El PP asegura que no tira la toalla para hacerse con la Moncloa, como también afirma que peleará por la presidencia del Congreso. Pero lo cierto es que las opciones de que Alberto Núñez Feijóo se convierta en el nuevo jefe del Ejecutivo son absolutamente nulas —salvo que el recuento del voto exterior cambie la aritmética en la Cámara baja o haya una repetición electoral—, igual que no tiene posibilidades de recuperar la jefatura del Congreso. La razón es que el PSOE y sus socios de investidura tienen mayoría en el nuevo hemiciclo frente a las derechas y no necesita siquiera que Junts per Catalunya vote a favor de su candidato. O quizá candidata, porque la catalana Meritxell Batet es a la que todos en el partido miran para continuar en el cargo de tercera autoridad del Estado. Los socialistas cuentan con un importante incentivo para el partido de Carles Puigdemont y también para ERC: si la Mesa de la Cámara baja está controlada por la izquierda en esta XV Legislatura, como ha ocurrido en los últimos cuatro años, las dos formaciones independentistas tendrán más fácil disponer de grupo parlamentario propio. Y eso supone más recursos, más asistentes, más iniciativa política y más visibilidad.
La constitución de las nuevas Cortes emanadas de las elecciones generales del 23 de julio está programada para el jueves 17 de agosto. Y ese será el primer hito de la XV Legislatura y el ensayo para la posterior conformación del nuevo Ejecutivo, con el que los socialistas quieren demostrar que las urnas arrojaron una mayoría progresista, por mucho que la primera fuerza fuera el PP. El PSOE obtuvo el domingo 122 diputados —dos asientos más y un millón de votos más que en los comicios de 2019—, que con Sumar (31), ERC (7), Bildu (6), PNV (5) y BNG (1) alcanzan los 172. El PP (136) solo puede agregar a su bloque a Vox (33), a UPN (1) y a Coalición Canaria (1). 172 frente a 171. Junts dispone de siete actas en el nuevo Congreso, una menos que hasta ahora.
La dirección de Sánchez cree que Batet ha hecho "un buen trabajo" en los últimos cuatro años. Ella es la cabeza de lista del PSC, que ha firmado unos excelentes datos
Según el artículo 37 del reglamento de la Cámara baja, sale elegido presidente aquel diputado que logre la mayoría absoluta en primera vuelta. Si ningún candidato llega a los 176 votos, los dos más apoyados se someten a una segunda ronda y sale designado el que obtenga más respaldos. En este caso, lo probable es que el nuevo presidente del Congreso no sea elegido por mayoría absoluta, sino en segunda vuelta y por mayoría simple. Al PSOE le bastaría con renovar la alianza con sus socios y con que Junts se votara a sí mismo en primera ronda y no apoyara al aspirante que promoviera el PP en segunda.
Resultado Congreso Comparativa con 2019
En la dirección de Pedro Sánchez se subraya que Meritxell Batet "ha hecho un muy buen trabajo" como presidenta del Congreso desde 2019. Pero advierten de que su continuidad o su relevo dependerá estrictamente de la decisión del presidente del Gobierno en funciones. Distintos dirigentes del partido y compañeros del Grupo Socialista señalan, no obstante, que ella tiene todas las papeletas para seguir en el cargo, porque "no tiene nada en contra", no le lastra ningún lío. Ella ha sido cabeza de lista del PSC, que cosechó un excelente resultado el 23-J: 34,49% en el conjunto de Cataluña, 1,2 millones de votos y 19 diputados, siete más que en 2019. Sus 19 actas son más que las 14 que suman ERC (7) y Junts (7), y se quedó a muchísima distancia del segundo, Sumar (493.000 papeletas, 14,03% y 7 asientos). Es decir, que el PSC tiene autoridad y legitimidad para reclamar protagonismo y fuerza en la nueva legislatura. En el Congreso y en el Gobierno.
Mayoría de 5-4 como mínimo
Tras el nombramiento del presidente de la Cámara baja, la sesión constitutiva sigue con la votación de los cuatro vicepresidentes —se hace de forma simultánea y resultan elegidos, por orden sucesivo, los cuatro que obtengan mayor número de votos— y, a continuación, de los cuatro secretarios —que se eligen por el mismo procedimiento que los cuatro vicepresidentes—. Es clave controlar la Mesa del Congreso, ya que de ella depende la admisión de las distintas iniciativas y el impulso o ralentización de las mismas, y para ello la izquierda ha de garantizarse como mínimo cinco de los nueve puestos. En la Mesa saliente, PSOE (3) y Unidas Podemos (3) tenían mayoría frente a PP (2) y Vox (1), aunque en ocasiones los socialistas han hecho piña con la derecha para, por ejemplo, rechazar iniciativas relacionadas con la Corona.
En principio, no se prevé que entren en la Mesa los minoritarios, así que quedaría en manos de PSOE, PP, Sumar y Vox, como en la última legislatura
En principio, la previsión de los socialistas es que los mismos cuatro grupos ocupen la nueva Mesa del Congreso, y que no entren por tanto los minoritarios. "Cuando se negocie, veremos, pero es complicado que haya alguno más aparte de los cuatro grandes, porque todos querrán estar y no se pondrán de acuerdo en decidir quién de los pequeños está, así que ninguno", resumen desde la dirección del partido.
En el Senado, el PSOE sí que no tiene margen de maniobra, ya que el PP dispone de una confortable mayoría absoluta con la que podrá relevar en la presidencia al socialista burgalés Ander Gil. El control de la Cámara alta por parte de los populares ralentizará la tramitación de las leyes que lleguen del Congreso, pero poco más, porque este siempre tiene la última palabra.
Tras la sesión constitutiva de las nuevas Cortes, se abrirá un plazo de cinco días para el registro de los grupos parlamentarios, sobre los cuales decidirán las respectivas Mesas de Congreso y Senado. El reglamento de la Cámara baja fija que pueden constituirse en grupo los partidos con más de 15 escaños —caso de PSOE, PP, Sumar y Vox— o los que, con un mínimo de cinco, superen el 5% de los votos en toda España o el 15% en las circunscripciones donde hubieran concurrido. Por esta segunda vía obtendrán grupo PNV y Bildu.
ERC y Junts, con una lectura estricta de las normas del Congreso, no cumplen con ninguno de los dos caminos de acceso. En Barcelona, los republicanos tuvieron un 12,33% y los posconvergentes, un 9,68%. En Tarragona, ERC sí supera el 15%, aunque por los pelos (tuvo un 15,07%), pero JxCAT cosechó el 11,08% de las papeletas. En Lleida, ambos partidos recibieron más del 18% de apoyos, y en Girona, Junts alcanzó el 19,60% y ERC se quedó a las puertas del umbral, en el 14,74%.
Los precedentes en la Cámara
Fuentes de la cúpula socialista se mostraban este miércoles abiertas a buscar fórmulas para que ERC y Junts puedan disponer, cada uno, de grupo propio. Bien haciendo valer que ambos se aproximaron al 15% de los votos, compensando unas provincias con otras, o bien cediéndoles temporalmente diputados, hasta llegar a 15. Los socialistas no prevén que ERC y Junts puedan compartir el mismo grupo ni que hagan frente común en el Parlamento porque son rivales políticos en Cataluña.
El préstamo de escaños es provisional y es una práctica más habitual aún en el Senado. La Mesa es soberana para la interpretación del reglamento, y ha habido precedentes de todo tipo, desde una lectura estricta que dejó a Amaiur sin grupo —fue en 2011, con mayoría del PP, pese a que la izquierda abertzale tuvo un 15% en los tres territorios vascos pero no en Navarra— hasta una más laxa que premió a UPYD —también en 2011, porque aunque tuvo cinco diputados no alcanzó el 5% nacional exigido—.
ERC no logró el 15% necesario en Barcelona y Girona, y en cambio Junts no llegó a ese umbral tampoco en Barcelona y en Tarragona
En esta última legislatura, ERC tuvo grupo propio pero Junts tuvo que aliarse con Más País-Compromís y con BNG, aunque para poder formarse tuvo que echar mano de los diputados de Coalición Canaria, Nueva Canarias, Teruel Existe y el Partido Regionalista de Cantabria, que emigraron al Mixto en el siguiente periodo de sesiones.
De este modo, la votación de la Mesa del Congreso, el 17 de agosto, y la posterior constitución de los grupos dará pistas de los pactos con los que arranca la XV Legislatura. Si ERC y Junts logran formar grupo propio estarán acercando la investidura de Sánchez. Aunque nada, sobre todo en el caso del partido del huido Puigdemont, será definitivo hasta el final.
En el equipo de Sánchez se muestran totalmente convencidos de que habrá investidura alrededor del otoño. En el núcleo duro no reconocen si se están produciendo o no los contactos, porque quieren primar la "discreción" para que las negociaciones lleguen a buen puerto. Ni tan siquiera el presidente ha nombrado de manera oficial y pública a sus interlocutores, aunque distintas fuentes del partido y del Ejecutivo indican que quienes llevarán las riendas serán sus dos dirigentes de máxima confianza: la vicesecretaria general y titular de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Son siempre ambos los encargados de las misiones más complicadas del presidente y expertos negociadores dentro y fuera del Ejecutivo en esta pasada legislatura.
Montero ha negociado todos los PGE de la legislatura y Bolaños ha llevado las relaciones con los grupos y pilotado la 'carpeta catalana'
Montero ha conseguido sacar adelante tres Presupuestos del Estado consecutivos (los de 2021, 2022 y 2023) "en tiempo y forma" y es, como todos en el partido la reconocen, una política de raza, con mucho olfato. Bolaños ha conducido el diálogo con Unidas Podemos y con los demás grupos en todo este mandato, primero como secretario general de la Presidencia del Gobierno, hasta julio de 2021, y desde entonces como ministro. Él asumió desde el principio la carpeta catalana, ya que fue uno de los redactores de los indultos a los líderes del procés y quien ha estado al frente de la mesa de diálogo con la Generalitat. Él fue el que desbloqueó la tensión tras el estallido del caso Pegasus, de presunto espionaje al independentismo con el software de fabricación israelí, y quien pilotó el cambio del Código Penal para la supresión de la sedición y la reforma de la malversación. Ambos, por tanto, conocen perfectamente a los partidos nacionalistas e independentistas, especialmente PNV, Bildu, ERC y PDeCAT, los socios de legislatura, y ahora tendrán que buscar el canal de comunicación con Junts, muchísimo más complicado. "Nuestra fórmula para las negociaciones es conocida: discreción en las negociaciones y publicidad en los acuerdos cuando se logren", sentenció Bolaños este miércoles en la Cámara baja, sin querer dar más detalles.
Sin prisas, con "tranquilidad"
Puigdemont no se apea de la reclamación de amnistía y referéndum de autodeterminación, pero el Gobierno ya ha recalcado que no aceptará nada que desborde el marco constitucional. ¿Cuál será la salida? "La democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad", aseguró Sánchez a su ejecutiva el lunes.
En el núcleo duro señalan que habrá que "ayudar" a JxCAT a "digerir la situación y a que pueda tomar sus propias decisiones". También será clave equilibrar la relación entre ERC y Junts
En la cúpula del PSOE subrayan que hay que ir con tiento, sin prisas, con "tranquilidad", "ayudando" a Junts a "digerir la situación y a que pueda tomar sus propias decisiones". La negociación tiene también como escollo la competencia directa entre las dos formaciones independentistas catalanas. Ferraz, apuntan en el círculo del presidente, tiene que medir muy bien cada movimiento, para que ERC y JxCAT no se celen ni se miren de reojo.
Las mismas fuentes señalan que los de Puigdemont han de darse cuenta de que no sirve forzar una repetición electoral, ya que el separatismo ha perdido ya, con el 23-J, nueve diputados de los 23 que obtuvo en noviembre de 2019 (13 de ERC, ocho de Junts-PDeCAT y dos de la CUP, que ya no repetirá en el nuevo Congreso), y que aunque haya una facción que quiera boicotear la gobernabilidad, otra entenderá, creen, que no tendrá más remedio que acordar y aprovechar su posición de fuerza negociadora. Además, el voto de los catalanes, añaden, ha sido claro: a favor de la "convivencia" abanderada por el PSC y contra la "involución" que supondría un Ejecutivo de PP y Vox, que podría alcanzar la Moncloa si hubiera unos segundos comicios.
En todo caso, la negociación recaerá en el PSOE, no en Sumar ni en el emisario designado por Yolanda Díaz, Jaume Asens, que puede "ayudar" pero no decidir, advierten. Ya ocurrió en esta última legislatura: las conversaciones con los grupos recaían siempre en los socialistas. Sumar, pues, "no negocia en nombre del Gobierno".
La gobernabilidad no será sencilla. Hacienda tiene intención de presentar pronto los PGE de 2024
En el partido preocupa, no obstante, la gobernabilidad. Lo que ocurra tras la reelección de Sánchez, porque la consecución de las mayorías parlamentarias será mucho más difícil. El presidente ya advirtió en la campaña que no habría una actividad legislativa tan intensa, que se trataba de "consolidar" las reformas aprobadas en los últimos cinco años, que ahora requieren de desarrollo normativo (o sea, gubernamental). Pero los Presupuestos del Estado, la ley económica maestra que ha de aprobarse todos los años, sí necesitan del plácet de las Cámaras.
La intención de Hacienda es comenzar a hablar sobre las primeras cuentas justo a continuación de la investidura, de tal forma que la lógica manda que se liguen ambas votaciones para al menos asegurar dos años de legislatura. En el puente de mando del partido recuerdan que tienen "entrenamiento" en el diálogo con los grupos tras un mandato en el que se han aprobado, como reivindicó Bolaños, 215 iniciativas legislativas. La última, este miércoles, cuando la Diputación Permanente convalidó el último decreto ley anticrisis.
La decisión del Rey
Respecto al PP, la dirección de Sánchez es diáfana: Feijóo "está tocado de muerte e intentando no precipitar su caída" porque no tiene una mayoría para poder conquistar el Gobierno. Creen que su estrategia es demorar, mantenerse activo para "no parecer un perdedor" y ganar un mes y medio entretanto. Lo expresó en similares términos Bolaños en el Congreso, tras afirmar que es "totalmente imposible" que diputados socialistas apoyen la elección del político gallego: "Yo creo que el PP, para esconder su fracaso, está entreteniéndose en fingir que el señor Feijóo puede detener una investidura [de Sánchez]. A las pruebas me remito, algunos partidos le cierran la puerta en las horas siguientes a recibir su llamada", en referencia al PNV, informa EFE. Y continuó el ministro en funciones: "Me ha llamado la atención y le agradezco a Feijóo que ahora diga que el PSOE es un partido de Estado y constitucionalista después de todos los insultos y todas las falsedades que hemos soportado en los últimos años. Nunca es tarde".
El PSOE cree que Feijóo está "tocado de muerte e intentando no precipitar su caída". No aguantará toda la legislatura, cree, y podría relevarle Ayuso
En el entorno del presidente no tienen claro que finalmente el líder del PP vaya a someterse a una investidura fallida, como este miércoles señaló la número dos, Cuca Gamarra, porque sería sufrir un desgaste innecesario. La decisión de designarle o no como candidato dependerá del Rey, que habrá de valorar si primero postula al aspirante de la lista más votada el 23-J, Feijóo, o al que tiene más probabilidad de ser investido, Sánchez, pero ninguna de esas dos opciones "preocupa" en la Moncloa ni en Ferraz.
El cálculo que hacen en el equipo del líder socialista es que el dirigente gallego no aguantará toda la legislatura porque no se presentará a las siguientes generales. Estiman que, si se marcha, se abrirá un proceso congresual en el PP en el que, vaticinan, se presentará la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pero ese es un escenario futuro que tardará en dilucidarse y que llegará, si acaso, después de una investidura que por ahora no está ni mucho menos amarrada.
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