Si hay dos cosas que piden los de Santiago Abascal al PP es, primero, que acepte que la investidura será fallida y que utilice las jornadas de debate y votación para retratar la fórmula de gobierno escogida por el PSOE: intentar una versión del Frankenstein 2.0, con mayor dependencia independentista. Eso es, siguiendo la línea manifestada, y no refrendada por el PP, de la última moción de censura. Esto es algo que Génova ya tiene asumido, aunque aún está pendiente ver por qué proceder se aboga de los cuatro roles que puede asumir Alberto Núñez Feijóo. En segunda instancia, se solicita un alejamiento del nacionalismo y el independentismo, tras el amago con Junts.
La exigencias de Carles Puigdemont, de referéndum legal o amnistía, para facilitar una investidura a derecha o izquierda, han sellado la que podría haber sido la principal fuga en las nuevas relaciones de populares y ultraconservadores. Entre un PP dispuesto a dialogar con los exconvergentes, de "tradición y legalidad" clara, y un Vox alineado con el PP catalán que no comprende ese aperturismo. Feijóo ha marcado la línea: diálogo sí, pero sin esas condiciones sobre la mesa y bajo el auspicio constitucional.
Sin embargo, la disposición del PP a no cerrarse al PNV, incluso después de las elecciones vascas del próximo año, no gusta entre las filas de Vox. Cuadros de la formación, en fuentes, afirman que los jeltzale no son de fiar y los tachan de no tener "vergüenza". A nivel general en su actuación política y en las demandas de autogobierno. El cupo vasco, es un ejemplo. Se les reprocha, además, sugerencias como las del lehendakari Íñigo Urkullu, para avanzar a un Estado confederal previa "reinterpretación" de la Constitución. Sin su reforma.
De hecho, no esperan nada ni para estas negociaciones de investidura, algo que desde Bilbao han hecho constatar en varias ocasiones de manera pública y privada al PP; ni tampoco de cara al futuro. Con el PSOE, determinan, se sienten más cómodos en la atención de sus peticiones. Y si se sigue dependiendo del PSE en País Vasco para garantizar la gobernabilidad de la formación, la relación será firme.
Tanto Vox como el PP saben que la negativa del PNV a colaborar en la investidura mayoritariamente responde a los comicios autonómicos y a la amenaza que supone el crecimiento de EH Bildu, ya segundo partido regional, a poco más de diez mil votos de diferencia con los socialistas. Aunque el escenario responde al contexto nacional de las últimas generales, en las locales los abertzale recortaron distancia al partido de Andoni Ortuzar, con 16.000 votos más y a 25.000 de margen. Entonces, con ese plano, se entiende que el colaboracionismo con Sánchez iguala en condiciones al PNV con los de Arnaldo Otegi, siendo el apoyo a Feijóo, quien va de la mano con Vox, mortal para sus expectativas.
Vox y PP atribuyen la negativa del PNV a investir a Feijóo a los comicios autonómicos y a la amenaza que supone el crecimiento de EH Bildu"
Feijóo y los suyos, de constituirse un gobierno con Pedro Sánchez al frente, creen que superada la pantalla electoral vasca el PNV se relajará y fomentará unas relaciones más laxas con el PP. Incluso hasta el punto de plantearse un apoyo a una investidura del PP en solitario sustentado por Vox, UPN y Coalición Canaria como la que ahora se niega a apoyar. Siempre y cuando Vox no forme parte del Ejecutivo. Porque un resultado "complicado" puede poner frente al espejo a Ortuzar y Urkullu y comprender que su electorado no quiere ir de la mano "con Podemos y sus políticas económicas". En definitiva, ambos partidos, PP y PNV, comparten credos económicos.
Por ahora, y ante lo que puede ser la apertura de un nuevo gobierno de izquierdas con sustento del independentismo conservador de Cataluña, Feijóo pule un perfil de hombre de Estado frente a la rendición y la "pleitesía" de Sánchez, denuncian fuentes populares. Ello en un contexto en el que personalidades del PSOE, en privado, comparten las críticas de Felipe González o Alfonso Guerra contra la amnistía. El objetivo es llegar con un discurso fuerte ante una posible repetición electoral. Ante la disposición de PSOE y Sumar, será Puigdemont, en cuanto al beneficio político que le repercuta en su objetivo de ostentar la hegemonía independentista, quien active o no esa palanca de nuevos comicios.
Evolución impredecible del pacto PP-Vox
El cambio de contexto que busca el PP para reestablecer contactos más directos con el PNV no garantiza que Vox pueda ir de la mano y mantenga el respaldo actual en un futuro. Más cuando Vox vende como una postura puntual la actual a falta de otra "alternativa". La cesión de Abascal para que el PP insista, "sin posibilidades", al PSOE para un pacto de Estado [más como estrategia de desgaste] y de investidura breve queda lejos de que tolere concesiones a los nacionalistas vascos por parte de Feijóo. Frente a ello, el mensaje momentáneo del PP es claro: "Feijóo no será presidente a cualquier precio". Se garantiza el respeto a la Constitución.
Además, ni siquiera Vox ve afianzado un cambio de rumbo con el PP. "Por nosotros no será", responden fuentes de la formación cuando se les pregunta si es posible que Feijóo recupere una estrategia de diferenciación de ellos. "Esperamos que no sea así", insisten.
Hace exactamente un año, a mediados de septiembre en una entrevista en esRadio, Abascal aseguraba que Feijóo tendría que elegir entre su apoyo o el del PNV. Las relaciones eran diferentes, pese a todo, entre Génova y Bambú. Ahora se va de la mano en seis comunidades. Pero afirmaba con rotundidad: "A mí me tienen que matar antes de apoyar cualquier gobierno que tiene algún tipo de pacto con el PNV".
Uno de los motivos para el rechazo que esgrimían desde Vox, entonces, en palabras de su vicepresidente Jorge Buxadé fue concebir al PNV como un partido "de los que gestionaron, con la eficacia de un cirujano, los efectos y réditos políticos del asesinato", en referencia a ETA. Difícil será que se levanten los vetos cruzados. También por parte del PNV si de la mano de Feijóo va más explícitamente Vox, en una coalición de producirse una recuperación electoral. Porque entre los objetivos de Vox, está la prohibición de las siglas nacionalistas e independentistas. El diputado Javier Ortega Smith aseguró a Aitor Esteban que ilegalizarían el PNV de estar en condiciones.
Este miércoles Feijóo anunciaba el encuentro restante con UPN de su ronda de consultas, que previsiblemente será a principios de la próxima semana. Y también incorporaba la posibilidad de un encuentro parlamentario con el portavoz del PNV Esteban, quien solo se ha abierto a ella para conocer al gallego en persona. En principio eso no se produciría, ya que sería Cuca Gamarra quien acudiría al encuentro como cabeza del grupo parlamentario.
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