"Gobierno y paz interna". Esas tres palabras resumen, las pronuncia un cargo territorial del PSOE, la marea tranquila que mece al partido desde las elecciones generales del 23 de julio. La prioridad es ahora la conformación del nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez, que se demorará previsiblemente meses, si es que se sortea el riesgo de repetición electoral, y hasta que se culmine el proceso el PSOE no se removerá ni se pondrán en marcha procesos de renovación en algunas federaciones que han perdido el poder autonómico. No hay agitación intramuros, ni por supuesto cuestionamiento del líder, porque los comicios superaron con creces las malas expectativas: Sánchez avanzó en dos escaños y ganó un millón de votos respecto a 2019, casi cuatro puntos más. La autoridad del presidente en funciones ha salido reforzada.
Ya en la misma noche electoral Ferraz respiró. La subida del PSOE zanjaba debates internos y reagrupaba a la dirigencia en torno a su jefe de filas. "Balsa de aceite", indicaban en la cúpula. Y es así. No se mueve una hoja ahora mismo en el partido. Nada. Ningún ruido. Porque el interrogante más importante y delicado que resta por despejar, cómo se podrá amarrar la investidura y cómo atraer a Junts hacia la abstención —solo un recuento del voto exterior desfavorable al PSOE haría necesario su sí—, no ha provocado inflamación interna. No solo porque el liderazgo de Sánchez se ha visto fortalecido, también porque aún no han arrancado las negociaciones formales ni, por tanto, se ha puesto sobre la mesa la oferta del Ejecutivo. La "confianza" en el presidente, no obstante, sí es plena, porque en su equipo han trasladado en público y en privado que jamás se aceptará nada que desborde el marco constitucional. Es decir, que no se concederá ni la amnistía ni el referéndum de autodeterminación, las dos exigencias que los del expresident huido Carles Puigdemont ponen por delante.
Page incide en que "el único interlocutor" es el presidente Sánchez y reconoce que en el proceso de negociación con los separatistas él tendrá "posición" propia
Por ahora, pues, hay cierre de filas. Incluso del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, el barón más distante de Ferraz, junto con el aragonés Javier Lambán, pero el único de los dos que ha retenido el poder y ha logrado revalidar una incontestable mayoría absoluta. Este jueves, en Oviedo, en la toma de posesión del presidente del Principado, el también socialista Adrián Barbón, dejó claro que no se deslindará de la línea oficial ni promoverá que sus diputados en el Congreso faciliten la investidura de Alberto Núñez Feijóo. Subrayó que le "hasta pereza" responder a la propuesta de Vox de alumbrar un Gobierno del PP con el apoyo de algunos "socialistas buenos". Una formación que habla de "transfuguismos o de tamayazos" no tiene muy claro "en qué consiste la democracia".
García-Page aseguró que no había tenido ningún contacto con Feijóo para abordar este asunto pero ya le adelantó que "el único interlocutor" en su partido es el presidente Sánchez. "Antes que nada, incluso que socialista", reivindicó, él es demócrata, y eso supone respetar lo que han votado los ciudadanos y las reglas internas de los partidos. El barón castellanomanchego también se mostró convencido de que no habrá repetición electoral —"ya tuvimos una [la de 2019] y salimos casi todos escamados"— y sí reconoció que en el proceso de negociación del PSOE con los independentistas él tendrá seguramente "posiciones propias y una opinión propia". Ahí se detuvo. "Soy partidario de que haya el mayor grado posible de acuerdos entre los grandes partidos en las cuestiones de Estado, pero eso no significa formar un Gobierno conjunto ni grandes coaliciones, ni creo que sea eso lo que esté votando la ciudadanía española", advirtió.
No abran puertas donde la democracia las ha cerrado", avisa al PP Sergio Gutiérrez, el número dos de Page
24 horas antes, su número dos en el partido, su secretario de Organización, Sergio Gutiérrez, consideró una "ofensa a los socialistas de Castilla-La Mancha" pensar siquiera que puedan caer en la "intriga" solo porque son "críticos en algunas decisiones" de Sánchez. A ellos, dijo Gutiérrez a las derechas, que "ni los busquen, utilicen ni usen para crear teorías de la conspiración o para alimentar expectativas que las urnas les han cerrado, y que no intenten abrir puertas donde la democracia se las ha cerrado".
"Excelente noticia"
Tampoco Lambán disparó contra Ferraz. El pasado martes, calificó los resultados del 23-J de "excelente noticia, merced a un esfuerzo que hay que atribuírselo casi de manera personal al candidato Sánchez". Enseguida, eso sí, el presidente en funciones de Aragón deslizó su crítica a la cabeza de cartel por Zaragoza, la ministra de Educación y portavoz del PSOE, Pilar Alegría, con quien está enfrentado internamente: "Pecaríamos de un exceso de condescendencia con nosotros mismos si no consideráramos que en Aragón los resultados no han sido buenos". Aragón, recordó, es "una de las que menos han mejorado sus resultados respecto a las autonómicas de mayo".
Hay que dejar todo reposar e ir paso a paso. Feijóo se ha tirado a la piscina porque ya empieza a tener ruido dentro. Nosotros, calma y a esperar el momento", asegura un máximo responsable territorial
Page recordaba que el mensaje de Sánchez es que "haya vacaciones" hasta la constitución de las nuevas Cortes, el 17 de agosto. Y así es. Como dice la Moncloa, está "recetado el descanso por decreto". El Gobierno y Ferraz quieren hacer ostensible que el motor prácticamente se ha detenido después del empacho de dos campañas seguidas. Porque lo necesitan la dirigencia y las bases, y también los propios ciudadanos, a los que se les ha pedido un sobreesfuerzo acudiendo a las urnas en plenas vacaciones. Pero lo que también pretenden los socialistas es que el foco, el único foco, se desplace sobre el PP.
"Ahora, vacaciones, Feijóo que mueva lo que quiera, el 17 constituimos las Cortes y a partir de ahí, ver venir... Hay que dejar todo reposar e ir paso a paso. Feijóo se ha tirado a la piscina porque ya empieza a tener ruido dentro. Nosotros, calma y a esperar el momento", relata un máximo responsable territorial. "El partido está tranquilo, confiado, confiando en la capacidad de Pedro", añade un jefe de un aparato autonómico. "El PSOE está tranquilo a tope. Han sido unas semanas muy duras con dos campañas, así que ahora mejor y más tranquilos", advierte otro mando regional satisfecho del "increíble resultado" del partido en toda España y en su comunidad, donde incluso ha ganado un escaño.
Y es que el 23-J ha frenado por completo los movimientos internos. El partido habría estallado de haberse cumplido los peores pronósticos, los que hablaban de que Sánchez perdía el Gobierno y que cedía diputados. Pero no fue así. El secretario general resistió, contra pronóstico. Una vez más. "El liderazgo de Pedro es incontestable y los resultados han clarificado mucho las cosas", sintetiza un cargo autonómico. Así, no cabe ninguna operación de relevo. Ese debate ya está cerrado, salvo que una eventual repetición electoral haga bajar al partido, pero esa no es la previsión. Porque en el PSOE se asume que si el presidente acude a unos segundos comicios con el argumento de que no ha aceptado las condiciones de Junts saldría a la carrera "bien posicionado" y con muchas papeletas para concentrar el voto útil.
El liderazgo de Sánchez es "incontestable" ahora mismo: el 23-J el PSOE ganó un millón de votos, subió 3,71 puntos y dos escaños respecto a 2019. Donde más creció, en Cataluña, Cantabria, Euskadi o Valencia
Por lo pronto, los números del 23-J son mucho mejores de lo previsto por todas las encuestas. El PSOE ganó un millón de votos (de 6,79 a 7,77 millones de votos, a falta del recuento del voto de los residentes en el extranjero, que comienza este viernes), y subió 3,71 puntos (del 28% al 31,70%) y dos parlamentarios (de 120 a 122). Las comunidades en las que los socialistas más avanzaron porcentualmente fueron Cataluña (418.000 votos), Cantabria (40.000), Baleares (36.000), País Vasco (62.400), Canarias (65.700) y Comunidad Valenciana (145.000). También crecieron en Madrid (36.400 papeletas) e incluso en Andalucía, el tradicional feudo del partido muy tocado por la hegemonía de Juanma Moreno (34.000 apoyos).
"Sin dilatarlo demasiado"
Hasta que no se resuelva la gobernabilidad en España también quedan en pause los procesos de renovación internos. Ya se descarta, salvo que una hipotética repetición electoral castigue al partido, un congreso federal extraordinario, y por ahora solo parece más próximo un cónclave en Extremadura, para reemplazar al expresidente de la Junta y barón regional, Guillermo Fernández Vara. Él había previsto que su sucesión se acometiera en otoño. Pero ahora el calendario ha saltado por los aires. La ejecutiva autonómica acordó este jueves que en septiembre se tomará una decisión, pero "lo lógico" es que el congreso extremeño se celebre solo una vez se constituya el nuevo Ejecutivo central. "Sin dilatarlo demasiado", precisan a este diario fuentes muy próximas a Vara.
En el Senado coincidirán Vara, Puig, Andreu, Lambán, Espadas y Lobato, y en el Congreso se sentará Armengol
El exjefe de la Junta ya ha sido nombrado senador por designación autonómica, así que coincidirá en Madrid, en la Cámara alta, con otros compañeros barones que han perdido el poder: el valenciano Ximo Puig —elegido este jueves por Les Corts—, el aragonés Javier Lambán y la riojana Concha Andreu —electa el 23-J—. También tienen escaño en el Senado los secretarios regionales de Andalucía, Juan Espadas, y Madrid, Juan Lobato. En el Congreso ha logrado acta de diputada la expresidenta de Baleares Francina Armengol. En cambio, el canario Ángel Víctor Torres, ya exjefe del Ejecutivo de las islas, ha preferido no dar el salto a la capital.
Puig o Armengol no prevén por ahora convocar congresos extraordinarios para propiciar su relevo porque quieren liderar la oposición en sus respectivos territorios. El primero, por ejemplo, ha hecho un movimiento significativo en clave de continuidad: esta semana nombró como su vicesecretaria general, cargo que estaba vacante, a la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé. Lambán también pretende aguantar al frente de su federación hasta 2025, cuando tendrían que convocarse los cónclaves autonómicos ordinarios, después del federal. Pero Ferraz podría nombrar una gestora para forzar la sustitución de uno de los barones más críticos con Sánchez. Espadas también estaba en el punto de mira por los suyos, pero la resistencia del PSOE andaluz el 23-J —solo perdió cuatro escaños, cuando se esperaba una caída mayor, y recuperó terreno respecto a las municipales del 28-M y las autonómicas de 2022— le ha permitido ganar oxígeno, siquiera temporalmente, aunque muchos no le vean en la federación como un candidato de futuro. Otros tres líderes mantienen sus gobiernos: Page en Castilla-La Mancha, Barbón en Asturias y previsiblemente María Chivite en Navarra, aunque aún no ha sido investida de nuevo.
El presidente podría impulsar la renovación en algunas federaciones llamando para su Gobierno a barones descabalgados por la derecha tras el 28-M
Por tanto, como resume un mando territorial, solo "donde la situación sea insostenible" se convocarán congresos extraordinarios, y en el resto de los casos habrá de esperarse al proceso congresual ordinario, en principio para 2025, cuatro años después del cónclave de Valencia. No obstante, hay otro resorte que Sánchez puede utilizar para acelerar la renovación en las federaciones: aupando a alguno de sus barones caídos al Consejo de Ministros, con el objetivo también de reforzar políticamente su nuevo Gabinete. Cuando aún era presidente extremeño, Sánchez ofreció a Vara entrar en su Ejecutivo, pero él lo rechazó para trabajar por su tierra. Pero ahora podría ser premiado con una cartera, posibilidad que también suena para Puig, que mejoró los resultados de su partido tanto en las autonómicas como en las generales.
Con un grupo parlamentario lleno además de fieles, por ahora las filas están prietas en el PSOE. El partido respira con alivio porque, perdido prácticamente todo el poder territorial el 28-M, ahora puede comenzar a reconstruirse si logra retener la Moncloa. La perspectiva "cambia por completo" después del 23-J. A un PP abocado tal vez a una guerra interna se opondrá un PSOE más reforzado y que tendrá su eje de gravitación no ya en los territorios, sino en Madrid, porque será en la capital donde radicará su poder gracias a la preservación de la Moncloa.
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