Mientras se tuesta en Marruecos, el presidente del Gobierno no ha podido evitar pensar en el complicado panorama que le espera en España a la vuelta de las vacaciones. Aunque está más relajado que en aquellos días tensos de la campaña, la procesión va por dentro. Al fin y al cabo, su dulce derrota es casi tan complicada de gestionar como la amarga victoria de Feijóo.
A pesar de que la orden que ha transmitido su equipo hacia afuera es que no habrá repetición electoral ya que "la democracia encontrará el camino" (a quién se le habrá ocurrido esta memez) para aglutinar una mayoría parlamentaria que haga presidente a Pedro Sánchez, él sabe mejor que nadie que ese camino seguramente no lleve a ninguna parte.
Ya de por sí, pastorear una mayoría en la que habría que contentar al mismo tiempo a los independentistas catalanes, a los vascos, y con Sumar al borde la ruptura por decisión de Podemos, se antoja casi como una pesadilla. ¡Vivir así cuatro años más, teniendo que pelear cada decreto, cada ley, con toda esa tropa no es plato de buen gusto para nadie, por mucho aprecio que se le tenga a vivir en Moncloa!
El drama que convierte en casi imposible la investidura, así lo han querido los números, es que depende de Junts, o, para más señas, de Carles Puigdemont, huido en Waterloo y vencedor moral del 23-J en el campo independentista catalán. En fin, lo peor.
Por mucho que se quieran buscar "pistas de aterrizaje" (otra expresión que emana del laboratorio de ideas monclovita), Puigdemont está muy lejos de querer aterrizar, y menos aún si se trata de un territorio llamado Constitución española.
El ex president se siente triunfador moral del 23-J en el campo del independentismo. Arruinar la investidura de Sánchez le daría la oportunidad de darle la puntilla a ERC
Póngase por un momento -ya sé que es difícil- en la piel de Carles (Puigdemont). Tras fugarse en el maletero de un coche, exiliarse de España y vivir en riesgo de detención en un sitió tan inhóspito como el centro de Bélgica (aunque es verdad que lo único que parece faltarle es un poco de ejercicio), haciendo durante casi seis años ese sacrificio personal por mantener viva la llama de la independencia de Cataluña y la legitimidad de su cargo de molt honorable, resulta que ahora le ofrecen, a cambio de su decisivo respaldo a un presidente que apoyó la aplicación del 155, las migajas de poder hablar en catalán en el Congreso y eliminar una parte de la deuda de la Generalitat. ¿Pero es que estamos de broma? ¿Ustedes que harían en su lugar? Y es que a Sánchez se le han acabado las joyas que tenía guardadas en el baúl de las cesiones, tales como la eliminación del delito de sedición, los indultos o la modificación del delito de malversación. Todo eso ya se lo apuntó en su haber ERC.
Los contactos discretos que ha hecho en los últimos días el Gobierno con personas que tienen interlocución con el ex president, han sido poco fructíferos. "Está muy cerrado, no quiere negociar nada que no sea el referéndum o la amnistía", confiesa uno de sus ex consejeros, que aún mantiene una relación de amistad con Carles.
Los años de exilio han hecho mella en él. "Ahora sólo se deja aconsejar por un grupito de cinco o seis personas que le dicen lo que él quiere oír", me dice un hombre que fue clave en el Govern de coalición ERC/Junts. Puigdemont/Turull, este es el dúo que manda en Junts, por mucho que haya posibilistas que aboguen por "escuchar lo que diga Madrit".
Carles se siente vencedor tras el desastre independentista del 23-J. Al fin y al cabo su partido sólo perdió un escaño, mientras que ERC ¡perdió seis!. Y lo interpreta, claro, a su manera: así castiga Cataluña a los que se conformaron con promesas vanas como la llamada 'mesa de diálogo'. Tontos del bote. El electorado, piensa Carles, ha premiado la coherencia, la constancia de los que, como él, no se han rendido.
Por mucho que haya encuestas y analistas que vaticinen un nuevo descalabro electoral del independentismo catalán si hay repetición electoral, él está convencido de que los que se pegarán el tortazo serán los de ERC, Oriol Junqueras, a quien odia profundamente.
Si el voto de Junts en el Congreso (sus valiosos siete escaños), son los responsables de que la investidura de Sánchez se vaya al garete, eso sólo demostrará, piensa Carles, el valor real que tiene el voto independentista. Y, no lo olvidemos, a Carles y al independentismo la estabilidad del Gobierno de España le importa más bien poco (menos que un comino). Lo que le importa al ex presidente es la hegemonía del independentismo en Cataluña. Un nuevo revés electoral de ERC en una hipotética repetición electoral haría insostenible el Gobierno en minoría de Aragonés, sería su sentencia de muerte (aunque, en realidad, ya está muerto). Por eso, los de ERC huyen de ese escenario como de la peste, saben que lo que está en juego es el Gobierno de la Generalitat y quién manda en el variopinto mundo indepe.
Carles, como casi todos los políticos, piensa primero en clave de poder y luego, en todo lo demás. Desde su punto de vista, la investidura de Sánchez es una oportunidad de oro para darle la vuelta al mapa político en Cataluña y situarle a él como único interlocutor frente al Gobierno de España, lo ocupe quien lo ocupe. Y que conste, que a Carles le daría igual Pedro que Alberto.
Aún con todo, y sé de buena tinta que esto que les cuento se lo han transmitido ya, más o menos con las mismas palabras, al presidente, él llevará adelante el postureo de intentar la investidura. ¡Qué no se diga que no lo ha intentado!
Íntimamente, madura en tierras de Mohamed VI, una repetición tampoco estaría mal. ¿Y si el PSOE se pone con 150 escaños? La sola idea de que esa posibilidad se produzca le hace sonreír bajo su parpusa color claro.
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hace 1 año
la venganza de puchidemont ya fue en la mocion de censura a rajoy
hace 1 año
Los socialistas vascos, a modo de sondeo, como quien no quiere la cosa, empiezan a plantear la necesidad de modificar la Constitución con un argumento más que peregrino…¡¡¡los independentistas van a pedir cosas para que el PSOE pueda gobernar, que la Constitución no permite!!!
¡¡¡Manda huevos!!! Con perdón.
La Abogacía del Estado ya se está moviendo en la línea de retorcer todo lo posible la ley, al objeto de blanquear futuras cesiones a todos esos pájaros.
Y para terminar, no olvidemos quién es el Presidente del Tribunal Constitucional.
Blanco y en botella.
La verdad es que la situación da un poco de mieditis.
hace 1 año
A mi parecer es una visión muy poco realista que desconoce los enormes recursos con los que cuenta el Estado. Sugerir que Sánchez no tienen nada que ofrecer a Puigdemont es de una inocencia extrema.
Por lo demás «darle la puntilla a ERC» solo serviría para que el independentismo perdiera el gobierno de la Generalitat, dudo que Puigdemont quiera eso.
hace 1 año
Pero son Casimiro, por favor, ¿ y si es el PP del que se pone en 150 escaños?. No es tan difícil que suceda. Feijoo ya ganó al PSOE aunque parezca lo contrario en esta España enloquecida.
Yo también creo que Puchimon bloqueará y jugará al cuanto peor mejor.
Creo que habrá otras elecciones y que esta vez la suma PP con VOX tendrá mayoría absoluta justicia. Y es que el PSOE y SUMAR retrocederan.
Iglesias es muy vengativo y va a ser letal para dividir el gonglonerado de 15 partidillos que conforman Sumar quedando la meigas comunista vestida de Dior fuera de juego.
De todos modos, puedo, podemos equivocarnos todos. La política española es imprevisible, parece escrita por guionistas locuelos aficionados a los golpes de efecto permanentes. ¡Buff!.
hace 1 año
Sr. Sanz Escuer, si le parece continúo yo en su línea de puntos suspensivos.
«Así que «…sólo una rotunda victoria del independentismo catalán, muy rotunda y numerosa en escaños, personalizada en él, podría traer visos de modificaciones constitucionales para poner fin, fundamentalmente, a su situación personal, y hablar de «referendum», aunque sea de aquella manera y sólo para salvar los muebles.
Esto le llevaría, en su mundo paralelo, a hacerse creer el vencedor en el pulso con el estado español y a convertirse en el verdadero adalid de una Cataluña libre e independiente.
Dicho esto, creo que vamos a la repetición de las elecciones generales.
hace 1 año
Puigdemont tiene hoy una posicion clave, pero no es tan fuerte como parece: primero, el indepentismo ha perdido las elecciones en Cataluñas (una debacle), segundo, su posicion judicial es debil, ya no es inmune ni los juzgados europeos pueden substraerse de las euroordenes. Así que…