Con el apoyo de Vox al PP atado para la investidura del dirigente popular a finales de septiembre y con el acuerdo de coalición en la Región de Murcia cerrado a falta de conocer los flecos del mismo, uno de los puntos calientes que apunta a copar la audiencia entre Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal este martes en el Congreso de los Diputados será la validez de los partidos nacionalistas e independentistas como interlocutores políticos con Junts per Catalunya en el centro. Ello, con la enumeración de las exigencias de Carles Puigdemont para la investidura desde Bruselas y el inicio oficial de conversaciones con el bloque de izquierdas de fondo.
Frente a una posición distinguida del PSOE y Sumar, pero abierta a dialogar con los exconvergentes que defiende el PP y que ha ido gestando Génova desde mediados de agosto, Abascal acudirá a puntualizar a Feijóo su desacuerdo y, a su juicio, la incompatibilidad que supone abrirse a Junts para negociar la posibilidad de facilitar la investidura con reivindicaciones como la regeneración institucional o el respeto a la legalidad. Más cuando los de Puigdemont están planteando una amnistía a las consecuencias judiciales del procés. Para el Comité de Acción Política (CAP) de Vox, que ha fijado este lunes su estrategia de cara a las próximas fechas, "Junts no es un interlocutor válido".
Así lo ha trasladado este lunes el propio Abascal en una comparecencia posterior ante los medios, tras dos semanas de silencio unánime ante la apertura clara del PP. ¿Qué hechos generan esa invalidez? Entre ellos Abascal ha destacado que Junts cuenta con "unos diputados que han jurado en falso la Constitución y que han accedido de manera ilegal o ilegítima a sus cargos" en el inicio de la XV Legislatura. Figuras como la portavoz de Junts Miriam Nogueras la acataron "por imperativo legal" y en pro de "la República Catalana" o haciendo alusiones "los presos políticos". "Nos preocupa", ha apreciado Abascal, que busca que Feijóo explique "cómo es posible" garantizar un diálogo auspiciado bajo "la Constitución, con el respeto a la legalidad y a la igualdad de los españoles".
Ante la petición clara de demarcación, Abascal apunta que su partido está en el mismo sitio que el PP Catalán y su presidente Alejandro Fernández. "Es la misma que la de Ignacio Garriga", el secretario general de Vox a nivel nacional y portavoz del grupo en el Parlament. Esta postura manifestada por Fernández en periódicas publicaciones de X -anteriormente Twitter- y no han hecho más que profundizar en la distancia que ya le separaba de la nueva dirección de Génova. Con un perfil más nacionalista español, esta es: "Junts sí es mi rival, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista, con el que se niegan a 'hablar'. Que alguien me diga de qué hay que 'hablar' con ellos...".
Esta fue la respuesta al giro del PP tras pronunciamientos como el de Elías Bendodo, Cuca Gamarra o, en mayor medida, Esteban González Pons. En una entrevista en Onda Cero, el vicesecretario de Institucional del PP y diputado advirtió que "Junts es un grupo parlamentario que, más allá de las acciones que cuatro personas, cinco, diez, las que fueran, llevarán a cabo, representa a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda". Para no dejar dudas, a raíz del desconcierto generado, al inicio del curso político Feijóo matizó que "hablar sí, dialogar también, pero chantajes no, subastas no, someternos a lo que quieran las minorías no". Esta delimitación, por la que sigue guiándose hoy Génova, con todo, no convence a Vox, quien es más proclive a la ilegalización de dicha organización, así como otras independentistas como ERC, EH Bildu e incluso nacionalistas, casos del PNV, a quien Feijóo ha intentado lanzarse reiteradamente pese a un 'no' rotundo de Andoni Ortuzar.
Abascal quiere que Feijóo explique como es posible garantizar la Constitución, el respeto de la legalidad y la igualdad de los españoles hablando con Junts"
Con todo, esta disposición del PP, que cada día parece estar más delimitada a una simple exposición del programa, al menos así lo trasladaba tras el encuentro del Comité de Dirección popular Borja Sémper, no parece que vaya a suponer una nueva crisis entre Génova y Bambú. El propio PP también descartaba la semana pasada que el intento de acercamiento al PSOE de Sánchez, más estratégico que con voluntad real, supusiera motivo de conflicto. Abascal reconoce que Vox y el PP "son partidos con muchas diferencias".
"Somos conscientes (...), pero nos une la obligación de entendimiento y el patriotismo", añade. En su comparecencia previa, Abascal habló de "generosidad" mutua, algo en lo que va implícito tragar, en definitiva, con los amagos del PP con el PNV y Junts, siempre con la tutela sobre ellos, a cambio de la entrada de Vox en el gobierno murciano, el único que no se ha constituido desde las autonómicas de mayo. "La normalización de lo que es normal, de los pactos entre dos fuerzas mayoritarias en amplias capas de la sociedad", detalló el líder de Vox.
Al margen del asunto de Junts, Abascal también centrará su encuentro con Feijóo en opinar y dar sus conclusiones sobre el documento de investidura que el PP distribuirá al resto de grupos para intentar convencerles de un cambio de posición que le aporte los cuatro votos, o al menos siete abstenciones necesarias para sacar adelante el tramite. Apunta a complicado. Abascal y Vox ha descartado hacerlas públicas hasta la fecha. Lo hará hoy en la comparecencia posterior a la reunión en la III Ampliación del Congreso de los Diputados, convocada en el número 36 de la Carrera de San Jerónimo de Madrid, a las 10:00 horas.
El PP avala el acuerdo en Murcia
Fuentes de Génova avalan el acuerdo alcanzado al final de la tarde del viernes pasado entre el PP y Vox en la Región de Murcia, donde las negociaciones estaban encalladas desde principios de julio. La ausencia de contactos entre los grupos de la Asamblea de Murcia, así como la tensión entre los líderes Fernando López Miras y José Ángel Antelo, hizo a Génova y Bambú tomar las riendas de las conversaciones. Las escasas proyecciones de mejora electoral, así como las exigencias de "respeto" por parte de Vox, han hecho que Murcia torne a dique para preservar los votos de Feijóo en la investidura.
De este modo, de cinco enclaves autonómicos posibles, PP y Vox cohabitan en los Consejos de Gobierno de Aragón, Extremadura, la Comunidad Valenciana y próximamente en Murcia. Baleares, con un pacto externo, es la excepción, compensada, entienden en Vox, por acciones como la Oficina de la Libertad Lingüística o la retirada de la exigencia del catalán para ámbitos como el sanitario. En el caso murciano, desde el PP creen que la cesión no supone una gran pérdida de autonomía, dado que "Vox no asume competencias ideológicas". Aunque no se descarta que el Mar Menor sea objeto de tensión en el futuro. Vox controlará Fomento y Seguridad y Emergencias, en calidad también de vicepresidencia.
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