El PNV dejó la puerta entreabierta en campaña, la cerró de un portazo tras el 23-J, -una vez conocidos los resultados, y ayer la selló definitivamente con la satisfacción de quien ha “arruinado” un posible gobierno del PP, según las palabras de su presidente, Andoni Ortuzar. Las opciones de Feijóo de ser proclamado presidente del Gobierno en una sesión de investidura eran remotas desde el primer minuto. Salvo sorpresas y variaciones significativas tras conocer hoy el voto CERA, seguirán siéndolo. Entre los populares cabía la esperanza de que, al menos, el PNV se aviniera a escuchar la propuesta que el líder del PP les pudiera plantear. Al fin y al cabo, hoy el partido de Ortuzar gobierna más de una y dos instituciones relevantes en Euskadi gracias a los votos que sí le facilitó el PP hace poco más de un mes en Euskadi.
En Sabin Etxea parecen haberlo olvidado y se han mostrado firmes, sin miramientos, en su necesidad de escenificar distancia con PP y Vox. La reflexión postelectoral que marca sus pasos es que la mayor parte de la sociedad vasca se ha movilizado en contra de un posible gobierno de derechas y que por ello formaciones como PSE o Bildu han crecido en votos. Una tendencia que estaría detrás, dicen en Sabin Etxea, de la pérdida de 103.000 votos del PNV y que urge a evitar cualquier roce o acercamiento al PP, aunque fuese meramente consultivo. En menos de un año la formación nacionalista se juega mucho, un nuevo descenso electoral en las elecciones autonómicas dejaría seriamente dañado al partido.
En este proceso electoral en Euskadi se ha impuesto la lógica de los vetos cruzados entre el PNV y el PP. Los primeros lo aplican a Vox, los segundos a Bildu. La diferencia es que en un caso le está reportando beneficios institucionales y en el otro la contraprestación es prácticamente inexistente. Fuentes del PP aseguran que la situación generada tras las elecciones del domingo no está afectando al resto de ámbitos institucionales y que por el momento las relaciones son correctas en aquellos lugares en los que se produjo el apoyo del PP para que PNV o PSE se hicieran con los gobiernos.
'Cordón sanitario' a Vox
Así sucedió en casos como los del Ayuntamiento de Vitoria o la Diputación de Gipuzkoa. Ni siquiera el malestar provocado por la polémica que en víspera del 23-J se produjo en la capital alavesa por el reparto de presidencias de las comisiones municipales parece haber dejado una herida preocupante. No por el momento. El PP seguirá siendo determinante en ambas instituciones, y en otras como el Ayuntamiento de Durango, a lo largo de la legislatura.
El PNV se entendió con José María Aznar primero y con Mariano Rajoy después. Ahora, con Feijóo ni siquiera se ha propuesto intentarlo. La necesidad de que Vox forme parte de cualquier combinación para investir al presidente del PP es razón suficiente para el no rotundo.
Al inicio de la actual legislatura autonómica en Euskadi todos los partidos de la Cámara aplicaron de facto un cordón sanitario a Vox. Lo hicieron acordando en la Mesa que a la única parlamentaria de la formación se le limitaría su capacidad para presentar iniciativas, de hacer preguntas en las sesiones de control, el tiempo de sus intervenciones y el número de sus cargos de confianza. La medida, tras ser denunciada ante la Justicia por Vox, fue anulada por el Tribunal Constitucional.
Tras las elecciones del 28 de mayo el PNV recibió, sin haberlo solicitado, un inesperado regalo “gratis et amore”, así lo definió el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, del PP. La formación anunció que allá donde sus votos lo facilitaran impediría que Bildu gobernara. Una decisión que también benefició al PSE. De este modo, ayuntamientos como los de Vitoria, Oion, Kuartango, Zigoitia o Durango pasaron a manos del PNV o del PSE evitando el control de la izquierda abertzale.
Apoyos a Aznar y Rajoy
Además, el PNV pudo revertir un revés electoral que hubiera supuesto una herida importante para Sabin Etxea, el riesgo de perder la Diputación de Gipuzkoa. Sólo los votos del PP le permitieron retenerla. Los nacionalistas apenas correspondieron. Los dos únicos municipios alaveses donde el PP se impuso, Laguardia y Labastida el PNV podía habérselos cedido, pero no lo hizo. Sólo en Labastida renunció a presentar candidato y facilitar ayer la alcaldía al PP.
Históricamente el entendimiento con el PP ha sido peor que con el PSOE. El PNV ha gobernado durante muchos años las principales instituciones vascas en gobiernos de coalición con el PSE. Aún hoy lo hace. Sin embargo, nunca en la historia del País Vasco ha habido ninguna participación de Gobierno de los jeltzales con los populares. La mayor relación se ha mantenido en Madrid, donde los acuerdos de los nacionalistas para investir a José María Aznar en 1996, facilitándole un sí a su investidura se tornó en un voto negativo una legislatura más tarde. Con Rajoy su apoyo necesario para ser investido se facilitó en forma de abstención primero y en voto en contra en su segundo mandato.
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