El ministro de Asuntos Exteriores en funciones José Manuel Albares se congratula del "éxito" de la nueva hoja de ruta con Marruecos tras el histórico cambio de posición en el contencioso del Sáhara Occidental, a pesar de que la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla -uno de los argumentos para el giro- siguen en el limbo y de las periódicas provocaciones de Rabat como la inclusión de las ciudades autónomas en el mapa de Marruecos publicado por la embajada en Madrid.
"Todo ello lo que nos demuestra es que esa hoja de ruta ha sido un acierto y está siendo un éxito y va a continuar", ha afirmado el socialista en una entrevista a Europa Press en la que, además, exonera a Rabat del incremento de pateras registrado desde finales de mayo en la ruta canaria. Albares, que admite no conocer los datos actualizados de llegadas migratorias, asegura que el aumento "no tiene nada que ver con Marruecos sino con una inestabilidad que se encuentra de manera más amplia en la franja del Sahel y por lo tanto proviene de esas costas".
A su juicio, "el sellado absoluto, la llegada de cero inmigrantes irregulares no es algo posible". El ministro, no obstante, compara las cifras de la ruta canaria con "el aumento de las llegadas en un 305% en el caso de Italia y de un 95% en el caso de Grecia". "Uno ve que España tiene muy buenos socios y muy buen partenariado con el África Occidental también", presume.
"Un proceso a largo plazo"
Albares excusa la parálisis que sufren las aduanas de Ceuta y Melilla, uno de los logros vendidos por el Ejecutivo para virar en su posición en el contencioso de la ex colonia española, a que "una hoja de ruta supone un proceso, un compromiso a largo plazo entre ambos países". La nueva relación con Marruecos preveía la reapertura de la aduana de Melilla y la creación de una en Ceuta. Se han efectuado tres operaciones de prueba entre los pasados meses de febrero y mayo, sin más avances.
Exteriores también ha evitado hasta ahora precisar si ha trasladado a las autoridades marroquíes una protesta formal, como le exige el presidente de Melilla Juan José Imbroda, después de que las ciudades autónomas aparezcan incluidas en territorio marroquí en un mapa publicado en la página web de la embajada de Marruecos en España.
No es la primera ocasión en la que Rabat cuestiona la integridad territorial de España y reivindica unas plazas que considera "presidios". El pasado octubre la legación marroquí en Ginebra negó que Marruecos tuviera “fronteras terrestres” con nuestro país en una comunicación oficial ante Naciones Unidas. En junio el régimen alauí remitió una carta a Bruselas por "las declaraciones hostiles" sobre la españolidad de ambas ciudades autónomas vertidas por el vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de la Promoción del Modo de Vida Europeo, Margaritis Schinas. Entonces Exteriores envió una nota verbal a Rabat.
Desde el histórico cambio de posición en el litigio del Sáhara Occidental, alineándose con las posiciones anexionistas de Marruecos, el Ejecutivo español se ha comprometido a evitar cualquier declaración que tense las siempre complicadas relaciones con la dictadura alauí. Albares ha aludido constantemente a una era de relaciones bilaterales basadas en “el respeto mutuo” y la transparencia que incluye el compromiso de ambos países de "evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía".
Argelia: "Las relaciones no tienen visos de mejorar"
En la entrevista con Europa Press, Albares vuelve a jactarse de que "las cifras de comercio que no paran de crecer mes a mes de manera exponencial" o "la extraordinaria cooperación en la lucha contra el terrorismo".
El giro en el Sáhara ha provocado una profunda crisis con Argelia. Albares reconoce que la relación permanece "estancada", pero también evita aclarar si hay algún tipo de contacto para superar la crisis y se aferra a que "España quiere tener una relación con Argelia exactamente igual que con el resto de sus vecinos y con el resto de los países del mundo árabe basada en la amistad", una máxima que ha repetido una y otra vez desde marzo de 2022.
La semana pasada, en rueda de prensa, el ministro de Asuntos Exteriores argelinos Ahmed Attaf señaló que los lazos entre Argelia y España no tienen visos de mejorar, porque -alegó- siguen vigente las razones que llevaron a Argel a llamar a consultas a su embajador en Madrid y congelar el Tratado de Amistad así como suspender el comercio con España, con pérdidas millonarias para las empresas españolas con negocios en el país.
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hace 1 año
Tiene razón el «menistro», ´esta nueva ERA, ha sido un gran Éxito para Marruecos, sin embargo, para España ha sido la gran «Cagata» , gracias al Presidente Sánchez.
hace 1 año
Corrección: «salvo que se quiera dejar engañar».
hace 1 año
Sólo Grande-Marlaska iguala a Albares en su cinismo, en su utilización sistemática de argumentos hueros y de tópicos que esconden falsedades, en su pretensión de que los ciudadanos traguemos las mentiras que nos presentan como verdades incuestionables. En su afán de justificar el cambio de posición de Sánchez sobre el conflicto del Sáhara Occidental, nos presenta como idílicas unas relaciones con un país que cuestiona nuestra integridad territorial mientras se muestra dispuesto a recuperar como sea Ceuta y Melilla. Albares calla cobardemente cuando se le pregunta por el respeto a los derechos humanos, ya sea de independentistas saharauis o de periodistas marroquíes. Albares no reconoce las enormes pérdidas económicas que nos está suponiendo la respuesta de Argelia ante la traición a los saharauis. Para Albares no existen los cientos de migrantes que Marruecos deja salir hacia Canarias o la península cuando le interesa presionarnos, y que en muchos casos desaparecen para siempre en nuestras aguas.
Lo mismo que Grande-Marlaska, para quien los únicos culpables de la muerte de unos cien migrantes en la valla de Melilla fueron ellos mismos por intentar saltarla usando palos y piedras, Alberes no tiene dignidad, y esconde su vileza poniendo una cara de santo que a nadie engaña, salvo que quiere dejar engañar.