Un escaño. Un solo escaño. La aritmética que arrojaron las urnas la misma noche electoral del 23 de julio se enreda un punto más. Por un diputado, el que el PP finalmente arrebatará al PSOE en Madrid tras el recuento del voto exterior. Y solo ese asiento cambia la correlación de bloques en el Congreso de la XV Legislatura y obligará a los socialistas a tener que conseguir el sí de Junts per Catalunya para la investidura de Pedro Sánchez. Ya no bastará con su abstención, por tanto. Ahora hará falta su voto a favor, ya que el bloque de la derecha, contando en él a UPN y Coalición Canaria, suma 172 asientos, por los 171 de la izquierda. Y ese salto complicará las negociaciones, aunque en Ferraz creen que en esencia nada cambia, ya que la decisión que debe tomar el partido de Carles Puigdemont es la misma: si facilita o no que Sánchez continúa en la Moncloa, si se alinea con "la ultraderecha y el PP o con el resto de fuerzas políticas". Para los populares, quien debe ser elegido presidente es Alberto Núñez Feijóo, pero ese escaño extra en Madrid no le acerca al poder en modo alguno.
El escrutinio del voto de los españoles residentes en el exterior iba dejando este viernes un mar tranquilo, tal y como se esperaba. En la mayoría de las provincias se había impuesto el PSOE, pero nada alteraba el reparto de escaños. Ni el PP arrebató a Junts el escaño que bailaba por Girona, ni le quitó a Vox el que se disputaba en Cantabria, ni los socialistas lograron hacerse con el que peleaban con JxCAT en Tarragona o con el PP en Málaga.
Solo votaron 233.688 emigrados, el 10,04% de los 2,3 millones de españoles inscritos en el Censo de los Residentes Ausentes (CERA)
Las distintas batallas fueron resolviéndose durante el día sin mayores problemas, aunque sí con cierta dilación, pese a que la participación en las generales de los emigrados no fue muy alta: 233.688 votantes, el 10,04% de los 2,3 millones de españoles registrados en el Censo de Residentes Ausentes (CERA), ligeramente por encima del 6,85% de los comicios de 2019, cuando ejercieron su derecho al voto 145.853 residentes en el extranjero (sobre un censo de 2,1 millones de ciudadanos). Una movilización, por tanto, baja, de poco más del 10%, pese a la eliminación del voto rogado, que hacía mucho más complicado los corrimientos de escaños por circunscripciones.
La sorpresa la dio Madrid, cerca de las diez de la noche. Allí votaron cerca de 50.000 emigrantes. Y conforme avanzaba el escrutinio, el PSOE fue percibiendo que el PP iba tomando más y más ventaja. Su distancia inicial era muy pequeña, de 1.749 papeletas, pero para que el PP pudiera remontar tenía que crecer mucho, pasar del 40% que obtuvo en la región el 23-J al 45% en el voto CERA. Finalmente, venció con holgura a los socialistas, lo suficiente para arrebatarles su último escaño por Madrid, el número 11, el que ocupaba Javier Rodríguez, alcalde de Alcalá de Henares hasta las elecciones del 28-M y que fue desplazado del poder por populares y Vox. El PP gana así un asiento: pasa de 15 a 16 actas, y la última de ellas estará en manos del tránsfuga Carlos García Adanero, el diputado de UPN que traicionó la orden de su partido de apoyar la reforma laboral del Gobierno y que fue inmediatamente expulsado de las filas de la formación foralista para acabar incorporándose a la candidatura del PP por Madrid.
El escaño número 11 del PSOE por Madrid lo pierde Javier Rodríguez, exalcalde de Alcalá, y lo ocupa Carlos García Adanero, diputado tránsfuga de UPN ahora en las listas del PP
Feijóo pasa a tener un total de 137 diputados en el nuevo Congreso, uno más respecto al recuento del 23-J, por los 121 del PSOE, uno menos de los iniciales. El avance de los socialistas en los comicios del pasado domingo, de casi cuatro puntos y un millón de votos más, solo les proporciona un parlamentario más en la Cámara baja respecto a las generales de noviembre de 2019, en las que cosecharon 120 actas.
Todavía no se conocen los números del conteo del voto CERA en Madrid porque queda por delante el escrutinio general —o sea, resolver todas las impugnaciones de las mesas electorales que se hayan presentado— y repasar los votos nulos, razón por la que fuentes del PP, informa EFE, preferían ser prudentes. Pero en el PSOE daban por perdido completamente el escaño en la capital, tal y como reconocían en la dirección.
"Tendrá que decidir si une sus fuerzas a PP y Vox"
Con el cambio en Madrid, las cuentas cambian. El bloque de la derecha lo conforman PP (137), Vox (33), UPN (1) y teóricamente Coalición Canaria (1), aunque la formación canaria ya ha advertido de que no apoyará un Ejecutivo del PP en el que participe la ultraderecha, como tampoco respaldará uno del PSOE en el que entre Sumar. En total, las derechas llegan a un máximo de 172 escaños. El bloque progresista suma ahora un representante menos de los que tenía, solo 171: PSOE (121), Sumar (31), ERC (7), Bildu (6), PNV (5) y BNG (1). El fiel de la balanza lo tiene Junts (7). Lo que cambia es que es necesario el voto sí de los de Puigdemont —al menos, de dos de sus diputados—, puesto que no basta con su abstención.
La llave sigue siendo la misma, y las alternativas de Gobierno también", señalan en Ferraz. "Cada uno tiene que decidir qué quiere, y cómo lee el mensaje ciudadano. Sobre todo en Cataluña, donde lo que se votó deja lugar a pocas dudas de lo que quieren allí"
Fuentes de Ferraz indicaron, cerca de las 23:20 horas, que "a falta de confirmación oficial, el posible cambio de un escaño en Madrid por el recuento del voto CERA no modifica la situación para formar mayorías". Así, añadieron, "Junts tendrá que decidir si une sus fuerzas a PP y Vox, y abre la puerta a un Gobierno de la derecha con la ultraderecha, o se une al resto de fuerzas políticas para evitarlo exactamente igual que ayer".
Desde la cúpula señalaban a este periódico que "en esencia no cambia nada", puesto que "la llave sigue siendo la misma, y las alternativas de Gobierno también". "Cada uno tiene que decidir qué quiere, y cómo lee el mensaje de los ciudadanos. Sobre todo en Cataluña, donde lo que se votó deja lugar a pocas dudas de lo que quieren allí", ya que el PSC fue el partido que venció con rotundidad el 23-J, al adjudicarse 19 escaños, por los siete de ERC y los siete de Junts, tercera y cuarta fuerza. El independentismo tenía en la pasada legislatura 23 asientos en la Cámara baja: 13 de los republicanos, ocho de JxCAT (que concurrió con los neoconvergentes del PDeCAT) y dos de la CUP, que ahora no ha obtenido representación.
En Ferraz apuntaron que el precio que ponga Junts no será muy distinto ahora que es necesario su sí. Es decir, que conseguir su abstención no era una tarea más "sencilla". Por el momento, los de Puigdemont han puesto por delante como exigencias la amnistía y el referéndum de autodeterminación, condiciones inasumibles para el PSOE, que ha reiterado esta misma semana que no aceptará nada que desborde el marco constitucional y que aspira a que el partido independentista rebaje sus demandas.
El PP denuncia que Sánchez "pierde el respeto por su país y por la historia de su propio partido", así que "o independentismo o mudanza"
Desde Génova, sin embargo, insistían en que Feijóo puede aspirar a 172 votos a favor de su investidura, y solo puede ser apartado de la Moncloa, agregaban, si Sánchez une a "todos los partidos nacionalistas e independentistas para que le ayuden a ser presidente pese a quedar a 16 escaños de Feijóo y tener 330.000 votos menos". "Ha perdido las elecciones, pero también el respeto por su país y por la historia de su propio partido", señalaban, citando el ejemplo de Felipe González en 1996, que "no intentó formar Gobierno en 1996 pese a quedarse a menos votos de [José María] Aznar que Sánchez de Feijóo".
"O Bildu u oposición. O independentismo o mudanza. Sólo Sánchez respondería a esa disyuntiva de la forma tan indecente en la que lo está contemplando", remataron fuentes del PP, incidiendo en la "tradición democrática" de España, por la que siempre ha gobernado la primera fuerza. Pero Sánchez llegó al poder vía moción de censura en 2018 siendo segundo, y en ayuntamientos y comunidades el PP dirige gobiernos sin haber ganado los comicios.
¿Tiene Junts incentivos?
Desde el equipo de Sánchez advertían de que el PP "continúa sin entender el sistema democrático", parlamentario, y sin dejar de "insultar" al partido. En la cúpula, pese a todo, siguen mostrándose confiados en que lograrán sacar la investidura de su líder, pero no adelantan qué fórmula emplearán, cuál será su baza negociadora. Hasta el momento, han insistido en que Junts no tiene incentivos para una repetición electoral en la que podría desangrarse más: desde 2019 ha perdido 137.000 papeletas y se ha dejado un escaño, y a punto ha estado de perder otros dos —uno por Girona, a favor del PP, y otro por Tarragona, a favor del PSC—. Además, ahora podría aprovechar, creen, su influencia en Madrid, en el Gobierno.
Hay dirigentes que ven ahora más claro que habrá repetición electoral, aunque admiten de que Junts debe tomar la misma decisión: Sánchez sí o no
Pero el cambio de la aritmética hace que los de Puigdemont sean necesarios para Sánchez, con su sí, y no solo con su abstención, en toda votación en el Congreso, a menos que el Gobierno mirase a su derecha. Necesarios, para empezar, para la aprobación de los Presupuestos del Estado. Es decir, que la ganancia de un escaño para el PP complica a Sánchez no solo la investidura sino la propia gobernabilidad, el manejo de una legislatura mucho más difícil que la anterior, que ya lo fue. Porque también se añade que en el Senado el PP dispone de mayoría absoluta, por lo que tendrá poder para ralentizar las iniciativas del Ejecutivo y de los grupos que lleguen del Congreso.
De hecho, cuando se supo que los socialistas perdían su último diputado por Madrid había dirigentes del partido que advertían de que las elecciones pueden estar más cerca. "Antes yo veía la repetición electoral, ahora no tengo dudas —manifiesta un cuadro territorial con escaño en las nuevas Cortes, que añade no obstante que es consciente de que la dirección sí está convencida de que la investidura se abrirá paso y que Junts tendrá que apoyar igualmente, antes y ahora, porque la decisión estratégica es la misma: Sánchez sí o no.
La primera prueba de fuego será la constitución de las Cortes, el próximo 17 de agosto. También se hace más compleja para el PSOE su misión de retener la mayoría en la Mesa del Congreso y de hacerse con la presidencia: consigue la jefatura de la Cámara baja quien reciba mayoría absoluta de votos en la primera vuelta (176) o más síes que noes en la segunda. Antes, con el marcador 172-171 a su favor, le bastaba con que Junts se votase a sí misma en la primera ronda y no apoyase al aspirante promovido por el PP en la segunda.
Ahora sí será preciso el apoyo de Junts para que el PSOE pueda retener la Mesa del Congreso y lograr la presidencia. No basta con que se voten a sí mismos
Ahora, directamente, el candidato que postulen los socialistas necesitaría el sí activo de los de Puigdemont. Ferraz ya había avanzado que estaba dispuesto a facilitar a ERC y a Junts grupo propio, por lo que una Mesa de signo progresista haría una interpretación flexible del reglamento, ya que ninguno de los partidos cumplen con los requisitos (un 5% de voto nacional o un 15% en cada una de las circunscripciones donde concurrieron).
De este modo, el 17 de agosto tiene que aflorar un primer acercamiento a Junts. De lo contrario, el PSOE perdería el control de la Mesa del Congreso, que es vital para llevar las riendas y los ritmos de la legislatura. Todo queda, pues, mucho más en el aire que antes. Por un escaño. Por un solo escaño.
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