Mientras todo apunta a que la convivencia en el seno del Grupo Parlamentario de Sumar puede ser de alto voltaje, parece que su líder, Yolanda Díaz, y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, se han dado una pequeña tregua a la espera de ver cómo fructifican las negociaciones para la investidura de Pedro Sánchez. Así al menos lo apuntó ayer la todavía vicepresidenta segunda, quien ha hablado con Belarra tras los reproches vertidos por la dirigente morada después de que Sumar se haya dejado por el camino 700.000 votos respecto a las generales de hace cuatro años.
Estas palabras fueron recibidas como un jarro de agua fría en la formación de Díaz, interpretadas como un intento de los morados por marcar perfil propio, aunque desde entonces no han dejado de lanzar "recados", entre ellos que los cinco diputados de Podemos actuarán conforme a la disciplina que marque su partido y no el Grupo Parlamentario y que Sumar representa poco menos que una izquierda domesticada agradable para los poderes económicos. Pero, de momento, el mensaje transmitido por parte de las distintas formaciones de Sumar, con las que ha hablado Díaz, es que "todos van a cumplir" con los compromisos adquiridos cuando aceptaron presentarse bajo la misma marca electoral, según explicó este miércoles ella misma a "La hora de la 1" de TVE, y eso incluye, dijo, a Belarra.
Díaz y Belarra han hablado tras el 23-J y "cumplirá el compromiso con Sumar"
En Sumar arguyen que nadie en el espacio de la izquierda a la izquierda del PSOE quiere una repetición electoral, por lo que ni siquiera Podemos torpedeará un acuerdo de investidura con Pedro Sánchez. Lo cierto es que Díaz ha tenido la inteligencia de poner al frente de las negociaciones son los socios de gobierno a un dirigente morado, nada sospechoso de esa izquierda domesticada o "cuqui". Se trata nada menos que del secretario de Estado de Derechos Sociales en el Ministerio de Belarra, Nacho Álvarez.
También secretario de Economía y Nuevo Proyecto de País de Podemos, ha negociado los Presupuestos Generales del Estado con el PSOE en el Gobierno de coalición y es muy respetado en Sumar, aunque no fue en ninguna de las candidaturas electorales.
Además, a pesar de los amagos y amenazas de Podemos, lo cierto es que aunque se vean tentados a romper la disciplina de voto en el Congreso no pueden conformar grupo propio, salvo irse al Mixto, y dejar de cobrar el 23 por ciento de la subvención que reciba Sumar en el Congreso. No obstante, la posibilidad de no conseguir un asiento en un futuro Consejo de Ministros y ver, en cambio, al líder de Más País, Íñigo Errejón, prometiendo su cargo ante el Rey es más de lo que muchos en Podemos estarían dispuestos a soportar.
Los morados también deberán tomar una decisión respecto a su modelo de relaciones con Sumar, cuando más allá de un movimiento ciudadano y unas siglas instrumentales, se convierta en una formación política más convencional. Yolanda Díaz ha marcado en rojo el mes de septiembre. Cree que para entonces podrá haber investidura de Pedro Sánchez y conformación de un nuevo gobierno de coalición.
Proceso de reforzamiento de Sumar
A partir de se momento Sumar "ganará fuerza". "Una vez pase la investidura lanzaremos este movimiento ciudadano políticamente", explicó Díaz. Esto pasará por dotarse de órganos internos, de una dirección más o menos piramidal y de una estructura territorial, algo de enorme complejidad en un movimiento de corte confederal que aúna a cerca de quince partidos y que, como Podemos, no están dispuestos a enterrar sus siglas.
Pero no sólo ellos, tampoco IU o Compromís. De hecho, está prevista la celebración de una asamblea extraordinaria de Izquierda Unida antes de fin de año para elegir un sustituto de Alberto Garzón. Todos dan por segura la elección de la eurodiputada Sira Rego, quien tampoco fue en las listas electorales tras disputar un puesto en la de Madrid con el secretario general del PCE, Enrique Santiago, que acabó encabezando Córdoba.
Quiere decir que se abre un periodo de cambios a la izquierda del PSOE que depende en muy buena medida de revalidar o no el Gobierno de coalición. Porque de no mantener el poder, dicha amalgama de partidos corre el riesgo de un proceso de disgregación. Por ejemplo, fue Compromís y no Podemos la que este martes asomó la patita y este miércoles tuvo que rectificar.
Compromís, rectifica su amenaza de no investir a Sánchez
Su cabeza de cartel y diputada, Àgueda Micó, amenazó con no apoyar la investidura de Sánchez si éste no se comprometía a condonar la deuda de la Comunidad Valenciana. Un día después aseguró su voto convencida, dijo, de que el hoy jefe del Ejecutivo en funciones atenderá esta petición si vuelve a gobernar. Pero es sólo un ejemplo de lo que puede ser Sumar si no se ven satisfechas las expectativas de los distintos partidos que la conforman.
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