A pasos agigantados en línea a la actualidad política y aún con el debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo pendiente de ejecución -fallida-, Vox ya se ha situado en un nuevo estadio de las negociaciones para la formación de un nuevo gobierno. Una posición que ha reforzado el encuentro entre la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, y el jefe de facto de Junts, Carles Puigdemont, la semana pasada en Bruselas. Ante la posibilidad de que los magentas, quienes con el común Jaume Asens a la cabeza han asumido el papel de 'fontaneros', desencallen las negociaciones con los socialistas y que se pacte una ley de amnistía que sale de los márgenes de la Constitución, Vox deja claro cuál será su posicionamiento: una férrea oposición de legislatura que partiría de un gran acto movilizador. De momento, el PSOE se resiste a una tramitación exprés o al relator internacional que exige Junts.

En el partido aún se muestran cautos sobre ello, dado que "dependerá" de las circunstancias. Pero de producirse la investidura de Pedro Sánchez bajo esos términos, con mayor dependencia del independentismo, el margen de actuación es claro. "Haremos algo", aseguran fuentes bien posicionadas de Vox, que sin embargo emplazan a la decisión final que tome el Comité de Acción Política (CAP) y el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Incluso se sugiere que puede abordarse un mitin que reúna a simpatizantes y a las bases en lugares significativos como el Palacio de Vistalegre. Allí Vox ha hecho tres de sus congresos más significativos como agrupación política. El último, Vistalegre III - La Alternativa sirvió de altavoz crítico con el PP y en oposición a movimientos como el feminista. Transcurrió el mismo 8-M de 2020.

En los últimos tres años, los cónclaves en el edificio multiusos madrileño, cuyo aterrizaje tuvo gran significado por ser la arena donde Podemos se hizo fuerte, se ha suplido por el acto VIVA. Sin embargo, ante el difuso panorama político y su ausencia de desenlace antes del mes de octubre, cuando acontece cada edición, así como por trabajos de mantenimiento del espacio IFEMA, ha hecho que Vox aplace la que sería la tercera convocatoria sine die. Algo que también se produce en un momento complicado para la formación, donde paradójicamente, pese a una bajada de resultados considerable en el Congreso y una crisis entre el sector más ultraliberal y el más nacional-católico abierta, que han gestado importantes salidas como la de Iván Espinosa de los Monteros, tiene mayor influencia regional que nunca.

Vistalegre sirvió de altavoz a Vox en 2018 para su entrada institucional. Desde Andalucía al Congreso meses tras el 28-A"

Se habla de primavera para recuperar el formato "amplio", una vez se despeje el futuro político español. Destacar que este macroacto, el VIVA, se prolonga un fin de semana, y es similar a los que organiza anualmente partidos como el PNV, con el Arderdi Eguna, o el PCE. Mientras tanto, volver al formato de Vistalegre -o en su defecto otros enclaves mitificados para la organización como la Plaza de Colón-, con un mitin concreto, supondría mayor facilidad de puesta de largo una vez se concrete la fecha de investidura de Sánchez. Que solo acudirá a ella si tiene garantizado todos los apoyos, indican fuentes de Ferraz.

El partido, según ha expresado públicamente su secretario general Ignacio Garriga en la última rueda de prensa posterior al CAP, no piensa quedarse "de brazos cruzados" ante "una amnistía que, en los términos planteados y en una democracia como la nuestra", supone "una prueba más de la deriva del Gobierno en funciones". A posiciones que consideran desde Vox como autoritarias. Están dispuestos, dicen, "a hacer todo lo que esté en su mano para beneficiar a unos golpistas y a un prófugo de la Justicia", aludía este lunes Garriga, entre otros, a Puigdemont. Un compromiso que ha cogido mayor fuerza en un contexto como el de la Diada de ayer.

En este ambiente de confrontación entre el aperturismo al diálogo y el rechazo frontal a abordad un tema tratado por la vía judicial como político, Vox se encuentra en el segundo término, buscando tirar al PP hacia él tras unas semanas de titubeo en su posicionamiento. De hecho, Vox ha pedido a Feijóo que zanje cualquier consideración de Junts como "interlocutor" válido. Y es que el gallego sigue dejando abierta la puerta a conversar con el grupo parlamentario de cesar en su exigencia de la amnistía como condición necesaria para la investidura.

Ese acto multitudinario, que se pretende abordar de clarificarse el panorama político en una reelección del actual bloque de gobierno junto a sus socios, también tendrá un componente de diferenciación del PP como partido de oposición. Frente a la victoria de las urnas, los de Santiago Abascal buscarían tener más presencia en la calle. Es una forma de coger el guante a la estrategia previa al pacto de investidura alcanzado entre Génova y Bambú para finales de septiembre; de la confrontación judicial tras los anuncios de la derogación de la sedición y la reforma del delito de malversación de diciembre del año pasado. O su derivada política: la última moción de censura. El PP, sin embargo, tiene un colchón seguro garantizado si no hay repetición de comicios. El resultado de Vox, de 33 diputados, le impide impulsar recursos de inconstitucionalidad ante el TC o mociones de censura por sí solos.

Vox cuenta con que haya repetición electoral

Ese acto, con todo, solo tendría cabida si se despeja una fecha de investidura exitosa para el PSOE. A día de hoy, fuentes nacionales indican que hay un "convencimiento" progresivo de que "vamos a elecciones". Una de las tesis que se plantean entre las filas de Vox es que ante un año disputado en Cataluña, con el fondo de las elecciones europeas cercano, Junts no puede permitirse cometer los mismos errores que ERC, quien le ha dejado paso hacia el liderazgo, nuevamente, de la corriente independentista. A juicio de fuentes de Vox, el partido de Puigdemont aspira a ser más tibio en sus relaciones con el Ejecutivo central, por lo que, en base a ese conjunto de circunstancias, se prevé que se vaya incrementando el tono de las exigencias hasta éstas sean inasumibles para Sánchez. Caso de las garantías de autodeterminación.

Otras fuentes del partido, abogaban por que el mejor escenario posible para Vox era la repetición de elecciones. Primero, para resarcir los resultados y aspirar a una recuperación de la marca. Segundo, para evitar que se amplifique la dependencia en el independentismo. Como entonces, desde el partido vuelve a indicar, pese a todo: "la palanca electoral la tiene Puigdemont".