Cada verano, entre el 14 y el 21 de agosto, el barrio de Gràcia se convierte en el epicentro de Barcelona. Es la fiesta mayor más popular de la capital catalana, que el verano pasado recibió la vista de más de tres millones de personas según los datos de la comisión organizadora. Las calles engalanadas para el concurso de decoraciones y los conciertos nocturnos por sus plazas son un reclamo imbatible tanto para los turistas como para los que no han podido -o querido- huir de la canícula estival.

Las fiestas de Gràcia son una cita imprescindible en Barcelona. Para los vecinos del barrio, que llevan trabajando desde noviembre en las decoraciones de sus calles; para los políticos locales, que interrumpirán su descanso estival -quizá ya finalizado- para desfilar por la antigua Vila de Gràcia, y para los jóvenes que tienen en la programación de conciertos de estas fiestas -y las de Sants- la mejor previa de la Mercè.

Por primera vez desde la pandemia, la celebración recupera su programa al completo. La pandemia de Covid obligó a cancelar la edición 2020 y redujo considerablemente la de 2021. El año pasado volvió oficialmente la normalidad, pero aún quedaban reductos de reticencia a socializar en el vecindario y entre el gran público.

Este agosto promete consumar el regreso total de la fiesta mayor con más de 900 actividades para seducir a mayores y pequeños. Una alegría y a la vez una preocupación por las aglomeraciones crecientes que genera el evento estrella del verano barcelonés.

Test a Collboni

Gràcia será también, por tanto, el primer test serio al nuevo gobierno local de Jaume Collboni, sobre todo en materia de seguridad. Apenas tres semanas después de presentar su Plan ordena, para recuperar el espacio público con medidas que van desde la policía a las multas por incivismo o la limpieza, Collboni se enfrenta a una fiesta de tres millones de personas en un entorno de calles estrechas y plazas abarrotadas.

Por eso el Ayuntamiento ha reforzado limpieza y seguridad, y se insistirá en el mantenimiento de las decoraciones de las calles. Los responsables de la fiesta se han propuesto una cita "sostenible y segura" y en ese empeño, reclaman una celebración "libre de agresiones sexistas". Para conseguirlo, la Guardia Urbana ha establecido "itinerarios seguros" de entrada y salida del barrio, y vuelve el punto lila en la plaza de la Revolución.

Pregón con trasfondo político

El pregón dará el pistoletazo a la fiesta mayor el 14 de agosto. Un pregón que en los últimos años también ha tenido dimensión política, con un sonado abucheo a Ada Colau el verano de 2021 y otro al concejal del distrito, Eloi Badia, al año siguiente. Este agosto podría convertirse en el primer termómetro del acceso de Collboni a la alcaldía, en un barrio de mayoría independentista, poco proclive, tradicionalmente a los socialistas.

De momento, la elección de los pregoneros ha huido de polémicas -en contraposición con la guerra abierta por la designación de Najat El Hachmi para el pregón de La Mercè-. Se trata de Andrea Porta y Alex Cano, capitanes de los equipos masculino y femenino de fútbol del Club Esportiu Europa, que este año han conseguido el ascenso a Segunda División.

Calles engalanadas

Más allá de conciertos, actividades infantiles y cultura popular, la estrella de la fiesta son las calles que compiten por el concurso de decorados. Una competición centenaria, que el año pasado ganó la calle Verdi con el montaje dedicado a El Quijote. En segunda posición quedó Orient, de la calle de Tordera y en tercero, ProgrésPark, de la calle de Progrés.

Series televisivas, novelas, paisajes naturales o competiciones deportivas compiten año tras año en un concurso que este año recupera las 23 participantes. Se mantiene, por tanto, el número de calles engalanadas del año pasado, pese a las dificultades del relevo generacional, agravadas por la pandemia, en las comisiones de la fiesta.

Este año además, las calles Verdi y Mozart descubrirán durante las fiestas una placa conmemorativa por los más de 100 años de participación en las fiestas. Un reconocimiento de la Fundación Fiesta Mayor de Gràcia a los fiesteros de todas las generaciones que han mantenido viva esta tradición. "Hay muchas calles con un siglo de decoración, tendremos que hacerlo poco a poco" apuntaba Lina López, presidenta de la Fundación.