Desde que se celebraron las elecciones generales del 23-J, todas las miradas están puestas en los partidos nacionalistas. Su decisión determinará quién será finalmente presidente del Gobierno. Feijóo o Sánchez. Esas son las opciones que se barajan entre los partidos nacionalistas. Tanto PNV como Junts tienen la llave para determinar el futuro político del país en un escenario en el que no solo el PSOE está dispuesto a pactar con los de Puigdemont, el PP, según reconoció su presidente Alberto Núñez-Feijóo, está dispuesto a negociar con quien "quiera hablar", entre ellos los partidos nacionalistas.

Lejos de ser un escenario único, los aspirantes al gobierno llevan cuatro décadas obligados a entenderse con otras formaciones. Nacionalistas catalanes y vascos han utilizado todos estos años el poder decisivo de sus votos para que, a cambio de su apoyo, el Gobierno les ofreciera más autogobierno, mejoras en la financiación e incluso indultos y beneficios judiciales para sus dirigentes.

De hecho, de las 14 legislaturas que han salido adelante en el Congreso de los diputados desde las primeras elecciones generales constitucionales de 1979, en 12 de ellas ha contado con el apoyo de partidos nacionalistas o regionalistas. Los únicos que obtuvieron la investidura sin el apoyo de estas formaciones fueron Felipe González en 1986 y José Luis Rodríguez Zapatero en 2008.

1979. Adolfo Suárez (UCD)

El 1 de marzo de 1979 se celebraron las primeras elecciones generales constitucionales en España. Ese día, Adolfo Suárez, con su partido Unión Centro Democrático (UCD) consiguió su primera investidura. Había obtenido una amplia victoria, 168 diputados, 47 más que el PSOE de Felipe González, pero no eran suficientes para sacar adelante la investidura. Contó con el apoyo del Partido Aragonés (PAR), el Partido Andalucista (PSA), Coalición Democrática (CD), Unión del Pueblo Navarro (UPN) y la abstención de Convergència i Unió (CIU).

1981. Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD)

En enero de 1981, Adolfo Suárez dimitió como presidente del Gobierno. Su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD), aunque el 21 de febrero obtuvo el apoyo de distintos partidos de carácter nacionalista y regionalista, se quedó a siete votos de la investidura.

La segunda votación se produjo a los días, aquel 23 de febrero conocido por el intento fallido de golpe de Estado del 23-F. Dos días más tarde se produjo de nuevo la votación y finalmente Calvo-Sotelo salió investido presidente del Gobierno con los apoyos de Coalición Democrática, Partido Aragonés, UPN y CiU.

1982. Felipe González (PSOE)

Felipe González (PSOE) irrumpió en el Congreso con 201 diputados, 25 más de los que establece la mayoría absoluta. Y aunque no necesitó el apoyo de otras fuerzas políticas para sacar adelante la investidura, lo cierto es que los partidos nacionalistas decidieron respaldar a González. El Partido Comunista de España (PCE), el Centro Democrático y Social (CDS) y Euskadiko Ezkerra votaron a favor del PSOE.

Felipe González -con Alfonso Guerra a la derecha de la imagen- saluda tras el triunfo socialista en 1982.
Felipe González -con Alfonso Guerra a la derecha de la imagen- saluda tras el triunfo socialista en 1982. | EFE

1986. Felipe González (PSOE)

En 1986 Felipe González volvió a conseguir mayoría absoluta con 184 diputados. Tan solo contó con los votos favorables del PSOE y la abstención de la Minoría Vasca. Fue la primera vez que el candidato a la presidencia no obtenía los apoyos de partidos nacionalistas o regionalistas.

1989. Felipe González (PSOE)

Felipe González consiguió su tercer mandato con una ajustada votación. Había obtenido 176 diputados, los mismos que la suma del resto de partidos y gracias al apoyo de Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), pudo seguir al frente de La Moncloa.

El resultado de la votación de la investidura fue el siguiente: 167 votos a favor de González, 155 en contra y 6 abstenciones: Partido Nacionalista Vasco (5) y Partido Regionalista Aragonés (1).

1993. Felipe González (PSOE)

Tras una década de Felipe González en el poder, su desgaste se notó en las urnas y pasó de 175 escaños a 159. Para sacar adelante la investidura, el PSOE llegó a un acuerdo con los nacionalistas vascos (PNV) y catalanes (CiU).

Acordaron con los catalanes un mayor grado de autogobierno, el acceso a los fondos europeos de cohesión y la cesión del 15% de la recaudación del IRPF. Les ofrecieron incluso la opción de entrar en el ejecutivo, pero rechazaron la oferta.

El PNV, por su parte, votó a favor de los socialistas a cambio de desarrollar el Estatuto de Gernika que desde entonces se ha convertido en moneda de cambio en los procesos de negociación entre Gobiernos durante las últimas décadas y que, 44 años más tarde, continúa con decenas de competencias aún por transferir. También les ofreció entrar en el ejecutivo y asumir la cartera de Industria, pero los nacionalistas vascos lo rechazaron.

La legislatura acabó antes de tiempo, cuando los catalanes decidieron no apoyar los presupuestos de 1996 y precipitaron la convocatoria de elecciones.

1996. José María Aznar (PP)

Tres años más tarde, la historia se volvió a repetir y el PP de Aznar, que obtuvo 156 diputados, llegó al poder gracias al poyo de los nacionalistas catalanes, vascos y, en este caso, también canarios.

Más de cincuenta días de negociaciones fueron necesarios para sellar el acuerdo entre el PP y CiU. El llamado Pacto del Majestic, que hace referencia al nombre del hotel de Barcelona que acogió algunas de las reuniones y la cena final que encumbró el acuerdo, en el que pactaron la reforma del sistema de financiación autonómica y la cesión de las competencias de desempleo, tráfico y de los puertos a la Generalitat de Catalunya.

Además del pacto con los de Pujol, Aznar se comprometió a negociar el desarrollo del Estatuto de Gernika con el PNV y firmó un acuerdo de carácter económico con Coalición Canaria.

2000. José María Aznar (PP)

Aznar se mantuvo en el poder. En las elecciones generales del año 2000 alcanzó la mayoría absoluta con 183 diputados, 27 más que en 1996. No necesitaba apoyos, pero aun así volvió a contar con el respaldo de CiU y Coalición Canaria. En este caso el PNV no apoyó al popular.

2004. José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)

La segunda legislatura de Aznar, marcada por la catástrofe del Prestige, el "no a la guerra" y la gestión del 11-M, provocó que el PSOE volviera a La Moncloa de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero.

El socialista obtuvo 164 escaños, por lo que necesitó el apoyo de partidos nacionalistas para sacar adelante la investidura. Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), el Bloque Nacionalista Gallego (BNG), la Chunta Aragonesista, y los cinco parlamentarios de Izquierda Unida ofrecieron sus votos a favor. CiU, en cambio, que ya había pactado en su momento con los socialistas, se abstuvo.

2008. José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE)

Tras su primera legislatura, Zapatero prácticamente mantuvo los mismos escaños. Pasó de los 164 a los 169, pero gracias a los apoyos del resto de partidos del hemiciclo consiguió 183 votos a favor. Solo el PP votó en contra, era la primera vez que un presidente de Gobierno salía elegido por el voto en contra de un solo partido.

ERC, IU, CC, BNG y CHA votaron a favor mientras CiU, PNV, EA y Nafarroa Bai se abstuvieron.

2011. Mariano Rajoy (PP)

En las elecciones generales de 2011, Mariano Rajoy logró una histórica mayoría absoluta, con 186 diputados. El PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba, por su parte, se hundió de los 169 diputados a los 110.

Aunque no necesitaba el apoyo de ninguna formación, como ya pasó en otras legislaturas, contó aun así con el voto afirmativo de Foro Asturias.

2016. Mariano Rajoy (PP)

El gobierno estuvo en funciones durante 315 días y tras 10 meses, Rajoy finalmente fue presidente del Gobierno gracias a los votos a favor de Ciudadanos, Coalición Canaria y la abstención de 68 de los 85 diputados del PSOE, que desobedecieron el mandato del comité federal.

2018. Pedro Sánchez (PSOE)

La moción de censura que lideró Sánchez para sacar de La Moncloa a Rajoy logró 180 votos afirmativos, de los cuales 176 eran necesarios para que saliera adelante.

El PSOE sumó a sus 84 votos, los 67 de Unidos Podemos, los nueve de ERC, los ocho de PDeCAT, los cuatro de Compromís, los dos de EH Bildu, uno de Nueva Canaria y los cinco del PNV. En contra de la moción votaron 169 diputados del PP (134), Ciudadanos (32), UPN (dos) y Foro Asturias (uno), mientras que la diputada de Coalición Canaria (CC), Ana Oramas, optó por la abstención. 

2020. Pedro Sánchez (PSOE)

Tras las elecciones generales de noviembre de 2019, Sánchez fue investido con un resultado muy ajustado y se formó el primer gobierno de coalición. Lo consiguió con una mayoría simple en segunda votación. El PSOE contó con el apoyo de los 120 diputados socialistas, los 35 de Unidas Podemos, los 6 del PNV, los 2 de Más País, el único de Compromís, 1 de Nueva Canaria, 1 del BNG y 1 de Teruel Existe.

En contra votaron los 88 del PP, 52 de Vox, 10 de Ciudadanos, 8 de Junts, 2 de Navarra Suma, 2 de la CUP, 1 de Coalición Canaria, 1 de Foro de Asturias y 1 del Partido Regionalista de Cantabria. Las abstenciones de los 13 representantes de ERC y de los 5 de EH Bildu fueron fundamentales.

2023. ¿Feijóo o Sánchez?

El líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, ganó las últimas elecciones generales del 23-J al lograr 137 diputados. Los apoyos con los que cuenta por ahora no son suficientes. Aunque sume los 33 de Vox, el de UPN y el de Coalición Canaria, se queda a 4 diputados de sacar adelante la investidura.

Aun así, al ser el partido "más votado", el Rey designó al popular la investidura y tras constituirse la Mesa del Congreso, la socialista Francina Armengol fijó la investidura para los días 26 y 27 de septiembre y así evitar una repetición electoral en plena Navidad.

La historia se vuelve a repetir. Los 25 diputados nacionalistas vascos ―PNV (5) y EH Bildu (6)― y los catalanes ―ERC (7) y Junts (7)― decidirán con su voto el futuro político de España. De ellos depende que el gobierno de coalición siga en el poder, que sea Feijóo quien saque adelante la investidura o que haya una repetición electoral.

Como se ha podido ver a lo largo de las diferentes legislaturas, el PNV ha sabido virar de izquierda a derecha durante cuarenta años. Pero con Vox dentro de la ecuación, los jeltzales ya le han dejado claro al PP que no hay nada que hacer. Todo queda en manos de Junts. Será el partido nacionalista catalán y su líder Carles Puigdemont quien decida quién se queda con La Moncloa.