde luego que intentará gobernar, aunque sea complicado. Él lo dio por hecho al filo de la medianoche, rodeado de centenares de militantes y simpatizantes socialistas eufóricos por la victoria de su líder: "España ha sido meridianamente clara: el bloque involucionista, de PP y Vox, que planteaba una derogación total, ha fracasado. Somos muchos más los que queremos que España avance y así seguirá siendo".
El presidente consiguió una gesta en la que pocos confiaban, aunque él sí aseguraba en la última semana, en privado y en público, que España optaría por "avanzar" y no "retroceder". Que no quería un Gobierno de las derechas. Y así ha sido. Los socialistas estaban en lo cierto cuando aseguraban que la campaña había ido de menos a mas y que se había reactivado el voto progresista en los últimos días como mecanismo de defensa frente a las derecha. No revalidaron su posición como primera fuerza, porque perdieron en votos frente al PP (7,76 millones de votos frente a 8,09 millones, con el 99,99% escrutado), y en escaños (136 frente a 122), pero sí avanzaron en dos diputados respecto a las generales de noviembre de 2019, en número de apoyos (de los 6,7 millones de respaldos de hace cuatro años a los 7,76 millones de este 23-J) y en porcentaje de papeletas: del 28% de 2019 al 31,69%, o sea, casi cuatro puntos más. En el Senado, el PP conquistó la mayoría absoluta, como era previsible. La participación escaló hasta el 70,40%, por el 66,23% de 2019.
El PP aventaja al PSOE en solo 1,36 puntos y 330.000 papeletas, cuando el 28-M les separaban 763.000 votos y 3,41 puntos
A PP y PSOE les separaron 14 parlamentarios y solo 1,36 puntos, pero solo 330.000 papeletas, por las más de 763.000 y 3,41 puntos del 28-M. Los socialistas se podían anotar este 23-J como una victoria, porque lograron parar a las derechas y mejorar, contra pronóstico, sus datos. Por eso este triunfo les supo mejor, aunque contuviera muchas sombras.
El bloqueo, una opción a la que apuntaban algunos sondeos —no así el de GAD3, el que venía cabalgando desde hace años a lomos de su supuesta infalibilidad y que este domingo fracasó estrepitosamente—, era en sí mismo un éxito para el candidato socialista, porque no era el escenario central, el más probable. El PSOE, con sus 122 diputados, puede agregar a su bloque los 31 escaños de Sumar, los siete de ERC, los seis de Bildu, los cinco del PNV y el único representante cosechado por el BNG. PP (136) y Vox (33) solo pueden añadir a su bloque a Unión del Pueblo Navarro (1) y Coalición Canaria (1), con la que gobiernan en el archipiélago.
172 frente a 171, así que los siete diputados de Junts tendrán en su mano facilitar a Sánchez el camino a la Moncloa o conducir a España a la repetición electoral. El partido de Carles Puigdemont tiene pues la gobernabilidad del país en sus manos, y ya advirtió, tras conocerse el escrutinio, de que no ayudará a Sánchez "a cambio de nada". Su formación no ha sido socia del Gobierno de coalición en esta última legislatura en ningún momento y de hecho votó en contra de su investidura en 2020, aunque sí le apoyó en la moción de censura de 2018.
Resultado Congreso Comparativa con 2019
No obstante, los números en el Congreso pueden cambiar todavía. Los socialistas están a escasamente 1.500 votos del PP en Ceuta. Y en la dirección creen que con el voto exterior (CERA), que se escrutará esta semana, pueden arañar algún diputado más, arrebatándoselo tal vez al PP. Estos son los primeros comicios en los que no hay voto rogado, ya que el Ejecutivo promovió el cambio de la Ley Electoral.
Los números podrían cambiar todavía porque queda pendiente de recuento el voto exterior
Los socialistas ganaron en solo dos comunidades autónomas, Cataluña, donde el PSC firmó un resultado espectacular y recuperó su posición hegemónica —19 diputados, siete más que en 2019, por los seis del PP— y Navarra (con dos escaños, por el único representante de PP, UPN y Bildu). Y empató a seis parlamentarios en Canarias con el PP; a cinco sillones con PNV y Bildu en Euskadi; a cuatro actas en Extremadura con el PP, a dos en Baleares con los de Feijóo y a dos asientos en Cantabria y La Rioja también con los populares. En el País Vasco, de hecho, el PSE se impuso en votos a sus rivales. En Andalucía, su granero histórico, el PSOE es segunda fuerza y pierde cuatro escaños (de 25 a 21), una todavía asumible, más si se tiene en cuenta el vendaval de Juanma Moreno de hace un año. En Madrid, los socialistas también son segundos, aunque ganan un diputado (pasan de 10 a 11).
Por provincias, los socialistas vencieron en número de votos en Cáceres y Badajoz, Sevilla, toda Cataluña —Barcelona, Tarragona, Girona y Lleida—, Álava, Navarra y Las Palmas de Gran Canaria. Era llamativa la victoria en Extremadura, justo donde se acaba de formar un Ejecutivo de PP y Vox, arrebatándole el poder a quien ganó los comicios autonómicos, el socialista Guillermo Fernández Vara. Pero sin dudas el triunfo de Sánchez este 23-J se cimenta sobre el éxito del PSC de Salvador Illa, que ya ganó las autonómicas de 2021, que se impuso en las municipales del pasado mayo y que ahora firma otro resultado histórico en las generales: 19 parlamentarios, 1,2 millones de votos (14 puntos más). Allí la segunda fuerza es Sumar, la nueva plataforma de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con casi medio millón de papeletas y siete diputados, los mismos que ERC —que se desploma, porque en 2019 cosechó 13 actas— y Junts.
Resistencia también de Sumar
La resistencia del PSOE, pero también de Sumar —31 escaños en total, siete menos respecto a los que obtuvieron en 2019 Unidas Podemos (35) y Más País-Compromís (3)—, hacen posible que el Ejecutivo de coalición pueda tener opciones de un segundo mandato. Pero lograr la investidura no será sencillo, porque Sánchez necesitará la abstención de los de Puigdemont.
El bloque involucionista, de retroceso, que planteaba una derogación total de todos los avances, ha fracasado", proclama
En Ferraz, sin embargo, no había en ningún caso este 23-J una sensación agridulce. En absoluto. A partir de las nueve de la noche, cuando se liberaron los primeros datos del recuento, cundió la sorpresa, porque el PSOE iba en cabeza en diputados y votos, y solo el PP se puso por delante ya pasado el 50% del escrutinio, cuando ya parecía imposible que las derechas sumaran mayoría absoluta, como así fue. Sánchez llegó casi a las once de la noche a la sede federal, donde estaban sus ministros, su ejecutiva y hasta el vicepresidente de la Comisión Josep Borrell. Para entonces, el ambiente iba creciendo. La dirección, que no había previsto ningún balcón para celebrar la victoria, lo montó rápidamente.
La calle de Ferraz iba llenándose de simpatizantes y militantes, que celebraban la hazaña de su líder con una playlist escogida con mucha intención: desde Perra, de Rigoberta Bandini, la canción que Sánchez dijo que le gustaba a La Pija y la Quinqui, hasta la sintonía de Verano azul, el lema de precampaña elegido por el PP y que creía premonitorio de su victoria, o el mítico Me colé en una fiesta de Mecano. "¿Dónde está Michavila?", se oyó gritar. Porque el presidente de GAD3, el gurú de las encuestas, había pronosticado hasta 153 escaños para el PP y una mayoría absolutísima amplia para las derechas que las urnas jamás arrojaron en ningún momento.
"¡Presidente, presidente!", le aclamaron las bases en cuanto se asomó al balcón de Ferraz, ya muy cerca de la medianoche, junto a su mujer, Begoña Gómez; los números dos y tres del partido, María Jesús Montero y Santos Cerdán, y la presidenta del PSOE, Cristina Narbona. La euforia era total. Y el convencimiento en la dirigencia y entre los simpatizantes de que habrá Gobierno, también.
El camino se empezará a trazar en la ejecutiva federal de este lunes, pero está claro que el PSOE no se abstendrá para facilitar la Moncloa a Núñez Feijóo
El presidente no hizo referencia alguna a Junts durante su breve comparecencia en Ferraz. Tras agradecer su labor a interventores y apoderados, el trabajo de los empleados de Correos —la empresa pública en la diana del PP en esta campaña— y la confianza de los más de siete millones de votantes, recordó que el partido sacó este 23-J más escaños, papeletas y porcentaje de voto que hace cuatro años. Y toma los resultados como un "orgullo, un honor y una enorme responsabilidad". Recordó entonces que el 28-M, cuando su partido sufrió una severa pérdida de poder institucional y perdió las municipales por algo más de tres puntos, decidió convocar las generales para que la sociedad decidiera "qué rumbo tomar", o de "avance" o de "retroceso". "¡No pasarán, no pasarán, no pasarán!", coreabn las bases.
Fue entonces cuando el presidente sostuvo que España ha votado "claro", y la "derogación total" de lo conseguido en estos cuatro años "ha fracasado". "Sanchismo, sanchismo, sanchismo", celebraba la militancia, burlándose del leitmotiv de campaña del PP, la "derogación del sanchismo". Al asegurar que son "muchos más" los que desean que España "avance", y sobre todo, que "así seguirá siendo", daba por hecho que podrá repetir en la Moncloa.
Primer reto, la presidencia del Congreso
Pero el Ejecutivo está mucho más en el aire de lo que se respiraba este domingo en Ferraz. Aunque en el Ejecutivo y entre los cargos de la cúpula del partido y de la Moncloa preferían disfrutar de la noche, de la victoria inesperada sobre las derechas, para pensar más tarde en cómo armar la gobernabilidad. El camino se empezará a trazar en la ejecutiva federal de este lunes, convocada a las 11 de la mañana. Lo que está claro es que los socialistas en ningún caso se abstendrán para facilitar a Feijóo el Gobierno. Los dos líderes se intercambiaron mensajes durante la noche. El presidente escribió al dirigente gallego, pero no entró "en las particularidades del escrutinio ni tampoco en las opciones de cara a la investidura", y le recordó que queda por escrutar el voto CERA. Feijóo le instó a "mantener contactos en los próximos días de cara a evitar el bloqueo político".
Por lo pronto, el PSOE se libera de crisis interna. No la habrá. Sánchez se reviste de una nueva autoridad para seguir al frente del partido sin problemas
Por lo pronto, el PSOE se libera de una crisis interna. No la habrá. Sánchez queda legitimado como líder tras haber mejorado los resultados de 2019, aunque atar un segundo Ejecutivo quizá no sea posible si Junts no cede. Y eso implicaría una repetición electoral. El secretario general, entretanto, podrá rentabilizar la presidencia de turno de la Unión Europea y esperar el desgaste del PP tras su gatillazo de este 23-J. El primer reto es conquistar la presidencia del Congreso en la sesión constitutiva del 17 de agosto, y lo tiene más sencillo, ya que el bloque progresista suma un escaño más.
La movilización electoral que los socialistas sitúan en la última semana de campaña, cuando se encadenaron los errores del PP y la ausencia de Feijóo en el debate, han obrado la sorpresa con la que nadie contaba. Sánchez ha demostrado, una vez más, que yerran aquellos que le dan por muerto antes de tiempo. Y en la sede se escuchaba que quizá ya no hay que llamarle Perro Sanxe, sino Gato Sánchez. Por sus siete vidas.
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