La suya es una historia singular, una relación de amor difícil de imaginar. Han sido más de treinta años, tres décadas largas de convivencia intermitente que han transcurrido mientras en España cientos de personas morían, en muchos casos si tras las órdenes del hombre con el que ella convivía. Años en los que al mismo tiempo que se consolidaba su historia de pareja él ascendía de forma meteórica en el escalafón del terror que fue ETA. Alcanzó la cima más oscura. Un periodo en el que ni la cárcel, ni la clandestinidad, ni vivir oculto y sin identidad real, logró debilitar una alianza cómplice iniciada desde al menos 1989 entre Agnes Cerlo y Josu Urrutikoetxea, alias ‘Josu Ternera’.

La suya ha sido una vida bajo la vigilancia policial. La primera constancia de su relación, según revelaron los investigadores, se remonta a cuando ella tenía 27 años y él 39. Entonces su mundo se movía entre los títeres infantiles, el teatro y los estudios de historia del arte. La vida de él iba por otros derroteros muy distintos. Hacía sólo dos años que ETA había cometido dos de los atentados más graves de su larga y dolorosa historia; la bomba de Hipercor -21 muertos y 45 heridos- y, solo seis meses más tarde, el coche bomba contra la Casa Cuartel de Zaragoza, por el que años después se procesaría a Urrutikoetxea.

Aquella relación que conllevaba no sólo convivir con un criminal, sino una vida de clandestinidad, secretos y silencios fue larga. Han pasado más de cuatro años desde que la detención de ‘Josu Ternera’ en una cabaña de los Alpes suizos puso fin a su larga huida. Ahora, inmerso en su maraña de causas pendientes en Francia y España, la vida más personal de Ternera también ha cambiado. Hoy la relación de pareja con Agnes Cerlo está rota, según fuentes policiales. Ambos se habrían distanciado hace apenas unas semanas, perdiendo así uno de los apoyos más fieles que el histórico dirigente de ETA había tenido en todos estos años.

Agnes hace años que se instaló en la localidad vascofrancesa de Anglet, donde creó su compañía de títeres y teatro infantil. Es en ese entorno donde en los últimos tiempos se sitúa a Urrutikoetxea, actualmente en libertad vigilada y con una pulsera de control. Es desde donde cada quince días debe personarse en la cercana San Juan de Luz para presentarse ante la policía. ‘Josu Ternera’ está pendiente de resolver sus causas penales en Francia, a las que les seguirán las reclamaciones en nuestro país.

Un hijo en común

En uno de los últimos juicio aseguró que su vida era complicada. Con un estado de salud delicado, del que poco ha trascendido en los últimos meses, y con dificultades económicas. Urrutikoetxea llegó a reclamar que le fueran reconocidos sus años como trabajador del Banco de Vizcaya para poder percibir algún tipo de prestación. También aseguró que estaba escribiendo un libro sobre su vida y preparando una película.

El protagonista de ‘No me llame Ternera’, que mañana se estrena en el Festival de Cine de San Sebastián, tiene ya 72 años y Agnes 61. Ambos son padres de un niño de once años. Una de las última fotografías en las que se les vio juntos se remonta a pocos meses después de su nacimiento. En ella se ve a ‘Ternera’ con el bebé en brazos junto a Agnes paseando por el campo. Es el tercer hijo de Urrutikoetxea.

En su vida de atentados, secuestros, cárcel, fugas y clandestinidad, quien fuera uno de los jefes más sanguinarios de ETA ha tenido tiempo para casarse, ser padre tres veces y mantener varias relaciones. Con 24 años se casó con Karmen Laskibar, una mujer de Zumaia con la que tuvo dos hijos, Egoitz e Irati. Cuando Laskibar vivió junto a ‘Ternera’ el ascenso de su pareja comenzó a ser relevante en el organigrama de la banda. Ella ha sido detenida hasta en tres ocasiones en operaciones que en realidad iban tras la pista del exjefe de ETA. La relación con Laskibar se rompió años más tarde.

A Urrutikoetxea las fuerzas de seguridad le identificaron una nueva pareja: Carmen Beloki, militante de ETA, nacida en Llodio en 1961 y cuya entrada en la banda se sitúa a finales de los años 70. Para entonces ‘Josu Ternera’ acumulaba casi una década dentro de la organización. Ambos terminarían viviendo una experiencia paralela en ETA. Fueron detenidos en 1987 en Francia. Recuperada la libertad en 1998, Beloki y Urrutikoetxea volverían a encontrarse, está vez en libertad y realizando labores políticas en el Parlamento Vasco como representantes de Euskal Herritarrok. ‘Ternera’ llegaría a ser presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara vasca.

Compañía de teatro

Hasta que su pasado volvió a buscarle. El 6 de noviembre de 2002 el Tribunal Supremo le citó a declarar por el atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza -11 muertos, seis de ellos niños- de 1987. Sólo ocho días después, ‘Ternera’ huyó. En los siguientes 17 años Agnes Cerlo volvió a estar cerca de él. Fueron años de clandestinidad y en los que Urrutikoetxea se convirtió en la pieza de ‘caza mayor’ para los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado y en el prófugo más buscado. Un personaje misterioso, cuya captura siempre estuvo rodeada de especulaciones y teorías y cuya aparición como representante y negociador de ETA fue intermitente con varios gobiernos españoles.

Cuando 'Ternera' huyó de nuevo a Francia Agnes hacia seis años que había montado su propia compañía de teatro, ‘Au Fil du Theatre’. Cursar Historia del Arte en la Universidad de Tolouse no logró que abandonara su pasión por el teatro y los títeres infantiles. En su currículum asegura que se formó en “la Escuela de Títeres de Pushkin de Leningrado” (San Petersburgo) y a su regreso a Anglet en 1992 decidió montar su empresa junto a otras amantes del teatro. “No cambiaría mi trabajo por nada del mundo”, afirma en su página web. Reconoce que su vocación siempre fue ser maestra, que “¡amo a los niños” y que el mundo del títere “tampoco está mal, porque ¿qué puede ser más maravilloso que hacer soñar a los niños?”. Sus obras o “historias encantadas” se representan en euskera y francés y se pueden contratar para la celebración de cumpleaños, actividades escolares o de otro tipo.

A comienzos de 1989 a Cerlo y ‘Ternera’ la policía los detuvo cuando escapaban en una motocicleta tras reunirse con el abogado Txema Montero cerca de Bayona. Agnes ha sido uno de los rastros que la policía ha perseguido durante años para intentar localizar a Urrutikoetxea. En otras dos ocasiones fue detenida. El 16 de julio de 2013 fue arrestada en Durban sur Arize, en el departamento de Ariège. En aquella ocasión ‘Ternera’ logró eludir el operativo policial. Sobre ella no pesaba ninguna orden de arresto y quedó en libertad. Muchos de los movimientos de Agnes, según revelaría la policía, fueron difíciles de detectar. Ella se sabía vigilada y procuraba evitar los teléfonos móviles, llamaba con tarjetas prepago y se desplazaba en autostop.

Para entonces ETA ya había anunciado el cese de su actividad terrorista. Aquel año Urrutikoetxea ejerció como portavoz de ETA en las negociaciones con los llamados verificadores internacionales’. Noruega terminó expulsando a los representantes de la banda, Urrutikoetxea, David Plá e Iratxe Sorzabal.

La voz del final de ETA

Los años pasaban y ETA, pese a no matar, no anunciaba su disolución. El exjefe de ETA seguía huido y su detención era aún el principal objetivo de la Policía. Para ello, el rastro de Agnes, la sombra de ‘Ternera’ durante décadas, seguía siendo vital. El 30 de junio de 2017 Agnes denunció en los juzgados de Bayona haber localizado un sistema de geolocalización en los bajos de su coche. Hacía menos de un mes que la Justicia gala había condenado a 8 años de prisión en rebeldía -juicio sin su presencia por encontrarse huido- a Urrutikoetxea por asociación de malhechores con fines terroristas.

La investigación sobre el lugar en el que se escondía ‘Ternera’ los últimos años previos a su detención en mayo de 2019 le situaban en Durban sur Arize, al menos entre 2006 y 2013. Allí vivió en la casa de un médico amigo suyo. Enfermo y oculto bajo una identidad falsa, 'Daniel Martín, profesor universitario'. En 2011 la izquierda abertzale le contactó para negociar el proceso final de ETA, banda de la que aseguró ante la justicia francesa que se había desligado en 2006.

El 3 de mayo de 2018 ‘Josu Ternera’ fue el encargado de leer el comunicado final de ETA en el que la banda anunciaba su disolución. Aún faltaba un año hasta que fue detenido tras 17 años fugado.

Ahora ‘Ternera’ afronta un largo proceso de causas pendientes. La más grave pretendía juzgarle por un delito de lesa humanidad por su responsabilidad al frente de ETA durante tantos años de acoso al conjunto de la sociedad vasca. La causa ha sido desestimada. La repetición de los juicios en los que fue condenado en rebeldía, y sus posteriores recursos y posibles cumplimientos de condena en Francia, no hace presagiar que la extradición y entrega de Urrutikoetxea a la Justicia francesa esté cerca. La previsión inicial de juzgarle por el atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza de 1987 a comienzos del próximo año ya ha quedado superada.